EL CINE EN CIEN PELÍCULAS (XXVI)
El camino del hombre recto está por todos lados rodeado por las
injusticias de los egoístas y la tiranía de los hombres malos.
Bendito sea aquel pastor que, en nombre de la caridad y de la buena voluntad, saque a los débiles del Valle de la Oscuridad. Porque es el auténtico guardián de su hermano y el descubridor de los niños perdidos.
¡Y os aseguro que vendré a castigar con gran venganza y furiosa cólera a aquéllos que pretendan envenenar y destruir a mis hermanos! ¡Y tú sabrás que mi nombre es Yahvé, cuando caiga mi venganza sobre ti!"
Bendito sea aquel pastor que, en nombre de la caridad y de la buena voluntad, saque a los débiles del Valle de la Oscuridad. Porque es el auténtico guardián de su hermano y el descubridor de los niños perdidos.
¡Y os aseguro que vendré a castigar con gran venganza y furiosa cólera a aquéllos que pretendan envenenar y destruir a mis hermanos! ¡Y tú sabrás que mi nombre es Yahvé, cuando caiga mi venganza sobre ti!"
PULP FICTION. USA, 1994. Dir Quentin Tarantino con John Travolta, Samuel L. Jackson, Uma Thurman, Bruce Willis, Ving Rhames. (153 min)
“Yo nunca fui a una escuela de cine. Fui al cine”. Es lo que
siempre suele responder Quentin Tarantino cuando le preguntan por su
impresionante cultura cinéfila. La leyenda apunta a que de joven abandonó los
estudios pronto y que comenzó a trabajar en un cine porno como acomodador en un cine primero, y en un videoclub como dependiente después. Y ahí lo aprendió todo.
Nacido en Knoxville, el 27 de marzo de 1963, Quentin recibe el mismo nombre de
pila que el personaje que interpretaba el recientemente fallecido Burt Reynolds
en la serie La ley del revólver
(1955-1975). Tony, su padre, y sobre todo Connie, su madre, eran dos
apasionados del cine y de la televisión. La pareja se casó muy joven, cuando
él, un estudiante de derecho, sólo tenía veintiún años, y ella, que cursaba
enfermería, únicamente dieciséis. Ciertamente parecían los protagonistas de la
canción You never can tell de Chuck
Berry que años más tarde aparecería como tema estrella en una de las películas
más conocidas del hijo de ambos.
El matrimonio entre Tony y Connie duró poco, y con dos años
de edad Quentin se ve obligado a trasladarse con su madre a vivir en un
suburbio de Los Ángeles donde esta volverá a casarse de nuevo. Por influencia
materna precisamente, Quentin comienza a acudir al cine casi de manera
compulsiva, así como a ver series de televisión y a consumir fanzines y
literatura “pulp”. Para cuando en 1985 comienza a trabajar en el Video Archive
de Manhattan Beach (California) el joven Tarantino es ya todo un experto en
materia audiovisual. En ese videoclub donde se lo traga absolutamente todo,
Quentin entabla amistad con un estudiante de cine llamado Roger Avary quien
posteriormente se convertirá en su socio y colaborador. Asimismo conoce al
productor John Langely que, asombrado por los conocimientos cinematográficos de
los dos amigos, les contrata como asistentes de producción de un programa en el
que exhibe musculitos e imparte unas clases de gimnasia nada menos que Dolph
Lungren. A comienzos de los 80, Tarantino y Avery comienzan a escribir su
primer guión conjunto, True romance
que nunca llegarán a rodar. En 1993, la historia cae en manos de Tony Scott que
la lleva a la pantalla con Christian Slater y Patricia Arquette al frente del
reparto; en España llevó el título de Amor
a quemarropa.
Quentin no desespera y sigue escribiendo. Su siguiente
guión, que será la base de su primer film, El
cumpleaños de mi mejor amigo (1987) está redactado esta vez junto a Craig
Hermann. No obstante, la mala suerte se
ceba con Tarantino que ve cómo algunos rollos del film se queman en un incendio
cuyas causas siguen siendo todavía un misterio a día de hoy. En la actualidad,
se conservan 35 minutos del metraje (inicialmente eran 69) y la película,
fácilmente localizable en Youtube,es tenida como una obra de culto, aunque más
por las circunstancias que la rodean y por la fama que alcanzaría después su
director que por su deficiente resultado final (no podía ser de otra forma al
tratarse de un montaje hecho en condiciones tan extremas).
