GUS MORNINS 7/4/20
“Soy
un actor parecido a Spencer Tracy. Sigo sus ideas. Llega puntual, apréndete los
diálogos, colócate en las marcas y dí la verdad. Casi todos los actores
intentan hacer algo que parezca que es difícil. Yo no creo que actuar sea
difícil si te dejas a ti mismo fuera del plató y haces lo que el guionista
escribió para ti” James Garner
Vamos a homenajear a
este estupendo actor que, quizá, nunca fue una estrella, pero era uno de esos
intérpretes que lo hacía fácil, sin acudir a efectismos de ninguna clase.
Actuaba con sencillez y era tremendamente eficaz. Ahí quedan unos cuantos
papeles que lo atestiguan y que dan fe de que James Garner lo hacía muy bien.
James Garner nació en
Oklahoma, tal día como hoy hace 92 años, hijo de un montador de moquetas. Era
un pésimo estudiante, así que para ganarse la vida, se enroló en la marina
mercante con dieciséis añitos. El caso es que la Guerra de Corea le pilló de
lleno y fue reclutado para combatir en la Marina. No os lo perdáis. Recibió el
Corazón Púrpura, máxima condecoración militar de los Estados Unidos, por sus
actos heroicos. Cuando fue licenciado, se mudó a Nueva York y se halló sin
trabajo. Por mediación de un amigo, sabiendo que el uniforme de la marina le
sentaba que ni pintado, le proporcionó un pequeñísimo papel en las
representaciones de Broadway de la obra de Herman Wouk El motín del Caine. Con el tiempo, James Garner, llevado por su
natural apostura, comenzó a ser considerado como suplente de algunos de los
papeles principales y actuó esporádicamente cuando los titulares no podían
hacerlo por enfermedad o por atender a otros compromisos. La Warner Brothers se
fijó en él y le hizo un contrato después de hacer un par de anuncios
publicitarios. Garner sabía mirar a la cámara y caer bien. No todo el mundo
sabía hacer eso.
Intervino en un par de
películas para la Warner, pero lo que verdaderamente supuso el salto a la fama
de James Garner fue el hecho de optar al papel de Brett Maverick en la serie Maverick. Concebida, en principio, como
una serie que hablaba de dos hermanos que seguían caminos diferentes (el otro
se llamaba Bart Maverick y lo interpretaba Jack Kelly), la popularidad de
Garner fue tal que se despidió a Kelly y Garner se quedó como dueño absoluto de
la serie. Después de pedir un aumento de sueldo tras tres temporadas como una
de las más populares series de televisión, se canceló del todo. La productora
no podía pagar esa cantidad y no había otro que pudiera sustituirle, así que
Garner, siendo ya un rostro famoso, se ofreció al cine y empezó una carrera
extraordinaria.
Su primera piedra de
toque fue una excelente película bélica, Infierno
bajo las aguas, en la piel de un submarinista experimentado que debe llevar
a cabo una peligrosa misión infiltrándose entre los japoneses con ayuda de todo
un submarino capitaneado por Edmond O´Brien. Al año siguiente, Wyler no duda en
llamarle para que sea el tercero en discordia de esa maravilla que es La calumnia, al lado de Audrey Hepburn y
Shirley McLaine. En 1963, uno de sus grandes éxitos, es el famoso “proveedor”
de La gran evasión en donde comenzó
su pasión por la velocidad y su amistad con Steve McQueen, sólo rota cuando
McQueen le pidió, por favor, que le cediera el papel que Garner había
conseguido en Grand Prix, quizá una
de las mejores películas que se hayan hecho nunca sobre el mundo de la Fórmula
1. Al negarse Garner, McQueen estuvo sin dirigirle la palabra durante cuatro
años a pesar de que, incluso, eran vecinos.
Buenas películas hizo
Garner en esa década, como 36 horas,
una original película sobre la Segunda Guerra Mundial al lado de Eva Marie
Saint que sólo se resiente de un montaje confuso, o la estupenda La hora de las pistolas, al lado de
Jason Robards y Robert Ryan en la que se empieza con el mítico duelo de O.K.
Corral (recreado con bastante fidelidad) y se sigue con todas las consecuencias
y persecuciones que tuvo que soportar Wyatt Earp por parte de los Clanton.
