EL CINE EN CIEN PELÍCULAS (XXVI)


El camino del hombre recto está por todos lados rodeado por las injusticias de los egoístas y la tiranía de los hombres malos.

Bendito sea aquel pastor que, en nombre de la caridad y de la buena voluntad, saque a los débiles del Valle de la Oscuridad. Porque es el auténtico guardián de su hermano y el descubridor de los niños perdidos.

¡Y os aseguro que vendré a castigar con gran venganza y furiosa cólera a aquéllos que pretendan envenenar y destruir a mis hermanos! ¡Y tú sabrás que mi nombre es Yahvé, cuando caiga mi venganza sobre ti!"


PULP FICTION. USA, 1994. Dir Quentin Tarantino con John Travolta, Samuel L. Jackson, Uma Thurman, Bruce Willis, Ving Rhames. (153 min)

“Yo nunca fui a una escuela de cine. Fui al cine”. Es lo que siempre suele responder Quentin Tarantino cuando le preguntan por su impresionante cultura cinéfila. La leyenda apunta a que de joven abandonó los estudios pronto y que comenzó a trabajar en un cine porno como acomodador en un cine primero, y en un videoclub como dependiente después. Y ahí lo aprendió todo. Nacido en Knoxville, el 27 de marzo de 1963, Quentin recibe el mismo nombre de pila que el personaje que interpretaba el recientemente fallecido Burt Reynolds en la serie La ley del revólver (1955-1975). Tony, su padre, y sobre todo Connie, su madre, eran dos apasionados del cine y de la televisión. La pareja se casó muy joven, cuando él, un estudiante de derecho, sólo tenía veintiún años, y ella, que cursaba enfermería, únicamente dieciséis. Ciertamente parecían los protagonistas de la canción You never can tell de Chuck Berry que años más tarde aparecería como tema estrella en una de las películas más conocidas del hijo de ambos.

El matrimonio entre Tony y Connie duró poco, y con dos años de edad Quentin se ve obligado a trasladarse con su madre a vivir en un suburbio de Los Ángeles donde esta volverá a casarse de nuevo. Por influencia materna precisamente, Quentin comienza a acudir al cine casi de manera compulsiva, así como a ver series de televisión y a consumir fanzines y literatura “pulp”. Para cuando en 1985 comienza a trabajar en el Video Archive de Manhattan Beach (California) el joven Tarantino es ya todo un experto en materia audiovisual. En ese videoclub donde se lo traga absolutamente todo, Quentin entabla amistad con un estudiante de cine llamado Roger Avary quien posteriormente se convertirá en su socio y colaborador. Asimismo conoce al productor John Langely que, asombrado por los conocimientos cinematográficos de los dos amigos, les contrata como asistentes de producción de un programa en el que exhibe musculitos e imparte unas clases de gimnasia nada menos que Dolph Lungren. A comienzos de los 80, Tarantino y Avery comienzan a escribir su primer guión conjunto, True romance que nunca llegarán a rodar. En 1993, la historia cae en manos de Tony Scott que la lleva a la pantalla con Christian Slater y Patricia Arquette al frente del reparto; en España llevó el título de Amor a quemarropa.

Quentin no desespera y sigue escribiendo. Su siguiente guión, que será la base de su primer film, El cumpleaños de mi mejor amigo (1987) está redactado esta vez junto a Craig Hermann.  No obstante, la mala suerte se ceba con Tarantino que ve cómo algunos rollos del film se queman en un incendio cuyas causas siguen siendo todavía un misterio a día de hoy. En la actualidad, se conservan 35 minutos del metraje (inicialmente eran 69) y la película, fácilmente localizable en Youtube,es tenida como una obra de culto, aunque más por las circunstancias que la rodean y por la fama que alcanzaría después su director que por su deficiente resultado final (no podía ser de otra forma al tratarse de un montaje hecho en condiciones tan extremas).

