GUS MORNINS 11/9/18
“El
cine miente continuamente. Concretamente veinticuatro veces por segundo”
Brian de Palma
Sí, damas y caballeros.
Hoy toca rendir homenaje a este cineasta que pertenece a una de las
generaciones más brillantes de cineastas que ha dado la fábrica de sueños y que cumple nada menos que setenta y ocho años. Esos
cineastas comenzaron a llamarse “Los nuevos cachorros” y, últimamente, se les
ha cambiado como “La nueva generación” porque vinieron a coger el relevo de los
que se les llamó “segunda generación de la televisión” cuyos máximos
representantes fueron Sidney Pollack, Stuart Rosenberg, Robert Altman y Alan
Pakula. En esta ocasión, se trató de una serie de jóvenes que habían estudiado
cine en la universidad y que eran todos cinéfilos empedernidos. Ellos fueron
Francis Ford Coppola, Steven Spielberg, George Lucas, Philip Kaufman, Martin
Scorsese, John Milius y nuestro homenajeado, Brian de Palma. Historia viva del
cine, casi nada.
Brian de Palma era hijo
de un cirujano ortopédico así que, como todos los demás compañeros de su
generación, era un niño bien (así cualquiera se dedica al cine, oiga). El caso
es que el pequeño Brian era el menor de tres hermanos y, desde muy pequeño,
demostró que era un fiera en Ciencias Físicas. Tanto es así que, mientras
estudiaba para entrar en la Universidad ganó en dos ocasiones el Concurso
Nacional de Ciencias, distinguiéndose como el mejor alumno en la materia Física
de todo el país. Así pues, Brian de Palma se licenció en Ciencias Físicas por
la Universidad de Columbia, pero mientras sacaba unas notas de ensueño comenzó
a interesarse por el cine y los culpables fueron Roman Polanski, Alfred
Hitchcock y Jean Luc Godard, cineastas por los que sintió verdadera fascinación
y que le empujaron a tomar la decisión de matricularse en el Instituto de Artes
Escénicas Sarah Lawrence para obtener su licenciatura en cine.
En apenas cuatro años,
y después de algún cortometraje de aprendizaje, de Palma dio el salto a la
dirección de largometrajes a través de la producción independiente. De esa
época hay que destacar su primera aproximación a la guerra de Vietnam con Saludos, en donde descubrió a un joven
increíblemente intenso que actuaba como los mismos ángeles y con el que no dudó
en contar en otro de sus primeros intentos, Hola,
Mamá, sobre las andanzas de la “gángster” (no, no me váis a descubrir
escribiendo “delincuenta”, o “gángstera”) rural Ma Baker. Ese joven se llamaba
Robert de Niro. Y sí, da la casualidad de que todo el mundo cree que fue Martin
Scorsese quien lo descubrió y no es verdad. Fue Brian de Palma que, para más
inri, fue el que se lo presentó a Scorsese y a Coppola (todos los integrantes
de esa nueva generación de cineastas han mantenido, con sus altos y sus bajos,
su amistad a través de los años).
Brian de Palma ofreció
su primera muestra de que era un cineasta a tener en cuenta con su temprana
aproximación al cine de Alfred Hitchcock con Hermanas, un curiosísimo thriller
con Margot Kidder, Jennifer Salt y Charles Durning en los principales papeles.
Una periodista es testigo de un brutal asesinato que ocurre en el apartamento
contiguo al suyo, pero, al llegar la policía no encuentra ninguna señal de que
allí haya ocurrido un asesinato y toman a la periodista por chalada. Atractivo
¿verdad? El caso es que ahí ya empieza a notarse el virtuosismo que ha
caracterizado siempre el cine de de Palma y, de hecho, iba a tener su
continuidad con una película que ha sido cauterizada por el paso del tiempo y
que, en su tiempo, fue tomada como una alucinación bastante psicodélica e
innovadora como fue El fantasma del
paraíso, versión pop de El fantasma
de la ópera con Paul Williams como protagonista. Así dicho puede que no os
suene de nada, pero Paul Williams fue el compositor de muchas de las canciones
de Barbra Streisand…entre otras la de la maravillosa canción Evergreen.
Brian de Palma quiso
explorar aún más el universo de Hitchcock con Fascinación, con Cliff Robertson y Genevieve Bujold en los
principales papeles y concretamente en Vértigo
porque, casi, casi, es una versión inconfesada del clásico del maestro. Esta
película hizo creer a la crítica que de Palma era una versión rediviva del tío
Alfred y le pusieron sin ambages la etiqueta de “el nuevo maestro del
suspense”.
