GUS MORNINS 29/5/18
“-.
¿Sabes? Ojalá fuésemos inmortales.
-.
Ojalá…
-.
¿Crees que eso podría hacernos cambiar?”
Peter O´Toole y Katharine Hepburn en “El
león en invierno”
Y es que hace cincuenta
años que se estrenó esta película. Recuerdo la primera vez que la vi. Fue en
casa, dentro del “Sábado Cine” que presentaba Manuel Martín Ferrand en su
primera época. Teníamos visita. Se habían quedado a cenar mi tío Francisco y mi
tía Pepita. Sí, hombre. Son esos tíos jóvenes que todos hemos tenido. De esos
que, de vez en cuando, se ofrecían para llevarte al cine o al Parque de
Atracciones, joviales, que les encantaba compartir actividades con sus sobrinos
y esas cosas. Llegamos a pasar un verano en Cullera juntos (creo que fue el del
84, lo recuerdo porque me quedé con él a presenciar la final de Baloncesto con
los míticos Corbalán, Epi, Sibilio, Romay, Martín, Andrés Jiménez, Itu y
compañía en las Olimpiadas de Los Ángeles, en plena madrugada). En cualquier
caso, no tuvimos una relación muy estrecha porque mi tío Francisco no estaba
bien de la cabeza. De hecho, terminó sus días hospitalizado en un psiquiátrico.
El caso es que, en
aquella cena, cuando se enteraron que ponían en “Sábado Cine” El león en invierno, nos urgieron a
todos a terminar rápido de cenar y verla porque les encantaba. Les parecía
maravillosa la pareja protagonista y la mala leche que destilaban. Aún recuerdo
sus comentarios: “No, si ésta no se calla, verás lo que le va a decir ahora”.
“Anda que éste…menuda mente maquiavélica”. Yo era muy pequeño, tendría nueve
años, y no entendí demasiado el juego que se traían Enrique II de Bretaña,
también conocido de Plantagenet, y Leonor de Aquitania. También me acuerdo cómo
mi hermano me explicó que aquel Ricardo que salía, en realidad, era Ricardo
Corazón de León, y que el pequeño jorobado al que llamaban Juan, era Juan Sin
Tierra, personajes históricos que me resultaban familiares por las aventuras de
Robin Hood. Sí, aún recuerdo cómo teníamos la luz apagada y la televisión
encendida y estábamos allí seis personas disfrutando del cine de verdad.
En cualquier caso,
después de la anécdota personal, pasaremos a lo que os gusta, que es el
anecdotario particular de la película.
Parece ser que,
ahondando en los ancestros de su propio personaje, Katharine Hepburn descubrió
que era descendiente, un tanto lejana, eso sí, de la propia Leonor de
Aquitania. Eso le dio una enorme confianza para abordar a la reina cautiva que
pone en jaque al mismísimo rey.
Fue el debut en
pantalla grande de Timothy Dalton, que interpretó al Rey de Francia, y el
segundo título en el que participó Anthony Hopkins, que daba vida a Ricardo
Corazón de León.
La propia Katharine
Hepburn echó en dos ocasiones a Peter O´Toole y a Anthony Hopkins del plató
porque bebían como cosacos. Ellos no dejaban de reír.
El Oscar que recibió
Katharine Hepburn por su interpretación en esta película fue recogido por el
director, Anthony Harvey. A pesar de que, continuamente, le decía de ir a
entregárselo, Kate parecía no tener ningún interés en poseerlo. Pasaron cuatro
años antes de que Harvey decidiera presentarse en la casa de Kate para
entregárselo en una bolsa de papel.
Timothy Dalton quedó
impresionado de la profesionalidad que destilaba Katharine Hepburn porque, sin
dudarlo, ella se ofreció para darle las réplicas en contraplano, cosa que, por
lo general, suele hacer el script del rodaje, con una entonación que suena tan
monocorde como la voz de Andrés Iniesta.
Katharine Hepburn
sostuvo el siguiente diálogo con Peter O´Toole al comprobar que él estaba muy
nervioso por actuar con ella.
KATE: Peter, deja de
dar vueltas a mi alrededor. Ven, siéntate y trata de parecer un actor
respetable.
