GOOD MORNING 27-3-2019 POR ALBANTA


El teatro sobrevive a todo, protege y acoge,  Isabell Huppert

GUSMORNI CINÉFILOS

No todo va a ser cine, también hay otras disciplinas que nos hacen crecer y mejorar como seres humanos y no cabe duda que el teatro es una de ellas. Hoy, 27 de marzo se celebra el día mundial del teatro, por lo que le dedicaremos  la representación del Gus de hoy.

El Día Mundial del Teatro tiene su origen en 1961 cuando el Instituto Internacional del Teatro de la Unesco decretó el Día Internacional del Teatro para dar a conocer el mundo de las artes escénicas a más gente. Pero habría que esperar hasta el 27 de marzo del año siguiente para la primera celebración del día.

"El teatro conmueve, ilumina, incomoda, perturba, exalta, revela, provoca, trasgrede. Es una conversación compartida con la sociedad. El teatro es la primera de las artes que se enfrenta con la nada, las sombras y el silencio para que surjan la palabra, el movimiento, las luces y la vida".
Aficionada como soy a las representaciones teatrales no puedo estar más de acuerdo con esta definición.

Ir al teatro es casi una experiencia que transgrede al tiempo, es entrar en una sala, generalmente antigua, que suele estar profusamente decorada (Teatro infanta Isabel, Marquina, Español) y dejar que te cuenten cosas, que te asalten emociones, dejarte acariciar por la palabra en forma de texto, por la mímica en forma de actuación.

Hay salas también pequeñas, apenas semejantes a una sala de estar (OFF LA LATINA, Sala Nada, La Escalera de Jacob, Sala Lola Membrives del teatro Lara) donde compartes el pequeño espacio con los actores lo que te permite disfrutar de cada uno de sus gestos.

Hace poco tiempo una amiga me confesó que a través del teatro había podido comprender y valorar muchas cosas que le habían sucedido en la vida. Al fin y al cabo se trata de eso, ver la vida representada, ser espectador de situaciones que les pasa a otro para comprender, o intentarlo, lo que nos sucede a nosotros mismos.

Larga vida al teatro, pues

Y claro, como no puede ser de otra manera, también hay música en el teatro.




Como MOSAICO DE HOY, me vais a permitir que sea el cartel de una de las obras que más me ha impactado de las que he visto recientemente, el silencio que se produce  cuando se echa el telón es sobrecogedor, pocas veces he asistido al espectáculo de un público profundamente emocionado que no puede más que detenerse unos segundos antes de prorrumpir en aplausos, pura emoción.