Siendo como es El cumpleaños de mi mejor amigo un film inacabado, Reservoir dogs (1992) pasa a ser considerada como la verdadera opera prima de su autor. A comienzos de los noventa, Tarantino conoce al productor Lawrence Bender, y este le presenta a su vez al actor Harvey Keitel. Al protagonista de Malas calles o Smoke le cae bien ese muchacho tan gracioso y tan cinéfilo que le da a leer el guión de la que quiere sea su primera película. Se trata de una historia apasionante y brutal en torno a un grupo de delincuentes desconocidos entre sí que son contratados por un misterioso personaje para atracar una empresa y robar unos diamantes. Finalmente, el plan fracasa porque entre los miembros de la banda se encuentra un agente de la ley. Keitel accede a participar en la producción del film y entrar en el reparto en el que también figuran Tim Roth, Chris Penn, Michael Madsen o el propio Quentin. Sin duda, estamos ante uno de los debuts más impresionantes del cine contemporáneo; Tarantino, un tipo sin apenas formación académica, sorprende a todo el mundo por su dominio del lenguaje cinematográfico y da un primer aviso de lo que puede llegar a ser en el futuro. La película triunfa en los festivales de Sundance y Sitges donde Tarantino recibe el premio a la mejor dirección y el mejor guión. La trama de Reservoir dogs remite directamente al clásico de Stanley Kubrick Atraco perfecto(1956), aunque entrar a hablar de referencias en el cine de Tarantino es como adentrarse en una cueva en la que no se ve el final. De hecho, para muchos críticos, la cinta se inspira en la hongkonesa City on Fire (Ringo Lam, 1987) que presenta un argumento similar, e incluso hay otros que señalan un precedente español del film, el thriller Distrito Quinto (Julio Coll, 1957).  En cualquier caso, Quentin siempre dijo que con Reservoir Dogs había querido hacer una película al más puro estilo del cine negro de los cuarenta y los cincuentaque evocase la estética de las dos décadas siguientes.  El resultado es una fascinante obra maestra que deslumbra por el descaro con el que su director juega con los géneros, organiza la narración y los distintos saltos temporales, construyendo personajes y diálogos nunca antes vistos ni oídos en una película de esas características.

En 1994 llega Pulp Fiction, la película que lo cambia todo. Ese mismo año, Tarantino agarra un tremendo berrinche tras el estreno de Asesinos natos, el film que acaba llevando a la pantalla Oliver Stone, partiendo de una idea original suya. Quentin repudia de entrada la película, no está de acuerdo con el tratamiento sensacionalista y videoclipero que le da a su relato el director de Platoon, y pide expresamente no aparecer en los títulos como autor del guión, si bien finalmente no puede evitar ser mencionado como creador de la historia. A pesar del encontronazo con Stone, Tarantino comienza a ser una figura respetada en Hollywood gracias al impacto que han tenido sus dos primeras obras. Es la época en la que comienza a ejercer de productor, avalando entre otros proyectos la opera prima de su amigo Roger Avery,otro thriller de robos y atracos llamado Killing Zoe (1994).  Su rostro también empieza a ser conocido gracias a sus apariciones como actor en sus propias películas y en la de sus amiguetes, caso de Desperado (1995) y Abierto hasta el amanecer (1996), ambas de Robert Rodríguez. Pero no empecemos todavía a chuparnos las p… El Tarantino actor y el Tarantino productor son muy distintos al Tarantino realizador. Su afición al cine de serie B y a las obras de culto con cierto tufillo freak le lleva a menudo a querer apadrinar títulos de dudoso gusto y calidad. Como intérprete, hay que reconocer que el chaval tampoco es Marlon Brando, aunque quizá nadie lo sepa mejor que él.

Después de participar en 1995 en la película de episodios Four Rooms (junto a Alison Anders, Robert Rodríguez y Alexander Rockwell) y de dirigir incluso un capítulo de la serie televisiva Urgencias, Tarantino estrena en 1997 su tercer largometraje. Hay quienes reivindican Jackie Brown como la mejor película de la carrera de su director, lo cual quizá es mucho reivindicar teniendo en cuenta los dos precedentes de los que acabamos de hablar. Puede, eso sí, que la cinta sea la gran “tapada” de la filmografía tarantiniana, una estimable versión de una obra del maestro de la novela negra Elmore Leonard que el realizador sabe llevar sabiamente a su terreno. La protagonista del film es una azafata de vuelo negra que se gana un dinerillo extra pasando droga para el pequeño cartel de un mafioso buscado por la policía. Un día, la chica es detenida en la aduana y acusada de tenencia ilícita y evasión de capitales; el único modo de evitar la cárcel será colaborar con la ley. Aquí nos encontramos a un Tarantino más contenido y “romántico” que en otras ocasiones al frente de una historia con indudables aires setenteros.  Pam Grier, antigua estrella del movimiento blaxplotation que hizo furor en el cine americano de la época, encabeza un elenco artístico de postín que completan el tarantiniano Samuel L. Jackson Michael Keaton, Bridget Fonda y Robert De Niro. Otro Robert, Robert Foster fue nominado al Oscar en la categoría de secundario por su papel de policía que acaba enamorándose de la protagonista.