Siendo como es El
cumpleaños de mi mejor amigo un film inacabado, Reservoir dogs (1992) pasa a ser considerada como la verdadera
opera prima de su autor. A comienzos de los noventa, Tarantino conoce al
productor Lawrence Bender, y este le presenta a su vez al actor Harvey Keitel.
Al protagonista de Malas calles o Smoke le cae bien ese muchacho tan
gracioso y tan cinéfilo que le da a leer el guión de la que quiere sea su
primera película. Se trata de una historia apasionante y brutal en torno a un
grupo de delincuentes desconocidos entre sí que son contratados por un
misterioso personaje para atracar una empresa y robar unos diamantes.
Finalmente, el plan fracasa porque entre los miembros de la banda se encuentra
un agente de la ley. Keitel accede a participar en la producción del film y
entrar en el reparto en el que también figuran Tim Roth, Chris Penn, Michael
Madsen o el propio Quentin. Sin duda, estamos ante uno de los debuts más
impresionantes del cine contemporáneo; Tarantino, un tipo sin apenas formación
académica, sorprende a todo el mundo por su dominio del lenguaje
cinematográfico y da un primer aviso de lo que puede llegar a ser en el futuro.
La película triunfa en los festivales de Sundance y Sitges donde Tarantino recibe
el premio a la mejor dirección y el mejor guión. La trama de Reservoir dogs remite directamente al
clásico de Stanley Kubrick Atraco
perfecto(1956), aunque entrar a hablar de referencias en el cine de
Tarantino es como adentrarse en una cueva en la que no se ve el final. De
hecho, para muchos críticos, la cinta se inspira en la hongkonesa City on Fire (Ringo Lam, 1987) que
presenta un argumento similar, e incluso hay otros que señalan un precedente
español del film, el thriller Distrito
Quinto (Julio Coll, 1957). En
cualquier caso, Quentin siempre dijo que con Reservoir Dogs había querido hacer una película al más puro estilo
del cine negro de los cuarenta y los cincuentaque evocase la estética de las
dos décadas siguientes. El resultado es
una fascinante obra maestra que deslumbra por el descaro con el que su director
juega con los géneros, organiza la narración y los distintos saltos temporales, construyendo personajes y diálogos nunca antes vistos ni oídos en una película
de esas características.
En 1994 llega Pulp
Fiction, la película que lo cambia todo. Ese mismo año, Tarantino agarra un
tremendo berrinche tras el estreno de Asesinos
natos, el film que acaba llevando a la pantalla Oliver Stone, partiendo de
una idea original suya. Quentin repudia de entrada la película, no está de
acuerdo con el tratamiento sensacionalista y videoclipero que le da a su relato
el director de Platoon, y pide
expresamente no aparecer en los títulos como autor del guión, si bien
finalmente no puede evitar ser mencionado como creador de la historia. A pesar
del encontronazo con Stone, Tarantino comienza a ser una figura respetada en
Hollywood gracias al impacto que han tenido sus dos primeras obras. Es la época
en la que comienza a ejercer de productor, avalando entre otros proyectos la
opera prima de su amigo Roger Avery,otro thriller de robos y atracos llamado Killing Zoe (1994). Su rostro también empieza a ser conocido
gracias a sus apariciones como actor en sus propias películas y en la de sus
amiguetes, caso de Desperado (1995)
y Abierto hasta el amanecer (1996),
ambas de Robert Rodríguez. Pero no empecemos todavía a chuparnos las p… El
Tarantino actor y el Tarantino productor son muy distintos al Tarantino
realizador. Su afición al cine de serie B y a las obras de culto con cierto
tufillo freak le lleva a menudo a querer apadrinar títulos de dudoso gusto y
calidad. Como intérprete, hay que reconocer que el chaval tampoco es Marlon
Brando, aunque quizá nadie lo sepa mejor que él.
