GUS MORNINS 14/11/17

“No es ninguna exageración afirmar que los componentes del grupo del Free Cinema cambiaron las maneras de sentir y pensar sobre el cine en Inglaterra, a cualquier nivel y durante unos cuantos años tremendamente inspirados, antes de que la flema británica los hundiera en la autocomplacencia y en el fariseísmo”   Tony Richardson

No tenía pelos en la lengua este tipo del que hoy se cumplen veintiséis años de su fallecimiento. Fue uno de los representantes más destacados del Free Cinema británico, una reacción lógica del cine al movimiento de los jóvenes airados literarios que, en ambos casos, tuvo como cabeza visible al dramaturgo John Osborne.
El Free Cinema buscaba acercarse a los seres anónimos de la sociedad británica, con un tipo de cine rodado con pequeños equipos, exiguos presupuestos, al margen de los estudios, con una cierta adoración por el jazz y con un aura de inconformismo social, crítico con la burguesía y la sociedad, muy amargos y muy irónicos, con un reflejo de la tristeza que les causaba la vida mecanizada, el aislamiento al que estaba condenado el ser humano (algo tremendamente actual) y con un estilo muy cercano al cine documental (todos ellos venían de realizar documentales) realizando cine de ficción con recursos expresivos muy libres. Salvando las distancias, algo así como la nouvelle vague inglesa aunque de posterior aparición y resultados de inferior repercusión.
Dentro del movimiento destacaron cineastas como el propio Tony Richardson, John Schlesinger, Lindsay Anderson (que realizó una imprescindible biografía de John Ford y que le dijo que era la primera vez que conocía a un director con nombre de mujer), Karel Reisz y Jack Clayton. Hay películas muy representativas de este movimiento (y algunas de ellas realmente buenas) como pueden ser Mirando hacia atrás con ira, de Tony Richardson, con Richard Burton en el papel protagonista de un hombre que trata de triunfar escribiendo y solo encuentra fealdad a su alrededor; Un lugar en la cumbre, de Jack Clayton, con Laurence Harvey y una espléndida Simone Signoret, la historia de un arribista que es capaz de hacer cualquier cosa hasta llegar a ese lugar en la cumbre que cree que le corresponde; Billy, el mentiroso, de John Schlesinger, con un enorme Tom Courtenay intentando evadirse a través de la imaginación y de la mentira de la sucia realidad que le ha tocado vivir; Sábado noche, domingo mañana, de Karel Reisz, la historia de un obrero que trabaja como un descosido en algo que no le gusta y solo espera el fin de semana para poder divertirse; Sabor a miel, de Tony Richardson, una mirada sobre una joven de diecisiete años que se queda embarazada de un negro y se va a vivir con un homosexual; La soledad del corredor de fondo, de Tony Richardson, o cómo un tipo que corre tanto delante de la policía consigue llegar a una forma de competición y goza de ciertos privilegios por ello en el reformatorio; El ingenuo salvaje, de Lindsay Anderson, con un potentísimo Richard Harris en la piel de un minero que sueña con jugar al rugby de forma profesional; o If, también de Lindsay Anderson, retrato de un rígido internado británico que ve cómo unos cuantos de sus alumnos inician una rebelión hasta el punto de hacer una matanza en los verdes e inmaculados prados de su patio central.
En cuanto a Tony Richardson, quizá el cineasta de más talento de todos ellos, habría que decir que se casó con la gran Vanessa Redgrave y tuvo dos hijas actrices con ellas, la malograda Natasha Richardson, que murió en un desgraciado accidente de esquí estando casada con Liam Neeson; y Joely Richardson. El director abandonó a su mujer porque se enamoró perdidamente de Jeanne Moreau, con la que quiso casarse pero ella nunca accedió. Hubo distanciamientos y reconciliaciones, incluso Jeanne, entre medias, se casó con el director americano William Friedkin, pero la mujer que estuvo al lado de Tony Richardson cuando él falleció en 1991, fue ella.
Además de las citadas, habría que mencionar otras películas estupendas que realizó Tony Richardson. Ahí están El animador, basada en una obra de teatro que John Osborne escribió para Laurence Olivier a pesar de que éste despreciaba a los jóvenes airados, pero que le valió a Larry una nominación al Oscar al mejor actor; o, quizá su mayor éxito, Tom Jones, que no es una biografía del famoso Tigre de Gales, sino un divertido y audaz retrato de la picaresca británica en pleno siglo XVIII con un enorme Albert Finney de protagonista. Por esta película, Tony Richardson recibió el Oscar al mejor director de 1963 y la película ganó el premio a la mejor producción del año contra todo pronóstico. La última carga, versión de La carga de la brigada ligera, de Michael Curtiz, cambiando a David Hemmings por Errol Flynn y con una mirada muchísimo más pesimista. Tanto es así que esta película le costó a Richardson su amistad con John Osborne, autor del guión, porque éste opinaba que cargaba demasiado las tintas al retratar a la oficialidad británica de auténticos cobardes facinerosos que no dudaban en pagar sus victorias al precio de cualquier sangre. Su última película fue Las cosas que nunca mueren, que reportó un Oscar a la mejor actriz a Jessica Lange y que, incomprensiblemente, fue enlatada durante tres años desde su realización, lo que hizo que Richardson no la pudiera ver estrenada.
En su lecho de muerte, en 1991, Tony Richardson reveló su identidad bisexual para sorpresa de sus allegados y conocidos que nunca llegaron a sospechar nada.
Aquí os dejo una secuencia de La soledad del corredor de fondo en la que se puede apreciar muy bien cómo dirigía Richardson las secuencias que le interesaban. En ella podemos apreciar a actores de la talla de Tom Courtenay, James Fox o Michael Redgrave.