PETER: Vale. Actuaré
como si fuera tu perrito faldero. Eres terrible. Actuar contigo es un ejercicio
de masoquismo. Confiésalo. Tú has sido enviada desde el infierno para acosarme
y atormentarme.
KATE: No seas
gilipollas. Lo vamos a hacer muy bien. Eres irlandés y los irlandeses me caen
muy bien. Y sé que vas a hacerme reír. Yo prometo hacerte reír. Y no vuelvas a llegar
tarde al rodaje. Sé puntual. Si quieres trabajar conmigo y que nos llevemos
bien haz el favor de descansar por la noche y estar en plena forma por la
mañana.
Como resultado de la
conversación, Kate comenzó a llamar a Peter “cerdito” y estrecharon lazos de
amistad porque todos los días, puntualmente a las cinco, compartían un
cigarrillo y una copa de vino blanco.
Peter O´Toole dijo que,
cuando leyó el guión, sólo pudo ver a Katharine Hepburn en el papel, pero tenía
dudas de que aceptara debido al reciente fallecimiento de Spencer Tracy, así
que pensó que sólo Vivien Leigh podría sustituirla y, en todo caso (sospecho
que lo dijo en plan broma), Margaret Rutherford. Para convencerla, se decidió a
enviar una nota dentro del guión que finalmente llegó a la actriz. Decía:
“Hazlo antes de que te mueras”.
El equipo de la
película contemplaba horrorizado, cómo Katharine Hepburn se bañaba dos veces en
un lago cercano…completamente helado. Una lo hacía antes de rodar y otra, antes
de comer. Cuando Peter O´Toole le preguntó por qué lo hacía, ella contestó: “Es
por la terrible sensación que te entra. Es tan terrible que todo lo que viene
después te parece maravilloso”.
Fue la segunda vez que
Peter O´Toole interpretó al rey Enrique II de Bretaña. La primera fue en Becket. En ambas ocasiones, fue nominado
al Oscar.
El director Anthony
Harvey se puso de acuerdo con el director artístico, Peter Murton, para
construir unos decorados sucios, muy alejados del glamour que solía revestir cualquier recreación real del cine por
aquel entonces. Eran reyes, sí…pero eran reyes bastante sucios.
Años después, Katharine
Hepburn dijo que había disfrutado enormemente de trabajar al lado de Peter
O´Toole porque su vigor y vitalidad se los transmitió a ella y a su
interpretación. Consideró que así era cómo un actor enriquece la interpretación
de sus compañeros.
Fue la primera película
en reunir en pantalla a seis alumnos que habían pasado por la Royal Academy of
Dramatic Arts, germen de la Royal Shakespeare Company. Eran Peter O´Toole, Anthony Hopkins, Timothy Dalton,
Jane Merrow, John Castle y Nigel Stock.
Katharine Hepburn
definió a su personaje como “dura como las uñas”. Creía que Leonor y Enrique
jugaron con países enteros como si fueran dioses jugando al ajedrez. Y añadió
que a ella le gustaban mucho los dioses que jugaban al ajedrez.
Anthony Hopkins se
fracturó un brazo al caer de un caballo. Sus últimas escenas en la película
tuvo que rodarlas con el brazo escayolado y por eso no se le ve.
Peter O´Toole consideró
desde entonces a Katharine Hepburn como una de sus mejores amigas. De hecho,
tuvo una hija en 1970 y la bautizó con el nombre de Katharine.
El rodaje tuvo que
suspenderse durante varios días debido a que el director Anthony Harvey cayó
enfermo de hepatitis. Cuando la producción de Joseph Levine comenzó a barajar
nombres para sustituirlo, Harvey se incorporó al rodaje inmediatamente.
En uno de los
frecuentes retrasos de O´Toole, Harvey se decidió a hacer un plano en el que el
rey sólo tenía que dar la réplica y pidió a Anthony Hopkins que imitara la
estupenda voz del irlandés. En ese momento llegó O´Toole…tierra trágame. O´Toole felicitó a
Hopkins por su interpretación y le dijo: “Como lo vuelvas a hacer, te mato,
hijo de puta”.
