COMENTARIOS VERANIEGOS VI
Siguiendo con
nuestro repaso a las cuestiones que hacen diferente esta época estival es
necesario señalar otro elemento característico que sufre mutaciones respecto al
resto del año. El periódico.
El periódico en
verano es el catálogo de viajes, hoteles y apartamentos que incluye noticias en
alguna página o parte de ella. Al contrario que nuestro cuerpo los periódicos logran
un inusitado éxito en su particular
operación bikini y adelgazan palpablemente durante esta época, de hecho sin las
páginas dedicadas a la publicidad probablemente cabría toda la información que
incluyen estos días en la portada. Si usas la prensa para leer algo cuando vas
al excusado (que estoy muy fino), has de tener cuidado y salvo que resuelvas
tus evacuaciones con una ligereza fuera de lo común, más te vale ser prevenido,
a poco que tengas algún atasquillo te conviene llevarte 4 periódicos de tirada
nacional con sus respectivos suplementos dominicales, dos periódicos deportivos
y la prensa local. Con eso a duras penas tendrás lectura suficiente mientras te
alivias, pero al menos darás la impresión de ser un cagón culto. En caso
contrario, si te llevas sólo un paupérrimo diario corres el riesgo de que te
sobre tiempo para releerte dos veces hasta los anuncios por palabras y
encontrar de manera sorpresiva que la razón del bienestar económico de tus
vecinos: “Casada madurita muy sexy. Mi marido está dormido. Yo tengo otro tipo de sueño. Completo
90 Euros”.
Hay que comentar
que en verano las noticias duran mucho tiempo. Lo que en otros momentos del año
es un visto y no visto ocupa durante semanas gran parte del noticiero. De hecho,
se produce un inesperado elemento dentro de las conversaciones. Cuando durante el
resto del año es habitual el dialogo : “¿te has enterado de lo de…?” (sea lo
que sea) “Ni idea ¿y eso cuando ha pasado?”. Que es imposible estar al día, que
digo al día al minuto, porque lo que sucedió hace un par de horas es noticia
vieja y ya ha sido sustituida por otras tres o cuatro de igual o mayor calado.
En verano la conversación muta: “Anda que lo de…. (sea lo que sea), pues no le
están dando bombo ni na”. “Si, a mi ya es que me aburre, no informan de otra
cosa”…Vale lo de “informan” tampoco es habitual en nuestro vocabulario, tal vez
porque hayamos asumido que los periódicos no son realmente una fuente de “información”
sino de otra cosa que aun no nos atrevemos a denominar. Así un conflicto bélico
o casi que en otros días del año es un momento de cierta tensión se convierte
en el periodo estival en un conflicto que amenaza la paz mundial. El corrupto o
prevaricador despachado en un par de artículos en invierno si tiene la mala
pata de ser descubierto en agosto, por ejemplo, tiene garantizados al menos 15
días de titulares. Y si es un tema deportivo (quiero decir futbolero, el resto
ni en verano ni en invierno tiene interés para los que “informan”) apaga y vámonos,
porque el fichaje del verano se convierte en la telenovela “Amarte así,
frijolito” y en algunos casos deben numerar los capítulos e incluir un resumen
de lo publicado para que no nos perdamos
y recordemos que el padre del jugador se reunió con el manager general y no lo
confundamos con que la hermana del futbolista estuvo buscando casa en la ciudad
del club rival.
Otro de los
grandes momentos informativos se produce con motivo de un desgraciado óbito de
algún personaje más o menos popular. Tristemente si te vas a morir y eres
famoso es mejor para el tema de las alabanzas que te mueras en verano, así
adquieres casi carácter de leyenda, mito y durante días se comenta tu buen
hacer, tus incomparables anécdotas y por supuesto tu proverbial bonhomía,
aunque seas mujer. Si además tu fallecimiento se produce en circunstancias aún
no aclaradas, el morbo añade sustancia a la noticia y alarga indefinidamente (hasta
Septiembre al menos) tu ración de titulares.
¿Por qué sucede
esto? La respuesta es sencilla, porque en verano los periódicos se nutren de
noticias que cubren los becarios y estos pobres inexpertos aun desconocen los
tiempos periodísticos y están acostumbrados a alargar sine die sus ridículos
emolumentos y actúan de igual forma con los sucesos. Lo importante es llegar a
final de mes que eso le costaba hasta a Esperanza Aguirre, la pobre. Aunque
algunos tienen dificultades en dar de sí o estirar algo tan pequeño. Y no
sé porqué creéis que hablo de mi.
Mención aparte
merecen los articulistas, que las firmas consagradas se toman unos días de
merecido descanso y son sustituidos por sesudos desconocidos que probablemente
digan más y mejor que autores de reconocido prestigio que abundan el resto del
año, pero desgraciadamente suelen tonarse en serio las cosas que dicen y en sus
análisis se refleja esta seriedad lo que no corresponde con la lectura frugal
que aporta el resto del diario y causa desconcierto y estupor en el lector. Por
este motivo se da el caso de que algunos periódicos encarguen a uno de sus
expertos articulistas invernales la confección de una serie de artículos ligeros
que el autor aprovecha para aligerar aun más y lo convierte en un conjunto de digresiones
festivas sobre temas fútiles.
De hecho, estos
comentarios veraniegos son un buen ejemplo de este tipo de mala praxis. No obstante
mañana volveremos que para eso me pagan…¿me pagan?.
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