Después de participar en 1995 en la película de episodios Four Rooms (junto a Alison Anders,
Robert Rodríguez y Alexander Rockwell) y de dirigir incluso un capítulo de la
serie televisiva Urgencias,
Tarantino estrena en 1997 su tercer largometraje. Hay quienes reivindican Jackie Brown como la mejor película de
la carrera de su director, lo cual quizá es mucho reivindicar teniendo en
cuenta los dos precedentes de los que acabamos de hablar. Puede, eso sí, que la
cinta sea la gran “tapada” de la filmografía tarantiniana, una estimable
versión de una obra del maestro de la novela negra Elmore Leonard que el
realizador sabe llevar sabiamente a su terreno. La protagonista del film es una
azafata de vuelo negra que se gana un dinerillo extra pasando droga para el
pequeño cartel de un mafioso buscado por la policía. Un día, la chica es
detenida en la aduana y acusada de tenencia ilícita y evasión de capitales; el
único modo de evitar la cárcel será colaborar con la ley. Aquí nos encontramos
a un Tarantino más contenido y “romántico” que en otras ocasiones al frente de
una historia con indudables aires setenteros.
Pam Grier, antigua estrella del movimiento blaxplotation que hizo furor
en el cine americano de la época, encabeza un elenco artístico de postín que completan
el tarantiniano Samuel L. Jackson Michael Keaton, Bridget Fonda y Robert De
Niro. Otro Robert, Robert Foster fue nominado al Oscar en la categoría de
secundario por su papel de policía que acaba enamorándose de la protagonista.
El eclecticismo de Tarantino se hace más patente que nunca
en Kill Bill, el díptico con el que
el director de Tenesse inagura el siglo XXI, y que inicialmente iba a ser una
sola película., No olbstante, su larga duración –más de cuatro horas- obligó a
los productores a estrenarla en dos partes que llegaron a los cines en 2003 y
2004 respectivamente. En 2011, un cine de Los Ángeles proyectó una versión de
la película con las dos partes unidas junto a una secuencia animada que no
había podido verse en su momento. La primera parte de Kill Bill comienza cuando una antigua asesina a sueldo, Beatrix
Kiddo, apodada La Novia, es violada y tiroteada por una banda de criminales
dirigidos por su novio el día en el que asistía a un ensayo de su propia boda.
Cuando, cuatro años después, despierte del coma y descubra que ha perdido al
bebé que estaba esperando, la mujer comienza una larga y calculada venganza contra
los participantes en la masacre que uno a uno irán siendo eliminados de las más
diversas formas. La película bebe de las películas que el director tiene como
referente y el resultado es una mezcla heterogénea que combina el género negro
con el cine de artes marciales, e incluye visitas al “spaghetti western” y
hasta a la Nouvelle Vague francesa. El film, en efecto, se puede considerar un
remake muy particular de la obra de Truffaut La novia vestía de negro (1968) esta vez con la sensual Jeanne
Moreau convertida en vengativa viuda negra.
En general Kill Bill
es bien recibida por la crítica, aunque no faltan quienes dicen que la película
es un punto de inflexión en la carrera de su director que ya no conserva la
frescura que exhibía en sus primeros títulos. Personalmente, no soy de esa
opinión y creo que el toque tarantiniano, con su característico manejo del
humor negro, sigue intacto así como su dominio del lenguaje cinematográfico y
narrativo. El film se beneficia además de una soberbia Uma Thurman al frente de
un reparto en el que también nos encontramos a Michael Madsen, Darryl Hanna o
Lucy Liu. Siguiendo la tradición de resucitar actores ya olvidados que tuvieron
sus días de gloria en otras épocas, Tarantino recupera al televisivo David
Carradine, protagonista de la mítica Kung
Fu así como al japonés Sonny Chiba, una celebridad del cine de artes
marciales durante las décadas de los sesenta y los setenta.