Lo confirmó cuando de
Palma decidió adaptar la novela de un escritor no demasiado conocido por aquel
entonces que se llamaba Stephen King. Se trataba de Carrie, una película de inmenso éxito y que fue el taquillazo que
necesitaba de Palma para convertirse en un autor respetado. La película es
tremenda y, aunque tiene un punto sobrenatural, de Palma no renuncia a hacerla
creíble, impactante y terrible, con la colaboración de Sissy Spacek y Piper
Laurie, ambas nominadas al Oscar.
Una de las películas
más desconocidas y más impresionantes de de Palma es La furia, una película de terror extraordinaria, que muy poca gente
conoce y que, salvo una resolución quizá un poco precipitada que hace que uno
tenga la impresión de que lo que quiso el director fue quitar el goce al
espectador truncando la historia, es muy, muy notable y, además, contiene una
de las mejores interpretaciones de la última etapa de Kirk Douglas como primer
actor. Una película a rescatar.
Otro taquillazo fue Vestida para matar, con Michael Caine,
Angie Dickinson y, la por entonces esposa de de Palma, Nancy Allen. Nuevamente
visita el universo Hitchcock (la película se publicitó con la leyenda “la
película que Hitchcock dejó a medio hacer”, cuando no era verdad). Y,
nuevamente, hay visitas más que evidentes tanto a Vértigo como a Psicosis.
Quizá la película se ha quedado antigua pero hay que reconocer que tiene
secuencias magistrales, como todo el seguimiento, cargado de sensualidad, que
se hace a Angie Dickinson y que culmina con su asesinato en un ascensor.
A continuación otro thriller que ha envejecido mucho, mucho
mejor. Se trata de Impacto con John
Travolta y Nancy Allen. Cogiendo como modelo el Blow-up, de Michelangelo Antonioni, de Palma articula la intriga en
torno a un técnico de sonido que está en el campo registrando diversos sonidos
para la elaboración de la banda sonora de una película cuando un coche cae,
aparentemente por accidente, a un lago. Revisando las cintas de su micrófono se
da cuenta de que aquello, en realidad, fue un asesinato. Una película de suspense
muy bien llevada, otra joya, también bastante poco conocida, de un cineasta
que, en ese momento, finales de los setenta y principios de los ochenta, estaba
en la cúspide de su inspiración.
Se embarcó en un remake de Scarface, de Howard Hawks con el título de El precio del poder, con un guión pasadísimo de vueltas de Oliver
Stone. Fue un éxito apabullante, la crítica, en el momento de su estreno, la
destrozó, pero el público respondió sin dudarlo. La película tiene algunas de
las escenas más violentas que yo he podido ver en cine y cuenta con un Al
Pacino que estaba llegando al límite con las drogas y una jovencísima Michelle
Pfeiffer. Sí, sí, lo sé. Hay legiones de seguidores de esta película incluido
su pequeño ejército de frikis…pero a mí nunca me convenció. La revisé no hace
mucho y me sigue pareciendo pasada de rosca, alocada, descabezada, demasiado
frenética. También dicen que en ese plató pasó droga para todo el mundo en
cantidades industriales. Eran los años en los que los integrantes de esa generación
de cineastas creían que la droga era liberadora y un signo de rebeldía. Y todos
ellos pasaban por el aro.
Con La ventana indiscreta como modelo, de
Palma aún hizo otra joya a reivindicar: Doble
cuerpo, con Craig Shaffer y Melanie Griffith mirando a través de ventanas y
sacando a la luz un buen puñado de deseos ocultos. Una película turbia, más
ensoñadora que alucinada, más pequeña que El
precio del poder, pero mucho más precisa. Y además todo un tratado sobre el
uso del doble cuerpo en las escenas de desnudo para estrellas que no quieren
enseñar lo que tienen. Dicen que a Brian de Palma se le ocurrió la trama
mientras rodaba las escenas de desnudo de Angie Dickinson en Vestida para matar.
La cima del cine de
Brian de Palma está en Los intocables.
Y lo es por varias razones. Primero, el reparto. Es difícil hacer una película
mala con un elenco encabezado por Kevin Costner, Sean Connery, Andy García,
Robert de Niro, Charles Martin Smith y un buen puñado de caras conocidas.