Y como mosaico aquí le tenéis en los años felices junto a Vanessa Redgrave. El tipo tendría todo el talento del mundo, pero qué feo era…




Comentarios

dexterzgz ha dicho que…
Gran gus, Bardés, el dedicado a la mal llamada "nouvelle vague" inglesa. Mal llamada porque el movimiento como tal nace antes de las primeras películas de Malle o Truffaut ("Un lugar en la cumbre" es del 59 si mal no recuerdo). En cualquier caso, dos movimientos que confluyen en tiempo y en métodos, si bien pienso que las películas de los jóvenes airados han envejecido peor, bastante peor que las de sus homólogos galos. Tal vez porque los británicos apostaban por ideas más vanguardistas y coyunturales que con el tiempo se han quedado obsoletas. Hace poco vi la famosa "If" y me costó horrores terminarla; la icónica "El knack y cómo conseguirlo" de Lester -¿aceptamos pulpo como animal acuático?- hoy sólo puede despertar curiosidad como reliquia de museo. Y las películas de los Beatles como una gamberrada bizarra y deliciosa

Y aún así hay maravillas como la citada "Un lugar en la cumbre" , "La soledad del corredor de fondo" o esa joya de la corona del movimiento que es "Sábado noche, domingo mañana", para mí una señora obra maestra.

Abrazos airados
CARPET_WALLY ha dicho que…
Pues estoy muy de acuerdo, el gus es muy grande porque nos trae alguno de esos nombres que no son muy mencionados en la historia del cine pero que merecen un capítulo al menos. Y si no individualizados, para el caso de Richardson, si como grupo que prometió y ofreció algo distinto aunque luego terminaran un poco menos idealistas.

De Reisz recuerdo especialmente "Isadora" que vi hace 5.000 millones de años y que me atrapó gracias fundamentalmente a la Redgrave, también como no "la mujer del teniente francés" con una inmensa Meryl. A Schlesinger siempre le tendremos en cunta por su "Cowboy de medianoche", una película que a mi me dice bastante poco y que creo que ha envejecido bastante mal, pero también por "Marathon Man" y ese temible dentista, con todo creo que ha sido de los nombrados el que más se dejó vencer por lo comercial, "De repente un extraño" es una película muy de su momento aunque quizá sea de las mejores de las de: un extraño entra en tu vida y todo va bien hasta que resulta ser un psicópata. Pero no olvidemos que también dirigió la penúltima de Madonna, "Algo casi perfecto" con Ruppert Everett. En cuanto a Clayton, creo que sólo he visto suya "El gran Gatsby" con Redford y Mia Farrow (y para mi es bastante mejor que la versión de Lhurman con Di Caprio.

De Richardson, a mi me gustó mucho "La última carga" que también vi hace la torta de años y que era mucho menos heroica de lo que se suponía. Y también recuerdo (casi entre brumas, as cosas como son) "Ned kelly" con Mick Jagger haciendo de bandolero australiano.

Mola que traigas a Tony y nos mueva al repaso y a aprender.

Abrazos ¿jovenes?
INDI ha dicho que…
con los guses de Bardés me pasan 2 cosas. Primera, que me encantan, por todo lo que de ellos se aprende, y por lo bien que escribe el jodío. Y dos, que me doy cuenta de lo poco que se de cine, comparando con monstruos como vosotros.

Abrazos de admiración

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