Hubo dos estrenos de
esta película en Broadway. El primero, tuvo lugar dos años y medio antes que la
película, con Robert Preston como Enrique y Rosemary Harris como Leonor. La
obra se reestrenó con todos los honores en 1999, con Stockard Channing como
Leonor y…¡¡¡Laurence Fishburne como Enrique!!! ¿No os quejabais de Denzel
Washington en Mucho ruido y pocas nueces?
Pues toma dos tazas.
El día del estreno,
Kate se acercó a Peter y le dijo: “Cuando
empecé en este negocio, mi agente me dijo que nunca actuará con niños, ni con
animales…y hecho una película contigo, Peter, que eres las dos cosas…”
Charlton Heston confesó
que fue tentado por Joseph Levine como recambio de Peter O´Toole si éste creaba
problemas y era despedido. ¿Os imagináis cómo hubiera cambiado la película?
En cierta ocasión,
después de una toma que no acababa de salir, Kate Hepburn le dio un consejo a
Peter O´Toole: “No actúes. Sólo dí las
líneas”. Peter O´Toole consideró que ese era el mejor consejo que le habían
dado en toda su carrera.
Kate también se acercó
a dar un consejo a Anthony Hopkins. Decía así: “No actúes. Eso déjamelo a mí. Tú no necesitas actuar. Tienes un
estupendo rostro. Tienes una estupenda voz. Tienes una estupenda presencia.
Imita a Spencer Tracy, imita a esos actores de verdad que nunca actuaban. Nunca
lo hacían. Sólo con su presencia podían decir cualquier cosa y era suficiente”.
Hopkins también creyó que era el mejor consejo que le habían dado en toda su
carrera.
No podemos irnos sin
dejaros la maravillosa partitura de John Barry para la película, cantada por
unos impresionantes coros que dicen aquello de “Regis regum regissimi prope est dies domini. Dies irae et vindícate.
Tenebrarum et nebulae…”
Comentarios
Tengo un conexión especial con Katherine Hepburn desde siempre. Será pobre las dos somos tauro y además nacimos el mismo día.
Besos
low
Y después un delicioso anecdotario sobre esta maravilla de película, entiendo que donde parece que va aser todo un caos de relación surge la magia y una tremenda amistad que se prolonga a lo largo de los años, seguro que fruto de la tremenda honestidad que disfrutaban estos dos monstruos en esa etapa, ya tardía, de sus vidas.
Deleite y disfrute, gracias.
Besos encantados.
Albanta
low
Vuela alto mi querida Pradera. Fuiste la banda sonora de mi adolescencia y juventud.
low
No obstante, por aquí me paso, no sólo para hacer los honores al grandísimo gus (corto me quedaría sin duda) sino también para unirme al recuerdo de Maria Dolores Pradera, como le pasa a Low, fue gran parte de la banda sonora de mi infancia (sobre todo) y siempre estará asociada a mi padre que escuchaba una y otra vez una cinta de cassete de grandes éxitos de la señora.
Siempre fue y me pareció una señora, incluso cuando Concha Velasco (creo que fue ella) la asaltó en aquel programa de televisión, en pleno directo, y la conminó a cantar.El programa se hacía en el Florida Park y la mujer había acudido como publico y a cenar (era una sala de fiestas de las de antes, cena y espectáculo). Maria Dolores llevaba una kurda de campeonato que apenas le permitía articular palabra, mucho menos cantar con cierto criterio, pero de repente aparecieron sus inseparables gemelos (el duo guitarrista que la acompañaban habitualmenyte) en el escenario y se pusieron a tañer sus guitarras. Obligada por las circunstancias y muy perjudicada subió un poco tambaleante, engancho el micrófono e intentó que aquellos fluyese un poco, lo consiguió a duras penas...y Concha viendo el embolado cortó aquello como buenamente pudo. A la semana siguiente y en estado presentable, la Pradera apareció como artistaza invitada del programa, se marcó tres o cuatro canciones (lo normal eran una o dos) y dejó un miniconcierto de rechupete que los que vieron recordarán (yo no lo olvidaré) : "La flor de la canela", "Fina estampa", "Cucurrucucú Paloma" (la favorita de mi padre)...
Abrazos elegantes, como Maria Dolores, como Kate....