Segundo, la música. El gran Ennio Morricone hizo un trabajo fantástico poniendo
el lado tenebroso y heroico de la trayectoria de estos policías que se proponen
acabar con el crimen organizado de Al Capone. Tercero, el guión. David Mamet es
uno de los más grandes guionistas (amén de uno de los mejores autores
teatrales). Cuarto. Los impresionantes figurines diseñados por Giorgio Armania para el vestuario. Quinto, la dirección. De Palma pone su virtuosismo al servicio de
la historia empezando por ese plano cenital de un hombre al que están hablando
y que tiene la cara tapada con una toalla húmeda porque está preparándose para
el afeitado y terminando por el homenaje que rinde a Eisenstein en la escalera
de la estación de tren, el juicio al mafioso Capone o la ambientación general
que de Palma imprime a toda la película. Muchas, muchas razones para que la
película funcione y quizá esa es la obra maestra de su carrera.
En una época en la que
todo el mundo abría la boca por las películas de Vietnam, como Platoon, de Oliver Stone; La chaqueta metálica, de Stanley Kubrick
o, algo más lejano en el tiempo, Apocalypse
now, de Francis Ford Coppola, de Palma también quiso hacer su aportación
con otra película que a mí me parece notable y que, sin embargo, cosechó un
fracaso tremendo. Corazones de hierro
nos ponía a los pies de una patrulla de soldados que tenían que ocupar una
aldea. Mientras el radical Sean Penn era partidario de hacer una carnicería y
llevarse a una rehén para pasárselo bien, el buen americano era representado
por Michael J. Fox. Quizá ahí es donde estuvo la parte más débil de una
película que estaba bien hecha, bien realizada y, sorpresivamente, muy
contenido por parte de un realizador con cierta tendencia a la truculencia.
Se hizo con el timón de
una de las historias más deseadas por los directores de finales de los ochenta
con la adaptación de la novela de Tom Wolfe, La hoguera de las vanidades, con Tom Hanks, Melanie Griffith, Bruce
Willis y Morgan Freeman. Aquí habría que poner un poco los puntos sobre las
íes. La película fue masacrada tanto por la crítica como por el público y, tal
vez, no lo merecía tanto. Es verdad que se halla lejos de la afamada novela de
Wolfe, pero la película es correctísima, entretenida, con buenas secuencias,
bien interpretada, especialmente por parte de Willis. También no es menos
cierto que de Palma tuvo serios problemas, especialmente con Melanie Griffith
que, presa de su propia coquetería, aprovechó un descanso de dos semanas en sus
sesiones, para irse a Miami a operarse de los pechos. El resultado es que de
Palma comprobó con horror cómo en muchas secuencias Griffith tiene los pechos
bastante más pequeños y trató de falsear todo lo que pudo los nuevos atributos
de la actriz que, para más escarnio, se presentó con un bronceado natural de
las playas de Florida que nada tenían que ver con la fría Nueva York. Para de
Palma, Melanie Griffith fue un auténtico dolor de cabeza porque ella se negaba
a que le pusieran faja en los pechos y a ponerse maquillaje blanco sobre la
piel morena.
El fracaso enorme que
supuso La hoguera de las vanidades
hizo que de Palma tuviera que aceptar películas de encargo como la horrorosa En nombre de Caín, con un insufrible
John Lithgow de protagonista. Un auténtico fiasco que sólo aumentó la sensación
de fracaso. Afortunadamente, de Palma volvió a la contención para contar una de
las historias más hermosas del hampa. Con un Al Pacino afortunadamente
rehabilitado de las drogas y un estilo preciso y muy centrado, de Palma fabricó
una joya que también es casi una obra maestra: Atrapado por su pasado, o el camino de redención del gángster
Carlito Brigante mientras se esfuman sus deseos de irse a una playa paradisíaca
a poner un negocio de alquiler de coches. Una auténtica maravilla de película.
Tres años tuvo que
esperar Brian de Palma hasta que, por rechazo de su amigo Oliver Stone, se hizo
cargo de la primera parte de Misión:
Imposible. Muchos dicen que la película es sosa, que no alcanza el nivel de
la sexta que acaban de estrenar y blablablá. Pero hagamos una prueba… ¿a que
todos los que la habéis visto sois capaces de recordar escenas que se han
homenajeado hasta la saciedad de esta película? Vale, pues eso es porque detrás
de las cámaras estaba Brian de Palma y no John Woo.
