Gus mornins, 3/06/20
La
nostalgia verdadera es una composición efímera de memorias
desconectadas.-Florence King.
Guuud
mornins, cinéfilos
Situaciones
como la que vivimos son propicias para cultivar sentimientos como la nostalgia.
A veces incluso sienta bien dejarse invadir por ella, algo que aquí hacemos muy
a menudo, de hecho todos los días, recordando personas que ya no están con
nosotros, actores, actrices directores y películas que antaño nos hicieron
felices.
Digo
esto porque el otro día me llamó un amigo que aprovechando la coyuntura estaba
ordenado viejos papeles por casa. Entre ellos, encontró varios tesoros,
periódicos del año de la polka con sus noticias, editoriales, y claro, también
sus carteleras de cine. Eligió una de 1968 para mandármela por un pantallazo de
Whatsapp y entre los dos nos pusimos nostálgicos y tontorrones.
En
1968 – algunos ni habíamos nacido- se estrenaron películas consideradas hoy
grandes clásicos como 2001, odisea del espacio, Hasta que llegó su hora,
Besos robados, La semilla del diablo, Bullit, La noche de los muertos vivientes,
Oliver – que ganaría el Oscar de ese año- El león en invierno, Funny
Girl o Las sandalias del pescador por poner solo unos pocos. La cartelera
que me envió mi amigo tampoco es que fuera nada del otro jueves; mucha comedia
española y mucho spaghetti western, nada que entre la autonómica y 13Tv no
hayan puesto el último mes. Entre los títulos sobresalían El hombre del
brazo de oro, Golfus de Roma, El planeta de los simios y el reestreno de West Side Story. En los
títulos de arte y ensayo nos encontrábamos con la japonesa El hombre del
carrito, rodada también en la década anterior.
Sin
embargo, nos llamó la atención la gran cantidad de salas abiertas ¡¡¡ 27 ¡¡¡
entre cines de estreno, reestreno y arte y ensayo. Solo una de ellas sobrevive
actualmente en la Heroica e Inmortal, y aunque el número de pantallas,
distribuidas en tres centros comerciales, es mayor, ya no es lo mismo.
Hoy
no me quería poner catastrofista, sino nostálgico que no es lo mismo. No
obstante, el futuro no es nada halagüeño, pero ya he dicho que no quería poner la
nota negativa.
Entre
los títulos de aquella cartelera también estaban Digan lo que digan con
Raphael y Amor en el aire con Palito Ortega y Rocío que hoy decoran
nuestro mosaico.
Comentarios
Hoy, en funcionamiento, sólo quedan el Callao, el Capitol y el Palacio de la Prensa. Se han reconvertido en teatro el Rialto, el Gran Vía, el Lope de Vega y el Coliseum. El Alphaville cambió de dueños y ahora se llaman los Golem. Los demás están cerrados. Y cada vez que voy por la Gran Vía recuerdo aquellos días, a veces, acompañado de amigos, otras, solo y otras, en muy buena compañía femenina. Algo de mí se quedó allí y algo de allí va siempre conmigo.
Abrazos agridulces.
Besos con nostalgia y esperanza de días mejores
low