El eclecticismo de Tarantino se hace más patente que nunca en Kill Bill, el díptico con el que el director de Tenesse inagura el siglo XXI, y que inicialmente iba a ser una sola película., No olbstante, su larga duración –más de cuatro horas- obligó a los productores a estrenarla en dos partes que llegaron a los cines en 2003 y 2004 respectivamente. En 2011, un cine de Los Ángeles proyectó una versión de la película con las dos partes unidas junto a una secuencia animada que no había podido verse en su momento. La primera parte de Kill Bill comienza cuando una antigua asesina a sueldo, Beatrix Kiddo, apodada La Novia, es violada y tiroteada por una banda de criminales dirigidos por su novio el día en el que asistía a un ensayo de su propia boda. Cuando, cuatro años después, despierte del coma y descubra que ha perdido al bebé que estaba esperando, la mujer comienza una larga y calculada venganza contra los participantes en la masacre que uno a uno irán siendo eliminados de las más diversas formas. La película bebe de las películas que el director tiene como referente y el resultado es una mezcla heterogénea que combina el género negro con el cine de artes marciales, e incluye visitas al “spaghetti western” y hasta a la Nouvelle Vague francesa. El film, en efecto, se puede considerar un remake muy particular de la obra de Truffaut La novia vestía de negro (1968) esta vez con la sensual Jeanne Moreau convertida en vengativa viuda negra.

En general Kill Bill es bien recibida por la crítica, aunque no faltan quienes dicen que la película es un punto de inflexión en la carrera de su director que ya no conserva la frescura que exhibía en sus primeros títulos. Personalmente, no soy de esa opinión y creo que el toque tarantiniano, con su característico manejo del humor negro, sigue intacto así como su dominio del lenguaje cinematográfico y narrativo. El film se beneficia además de una soberbia Uma Thurman al frente de un reparto en el que también nos encontramos a Michael Madsen, Darryl Hanna o Lucy Liu. Siguiendo la tradición de resucitar actores ya olvidados que tuvieron sus días de gloria en otras épocas, Tarantino recupera al televisivo David Carradine, protagonista de la mítica Kung Fu así como al japonés Sonny Chiba, una celebridad del cine de artes marciales durante las décadas de los sesenta y los setenta.

En 2009, Tarantino sorprende a la parroquia pasándose al cine de época – y de paso reinventando la Historia- con la impactante Malditos Bastardos. Esta vez, el cineasta nos lleva a la Francia ocupada por los nazis en la II Guerra Mundial para contarnos de nuevo, como en su anterior largo, la venganza de una mujer que de niña vio morir a su familia a manos de los alemanes, al tiempo que asistimos al descabellado intento por parte de un grupo de jóvenes para asesinar a Hitler. Es el grupo de los bastardos sin gloria que dan nombre al film y a quienes interpretan entre otros Brad Pitt y Michael Fassbender. Junto a ellos, aparecen en los créditos la francesa Melanie Laurient, la germana Diane Kruger o el austriaco Christopher Waltz en el papel que le catapultó a la fama. La interpretación que hace este último del maquiavélico oficial Hans Landa, un personaje escrito inicialmente para Leonardo DiCaprio, es antológica, y proporcionó al Oscar el primer Oscar de su carrera, y el único que consiguió la cinta de un total de ocho candidaturas. Además de por el estupendo reparto, Malditos bastardos destaca por el impresionante manejo que Tarantino hace del suspense y de la planificación (los primeros diez minutos del film son una obra maestra en sí mismos) y por el sentido que éste tiene de la puesta en escena. Una fantasía bélica delirante, muy entretenida y a ratos ingeniosa, aunque a veces peca de grandilocuente. Tarantino fue muy criticada porque muchos vieron en la última frase que pronuncia Brad Pitt en la película (“Esta va a ser mi obra maestra”) un afán y unas connotaciones personalistas.