Más tarde, se embarcó
en un proyecto muy personal, que bebe más de Orson Welles, con un plano
secuencia larguísimo de inicio, con Nicolas Cage y Gary Sinise de
protagonistas. Se llamó Ojos de serpiente
en referencia a la jugada de doble uno en los dados y también fue otro fracaso
que, sin embargo, ha ido ganando con el tiempo. La película, además de su
virtuosismo extraordinario, está bien llevada, con unidad de espacio y tiempo e
intentando hacer de un perdedor bastante patético, el héroe de toda la trama.
Una pequeña gozada para los sentidos y para el buen cine.
Después de la
soporífera Misión a Marte, con Gary
Sinise y Tim Robbins, una película bienintencionada pero que bebía
descaradamente de Stanley Kubrick y que de Palma no supo encajar bien porque
derivó hacia un space killer bastante
poco creíble, el director fabricó otra joyita (que la crítica se encargó de
poner a caer de un burro) con Femme Fatale,
versión muy, muy aceptable de La sirena
del Mississipi, de François Truffaut, con nuestro Antonio Banderas de
protagonista (y no digo ninguna tontería si afirmo que es uno de sus mejores
trabajos, siendo un actor que tampoco me entusiasma).
Luego, trató de hacer
un ejercicio de estilo en el cine negro con La
dalia negra, pero el reparto, encabezado por Josh Hartnett, Aaron Eckhart y Scarlett Johansson era muy limitado (de hecho, la mejor interpretación, alabada por todo el mundo,
correspondió a Hillary Swank, en un papel muy secundario y en el que encarnaba
a una mujer fatal con todos los tópicos y un puntito más de peligro) y, aunque
se aprecia la voluntad de escribir con la cámara, el resultado es flojo, sin
empuje y sin huella. Con Redacted
intentó hacer una segunda versión de Corazones
de hierro pero trasladando la acción de Vietnam al Golfo y aquí,
incomprensiblemente, de Palma pierde buena parte de su personalidad para hacer
una película nerviosa, de mucha cámara al hombro, que renuncia a uno de sus
sellos de estilo como es los grandes planos secuencia, de claridad supina, con
movimiento de cámara geniales. Fue todo un fracaso.
Su última película
también ha sido todo un fracaso a pesar de contar con la emergente Rachel
McAdams. Se trata de Passion, una
olvidable historia sobre la competencia feroz dentro de una empresa en la que
se llega hasta al asesinato.
Vamos con el
anecdotario de este gran director:
Uno de los trabajos con
el que ganó el Concurso Nacional de Ciencia fue Computerización analógica para resolver ecuaciones diferenciales.
Su obsesión por el
voyeurismo, presente en muchas de sus películas, se basa en un incidente
específico de su infancia. En cierta ocasión, el pequeño Brian escuchó cómo su
madre acusaba a su padre de serle infiel. Durante varias semanas, el pequeño
Brian se dedicó a grabar en cinta magnética a su padre para encontrar pruebas
de esa afirmación.
Es el responsable del
texto que sale al principio para situar al público en el Episodio IV de La guerra de las galaxias. Se lo pidió
su amigo George Lucas.
Es fanático de la
música de Bruce Springsteen y, de hecho, dirigió su vídeo para la canción Dancing in the dark.
Nunca ha hecho un director´s cut de sus películas, ni ha
querido hacer comentario alguno de ninguna de ellas para su edición en DVD.
Sus tres películas
favoritas son Lawrence de Arabia, de
David Lean; Las zapatillas rojas, de
Michael Powell y Emeric Pressburger; y Vértigo,
de Alfred Hitchcock.
Es el padrino del
primer hijo de Steven Spielberg.
Cubrió las espaldas con
escenas adicionales para el Episodio IV de La
guerra de las galaxias. Sin embargo, no le gustó nada el resultado final.
Llegó a decir “¿Qué es esta mierda sobre
no sé qué de la fuerza?”
Considera que Martin
Scorsese es uno de sus mejores amigos. Pero aclara que mantienen una “amistad
de rivales”.
Es famoso porque tiene
un carácter muy competitivo. Eso ha hecho que, en muchas ocasiones, se
distanciara de sus compañeros de generación.
Actualmente, está
experimentando, como buen virtuoso que es, con las posibilidades de las tomas
cinematográficas desde un dron.
