Gus mornins, 27/05/20
El
mundo se divide en dos categorías: los que llevan revólver y los que cavan. Tú
cavas.
(El
bueno, el feo y el malo, Sergio Leone, 1966)
Guuud
mornins, cinéfilos
Otro
post impresionante el dedicado ayer por nuestro C.B a una de las grandes
leyendas de Hollywood y a uno de sus tipos más duros. Pero si Wayne era duro,
preparaos para lo que viene, y lo que
viene es nada menos que disponernos a celebrar el noventa cumpleaños de otra
leyenda, en esta ocasión viva, del cine estadounidense. No hay mayor signo de
dureza que enfrentarse al paso del tiempo, y permanecer noventa años al pie del
cañón y en primera plana, así que realmente estamos ante otro tipo duro de los
de verdad. Y noventa años son precisamente los que cumple el próximo domingo
Clint Eastwood y los vamos a celebrar a lo grande. Así que el bueno de Clint no
sólo nos va a alegrar el día de hoy, sino también el de mañana y el de pasado.
¿Por dónde empezar? Bueno, por el principio, Clinton Jr Eastwood nació
en San Francisco, hijo de un empleado del metal y una secretaria de IBM. Pesó al
nacer casi 6 kilos, lo que le valió entre las enfermeras del centro el
apelativo de “Sanson”, así que el nene ya apuntaba maneras. Han sido intensas estas nueve
décadas de vida en las que Clint ha sido actor, productor, director,
compositor, y durante su juventud, para pagarse los estudios, jardinero,
socorrista, repartidor, forestal o caddie. Y claro también político. A mediados
de los ochenta se presentó para alcalde en el pueblo donde vivía, Carmel, y
salió elegido con casi el 80 % de los votos. A pesar de mostrarse a favor de
temas como el aborto o los derechos de los gays, y del enorme humanismo que
desarrolla en sus películas, a Clint se le ha identificado siempre con la causa
republicana. En los últimos tiempos sorprendió mostrando su ferviente apoyo a
Donald Trump, aunque en los últimos tiempos parece haber reculado. Se ve que
cosas como lo de la hidroxicloroclina le han hecho reflexionar.
Sentimentalmente,
tampoco se puede quejar el hombre. Aunque ha estado casado solo dos veces,
Clint ha tenido, de seis mujeres diferentes, ocho hijos. Los más famosos son
Kyle que sigue los pasos de su padre en la interpretación, y Alysson, conocida directora
del circuito indie. Por cierto, que durante unos años circuló el rumor en
Hollywood de que Clint era en realidad hijo de Stan Laurel, pero al cabo del
tiempo el bulo se desmintió definitivamente.
En
cuanto a sus inicios profesionales en el artisteo, debuta en el cine de la mano
de Jack Arnold y sus famosas series B como El regreso del monstruo o
Tarántula, ambas de 1955. Sin embargo, comienza a ser conocido gracias a la
serie de televisión Rawhide que se mantiene en antena tres temporadas y
en la que ni siquiera es protagonista. Su compañero de reparto, Eric Fleming es el elegido para trabajar en Europa
en los westerns que prepara el italiano Sergio Leone. Pero Fleming rechaza la
oferta, y es entonces cuando se piensa en Clint que se viene para acá con poncho y todo.
En
nombre del “spaghetti western”
se han cometido muchas tropelías a lo largo de la historia, pero desde luego ha
de figurar como excepción la llamada “trilogía
del dólar” en la que interviene nuestro protagonista
de hoy. La tríada se compone de los títulos Por un puñado de dólares, La
muerte tenía un precio o el mejor y más divertido de todos, El bueno, el
feo, y el malo. En los tres, Eastwood da vida al mismo personaje “el
hombre sin nombre” que retomará en
otros momentos de su filmografía en películas que él mismo dirigirá ya en su
regreso a EEUU.
Sobre
la participación de Clint en estas películas y su estancia en España hay
numerosa bibliografía e información. Cabe destacar el estimable documental de
hace unos años Desenterrando Sad Hill. También circulan en torno a él
numerosas leyendas como la de que Clint no se lavó nunca el poncho que llevaba
en las tres películas para conservar el color y la textura (se supone que el
olor también).
El
inesperado éxito del spaghetti western en todo el mundo convierte de rebote a
Clint en toda una estrella internacional. A su regreso a Estados Unidos, y tras
rechazar sustituir a Sean Connery en el papel de James Bond, el actor se pondrá
a trabajar en dos de sus grandes sueños: crear su propia compañía y dirigir.
Pero esa será otra historia que ya hoy no contaremos, mañaaana.
Comentarios
En cuanto a la trilogía del dólar, fíjate que casi, casi, la que más me gusta es "La muerte tenía un precio", aunque, de preferir alguna del Oeste de Leone, me quedo con "Hasta que llegó su hora", que también estaba prevista para Eastwood, pero que ya rechazó en favor de Charles Bronson.
Abrazos con poncho.