En 2009, Tarantino sorprende a la parroquia pasándose al
cine de época – y de paso reinventando la Historia- con la impactante Malditos Bastardos. Esta vez, el
cineasta nos lleva a la Francia ocupada por los nazis en la II Guerra Mundial
para contarnos de nuevo, como en su anterior largo, la venganza de una mujer
que de niña vio morir a su familia a manos de los alemanes, al tiempo que
asistimos al descabellado intento por parte de un grupo de jóvenes para
asesinar a Hitler. Es el grupo de los bastardos sin gloria que dan nombre al
film y a quienes interpretan entre otros Brad Pitt y Michael Fassbender. Junto
a ellos, aparecen en los créditos la francesa Melanie Laurient, la germana
Diane Kruger o el austriaco Christopher Waltz en el papel que le catapultó a la
fama. La interpretación que hace este último del maquiavélico oficial Hans
Landa, un personaje escrito inicialmente para Leonardo DiCaprio, es antológica,
y proporcionó al Oscar el primer Oscar de su carrera, y el único que consiguió
la cinta de un total de ocho candidaturas. Además de por el estupendo reparto,
Malditos bastardos destaca por el impresionante manejo que Tarantino hace del
suspense y de la planificación (los primeros diez minutos del film son una obra
maestra en sí mismos) y por el sentido que éste tiene de la puesta en escena.
Una fantasía bélica delirante, muy entretenida y a ratos ingeniosa, aunque a
veces peca de grandilocuente. Tarantino fue muy criticada porque muchos vieron
en la última frase que pronuncia Brad Pitt en la película (“Esta va a ser mi
obra maestra”) un afán y unas connotaciones personalistas.
Las dos últimas películas de Tarantino hasta la fecha
corresponden a sendas incursiones en el “sphaguetti western”, género
homenajeado tangencialmente por el director en muchas de sus obras
anteriores. En Django desencadenado (2012) Quentin retoma al personaje que
interpretara el italiano Franco Nero allá por los sesenta en uno de los mejores
films de Sergio Corbucci. El norteamericano, que ya había “copiado” en
Reservoir Dogs, una de las escenas del film, la de la oreja rebanada, homenajea
al espíritu de aquellas viejas películas del Oeste que se rodaron en Europa en
los 60 y los 70. La acción se sitúa en
la Texas previa al estallido de la Guerra Civil y sigue a un cazarrecompensas
que persigue a unos forajidos y promete liberar a un esclavo negro si le ayuda
en su misión. Jamie Foxx interpretaba al personaje principal y Christopher
Waltz volvía a ganar el Oscar como secundario por un film de Tarantino. El
propio realizador, colocado hasta las cejas, subió a recoger en aquella edición
el Oscar que distinguía al film como el mejor guión original del año. Los odiosos ocho es el octavo y hasta
el momento último film del director (en realidad sería su “ocho y medio” si
consideramos El cumpleaños de mi mejor
amigo). Se trata de un western violento y excesivo que nos traslada a los
años posteriores a la Guerra de Secesión y que tiene como protagonistas al
grupo de viajeros de una diligencia que a causa de una tormenta de nieve debe
refugiarse en una cabaña en el medio de la nada. La película supuso el reencuentro entre el
cineasta y el actor Samuel L Jackson y el ¡¡ primer Oscar ¡¡¡ en la carrera del
compositor italiano Ennio Morricone quien por fin, a los 87 años, era
reconocido por Hollywood.
En la actualidad, Tarantino se encuentra preparando el que
será su noveno largometraje, Once upon a
time en Hollywood, que llegará a los cines en agosto del año que viene. El
film recreará el ambiente del Hollywood de finales de los 60, deteniéndose en el misterioso caso del asesinato de la actriz
Sharon Tate a manos de la banda del psicópata Charles Manson. Brad Pitt y Leonardo DiCaprio son los
intérpretes principales de una película sobre la que se tienen muchas
expectativas. Veremos.