Comentarios

César Bardés ha dicho que…
Muchos de los momentos más mágicos de mi vida los he pasado en el interior de una sala de teatro. Arrastrado por el entusiasmo de mis padres (mi padre se pagó parte de los estudios actuando como jefe de clá en el paraíso de un teatro barcelonés y mi madre llegó a ser actriz) me acuerdo perfectamente de la primera vez que fui. Corría el año 1980 y me llevaron a ver a Paco Martínez Soria en una obra que no recuerdo el título en el Teatro de la Comedia, actual sede de la Compañía Nacional de Teatro Clásico. No era muy buena la obra, pero me encantó el ambiente mágico del teatro. Digamos que, de alguna manera, comencé el romance con una chica que no me gustó demasiado pero que tenía algo irremediablemente atractivo.
César Bardés ha dicho que…
A partir de ahí, hice porque me llevaran y, cuando ya tenía algo de efectivo, allá que me iba, a gallinero, a ver obras que me deslumbraban como, por ejemplo, "La tía de Carlos", otra vez con Paco Martínez Soria y, esta vez sí, riéndome a mandíbula batiente; "El último tranvía", con la gran Lina Morgan; "Un día de libertad", de Jaime Salom, con Saza en plan serio (creo que ésta vez fue la primera en la que yo me pagué la entrada); "Un par de chiflados", con José Luis López Vázquez; la mítica "Bajarse al moro"; "A chorus line"; "Jesucristo Superstar" en el montaje protagonizado por Pablo Abraira; "Evita"; "Doce hombres sin piedad"; "Cyrano de Bergerac", con un enorme Manuel Galiana; "Enrique IV", con Pepe Sancho; "Madrugada", con Kiti Manver; "Misión al pueblo desierto" y "El tragaluz", ambas de Buero y con Juan Gea; "La gata sobre el tejado de zinc", impresionante, con Carlos Lemos, Eusebio Poncela y Mari Carmen Sánchez Pascual (pocas veces he quedado tan impresionado con un actor como en esta ocasión con Carlos Lemos); "De ratones y hombres", con Roberto Álamo; "El apagón", con el malogrado Tomás Gayo; "Amadeus", con Pepe Sacristán y Roger Pera; "Los miserables", "El fantasma de la ópera", "Los productores", "Cats", "El hombre de la Mancha", "Victor o Victoria"; "Trampa mortal", de Ira Levin con un estupendo (y mira que me gustaba poco) Paco Valladares; "La muerte de un viajante" en dos ocasiones, una con López Vázquez y otra con Sacristán; "La mujer de negro", con Emilio Gutiérrez Caba y Jorge de Juan; "La sopera", con Osinaga; "Calígula", con un Luis Merlo enorme acompañado de un poderoso Pedro Mari Sánchez; "El león en invierno", con Agustín González y María Asquerino; "La chica del asiento de atrás", con Arturo Fernández (ésta es la primera vez que fui con amigos); la impresionante "Buenas noches, madre", con Mari Carrillo y Concha Velasco; "La rosa tatuada", también con Concha; "La venganza de don Mendo", enorme montaje con Raúl Sender; una de las mejores obras cómicas que he visto "Madre (el drama padre)", de Enrique Jardiel Poncela, con Blanca Portillo; "Un marido de ida y vuelta"; "Melocotón en almíbar"; "Al final del arco iris", con Natalia Dicenta y Miguel Rellán; "La huella", con Agustín González y Andoni Ferreño; "Desde la jubilación", de Thomas Bernhard, una obra alucinante con un alucinante Walter Vidarte; "Marat-Sade", con Nuria Gallardo y José Luis Pellicena (salí también impresionado); "El zoo de cristal", con Amparo Soler Leal; "Seis personajes en busca de autor", con Nuria Gallardo; "Perdidos en Yonkers", con Jaime Blanch; "La ratonera" y "Diez negritos", de Agatha Christie; "Un espíritu burlón" con la coña marinera que se traía María Isbert...muchas, muchas...y sólo lamento no haber tenido la oportunidad de ver al gran Rodero en alguna ocasión.
En cualquier caso, gracias, Alban, por traerme tantísimos recuerdos y tanto disfrute en apenas unas líneas.
Abrazos teatrales.
CARPET_WALLY ha dicho que…
Coño Alban, menudo elenco, si todos esos no logran emocionarte es para hacérselo mirar.

Es tan distinto el teatro, tan único. Carlos Boyero (el C.B. malo) reniega del teatro a la menos ocasión, diciendo que aunque lo respete es incapaz de sentirse atrapado. Mi hijo cinéfilo de poco recorrido a mi pesar, le gustan las espectaculares de superheroes y alguna joyita suelta (Los padrino, "Algunos hombres buenos", "Infiltrados", etc...) tampoco es amigo del teatro, algo que en casa con niña con vocación teatral (en todos los ámbitos de la vida, para qué engañarnos) es casi una blasfemia. Así que no son pocas las veces que se produce una discusión al respecto en la que intento moderar con tal de evitar que la sangre llegue al río.

Dice mi hijo que el teatro le parece muy impostado, se siente muy espectador porque no deja de ver un escenario más o menos bien decorado (en algunas pequeñas obras actuales ni eso) para crear ambiente. Los actores declaman en vez de decir y la gestualidad es poco natural. Ante eso mi hija antepone la esencia misma de la actuación, comunicar al público sin efectos, el traslado de la emoción del personaje sin ayuda de primeros planos y a veces sin apenas atrezzo, el esfuerzo que se exige al espectador para entrar en el juego sin artificios.

Mi papel intenta equilibrar, aunque esté más de acuerdo con mi hija (ella es mucho más cinéfila, pero el teatro es su pasión). Ambas son formas válidas para contar historias, el teatro lo basa casi todo en el texto, en la expresión, en los gestos, en el cuerpo, en la voz...el actor es el único y exclusivo altavoz por donde nos llega lo que se nos quiere contar. El cine aprovecha todo, actuación, texto, imágenes, luces, localizaciones, escenarios dispares, efectos especiales,...Y te envuelve en un maremagnum para los sentidos. Yo entiendo que no se trata de comparar o elegir entre una forma u otra, ambas son tan gratificantes...

