GUS MORNINS 28/11/17
“El
sexo alivia la tensión que causa el amor”
Woody Allen en “La comedia sexual de una
noche de verano”
Siguiendo las
instrucciones del gusero jefe, me complace recrearme en esta película que nunca
es de las más mencionadas dentro del universo del director que nos ocupa. Es
una joya inclasificable en su filmografía, más que nada porque el intento del
creador fue, casi, casi, hacer una recreación de lo que sería una comedia
dirigida por Ingmar Bergman. Y consigue que sea divertida y que tenga muchas de
las constantes del director sueco y, por ende, del americano. Es mágica de ver
con la fotografía de Gordon Willis (posiblemente el mejor director de
fotografía de la historia del cine), es maravillosa de disfrutar porque, además
de la dirección e interpretación de Woody Allen también se hallan por allí Mia
Farrow (en su primera colaboración con Allen), José Ferrer, Tony Roberts, Julie
Hagerty y una fantástica Mary Steenburgen. Es divertida de paladear porque
tiene frases ingeniosas colocadas en medio de una comedia existencialista en la
que intenta contraponer al sexo con el amor para acabar en un imposible
maridaje perfectamente compatible. Y es bonita de escuchar porque Allen rellenó
toda la película con la partitura de Mendehlsson y de su Sueño de una noche de verano. Esto también llevó a creer que lo que
pretendía Allen era recrear el universo de Shakespeare, cosa que no es del todo
cierta aunque sí coge algunos elementos mágicos de la obra del bardo, sino que
su modelo era Ingmar Bergman y su película Sonrisas
de una noche de verano.
El argumento se
centraba en una reunión de fin de semana en la residencia del inventor Andrew
Hobbs y su mujer Adrian. A ella acuden el doctor Maxwell Jordan, su enfermera
Dulcy, el renombrado filósofo Leopold Sturgis y su novia del momento, Ariel,
con la que se va a casar. Durante ese fin de semana se suceden los equívocos,
los enredos y las cuitas de tipo emocional, intelectual y, por supuesto,
sexual. La película fue recibida con tibieza por parte de esos impresentables
críticos que pueblan esos mundos de Dios y permanece bastante olvidada dentro
de la filmografía del gran maestro neoyorquino, pero a mí siempre me gustó, me
gusta recordarla de vez en cuando y me gusta imaginarme allí, en medio del
campo, rodeado de mariposas y de heno, de puertas que se abren y se cierran, de
momentos de sexo loco encima de la mesa de la cocina y de confidencias a media
voz en las que se desgranan las inquietudes e inseguridades que siempre nos han
acosado a todos…pero siempre con una sonrisa, casi riéndose de todas ellas. Nada
fácil el intento.
Habría que decir, como
anécdotas propias del rodaje, que durante el mismo se presentó allí sin
desmaquillar Dustin Hoffman vestido tal y como aparece en Tootsie pues al lado se estaban rodando las secuencias del fin de
semana en el campo que pasa Dorothy al lado de Jessica Lange y de Charles
Durning. José Ferrer no le reconoció en ningún momento y Hoffman aprovechó la
circunstancia para ligar con él. Hoffman acabó muy frustrado. Ferrer le rechazó
sin caer en ningún momento que esa mujer era Dustin Hoffman.
El papel que desempeñó
Mia Farrow lo iba a hacer Diane Keaton pero, después de que Diane se enrollara
con Warren Beatty en Rojos, Allen
prefirió sustituirla por su nuevo ligue. Lo cual llevó a no pocos problemas, no
por Diane que aceptó sumisamente el cambio, sino por Mia que, al ser su primer
trabajo con Woody Allen, estuvo permanentemente creyendo que su labor no estaba
a la altura de lo que esperaba Woody. De hecho, cuando el director dio el
último golpe de manivela se dirigió a él y le dijo: “Siento haberte decepcionado. No he sabido dar lo mejor, pero me
gustaría mucho seguir trabajando contigo…tal vez como tu ayudante de dirección”.
Woody la miró a los ojos y contestó: “Trabajar
de ayudante de dirección es muy duro… ¿lo sabías?”. Más tarde, Woody
confesó que no tuvo ningún reparo que objetar a la interpretación de Mia y que
le parece, además, uno de sus mejores trabajos.
Ésta fue la primera
película que Woody rodaba para Orion Pictures pero no era la que tenía
previsto. Él quería rodar primero Zelig,
pero la producción sufrió un retraso de carácter técnico. Orion urgió a Woody
porque quería sacar una película de él en el menor plazo posible así que Woody
se sentó en su despacho y en dos semanas escribió el guión de La comedia sexual de una noche de verano.
Woody lamentó que la
crítica se cebara con esta película. Incluso Richard Schickel, uno de los
críticos que habían encumbrado Manhattan
y Annie Hall dijo que “es la única película totalmente trivial que
ha realizado Woody Allen”. Sin embargo, Allen declaró que sabía que no era
una obra maestra, pero que quería trasladar algo del universo de Bergman con
una sonrisa y que creía que lo había conseguido.
El caso es que la
película es una celebración del amor libre (ni que decir tiene que los
triángulos y rectángulos amorosos se suceden) y de la trascendencia que tiene
en unos personajes que no lo tienen, ni lo saben ver a pesar de que lo tienen
delante mismo de sus narices.
Aquí os dejo una
selección de los acercamientos que realiza José Ferrer hacia la enfermera Julie
Hagerty. Atentos a los diálogos, son buenísimos.
Y como mosaico, os dejo
el poster. No podía ser de otra manera.
Comentarios
No conocía la anécdota de Dustín. Sí que sabía que cuando Woody le llamó para trabajar con él este le dio calabazas por problemas de agenda. Lo que pasa es que al gafapasta le sentó tan mal que no le ha vuelto a llamar más. Buena película de una de las mejores épocas de Woody, ahí está emparedada entre "Zelig" y "Broadway Danny Rose".
Abrazos voladores
He de reconocer que yo no la he visto y también, ignorante de mi, siempre pensé que era una recreación de la famosa obra de Shakespeare. Ahora conociendo lo que cuentas mi interés se ha disparado e intentaré recuperarla de alguna plataforma aunque me temo que estará tan olvidada como denostada por la crítica de la época.
Me encantan las comedias de puertas.
Abrazos equívocos.
Abrazos pensativos
Gran trabajo!!
Besos campestres.
Albanta