Sea como sea, Tarantino ya se ha hecho un hueco entre los
grandes del cine, por haber renovado los cimientos del llamado séptimo arte en
este periodo de cambio de siglo. Tal vez “renovación” no sea la palabra
adecuada. Quentin es una enciclopedia cinematográfica andante, y quizá sabe más
que nadie que en esto, como en casi todo, está ya todo inventado. ¿Qué hago
entonces? Fusiono, combino, mezclo churras con merinas, y cuanto más churras y
más merinas mejor. Revólveres con katanas, spaghetti con kung fu, cine negro
con comedia absurda. El resultado suele ser (casi) siempre sugerente y en
ocasiones bordea la genialidad. Hay que ser sumamente inteligente para
lograrlo, y pocos lo consiguen. Nadie en el cine moderno es capaz de subvertir
las reglas de los géneros tradicionales como Tarantino (si acaso los Coen y
pare usted de contar). El muchacho lleva su pasión cinematográfica al extremo;
su estilo, único e inimitable, nace de la fusión y confusión de otros estilos y
otras fuentes. Entre sus directores favoritos figuran Howard Hawks, Samuel
Fuller y Martin Scorsese, y sus eclécticos gustos abarcan desde el cine gore y
de terror más friki hasta las obras de los maestros franceses de la nouvelle
vague (su productora se llama Band Apart
en homenaje a una de las películas más conocidas de ese otro “enfant terrible”
que fue Jean Luc Godard). En este ecléctico abanico, Tarantino ha encontrado su
propio estilo, único e inimitable. Puede que en una escuela de cine te enseñen
a manejar la cámara o a editar un encadenado; lo que nunca te enseñarán allí
será el conquistar un estilo propio.
De vez en cuando surgen películas llamadas a marcar un antes
y un después en la historia, que suponen un hito y se convierten en eso que se
llama un clásico instantáneo. Ciudadano
Kane, Los cuatrocientos golpes,
2001, Odisea del espacio son algunas de las películas que pertenecen a ese
grupo. Pulp fiction es otra de
ellas. La película causó una verdadera conmoción en su puesta de largo en el
Festival de Cannes, dejó a todo el mundo boquiabierto y al jurado del certamen,
presidido en aquella ocasión por Clint Eastwood, sin opciones de entregar la
Palma de Oro a otra película.
Tarantino y Roger Avery comenzaron a escribir el guión del
film a finales de 1992 en un apartamento de Ámsterdam (ciudad que se cita en el film a modo de
guiño). Una vez en Los Ángeles pasearon el libreto por varias productoras que
lo rechazaron al considerar el proyecto demasiado loco y arriesgado. Vivimos un periodo de neoliberalismo total
con el mandato presidencial de Bush padre, y en estas llega Tarantino y se
atreve a resucitar la cultura pop con una historia además plagada de violencia
y humor negro.
Y entonces llegó el hoy caído en desgracia Harvey Weinstein.
El productor acababa de vender a la Disney Miramax, la compañía que había
fundado junto a su hermano Bob a finales de los ochenta, y que , entre otros
logros había conseguido distribuir Átame
(Pedro Almodóvar, 1990) en el mercado americano. Pulp Fiction fue el primer gran éxito de Miramax, y supuso el
comienzo de la relación entre Tarantino y Weinstein. Cuando hace unos meses
estalló el affaire Weinstein que incriminaba al productor en varios casos de
escándalos sexuales, Tarantino fue duramente criticado por el mutismo que
guardó al respecto, pues se consideró que en todo momento fue conocedor de los
delitos de los que su orondo colega era acusado.
Una parejita de enamorados que desayuna tranquilamente en
una cafetería y que se está pensando si atracarla o no. Un matón recién llegado
de Europa. Una Royale with cheese. Un sicario que recita sermones bíblicos a
sus víctimas antes de descerrajarles un tiro en la sien. Un gangster celoso. La
chica del gangster que una vez participó en el piloto de una serie de la tele.
Un masaje de pies. Un boxeador que acepta un combate amañado, y que tras
matar a su rival en el ring decide
largarse con la pasta. Su novia francesa. Un fulano que te vende mierda “de la buena”. Su novia, a la que no le cabe
un agujero ni un clavo más en el cuerpo. Un camarero vestido de James Dean. Una
camarera vestida de Marilyn. Un concurso de baile Una sobredosis y un chute de
adrenalina en el corazón. Tres tomates
que caminan por la calle y uno se espachurra. Un veterano de guerra. Un
reloj que pasa de generación en
generación y de mano en mano (aunque tal vez sería más propio decir de culo en
culo). El dependiente de una tienda de electrónica con aficiones
sadomasoquistas. Su amigo el policía con idénticas aficiones. Una katana. Un
chaval con poca puntería. Tres balas en la pared y la mano de Dios. Un coche
lleno de sangre. Un vecino en bata que
se encuentra el coche en su garaje. Su mujer que está a punto de llegar. Un
tipo que soluciona problemas. Un tuneado muy cool Otra vez la parejita de antes
que por fin se ha decidido a atracar la cafetería. Una cartera con una
inscripción en la que se lee “hijo de puta”. Y un maletín.
