GUS MORNINS 12/3/19

“PÚBLICO DE MADRID: ¡Torero! ¡Torero!
AL JARREAU: What does torero´s mean?
ALGUIEN DEL PÚBLICO A PIE DE ESCENARIO: Torero is like a macho man, a conqueror, a hero, a big man…
AL JARREAU: Oh…yes…then, of course, I´m a torero…”
                                                                           Penúltimo concierto de Al Jarreau en Madrid, allá por el verano de 2003.
Hoy me vais a permitir que me desvíe un poco del cine y rinda homenaje a este cantante a través de mi vida. Su voz me ha acompañado siempre, en momentos buenos y momentos malos y forma parte de mí mismo igual que un brazo o una pierna. Siempre pensé que era el hombre con una orquesta en la garganta y creo que nadie ha cantado jazz como él. Puede que, en algunas ocasiones, se plegara a las exigencias del mercado y se desviara hacia el pop un poco más comercial (de hecho es el único artista que posee los Grammys a mejor artista de jazz, mejor artista de Rhythm and Blues y mejor artista pop), pero le vi en varias ocasiones en directo y no dejó de hacer gala de buen humor, muy simpático siempre con el público, dando lo mejor y trayendo una banda de primerísima categoría e, incluso, bailarines que, a su vez, hacían de coro. He tenido su voz en el coche desde que se pierde la memoria y muchas de sus canciones forman parte de la banda sonora de mi vida. Hoy, este cantante inigualable, hubiera cumplido los setenta y nueve años.
La primera vez que vi a Al Jarreau fue en el desaparecido Pabellón Deportivo del Real Madrid. Por supuesto, entre los amigos, yo era el rarito, ése al que le gustaba el jazz y me era muy difícil encontrar a alguien que me acompañara. Mar, la novia de mi amigo Jesús, dijo que ella me acompañaba, que no me preocupara. La relación con Mar había sido siempre muy extraña. Ella salía con Jesús y, en virtud de ese código tácito que circula entre algunos de nosotros, los hombres, no deseaba en absoluto entrometerme por en medio, pero ella no le hacía ascos al asunto y yo no hacía más que recular y recular. El caso es que el propio Jesús puso una cara bastante elocuente cuando ella me dijo que sí, que sacara la entrada que se venía. Y allá que fuimos, creo recordar que era un jueves y el año debía rondar el 1987, o sea, yo tenía veintiún añitos y ella, veinte. Para más delito, lo pasamos de fábula. El show que se trajo Al fue uno de esos conciertos que jamás he olvidado. Un escenario en varios niveles, con muchísima marcha, con sus mejores canciones y absolutamente genial, conectando con el público y haciendo que toda la platea se pusiera a bailar imitando los pasos de su coro. Incluso me acuerdo de que se me olvidó coger dinero, se lo comenté a mi amigo Marco y él me dio 2000 pesetas por si acaso. Por supuesto, al día siguiente, se las devolví.
El caso es que no, no pasó nada, que sé que estáis más en vilo por eso que por otra cosa. Fue un momento de conexión entre ella y yo y no pasó de ahí. En los meses siguientes, recordamos mucho ese concierto mientras Jesús, el pobre, ponía cara de circunstancias. Pero ahí se quedó todo.
La segunda vez vino en verano y debía ser al año siguiente, en 1988. El concierto se celebraba en la Plaza de Toros de Las Ventas y yo le volví a decir a Mar que si quería acompañarme, pero se negó en redondo porque habían cambiado mucho las cosas. Me explico. Yo no hice nada en ningún momento con ella, salvo un beso furtivo que ella me dio casi a escondidas, a traición y sin ninguna trascendencia y casi como consecuencia de que yo aquella noche empecé a hablar de la chica que realmente me gustaba, pero, algún supuesto “amigo” sí que fue con el cuento a Jesús a decirle que ella y yo habíamos trasteado más de lo debido. El resultado es que Jesús habló muy seriamente con ella y, en justa consecuencia, ella reculó del todo. Ya ni siquiera éramos amigos y el silencio imperaba. Así que, sin ofensa de por medio, me fui solo a ver a Al y me cogí una de las mejores entradas de la plaza.
El concierto fue peor, más soso que el anterior, más aburrido, pero aún así, Al supo regalar un par de instantes de los buenos. Lo recuerdo poco, probablemente ensombrecido por las sensaciones que había dejado el primer concierto, pero aún así, sigue en mi memoria ese Since I fell for you que me dejó bastante abierto en canal casi al final de la cita.
El siguiente ya fue el concierto al que me refiero con las frases del principio. Ahí ya sí convencí a mi amigo Marco para que nos acompañara a mi mujer y a mí. Él iba con Yolanda, su pareja de entonces y madre de su hija Alex. Lo pasamos de nuevo muy bien, Al estaba en plena forma a pesar de que ya comenzaba a estar mayor pero, aún así, hacía gala de una jovialidad extraordinaria y de unos movimientos ágiles para un hombre que ya, por entonces, tenía los 64 años (debía ser allá por el 2003, con nuestro retoño con algo más de un añito). Fue un concierto en el que deslumbró por su versión vocal del Concierto de Aranjuez, por otra del Take Five, de Dave Brubeck y porque él debió de sentirse muy a gusto con el público de Madrid, llegando a aceptar peticiones en las que cantó su gran éxito Let´s pretend, el hit por excelencia que estaba contenido dentro del disco que más consiguió vender, High crime.
La última vez fue muy, muy especial. También fue en verano, dentro de los Veranos de la Villa antes de que viniera Manuela Carmena a destrozarlos y a convertirlos en conciertos vecinales con grupos tan interesantes como Las Vulpes o Dinamita pa los pollos. El caso es que, ojo avizor como yo estaba siempre en esta materia, se anunció un concierto estelar de Al Jarreau junto al extraordinario guitarrista y vocalista George Benson. Me lancé a llamar a todo el que se me ocurrió y me planté en la cola de la FNAC para conseguir las entradas. Allí fueron mi amiga Mari Paz junto a su pareja de entonces y ahora, Manolo; mi amigo Arturo González-Campos, el de la parroquia del Monaguillo, y mi querido Marco con Yolanda. Disfrutamos de lo lindo y esos amigos se dieron cuenta de por qué me gustaban estos dos monstruos del jazz. El éxtasis vino cuando Al comenzó a entonar, acompañado de la guitarra de George, la canción Your song, de Elton John. En ese momento, hasta Mari Paz, que hasta ese momento no había pasado de una cierta adoración por el rock más cutre, se lanzó a mi cuello y me plantó un beso en la mejilla y me dio las gracias por convencerla. Fue una noche histórica y lo pasamos de auténtica leyenda. La noche se prolongó hasta altísimas horas porque después hubo cena, comentarios sobre las canciones (otro momento muy comentado fue cuando George Benson comenzó con el riff guitarrístico de su mejor canción, On Broadway, y Al salió de entre bambalinas para cantarla con él) y, tal vez (y no exagero) sea uno de esos últimos momentos de auténtica complicidad que he vivido con los amigos de siempre. Hoy apenas hablamos unos con otros. Los hijos han tirado mucho, las parejas y las sucesivas roturas, también. Sin embargo, cada vez que nos cruzamos por la calle, aún hay un abrazo cálido que siempre he imaginado bajo alguna melodía del gran Al Jarreau.
Os tengo que dejar un vídeo de Al y me es muy difícil escoger. Os dejo con una actuación en directo para la televisión alemana con motivo del concierto que ofreció en Hamburgo en 1976 y en la que canta Your song. Por supuesto, es una versión en jazz, no esperéis encontrar lo mismo que con Elton John. Y a mí siempre se me saltan las lágrimas cuando dice aquello de “I hope you don´t mind, I hope you don´t mind if I put down in words…how wonderful life is while you´re in the world”