Sin embargo, voy mucho menos al teatro de lo que debiera o me gustaría. No sólo es el precio, algo más caro que el cine, pero con una buena oferta de internet bastante más asequible de lo que pudiera parecer (por menos de 20 euros puedes encontrar buenas entradas). Es más complicadpo porque me obliga a trasladarme al centro de Madrid y no me suele pillar de paso, aunque también es cierto que se puede aprovechar para tapear un poco e incluso para tomar una copita a la salida...La cuestión es que a mi si me llega (la mayoria de las veces) lo que se representa en el escenario, aunque sea pequeño, corto o incluso intrascendente.

Por decir lo que más me ha emocionado últimamente señalaría "El testamento de Maria" con una bestial Blanca Portillo que ya no está representandose, en Madrid al menos. Si la pilláis aunque sea en un bolo corto, aprovechad para ir a verla, no os arrepentereis. Y hace bien poquito disfruté de "Interrupted", una imaginativa propuesta de una jovenes actrices que con muy poco u em iun miniescenario lograron que el publico aplaudiera a rabiar por tanto tiempo que ellas mismas pidieron que paráramos porque se empezaban a ruborizar.

Gran gus y grande el teatro. El mundo no deja de ser un gran teatro como decía aquel.

Abrazos tras el telón




CARPET_WALLY ha dicho que…
Por cierto, yo si vi a Rodero en teatro, de hecho fue uno de mis primeros contactos con el teatro serio, mis padres también me llevaron alguna vez a ver a Lina Morgan aunque yo siempre recuerdo como la primera vez una de Quique Camoiras, "Los marqueses de Matute". Pero a Rodero lo pude disfrutar interpretando a Max Estrella en "Luces de bohemia" con Carlos Lucena interpretando a Don latino dirigidos por Lluis Pascual. Una pasada.

También vi a Agustín González y a Berta Riaza en "Las bicicletas son para el verano" y a Jose Luis Gomez, Ana Belén y de nuevo Berta Riaza en "Hamlet". Y como annecdota curiosa recuerdo el día en que en la facultad de filología decidieron teatralizar "El poema del pecado de Adán y Eva" que pertenece al "Don Juan" de Torrente Ballester, invitaron al escritor y allá apareció el hombre, en el colmo de la creatividad y en pleno entusiasmo juvenil, allí aparecieron el actor que interpretaba a Adán y la actriz que encarnaba a Eva completamente en pelotas paseandose de esa guisa por entre las butacas para dar más veracidad al texto...las risas de Don Gonzalo fueron multiplicandose y la obra tuvo un éxito inusual, no tanto por el texto o las actuaciones sino por lo cómico-festivo que termino resultando.

Cosas de la vanguardia
Anónimo ha dicho que…
Merecidísimo homenaje al teatro. Amo el teatro tanto como el cine pero pienso que el teatro tiene una magia especial, tiene duende, tiene vida. Recuerdo con mucho cariño una obra de teatro a la que acudí con mis padres y mi hermana, Rosas de otoño, con dos grandes como era Amparo Rivelles y Alberto Closas. Jamás olvidaré ese día. En mi ciudad no tenemos tantos tarros como en Madrid, pero los valencianos amamos mucho el buen teatro y creo que eso las compañías que vienen lo perciben. De unos años a esta parte vienen muy buenas obras. El año pasado, o hace dos...no recuerdo, tuve la inmensa suerte de disfrutar de mi querido Ricardo Darín con su obra Escenas de matrimonio. Uno de esos sueños cumplidos. Estas pasadas navidades fui a Madrid a ver El rey león, otro sueño cumplido. Qué bonito el teatro Lope de Vega.

Maravillosa esa canción de Cats, de hecho durante muchos años fue mi canción y la de mi novio de entonces. Todas las parejas tenemos una canción que nos acompaña durante toda la vida, pues esa fue la nuestra.

Besos desde bambalinas.

low
Anónimo ha dicho que…
Habemus lapsus. La obra de Darín es Escenas de la vida conyugal. Corregido queda

low

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