Con todos estos ingredientes se cocina uno de los cócteles
más explosivos del cine de los noventa. Pulp
Fiction es un mejunje, un pastiche, y por esta vez, el término no tiene
nada de peyorativo. La acepción “pulp” remite a todo eso, el epígrafe con su
definición aparece al comienzo de la película para no dejar lugar a la duda. El
hecho de haberse convertido en una obra de culto provoca que sobre el film
circulen un montón de historias y de leyendas. Es imposible reproducirlas
todas, como es imposible reproducir una sinopsis que se entienda a la primera.
Tarantino y Avery se encargan de desordenar el tiempo, cruzar y descruzar
constantemente las tramas, un recurso que ha hecho escuela (que se lo pregunten
a Iñárritu y a Arriaga). Van dejando por el camino miguitas de pan y pistas
falsas. El maletín es un macguffin hitchcotiano que ni significa ni transciende
nada. La luz que sale de su interior cada vez que se abre no nos ilumina nada
(es “lo que cada uno quiere que sea” como explicaría más tarde Samuel L Jackson
cuando le preguntaron por el
particular). Pues vaya estupidez de historia. Sí, pero a la vez que apasionante
y divertido todo ¿no?
Y es que Tarantino se ocupa de poner su sello personal en
cada escena. No nos empecemos a chupar las p… a fin de cuentas sólo se trataba
de su segunda película, pero con el tiempo
esos tics se han convertido en marca de la casa que todo el mundo
reconoce: el plano con los tipos abriendo el capó del coche, los créditos en
amarillo, diálogos - geniales- para besugos que se extienden hasta el infinito y más allá, los cigarrillos Red Apples… y por supuesto una banda sonora de lujo.
No he hablado todavía de las bandas sonoras en las películas de Tarantino, pero
es que no quiero tirarme escribiendo aquí hasta el miércoles. El gusto musical
del muchacho es si cabe más exquisito que el cinematográfico. Sus películas son
toda una sinfonía pop – el hilo conductor de Reservoir Dogs es un programa musical y la voz de un Dj presentando
la selección de temas hace las veces de un fundido a negro. Una de las escenas
más icónicas de Pulp Fiction es un
baile, que, por cierto, estuvo a punto de quedarse en la sala de montaje. Es
curioso porque en la escena en cuestión, Mia Wallace es el personaje que se
muestra más segura más decidida a bailar, mientras Vincent Vega se quedaría
mejor sentadito (¿bailar con Mía y tocarla?, sí hombre, ya sabes lo que le pasó
al último por un simple masaje de pies).
En el rodaje fue al revés. Uma Thurman estaba intimidada ante la idea de
mover al esqueleto ante un mito del cine bailongo como John Travolta. Al final
Uma perdió el miedo y la cosa quedó pero que muy, muy bien. Eso sí, sin tocar
en ningún momento a su pareja. Las normas son las normas.
Thurman y Travolta encabezan el espectacular reparto de la
película, porque además si por algo destacan también los films corales de
Tarantino es por sus extensos y espectaculares repartos. A pesar de haber
aparecido en solo dos de los ocho títulos que componen la filmografía del
director, los personajes de Beatrix Kiddo y Mia Wallace tienen tal fuerza y tal
carisma que Uma Thurman es sin discusión la actriz tarantiniana por excelencia.
Por su parte, tras ser una estrella juvenil en los setenta gracias a éxitos
como Fiebre del sábado noche (John Badham, 1977) o Grease (Randal Kleiser, 1978), John Travolta cayó en desgracia en la
década siguiente; gracias a Tarantino y
a Pulp Fiction , el actor vio
relanzada su carrera recién estrenada la cuarentena . Junto a John y a Uma,
repiten con Tarantino actores como Harvey Keitel, Tim Roth o Samuel L. Jackson
a lo que ya habíamos podido ver en la opera prima del director. Completan el
elenco nombres como Bruce Willis, Christopher Walken, Maria de Medeiros,
Rossane Arquette, Ving Rhames o Eric Stolz, además del propio Tarantino que se
reserva un breve pero divertido papel.