Las dos últimas películas de Tarantino hasta la fecha corresponden a sendas incursiones en el “sphaguetti western”, género homenajeado tangencialmente por el director en muchas de sus obras anteriores.  En Django desencadenado (2012) Quentin retoma al personaje que interpretara el italiano Franco Nero allá por los sesenta en uno de los mejores films de Sergio Corbucci. El norteamericano, que ya había “copiado” en Reservoir Dogs, una de las escenas del film, la de la oreja rebanada, homenajea al espíritu de aquellas viejas películas del Oeste que se rodaron en Europa en los 60 y los 70.  La acción se sitúa en la Texas previa al estallido de la Guerra Civil y sigue a un cazarrecompensas que persigue a unos forajidos y promete liberar a un esclavo negro si le ayuda en su misión. Jamie Foxx interpretaba al personaje principal y Christopher Waltz volvía a ganar el Oscar como secundario por un film de Tarantino. El propio realizador, colocado hasta las cejas, subió a recoger en aquella edición el Oscar que distinguía al film como el mejor guión original del año. Los odiosos ocho es el octavo y hasta el momento último film del director (en realidad sería su “ocho y medio” si consideramos El cumpleaños de mi mejor amigo). Se trata de un western violento y excesivo que nos traslada a los años posteriores a la Guerra de Secesión y que tiene como protagonistas al grupo de viajeros de una diligencia que a causa de una tormenta de nieve debe refugiarse en una cabaña en el medio de la nada.  La película supuso el reencuentro entre el cineasta y el actor Samuel L Jackson y el ¡¡ primer Oscar ¡¡¡ en la carrera del compositor italiano Ennio Morricone quien por fin, a los 87 años, era reconocido por Hollywood.

En la actualidad, Tarantino se encuentra preparando el que será su noveno largometraje, Once upon a time en Hollywood, que llegará a los cines en agosto del año que viene. El film recreará el ambiente del Hollywood de finales de los 60, deteniéndose en el misterioso caso del asesinato de la actriz Sharon Tate a manos de la banda del psicópata Charles Manson.  Brad Pitt y Leonardo DiCaprio son los intérpretes principales de una película sobre la que se tienen muchas expectativas. Veremos.

Sea como sea, Tarantino ya se ha hecho un hueco entre los grandes del cine, por haber renovado los cimientos del llamado séptimo arte en este periodo de cambio de siglo. Tal vez “renovación” no sea la palabra adecuada. Quentin es una enciclopedia cinematográfica andante, y quizá sabe más que nadie que en esto, como en casi todo, está ya todo inventado. ¿Qué hago entonces? Fusiono, combino, mezclo churras con merinas, y cuanto más churras y más merinas mejor. Revólveres con katanas, spaghetti con kung fu, cine negro con comedia absurda. El resultado suele ser (casi) siempre sugerente y en ocasiones bordea la genialidad. Hay que ser sumamente inteligente para lograrlo, y pocos lo consiguen. Nadie en el cine moderno es capaz de subvertir las reglas de los géneros tradicionales como Tarantino (si acaso los Coen y pare usted de contar). El muchacho lleva su pasión cinematográfica al extremo; su estilo, único e inimitable, nace de la fusión y confusión de otros estilos y otras fuentes. Entre sus directores favoritos figuran Howard Hawks, Samuel Fuller y Martin Scorsese, y sus eclécticos gustos abarcan desde el cine gore y de terror más friki hasta las obras de los maestros franceses de la nouvelle vague (su productora se llama Band Apart en homenaje a una de las películas más conocidas de ese otro “enfant terrible” que fue Jean Luc Godard). En este ecléctico abanico, Tarantino ha encontrado su propio estilo, único e inimitable. Puede que en una escuela de cine te enseñen a manejar la cámara o a editar un encadenado; lo que nunca te enseñarán allí será el conquistar un estilo propio.