Interpreta a Philip
Marlowe en una apreciable versión de La
hermana pequeña, con el título de Marlowe,
un detective muy privado. Y, cuando parecía que, a principios de los
setenta, iba a declinar su estrella, Garner tuvo mucho ojo aceptando el papel
principal de la serie Los casos de
Rockford, interpretando también a un detective privado algo particular que
se mantuvo en antena durante seis temporadas. Eso le dio un nuevo impulso a su
carrera y estuvo divertidísimo en Victor
o Victoria, de Blake Edwards, o en una pequeña y encantadora película que
le proporcionó su primera nominación al Oscar, El romance de Murphy, al lado de Sally Field. Volvió a interpretar
a Wyatt Earp en la divertida Asesinato en
Beverly Hills, también con Blake Edwards y al lado de Bruce Willis, regresó
a su serie favorita, Maverick, a
través de la versión para cine que protagonizaron Mel Gibson y Jodie Foster
(hay que reconocer que la película era muy divertida), y realizó tres papeles
de dulce. El antiguo policía y guarda de seguridad de unos estudios de cine en
el extraño caso que se plantea en la estupenda Al caer el sol, de Robert Benton, con un par de escenas memorables
al lado de Paul Newman (otro de sus grandes amigos), el cuarto lado de esa
reunión de amigos que resultó ser Space
Cowboys junto a Clint Eastwood, Donald Sutherland y Tommy Lee Jones, y el
enamorado y paciente visitante de una mujer aquejada de Alzheimer en la
maravillosa El diario de Noa, tierna
reunión con la gran Gena Rowlands.
Seis años después, a la
edad ochenta y dos años, James Garner fallecía de un infarto agudo de
miocardio. Y con él se nos iba una cierta forma de tranquilidad en el cine que
muy pocos han sabido dar.
Los que le conocen bien
dicen que era un poco como los propios personajes que interpretaba: honesto,
sabio, muy modesto, escéptico, y muy masculino.
En el año 2000 se
sometió a una operación en la que le tuvieron que poner dos rótulas mécanicas
en las rodillas. Las tenía muy mal.
En 1988 comenzaron sus
problemas de corazón. Tuvo que someterse a un quíntuple by-pass.
Consideraba que
aprendió más haciendo el papel pequeño que le correspondía en El motín del Caine que en el resto de su
carrera, porque eso le dio la oportunidad de escuchar a los demás actores y
copiar sus técnicas.
Se casó con su mujer,
Lois Clarke, catorce días después de conocerla en un mitin en apoyo al
candidato demócrata a la presidencia, Adlai Stevenson. Él dijo que para qué
había que esperar más. “La invité a cenar
todos y cada uno de los catorce días. No tenía más dinero ¿qué otra cosa podía
hacer?”.
La serie Los casos de Rockford no iba a terminar
en su sexta temporada, pero se le declaró una úlcera sangrante y comunicó a los
responsables de la serie que no iba a poder con ese ritmo de trabajo. La serie
se canceló.
Fue un defensor a
ultranza de los derechos civiles en los años sesenta.
De todas las películas
que hizo, la que prefería fue La
americanización de Emily, de Arthur Hiller, al lado de Julie Andrews.
Realizó una serie de
anuncios para las cámaras Polaroid a finales de los setenta al lado de Mariette
Hartley. Ambos interpretaban en cada anuncio a un matrimonio que trataba de
sacar fotos de las cosas más extravagantes. Irradiaban una química inusual
hasta el punto de que gran parte de la audiencia creyó que eran marido y mujer
realmente. Mariette Hartley salió en un anuncio con una camiseta que decía “Yo no soy la mujer de James Garner” y
las ventas de Polaroid cayeron en picado.
John Wayne decía que
James Garner era el mejor actor que había en Estados Unidos.
Corrió en tres
ocasiones las 500 millas de Indianápolis.
Sus aficiones eran el
golf, pasar tiempo con su familia, las carreras, defender causas liberales, el
activismo político y pasar horas viendo deportes por televisión.
Era propietario de un
viñedo que embotellaba un estupendo vino llamado Chateaux Jimbeaux.
Tenía dos grandes
amigos para irse con ellos a jugar al golf. Eran James Woods y Bill Bixby.
Era un fumador
empedernido hasta que le realizaron la operación del quíntuple by-pass.
Su matrimonio con Lois
Clarke duró hasta el fallecimiento de él. Decía que el secreto estaba en decir
siempre “sí, cariño”.
Durante el rodaje de Grand Prix comprobó con amargura que era
demasiado alto para poder pilotar en la Fórmula 1. Los coches que condujo en la
película hubo que adaptarlos porque hay que tener unas medidas determinadas
para entrar en el aposento del piloto.
Desde el momento en que
se casó con Lois, ambos vivieron siempre en la misma casa. Al lado de Steve
McQueen y, posteriormente, de Arnold Schwarzenegger.
Se separó dos veces de
Lois. En ambas ocasiones fue porque ella consideraba que él no se cuidaba lo
suficiente.
Curiosamente, a pesar
de su profesión, era un hombre extremadamente reservado al que no le gustaba
que le fotografiasen en público.
Como vídeo os dejo un
sketch que hizo con Carol Burnett…la despedida menos romántica de unos amantes
imposibles. Es muy divertido.
Y como mosaico, aquí os
lo dejo, en su mejor época, al lado de Steve McQueen y James Coburn.
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