Así que para recordarlo bien, os dejo los títulos de crédito que él mismo diseñó para "Los intocables" con la banda sonora del gran Ennio Morricone.
Y como mosaico, una
foto histórica. Todos los amigos y compañeros de generación sentados a la misma
mesa para celebrar el 50 cumpleaños de George Lucas. De izquierda a derecha
Steven Spielberg, Martin Scorsese, Brian de Palma, George Lucas y Francis Ford
Coppola.
Comentarios
Fantástico también el gus de ayer dedicado a la animación. Está claro que aquí los lunes y los martes hay mucho nivel.
Abrazos a pares
Siempre digo que una tarde de estas me tengo que sentar a ver "El precio del poder" a ver si le saco algo, porque la verdad, me pasa un poco como a ti. Por contra cambié mi valoración tras darle otra oportunidad a "Atrapado por su pasado". Me lo pasé muy bien con "El fantasma del paraiso" y desde luego "Los intocables" me parece su obra maestra. Bueno, una obra maestra, a secas.
Qué foto histórica, cómo me hubese gustado estar en esa cena (y saber un poquito más de inglés, claro).
Abrazos con la cámara al hombro
Algunos comentarios adicionales. La historia de la grabación secreta a su padre para descubrir la infidelidad la recreó en "Vestida para matar" con el hijo de Angie Dickinson grabando con una cámara oculta en una bicicleta a los pacientes del Doctor Elliot (Michael Caine) intentando descubrir a la asesina de su madre. (Brian De palma dixit en el documental "De Palma" que os recomendé hace unos meses).
"La furia" es una excelente película, muy buena. estéticamente anticuada y quizá también temáticamente, la tensión y el ritmo hace que se disfrute cada instante. Puede que su final sea algo precipitado y bastante exagerado, pero es de muy gozosa visión.
A mi "Passion" no me pareció nada mala, bastante bien manejada la tensión, aunque con un final poco verosímil (Aquello de hacer cosas que difieren de las reglas impuestas en el juego). Hasta Noomi Rapace me pareció soportable.
"Ojos de serpiente" sólo tiene un pero, Que Nick Cage está muy desatado. En teoría sus excesos van bien al personaje, pero termina por ser algo excesivo para el espectador. Con todo, el impresionante inicio y los juegos del guión son muy notables.
Coincido en tu valoración de "El precio del poder", otra exageración de De Palma que se mueve mucho mejor cuando está más contenido. Yo tampoco entiendo la adoración por Tony Montana que se produjo entre los "cinefilos" de aquellos tiempos.
"los intocables de Elliot Ness" me parece una pasada de película, sin duda la más redonda de su filmografia. Parecía una nueva película al servicio de la estrella emergente del momento, Kevin Costner ( De palma no lo quería, propuso a Nolte e incluso a Harrison Ford), con un marcado carácter comercial. Sin embargo, el guión, la música, las interpretaciones y la dirección la han convertido en un clásico. Desde las grandes escenas, como la detención a caballo en la frontera con Canadá, hasta las más cerradas como la cámara subjetiva utilizada para que "seamos" el asesino que entra en casa de Connery para cargárselo con una navaja. Una delicia.
Es cierto que De palma en sus inicios (no en "Greetings" o "Hi Mom") era muy Hitch, "Hermanas", "Vestida para matar"o "Doble cuerpo", incluso parte de "Impacto" son claros ejemplos, pero en realidad yo veo más homenajes que aquello de que se le acusaba, ser un imitador del maestro.
No has mencionado "Get to Know your Rabbit", de la que sólo he visto algún fragmento, pero en la que participó Orson Welles y con el que De Palma tuvo algún problemilla durante el rodaje como ya os comenté hace unos meses.
Creo que ya comenté alguna vez que me arrestaron en la mili por proyectar "Doble cuerpo" en el cuartel. Los oficiales decían que había puesto una película porno.
Una gozada de gus, como ya dije de uno de mis directores favoritos.
Abrazos desdoblados (una de sus técnicas preferidas en los inicios).
Todos hemos disfrutado de lo lindo con sus películas, entre mis preferidas está "Doble Cuerpo" que estaba Melanie tan guapa y tan joven...y me pareció una historia muy ingeniosa.
Claro, superar "Los Intocables" era muy complicado, es una obra maestra donde todo es cuasi perfecto.
Como superar los Guses cada día es "Misión Imposible",jajajaj qué gracejo.
Gracias por el Gus, Lobo.
Besos admirados.
Albanta