De vez en cuando surgen películas llamadas a marcar un antes y un después en la historia, que suponen un hito y se convierten en eso que se llama un clásico instantáneo. Ciudadano Kane, Los cuatrocientos golpes, 2001, Odisea del espacio son algunas de las películas que pertenecen a ese grupo. Pulp fiction es otra de ellas. La película causó una verdadera conmoción en su puesta de largo en el Festival de Cannes, dejó a todo el mundo boquiabierto y al jurado del certamen, presidido en aquella ocasión por Clint Eastwood, sin opciones de entregar la Palma de Oro a otra película.
Tarantino y Roger Avery comenzaron a escribir el guión del film a finales de 1992 en un apartamento de Ámsterdam  (ciudad que se cita en el film a modo de guiño). Una vez en Los Ángeles pasearon el libreto por varias productoras que lo rechazaron al considerar el proyecto demasiado loco y arriesgado.  Vivimos un periodo de neoliberalismo total con el mandato presidencial de Bush padre, y en estas llega Tarantino y se atreve a resucitar la cultura pop con una historia además plagada de violencia y humor negro.

Y entonces llegó el hoy caído en desgracia Harvey Weinstein. El productor acababa de vender a la Disney Miramax, la compañía que había fundado junto a su hermano Bob a finales de los ochenta, y que , entre otros logros había conseguido distribuir Átame (Pedro Almodóvar, 1990) en el mercado americano. Pulp Fiction fue el primer gran éxito de Miramax, y supuso el comienzo de la relación entre Tarantino y Weinstein. Cuando hace unos meses estalló el affaire Weinstein que incriminaba al productor en varios casos de escándalos sexuales, Tarantino fue duramente criticado por el mutismo que guardó al respecto, pues se consideró que en todo momento fue conocedor de los delitos de los que su orondo colega era acusado.

Una parejita de enamorados que desayuna tranquilamente en una cafetería y que se está pensando si atracarla o no. Un matón recién llegado de Europa. Una Royale with cheese. Un sicario que recita sermones bíblicos a sus víctimas antes de descerrajarles un tiro en la sien. Un gangster celoso. La chica del gangster que una vez participó en el piloto de una serie de la tele. Un masaje de pies. Un boxeador que acepta un combate amañado, y que tras matar  a su rival en el ring decide largarse con la pasta. Su novia francesa. Un fulano que te vende mierda  “de la buena”. Su novia, a la que no le cabe un agujero ni un clavo más en el cuerpo. Un camarero vestido de James Dean. Una camarera vestida de Marilyn. Un concurso de baile Una sobredosis y un chute de adrenalina en el corazón. Tres tomates  que caminan por la calle y uno se espachurra. Un veterano de guerra. Un reloj  que pasa de generación en generación y de mano en mano (aunque tal vez sería más propio decir de culo en culo). El dependiente de una tienda de electrónica con aficiones sadomasoquistas. Su amigo el policía con idénticas aficiones. Una katana. Un chaval con poca puntería. Tres balas en la pared y la mano de Dios. Un coche lleno de sangre. Un  vecino en bata que se encuentra el coche en su garaje. Su mujer que está a punto de llegar. Un tipo que soluciona problemas. Un tuneado muy cool Otra vez la parejita de antes que por fin se ha decidido a atracar la cafetería. Una cartera con una inscripción en la que se lee “hijo de puta”. Y un maletín.

Con todos estos ingredientes se cocina uno de los cócteles más explosivos del cine de los noventa. Pulp Fiction es un mejunje, un pastiche, y por esta vez, el término no tiene nada de peyorativo. La acepción “pulp” remite a todo eso, el epígrafe con su definición aparece al comienzo de la película para no dejar lugar a la duda. El hecho de haberse convertido en una obra de culto provoca que sobre el film circulen un montón de historias y de leyendas. Es imposible reproducirlas todas, como es imposible reproducir una sinopsis que se entienda a la primera. Tarantino y Avery se encargan de desordenar el tiempo, cruzar y descruzar constantemente las tramas, un recurso que ha hecho escuela (que se lo pregunten a Iñárritu y a Arriaga). Van dejando por el camino miguitas de pan y pistas falsas. El maletín es un macguffin hitchcotiano que ni significa ni transciende nada. La luz que sale de su interior cada vez que se abre no nos ilumina nada (es “lo que cada uno quiere que sea” como explicaría más tarde Samuel L Jackson cuando le preguntaron  por el particular). Pues vaya estupidez de historia. Sí, pero a la vez que apasionante y divertido todo ¿no?