Además de la Palma de Oro en Cannes, Pulp Fiction se hizo
con el Oscar al Mejor Guión Original del año. Cosechó un total de siete
nominaciones a los premios de la Academia, entre ellas las de mejor película y
mejor director. No obstante, se trataba de una propuesta demasiado transgesora para
los gustos de los votantes que se decantaron por la mayor corrección política
de Forrest Gump (Robert Zemeckis,
1994), la ganadora final. Al menos a Tarantino le quedó el consuelo de superar
en el palmarés final a otro de los considerados clásicos del cine de los
noventa, la impresionante Cadena
Perpetua (Frank Darabont, 1994) que se fue de la ceremonia de vacío.
Lo que nadie le puede arrebatar al film es la distinción de
película de culto, obtenida prácticamente el mismo día de su estreno. Es una de
esas películas que no terminan con la palabra “fin”, porque se quedan mucho
tiempo en tu cabeza, porque sientes la necesidad de volver a verla una y otra
vez (el crítico Roger Ebert dijo de ella que podría verla doscientas veces y
nunca recordaría la escena que viene después). Cuando todo parecía inventado,
llegó Tarantino y nos enseñó que otra forma de hacer cine era posible.
Comentarios
Echo en falta dos cosas. Entre sus referencias también está Sam Peckinpah (muy evidente en, por ejemplo, "Reservoir dogs" e, incluso, en "Malditos bastardos") y una referencia a la que posiblemente sea su peor película: "Death proof", esa especie de experimento para "drive-in" que está cargado de acción muy bien realizada, pero sobrado de autocomplacencia.
Abrazos twisteros.
No es mi Tarantino preferida, esa es otra de las características del cine de Quentin, gusta a muchos, pero cada película tiene su legión de fans confesos. "Pulp Fiction" me parece la más importante, pero disfruto más con "Kill Bill" y con "Malditos bastardos". No me pasa lo mismo con "Jackie Brown" aun reconociendo su calidad (quizá mayor que la de otros films del director), no me engancha tanto. En cuanto a "Death Proof" es cierto que es la peor, pero nació con vocación de ser mala, con fallos de racord planificados, errores de montaje estudiados, saltos de la acción, fallos de cámara, luz mal medida, guión cutre,...Todo está perfectamente medido para remedar aquellos programas dobles de ínfima calidad, recordemos que se estrenaba conjuntamente con "Planet terror" de Robert Rodriguez que era un ejercicio similar. A mi que me gustan mucho las películas malas, me paracen todo un divertimento, quizá me hace más gracia la del mejicano, pero la de Quentin creo que es todo un homenaje a Russ Meyer y su "Supervixens" (menos explicito sexualmente y menos exhuberante, claro)
En cualquier caso, "Pulp`..." contiene algunas escenas verdaderamente inolvidables, yo no soy tanto de la historia de los matones contra los chavales, ni si me apuras con la de la limpeza integral del coche, pero me engancho muchísimo con la cita de Vincent y Mia (Madame la diirectrice siempre adorada) o con la de Bruce y el reloj de su padre y Marcellus y su dolorosa situación.
Un gus muy a la altura del film.
Abrazos directos al corazón
Abrazos doctorando
Entre mis favoritas está "Malditos Bastardos", creo que la escena de la taberna es enorme, y cierto lo que dice Indi que la primera parte de Django es soberbia.
Recuero que vi los odiosos ocho y hay un momento de la pelícual, cuando el hermano esperado saca la cabeza de la trampilla..la escena es tan brutal que esallamos en risas, Tarantino es así violento y excesivo, pero no cabe duda que hemos pasado muy muy buenos ratos con sus películas.
Me pasa lo que a Indi, nunca me sedujo Kill Bill, demasiada sangre (jajajaja).
Gracias por este acertado Gus, maño.
Besos con sombrero de cow-boy.
Albanta