GUS MORNINS 12/5/20


“¿Miedo a la muerte? En absoluto. Será como un gran estreno en el que no estaré obligada a hablar con nadie.”                                 Katharine Hepburn
Saquemos los reclinatorios (esperemos que la ausencia del maño no haya sido por nada salvo por falta de ganas tanto el viernes como el lunes) porque hoy vamos a homenajear a la que, en 1999, fue proclamada como la mejor actriz de todos los tiempos porque, tal día como hoy, cumpliría ciento trece años.
No os voy a dar la brasa con su carrera, ni con su vida porque la conocéis de sobra. Iremos sólo a las anécdotas para descubrir algo más de una personalidad que tenía mucho de teatral, mucho de rompedora y muchísimo de gran mujer.
Lo primero de todo es que Kate fue licenciada universitaria. Concretamente en un doble grado de Historia y Filosofía. Lo consiguió en 1928 en el Bryn Mawr College.
Nunca vio Adivina quién viene esta noche porque era la última película de su gran amor Spencer Tracy.
A principios de los años treinta se paseó en ropa interior por los estudios de la Metro Goldwyn Mayer porque le habían robado el vestuario. Decidió que lo haría hasta que la ropa apareciese de nuevo. Y apareció.
En cierta ocasión, con el fin de evitar a la prensa y cuando eso estaba permitido, se adentró en las pistas de un aeropuerto y faltó muy poco para que el ala de un avión la decapitara.
Peleó por el papel de Scarlett O´Hara en Lo que el viento se llevó. El propio David O. Selznick la descartó diciéndole “no me imagino a Clark Gable persiguiéndote durante años”.
Durante muchos años se creyó que tenía Parkinson debido a sus temblores. Ella lo desmintió diciendo que era un problema genético que se quitaba bebiendo. El problema venía cuando bebías demasiado y se te paralizaba todo lo demás. Por cierto, el whisky que bebía siempre era Famous Grouse.
Es descendiente directa de uno los de los hijos ilegítimos del Rey Juan Sin Tierra. Esa fue la principal razón de que aceptara interpretar a la madre del Rey Juan, Leonor de Aquitania en El león en invierno.
En su familia, había una clara tendencia al suicidio. Su abuelo materno, su tío paterno y su hermano mayor se suicidaron.
En junio de 2004, un año después de su fallecimiento, la Galería Sotheby realizó una subasta con todos sus objetos personales con el fin de donarlo a beneficiencia (no poseía herederos directos y lo dejó dispuesto así en su testamento). Sus cuatro Oscars no fueron subastados por expreso deseo. Así pues, se subastó lo siguiente:
Un anillo de platino, con diamantes y zafiros, regalado por Howard Hughes, que se vendió por 120.000 dólares.
Papeles que incluían correspondencia personal, telegramas, certificados de nacimiento, cartas, contratos, guiones y sus trece certificaciones de la Academia acreditando todas sus nominaciones al Oscar. Todo fue vendido por 27.000 dólares.
También estaba el vestido de su boda con Ludlow Ogden Smith. Fue vendido por la misma cantidad, 27.000 dólares.
Una colección de cuadros pintada por ella misma, retratos promocionales enmarcados y una escultura que realizó con el nombre de Ángel entre olas. Todo vendido por 90.000 dólares.
Un autorretrato que se hizo con el nombre Desayuno en Brisbane, fue vendido por 33.000 dólares.
Un anillo que llevó durante el rodaje de El león en invierno, la canoa que tenía en propiedad el matrimonio Fonda-Hepburn en En el estanque dorado. Vendido por 19.000 dólares.
Tres esculturas de colección propia, vendidas por 5.000 dólares.
Y la pieza que alcanzó mayor precio fue un busto en bronce que ella misma realizó con el rostro de Spencer Tracy. Alcanzó la astronómica suma de 316.000 dólares.
Expresó una gran admiración por el trabajo de Harrison Ford, John Travolta, Melanie Griffith y Julia Roberts y un gran desdén por el de Arnold Schwarzenegger, Sylvester Stallone, Meryl Streep y, especialmente, Woody Allen.
Dirigió una carta al entonces Presidente de la Academia de Artes y Ciencias Cinematográficas de Hollywood, Gregory Peck, expresándole su convicción de que le habían dado el Oscar por Adivina quién viene esta noche porque Spencer Tracy había fallecido.
Su ideología siempre fue izquierdista. Durante los años cuarenta tuvo un activismo bastante notable y, de hecho, se enfrentó por ello al propio Spencer Tracy que creía que los actores deberían mantener una postura neutral. Realizó discursos a favor de dos de los “Diez de Hollywood”, en concreto Dalton Trumbo y Ring Lardner Jr. Sin embargo, fue muy curioso que, cuando Lardner salió de la cárcel y le dio las gracias públicamente a Kate, ella optó por no contestar y no quiso oír hablar de ello nunca más.
