GUS MORNINS, 23/04/20
La
pereza es la madre de todos los vicios, y como madre hay que respetarla
(Les
Luthiers)
Guuud
mornins, cinéfilos.
Y
feliz Día del Libro. Aunque definitivamente este va a ser un 23 de abril raro y
desde luego muy distinto a todos los que hayamos podido vivir anteriormente.
Pero ya se sabe que, como decía Marcos Mundstock y los suyos cualquier tiempo
pasado fue anterior.
La
cuarentena lo cambia todo. Podrá haber charlas, conferencias, presentaciones on
line. No podrá haber sin embargo firmas de libros ni contacto físico con
libreros o escritores. Y ya no será lo mismo. Antaño, uno aprovechaba también
el festivo en la Comunidad, San Jorge, santo patrón, para bajarse al paseo y
echar un vistazo a los puestos que habían colocado los libreros en su día
grande. Lo más probable era que el tiempo primaveral acompañase y redondease la
jornada. En un solo día, este, se vendía más que en la semana larga que duraba
la inminente feria a celebrar en el mes siguiente; los libreros siempre se
quejaban de la coincidencia de fechas y batallaban por postergar la feria a
otro mes (eterno problema, a ver quién se atrevía a recolocar la cita en
octubre o noviembre con este puñetero cierzo). Sea como fuere, el día era
propicio para los bibliófilos y los lectores.
Yo no sé vosotros, pero esta cuarentena me está pillando un poco
perezoso con la lectura; lo curioso es que consultando con amigos he comprobado
que a ellos les pasa algo parecido. En cualquier caso, la primera visita que
haré cuando termine este confinamiento será al peluquero y las siguientes a mi
librero y a mi bibliotecaria.
Malos
tiempos para la lírica son estos. Ayer además nos dejaba Marcos Mundstock uno
de los fundadores de los míticos Luthiers que tomaron su nombre de aquellos
artistas que antaño reparaban instrumentos musicales de cuerda, y que en un
principio formaban parte del gremio de los ebanistas y los carpinteros. Al
igual que sus compañeros, Mundtock era un lutier de la palabra, la retorcía y
la transformaba en humor utilizando como herramientas el ingenio y la ironía. Es el tercero de los miembros originales de
la formación que se nos va después de Gerardo Masana y Daniel Rabinovich. Presentaron un montón de espectáculos en la Heroica e Inmortal, y más de una vez intenté ir a verlos, pero las colas que se montaban para adquirir sus entradas eran kilométricas, y ya una vez en la era telemática estás se agotaban en cuestión de pocas horas.
A
Mundstock le recordaremos además por sus películas, siempre brillantes. Así se
puede calificar su aparición en No sos vos, soy yo, en un par de hilarantes
escenas como el psiquiatra de Diego Peretti. Más recientemente, pudimos
disfrutar de su presencia en la última de Juanjo Campanella, un inteligente cruce
entre el cine de Joe Mankiewicz con el Billy Wilder de Sunset Boulevard. Ayer
se apagó su luz, justo en unos tiempos en los que más necesitamos del humor.
Que no nos falle la sonrisa en estos días oscuros.
Comentarios
Un recuerdo para los que se han ido y un beso al aire para vosotros
low
Mundstock además me parecía un genio del uso del lenguaje y los juegos de palabras (a mi esas cosas me apasionan).
En cuanto a lo de la lectura y los libros completamente de acuerdo. Yo soy un lector compulsivo que casi aprovecha cada ratito libre para enganchar el libro de turno y ahora llevo desde el inicio de la cuarentena sin coger ni el que tengo a punto de acabar, ni los que estoy deseando empezar. Me siento completamente incapaz de escapar del cautiverio con la lectura, ni me apetece ni logro la concentración necesaria.
Tal vez tenga sentido, la literatura es una forma de escapar de lo cotidiano y lo que ahora nos pasa es de todo menos cotidiano. Quizá el propio confinamiento esté convirtiendo nuestros días en rutinarios, pero la situación no deja de ser extraordinaria y así no es necesario descubrir nuevos mundos cuando estamos viviendo (ojala también construyendo) un mundo nuevo.
Yo también estoy deseando que acabe todo esto, por supuesto, y una parte de ese deseo es precisamente ese, volver a ver un libro y no poder evitar ojearlo, olerlo, escucharlo y finalmente leerlo y disfrutarlo.
De momento, vuestros guses son mi lectura favorita estos días, casi la única (además de los emails laborales y los wasaps más o menos cachondos)
Feliz día del libro y feliz el lugar al que haya llegado el bueno de Marcos.
Abrazos de Mastropiero