Y es que Tarantino se ocupa de poner su sello personal en cada escena. No nos empecemos a chupar las p… a fin de cuentas sólo se trataba de su segunda película, pero con el tiempo  esos tics se han convertido en marca de la casa que todo el mundo reconoce: el plano con los tipos abriendo el capó del coche, los créditos en amarillo, diálogos - geniales- para besugos que se extienden hasta el infinito y más allá, los cigarrillos Red Apples… y por supuesto una banda sonora de lujo. No he hablado todavía de las bandas sonoras en las películas de Tarantino, pero es que no quiero tirarme escribiendo aquí hasta el miércoles. El gusto musical del muchacho es si cabe más exquisito que el cinematográfico. Sus películas son toda una sinfonía pop – el hilo conductor de Reservoir Dogs es un programa musical y la voz de un Dj presentando la selección de temas hace las veces de un fundido a negro. Una de las escenas más icónicas de Pulp Fiction es un baile, que, por cierto, estuvo a punto de quedarse en la sala de montaje. Es curioso porque en la escena en cuestión, Mia Wallace es el personaje que se muestra más segura más decidida a bailar, mientras Vincent Vega se quedaría mejor sentadito (¿bailar con Mía y tocarla?, sí hombre, ya sabes lo que le pasó al último por un simple masaje de pies).  En el rodaje fue al revés. Uma Thurman estaba intimidada ante la idea de mover al esqueleto ante un mito del cine bailongo como John Travolta. Al final Uma perdió el miedo y la cosa quedó pero que muy, muy bien. Eso sí, sin tocar en ningún momento a su pareja. Las normas son las normas.

Thurman y Travolta encabezan el espectacular reparto de la película, porque además si por algo destacan también los films corales de Tarantino es por sus extensos y espectaculares repartos. A pesar de haber aparecido en solo dos de los ocho títulos que componen la filmografía del director, los personajes de Beatrix Kiddo y Mia Wallace tienen tal fuerza y tal carisma que Uma Thurman es sin discusión la actriz tarantiniana por excelencia. Por su parte, tras ser una estrella juvenil en los setenta gracias a éxitos como Fiebre del sábado noche  (John Badham, 1977) o Grease (Randal Kleiser, 1978), John Travolta cayó en desgracia en la década  siguiente; gracias a Tarantino y a Pulp Fiction , el actor vio relanzada su carrera recién estrenada la cuarentena . Junto a John y a Uma, repiten con Tarantino actores como Harvey Keitel, Tim Roth o Samuel L. Jackson a lo que ya habíamos podido ver en la opera prima del director. Completan el elenco nombres como Bruce Willis, Christopher Walken, Maria de Medeiros, Rossane Arquette, Ving Rhames o Eric Stolz, además del propio Tarantino que se reserva un breve pero divertido papel.

Además de la Palma de Oro en Cannes, Pulp Fiction se hizo con el Oscar al Mejor Guión Original del año. Cosechó un total de siete nominaciones a los premios de la Academia, entre ellas las de mejor película y mejor director. No obstante, se trataba de una propuesta demasiado transgesora para los gustos de los votantes que se decantaron por la mayor corrección política de Forrest Gump (Robert Zemeckis, 1994), la ganadora final. Al menos a Tarantino le quedó el consuelo de superar en el palmarés final a otro de los considerados clásicos del cine de los noventa, la impresionante Cadena Perpetua (Frank Darabont, 1994) que se fue de la ceremonia de vacío.

Lo que nadie le puede arrebatar al film es la distinción de película de culto, obtenida prácticamente el mismo día de su estreno. Es una de esas películas que no terminan con la palabra “fin”, porque se quedan mucho tiempo en tu cabeza, porque sientes la necesidad de volver a verla una y otra vez (el crítico Roger Ebert dijo de ella que podría verla doscientas veces y nunca recordaría la escena que viene después). Cuando todo parecía inventado, llegó Tarantino y nos enseñó que otra forma de hacer cine era posible.