Guardaba un gran aprecio por Christopher Reeve y, más aún, después de su accidente. Kate, incluso, se ofreció a cuidarle en su propia casa. Reeve rehusó porque sabía que iba a vivir poco y eso la haría morir de pena.
Admiraba a Melanie Griffith aunque despreciaba la manera que tenía de llevar su carrera. Decía que “se va a oscurecer muy pronto”. La actriz por la que sentía verdadera pasión y adoraba todos los papeles que interpretaba era Vanessa Redgrave.
No fue al funeral de Spencer Tracy por respeto a la familia. Lo pasó en la casa del director Richard Brooks junto a Jean Simmons. En agradecimiento, Hepburn les regaló el Oscar que Tracy había ganado por Capitanes intrépidos.
Era una experta jugando al golf, al tenis y nadando. Se duchaba con agua fría.
Tiene cuatro interpretaciones consideradas como las mejores de todos los tiempos por el American Film Institute. El león en invierno, Historias de Filadelfia, La fiera de mi niña y La reina de África.
Despreciaba la ceremonia de los Oscars aunque aceptaba los premios. Nunca recogió ninguno de ellos.
Fue íntima amiga de Peter O´Toole, aunque empezaron el rodaje de El león en invierno peleándose todos los días. Las bromas de O´Toole ganaron su simpatía.
Consideraba que Jeremy Irons y John Lithgow eran grandes actores. Su antipatía hacia Meryl Streep provenía de que era capaz de ver “sus trucos para alcanzar la expresión adecuada”. También le gustaba Glenn Close, pero despreciaba su carrera que sólo quería “el aplauso del gran público”.
Acompañó a Spencer Tracy en su última noche. Según ella, él no se sentía bien y pidió un vaso de leche. Cuando ella fue a la cocina, oyó que algo se rompía y un pequeño estertor, cuando fue a la habitación, se lo encontró en el suelo, víctima de un ataque masivo al corazón.
La escena en la que cayó al agua en Locuras de verano a un canal de Venecia la dejó para siempre con una infección ocular que le causó conjuntivitis crónica.
Sufrió un huracán en su casa de Nueva Inglaterra en 1939 al lado de su familia. En ese momento, estaba considerando la proposición de matrimonio que le había hecho Howard Hughes. Lo consideró una señal. El huracán arrasó con la casa y se llevó el Oscar que había ganado en 1933 por Gloria de un día. Fue encontrado bajo los escombros asombrosamente intacto.
Sus interpretaciones favoritas de sí misma fueron Sueños de juventud, de George Stevens y Larga jornada hacia la noche, de Sidney Lumet.
De las que compartieron cine con ella en sus mejores tiempos, sentía una profunda admiración por Bette Davis.
El escritor y director Garson Kanin confesó que Kate aprendió a surfear por sí sola. No necesitó consejos, ni ayuda de nadie.
Spencer Tracy quería que ella interpretase a su mujer en El padre de la novia, pero rehusó porque creyó que no sería divertido verles interpretar a una pareja que se lleva demasiado bien.
Sobre Cary Grant dijo: “Es una personalidad resultona”.
Sobre Marlon Brando dijo: “No creo que sea un actor limitado, en absoluto. Pienso que es un privilegiado. Sólo creo que es una persona muy limitada”.
Sobre George Cukor dijo: “Tiene la virtud de hacerme creer en mí misma”.
Sobre Humphrey Bogart dijo: “Es como Henry Fonda. Está orgulloso y feliz de ser actor. Es un hombre de verdad, no hay nada femenino en él. Tiene una especie de aristocracia natural y lo sabe”.
Sobre Peter O´Toole dijo: “Él es capaz de hacer cualquier cosa sobre las tablas. Personalmente, es un cuco bastante pesado, pero terriblemente gracioso y muy dulce”.
Sobre Judy Holliday dijo: “Me gusta esa chica. Parece terriblemente indefensa y me encanta la gente que parece terriblemente indefensa”.
Sobre Ginger Rogers y Fred Astaire dijo: “Ella le dio sexo. Él la dio clase”.
Como vídeo os dejo la única aparición de Katharine Hepburn en los Premios de la Academia. Fue para presentar el Oscar honorífico al productor y amigo personal Lawrence Weingarten.

Y como mosaico, ahí os los dejo. A los dos. Al final.




Comentarios

Anónimo ha dicho que…
Qué gran gus. Me encanta cuando cuentas tantas anécdotas, la mayoría desconocidas para mí. Lo mismo que las que cuentas cada día en Twitter, me encantan. Adoro a la Hepburn, me identifico mucho con ella por muchos motivos. En otra vida quiero ser la Hepburn, la mala leche ya la llevo así que, eso que tengo adelantado. Y lo de ir sin filtros por la vida también lo tenemos las dos. Era muy grande, pero la verdad, no la veo de Escarlata. Mucha mujer para Gable. Me encanta en todas sus pelis, hace poco volví a ver La costilla de Adán, maravillosa.

Gracias por este buen ratito.

low

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