COMENTARIOS VERANIEGOS IV
Escogí un mal día
para comentar otro de los curiosos comportamientos del verano, el bebercio. Mal
día porque ayer mismo probé en mis propias carnes algunos de los desfases
comentables y ahora estoy pagando las consecuencias.
Ocurre que
durante el verano y con la excusa de el calor debemos restituir líquidos con
más frecuencia que en otras épocas del año y algunos nos empeñamos en cambiar
el prefijo y en vez de “restituir” decidimos “sustituir” y en vez del agua que
precisa nuestro organismo le aportamos otros compuestos líquidos menos sanos
pero infinitamente más disfrutables.
La bebida que los
españoles prefieren, o al menos así lo dicen las estadísticas, es la cerveza.
Es habitual tomarla durante todo el año, pero en estas épocas estivales en las
que todo se magnifica como si estuvieras en un reality show, la cervecita del
invierno nos parece poca cosa y no dudamos en pedir la jarra grande y fría, con
lo que nos echamos pal cuerpo medio litro de rubia, que a poco que llegues con
sed y comas un par de tapas se te acaba y repites y así terminas como un
hooligan inglés habiéndote largado un litro de cerveza sin despeinarte y ya con
medio colocón. Pero como esto del alcohol te envalentona, y pedirte una tercera
suena a vicioso, aprovechas que retiran los platos para soltar esa frase tan
española de : “yo ya me paso directamente a la copa”. Y ahí te enganchas al
cubata. Porque por muy finos que nos pongamos actualmente y por mucho pijoterio
que se ponga a la hora de pedir o servir una copa, los españoles lo que nos
tomamos es un cubata. Llámalo Gin Tonic con Hendrikcs, Fever Tree y ensalada de
lechuga y tomate (que la sofisticación de este combinado ya no sabes dónde va a
parar), llámalo un Habana 7 con Cola zero o Four Roses en copa balón con zumo
de lima, sea lo que sea lo que tomes y lo complicado que te haya resultado
pedirlo o aun prepararlo, al incorporarse una nueva persona al grupo siempre dirá:
“Andá, pero si ya estáis con los cubatas”
Y eso es un día
normal, un día en el que no tenías previsto cometer excesos, los días que te
juntas con gente y ya pareces predestinado a la ingesta tenemos que señalar a
los grandes tapados del verano, y lo de tapado lo digo por traicioneros. Son el
tinto de verano y la sangría (que ya comentamos que era la habitual compañera
de la barbacoa). Y traicionan porque van con hielito, no tienen alta graduación
y entran como un dátil en el chichi de una pornostar, suave, suave. Y lo de que
no tienen alta graduación es un espejismo que se demuestra cuando llevas unos
cuantos vasos ya disfrutados y comienza a entrarte el sopor y la dormidina. Solución,
como siempre, empezar con los cubatas.
Y hay que
comentar también que en el verano nos da por tomar también otra serie de
bebidas que no componen nuestro orden natural, pero que del mismo modo que
florecen en esta época los anuncios de hoteles y apartamentos tirados de precio
cuando ya pagaste el tuyo al doble, aparecen de forma mágica los cocteles veraniegos
y mojitos, daikiris, caipirinhas, piñas
coladas, capiroskas y otros dulces combinados se suman al desmesurado trasiego.
Porque aunque no te agraden en demasía ese tipo de bebidas, basta que alguien
de tu grupo pida uno para que se produzca de inmediato un efecto contagio y nos
lancemos al ritmo caribeño como en una conga, todos a una. Porque por mucho que
intentemos defender nuestra individualidad y alardeemos de no ser unos simples
y hacer lo que hace todo el mundo, no somos capaces de evitar repetir acciones
que aunque ridículas se empeñan en generalizarse en nuestra especie. Y es que,
seamos sinceros, que levante el dedo quien habiendo pasado por Pisa ha sido
capaz de sustraerse al imperativo deseo de hacerse la fotografía-efecto óptico
en la que aparecemos sujetando la famosa torre inclinada.
He de reconocer
que yo no pude evitarlo, de la misma forma que no pude evitar ayer hacer un
extenso repaso a varias de las bebidas mencionadas en el comentario y así estoy
hoy, que si me vuelvo a hacer la foto más parecería que es la Torre de Pisa la
que me está sujetando a mí.
Pero no es que yo
beba mucho, es que me estaba documentando.
Comentarios