Y como mosaico ahí os lo dejo. No sólo a través de los conciertos me ha dejado momentos imborrables, sino a través de sus canciones escuchadas en el coche, en casa, en casa de amigos o, incluso, alguna vez en la calle, como me pasó cuando visité Santiago de Compostela. Único e irrepetible.




                        

Comentarios

CARPET_WALLY ha dicho que…
Enorme.

Lejos de los prodigios de erudición a los que nos tienes acostumbrados y que nos iluminan y nos ilustran, has bajado a la tierra, te has puesto la etiqueta de emotivo y nos (me) has emocionado.

Hablar de sensaciones no es fácil, la piel erizada por los momentos mágicos no es fácil de transmitir, pero ahora sé como sientes al distinguir la voz de Al Jarreau. Porque la música no es sólo el momento de la escucha, es toda la historia vital que la acompaña. Uno puede tener una especial sintonia con algo que suene aunque no se trate de algo de calidad pero la vivencia que lleva adjunta es la que nos hace sentir.

No es el caso de lo que cuentas, la calidad está demostrada (impresionante vídeo, por cierto). Pero la cuestión es que se magnifica (sin sentido peyorativo) por la circunstancia personal a la que va asociado. Así entendemos mejor cada uno de esos conciertos que guardas en tu recuerdo. Y es una maravilla que dejes traslucir tu corazoncito. Impagable.

Y también es cierto que los conciertos en directo tienen una repercusión distinta en función de la compañía. Mi recuerdo del de los Rolling en el calderón es brutal aunque sólo iba acompañado de un amigo que tristemente falleció hace pocos años, no rea mi mejor amigo, ni la persona que hubiese elegido, pero el concierto fue tan brutal que aquello nos unió para siempre. Aunque no incrementó nuestra amistad creó con una complicidad especial que recuperábamos cada vez que sonaba una de los Rolling allá donde la escucháramos. Sin embargo, el único concierto que he visto de Génesis (mi grupo preferido) fue bastante decepcionante, el grupo no estuvo a mucho nivel, pero fui acompañado por mi pareja de entonces y un par de amigos más que no eran en absoluto genesianos y que no participaron de ningún momento especial, unos "setas" que colaboraron en no encender mi ánimo ni con una sola canción.

Un abrazo muy fuerte, Lobo, puedo decirte que guses así son una joya.

Por cierto, supongo que lo has visto, pero el programa de "Jazz entre amigos" dedicado a Jarreau y Mcferrin está disponible en la web de RTVE y es bastante impresionante:

http://www.rtve.es/alacarta/videos/jazz-entre-amigos/jazz-entre-amigos-jarreau-bobby-mcferrin-malabaristas-voz/4772538/
Anónimo ha dicho que…
Me gusta mucho el jazz, más ahora que de jovencita, pero reconozco no estar muy puesta en nombres de grupos o cantantes de esta disciplina. Sin embargo el nombre de All Jarreau ocupa un lugar importante en mi lista de música. Hace algunos años me lo descubrió un amigo, hasta en contonces no sabía quién era. Recuerdo que me regaló un Cd maravilloso que además tiene una versión muy especial de My favorit things, canción que pertenece a la banda sonora de Sonrisas y Lágrimas. Pero sobre todo me gusta Try a little tenderness, una maravilla de canción.

Qué bonito todo lo que cuentas y, sobre todo, cómo lo cuentas. Y es que no hay nada como sentir pasión por algo.

Besos

low
Anónimo ha dicho que…
Ay, se me ha olvidado decir que esa maravilla de versión de Your Song también está en mi Cd, vamos, todo un lujo.

low

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