Gus mornins, 10/06/2020


“Prefiero interpretar a una criada por 700 dólares que ser una por 7”.

(Hattie McDaniel)


Guuuus mornins, cinéfilos.

Maravillados aún por el estupendo post que le dedicó ayer el maestro Bardés a Robert Donat, un actor del que según él se habla poco. Y fíjate que hoy nos topamos en el gus con otra ganadora de Oscar en aquel glorioso 1939. Porque hoy cumple años Hattie McDonald donde quiera que esté. Y ciertamente salvo por el hecho de haberse convertido en la primera actriz negra en conquistar la dorada estatuilla de Hollywood, lo cual no es moco de pavo claro, poco sabemos de esta auténtica pionera. Y ahora que tanto estamos a vueltas con lo de los derechos raciales, que parece mentira que estemos donde estemos ya bien avanzado el siglo XXI, conviene recordarla. Hattie ganó el Oscar, ya se sabe, por su papel de Mammy en Lo que el viento se llevó, película estrenada en diciembre de 1939 sin la presencia de Hattie porque las leyes entonces en vigor se lo impidieron. La actriz sí que pudo subir a recoger su Oscar, pero en la cena de gala en la que se daban los premios en aquella época, no pudo compartir mesa con el resto del equipo de su film como era costumbre. David O Selznick debió conseguir un permiso especial para que McDaniel pudiese sentarse en una de las últimas mesas del banquete en el que hizo historia. El paradero de ese Oscar fue objeto incluso de una leyenda urbana, ya que durante mucho tiempo se especuló con que había sido arrojado al río Potomac en el transcurso de unas revueltas raciales en los años 60.

Echad cuentas, Hattie vino al mundo en Kansas en 1893, siendo la hija menor de una pareja de antiguos esclavos que había recalado en el estado huyendo de la pobreza más extrema. Su madre cantaba góspel en la iglesia, y Hattie heredó sus genes, al igual que dos de sus hermanos con lo que formó un grupo de variedades. Ella no tardó en destacar por su vis cómica lo que le valió sobrevivir en la dura época que siguió al crack del 29. Hattie trabajaba como limpiadora en un hotel de Milwakee cuando de rebote acabó cantando en el espectáculo que cada noche organizaba el local.

Su gran voz le hizo sobresalir tanto como corista como en el mundo de la radio. De hecho, Hattie es una de las pocas personas que posee dos estrellas en el Paseo de la Fama; una por su trabajo en el cine, y otra por su labor en el mundo radiofónico.

En 1932 aparece por primera vez en la gran pantalla, aunque su primer gran papel no llega hasta dos años más tarde cuando John Ford la contrata para un personaje secundario de El juez Priest. Allí entabla amistad con el protagonista del film, el gran Will Rogers, una amistad que durará mucho tiempo. Ese año participa también en Alice Adams donde se permite el lujo incluso de robarle más de una escena a la prota, nada menos que Katharine Hepburn.

Su carrera cinematográfica abarca 17 años, de 1932 a 1949, en los que trabaja a destajo en unas trescientas películas, aunque solo aparece acreditada en una tercera parte de ellas. Títulos como La venus rubia, Desde que te fuiste, Stella Dallas o Canción del sur, casi siempre haciendo de criada.

Dicen que la lucha por el papel de Mammy en Lo que el viento se llevó estuvo casi tan disputada como la pugna por intentar ser Scarlett O Hara. Se comenta que incluso la primera dama, Eleanor Roosvelt llegó a ofrecer a su propia doncella para interpretar al personaje. Parece ser también que Clark Gable, que había coincido con Hattie en varias películas, fue una figura clave para que O´Selznick se decantase por la actriz. El productor desafió el estereotipo imperante en la época. Mammy había de tener cierto carácter, ser incluso algo altiva, la única capaz de meter en cintura a su zenorita Ezcarlata. El personaje estaba en cualquier caso muy lejos del estereotipo que desempeñaban los negros en las películas clásicas, representados como vagos o lerdos. Ese rol en Lo que el viento se llevó estaba reservado para Butterfly McQueen, que interpretaba a Prissy, la atolondrada sirvienta que asistía a Melanie en el parto durante el asedio a Atlanta.

En 1949, Hattie McDaniel se retiró del cine para dedicarse a su otra gran pasión: la radio. Allí trabajó hasta su muerte en Los Ángeles en 1957 tras no superar un cáncer de mama. Hoy su legado sigue vivo. En 2010, ochenta años de que Hattie subiese a recoger su Oscar de interpretación secundaria, Mo´nique hacía lo mismo por su participación en el film Precious. Esta última eligió para la ocasión un vestido azul turquesa y se puso dos gardenias en el pelo a modo de tocado, exactamente igual a como iba ataviada McDaniel. “Quiero agradecer a Hattie McDaniel por soportar todo lo que tuvo que soportar para que yo no tuviera que hacerlo" dijo Mo´nique al recoger el muñequito. Hattie soportó todo ello con resignación, pero también con mucho sentido del humor. Debía ser una mujer muy divertida como demuestra en este clip con el que os dejo por hoy. Y eso que su vida distaba mucho de ser una comedia. Toda una lección que, hoy más que nunca, nadie deberíamos olvidar.





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