Gus mornins, 26/06/20
No se gana con violencia, Tony, se gana cuando mantienes la
dignidad. La dignidad gana siempre
(Green Book, Peter Farrelly, 2018)
Guuuus mornins, cinéfilos.
Poco a poco se van conociendo más y más detalles de la
próxima edición del festival de San Sebastián a celebrar el próximo septiembre.
Otros años, a estas alturas, ya sabríamos el nombre de siete u ocho premios
Donostia, pero este ya sabéis que las cosas van a otro ritmo.
Ayer, sin ir más lejos, nos enterábamos de que Woody Allen será
el encargado de inaugurar la edición del certamen donostiarra con el estreno de
su esperada El festival de Rifkin. Lo que no sabemos es si el propio
Allen acudirá en carne mortal a Donosti, que con la que está cayendo a saber la
que le espera, que hay gente pa tó. Por cierto ¿os habéis dado cuenta de que
llevamos tres guses seguidos citando a Woody?
A primeros de semana, se anunciaba también que
el primero de los Donostia de este año recaerá en el actor Viggo Mortensen.
Merecido premio para un intérprete que lleva regalándonos buenos momentos de
cine desde hace más de treinta años. Viggo aprovechará su estancia en Donosti para
presentar su debut como director, el melodrama familar Falling que él
mismo protagoniza. Si el muchacho dirige la mitad de bien que actúa, no cabe
duda de que estaremos ante una buena película.
El caso es que Mortensen es una presencia habitual en el
festival al que suele acudir de manera anónima y discreta. O sea que cuando ha
ido, ha pagado su entrada y ha hecho su cola como todo hijo de vecino. Viggo
pasa gran parte del año en España, país que conoce muy bien, no en vano su
pareja desde hace doce años es Ariadna Gil.
Nacido en Nueva York, de abuelo canadiense, madre
estadounidense y padre danés, pasó su infancia en Argentina donde su progenitor
trabajaba como ganadero. Allí aprendió español y se hizo hincha del San Lorenzo
de Almagro, el mismo equipo al que anima el Papa Francisco. Viggo siempre dice
que esa mezcolanza de culturas forjó su carácter abierto y curioso.
La primera vez que lo vimos en la pantalla fue construyendo
una casa de madera junto a Harrison Ford y un grupo de fornidos amish en la
estupenda Único testigo. Atrás dejaba una incipiente carrera en el
teatro al que ha regresado de manera ocasional.
A Viggo nos acostumbramos a verlo de secundario robando
planos a la estrella de turno. Lo vimos en Extraño vínculo de sangre, debut en
la dirección de Sean Penn, en Atrapado por su pasado, también con Penn y Al
Pacino, o en Marea roja al lado de Denzel Washington y Gene Hackman.
Su gran oportunidad le llegó con el personaje de Aragorn en
la trilogía tolkieniana de ESDLA. Viggo colaboró además en la banda sonora
componiendo algún tema (también es músico) y recitando algunos versos. El gran
público empieza a conocerle por este papel con el que alcanza la popularidad mundial.
Ha sido nominado al Oscar hasta en tres ocasiones, por Promesas
del este, Captain Fantastic y Green Book. En ninguna de ellas
ha ganado, me da que para él tampoco es ninguna obsesión (y detrás tampoco tiene
ninguna campaña promocional como la que le suelen montar a otros).
En España también se hizo famoso con capa y espada al
interpretar al capitán Alatriste en la fallida adaptación de los libros de
Pérez Reverte a cargo de Diaz Yanes. Su trabajo no obstante le valió la
nominación al Goya. Allí coincidió por primera vez con Ariadna con quien repitió
años más tarde en el western Appaloosa.
Ha trabajado en Argentina donde rodó Todos tenemos un plan,
y en Francia en la adaptación del texto de Camus Lejos de los hombres y
en Alemania, interpretando a un profesor que combate a los nazis en Good. Las tres películas están bastante bien, pero las
tres pasaron sin pena ni gloria por las carteleras españolas. Si bien debo reconocer que la mejor película que ha hecho Viggo en mi humilde opinión todavía no ha aparecido en estas líneas. Se trata de Una historia de violencia de David Cronenberg, a cuyas órdenes el actor se ha puesto en varias ocasiones.
Y ahora, a los 62, como tantos otros actores, ha decidido
pasarse al otro lado y debutar como director. Y el estreno no le ha podido
sentar mejor, ya tiene un premio por ello ¿Vendrán más? Ojalá que le vaya
bonito.
Os dejo con su discreta sonrisa como mosaico para que os ilumine el
fin de semana.
Comentarios
Gran gus sebastianero.
Abrazos viggo...rosos.