EL MOSAICO DE HOY


Comentarios

César Bardés ha dicho que…
Pues muy buen repaso a este cineasta que ha roto moldes y estilos y que es criticado por muchos (la crítica más corriente es "Tarantino copia") y alabado por otros tantos. Evidentemente, todo su cine se inspira en películas no solo de serie B, sino también muy de serie A (el episodio de Hattori Hanzo en "Kill Bill" parece una película de Akira Kurosawa en sí mismo). En mi opinión, él coge esas referencias, las mezcla bien cual un cóctel en sí mismo y fabrica algo nuevo con todas esas referencias. Eso no lo invalida como cineasta, bien al contrario. Como guionista me parece uno de los tíos más originales que pueblan el candelero hollywoodense y además no me parece nada tonto al espaciar tanto entre película y película sus proyectos. Es verdad que está zumbado, que se droga como una esponja y que un día lo encontrarán muerto en el sitio menos pensado, pero es un tipo que ha sabido imprimir una mirada nueva al cine a través de un buen montón de miradas viejas.
Echo en falta dos cosas. Entre sus referencias también está Sam Peckinpah (muy evidente en, por ejemplo, "Reservoir dogs" e, incluso, en "Malditos bastardos") y una referencia a la que posiblemente sea su peor película: "Death proof", esa especie de experimento para "drive-in" que está cargado de acción muy bien realizada, pero sobrado de autocomplacencia.
Abrazos twisteros.
CARPET_WALLY ha dicho que…
Pues efectivamnente, genial una vez más, este repaso al director y a una película mítica. No es tanto que sea la mejor del universo como que, en efecto, ha modificado brutalmente la forma de contar historias.

No es mi Tarantino preferida, esa es otra de las características del cine de Quentin, gusta a muchos, pero cada película tiene su legión de fans confesos. "Pulp Fiction" me parece la más importante, pero disfruto más con "Kill Bill" y con "Malditos bastardos". No me pasa lo mismo con "Jackie Brown" aun reconociendo su calidad (quizá mayor que la de otros films del director), no me engancha tanto. En cuanto a "Death Proof" es cierto que es la peor, pero nació con vocación de ser mala, con fallos de racord planificados, errores de montaje estudiados, saltos de la acción, fallos de cámara, luz mal medida, guión cutre,...Todo está perfectamente medido para remedar aquellos programas dobles de ínfima calidad, recordemos que se estrenaba conjuntamente con "Planet terror" de Robert Rodriguez que era un ejercicio similar. A mi que me gustan mucho las películas malas, me paracen todo un divertimento, quizá me hace más gracia la del mejicano, pero la de Quentin creo que es todo un homenaje a Russ Meyer y su "Supervixens" (menos explicito sexualmente y menos exhuberante, claro)

En cualquier caso, "Pulp`..." contiene algunas escenas verdaderamente inolvidables, yo no soy tanto de la historia de los matones contra los chavales, ni si me apuras con la de la limpeza integral del coche, pero me engancho muchísimo con la cita de Vincent y Mia (Madame la diirectrice siempre adorada) o con la de Bruce y el reloj de su padre y Marcellus y su dolorosa situación.

Un gus muy a la altura del film.

Abrazos directos al corazón
INDI ha dicho que…
Pulp Fiction es de ésas películas que las disfrutas segundo a segundo, en cada escena. Fantástica película. Me quedo con la escena en la que "resucitan" a Mia Wallace, la tensión que hay en ésa habitación en los segundos previos es aterradora. Kill Bill nunca me ha cautivado, un poco excesiva. Reservoir Dogs es una joya. Django la primera hora del film es de lo mejor de Tarantino, luego baja bastante. Y este gus es de matrícula de honor, vamos que le daría al maño un Master de ésos que tanto se habla éstos días.

Abrazos doctorando
Anónimo ha dicho que…
No podía faltar el maestro Tarantino, de la que soy rendida fan, como también lo soy del maño y yo tambien, si él quiere, le envío un master, aunque sea del universo.

Entre mis favoritas está "Malditos Bastardos", creo que la escena de la taberna es enorme, y cierto lo que dice Indi que la primera parte de Django es soberbia.

Recuero que vi los odiosos ocho y hay un momento de la pelícual, cuando el hermano esperado saca la cabeza de la trampilla..la escena es tan brutal que esallamos en risas, Tarantino es así violento y excesivo, pero no cabe duda que hemos pasado muy muy buenos ratos con sus películas.

Me pasa lo que a Indi, nunca me sedujo Kill Bill, demasiada sangre (jajajaja).

Gracias por este acertado Gus, maño.

Besos con sombrero de cow-boy.

Albanta

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