GUS MORNINS, 13/05/2020
El
festival de Cannes es como el Premio Nobel del Cine
(Thierry
Frémaux)
Guuud
mornins, cinéfilos.
Después
del MA-RA-VI-LLO-SO post colgado ayer por Mr Bardés en torno a la gran Kate
Hepburn con un montón de anécdotas ricas y jugosas, hoy nos tocaría celebrar
estar ya inmersos en una nueva edición del Festival cinematográfico más
importante de todos cuantos en el mundo son, Cannes. Con sus buenas – y también
malas- películas, con su poquito de glamour en la alfombra roja y quién sabe si
con una nueva aventura de los reporteros más dicharacheros de Cortogramas.
Pero
no, ya sabéis que ese simpático bichito que todos conocemos se ha empeñado en
aguarnos la fiesta, nunca mejor dicho. Cannes 2020 no se celebrará física ni
virtualmente, porque, según ha dicho Frémaux, su director, un festival on- line
ni es festival ni es ná. De todas formas este señor ha dicho que en junio
publicarán una lista con las películas que estaba previsto pasasen este año por
la sección a concurso (entre las que sí estarán los últimos trabajos de Wes
Anderson o Nanni Moretti por ejemplo), y ha ofrecido a Spike Lee, el frustrado
presidente de esta edición ejercer el cargo en 2021. También ha dicho Monsieur
Frémaux que Cannes se compromete a colaborar con otros festivales hermanos y
exhibir esas películas en sus secciones. Pero sobre Venecia o San Sebastián también
sobrevuela el fantasma de la suspensión. Que sí, que se pueden organizar pases
en Donosti con el aforo limitado y todo que quieras, pero a ver quién es el
guapo que organiza la desescalada en los bares de la Zona Vieja a la hora de
los pintxos.
Sea
como fuere no es la primera vez que Cannes se enfrenta a una cancelación de su
festival. Ya en su primera edición, tuvieron que cerrar las puertas deprisa y
corriendo porque al día siguiente de la apertura Hitler invadió Polonia y
comenzó la II Guerra Mundial, que también es mala pata. Cannes era de
nuevo víctima del fascismo; el festival
había nacido como respuesta a la Mostra de Venecia, muy proclive en sus inicios
a premiar films de nacionalidad italiana o alemana.El caso es que el festival
estuvo sin celebrarse los años que duró el enfrentamiento y volvió en 1946 con
un carácter de exhibición.
La
segunda vez que el festival no se celebró fue en 1968. Solidarizándose con las
revueltas estudiantiles en París, los cineastas locales organizaron una sentada
y dejaron plantado al certamen. Otros directores internacionales se unieron a
la causa, y ya nada fue como antes. Se creó por ejemplo La Quincena de los
Realizadores, sección que sigue en pie a día de hoy. Y Truffaut y Godard que
hasta entonces habían sido muy amiguicos partieron peras y dejaron de serlo.
En
2020 tampoco tendremos Cannes, nuestra cita anual con las películas. Además de
ser el premio Nobel del cine, el festival es un buen termómetro que marca la
calidad media de lo que podremos ver en pantalla en el año de turno. Además,
Cannes marca tendencia, comprometido siempre con los films más audaces y más
vanguardistas (si Parásitos no hubiese conquistado la Palma de Oro, a buen
seguro que Bong Jon Hoo se hubiera quedado sin sus Oscars). Pero además, por
debajo de las películas, las estrellas y los críticos, Cannes es todo un
mercado persa que sustenta una buena parte de la industria internacional del
cine y la televisión.
Es
por eso por lo que estos días vamos a dedicar nuestros guses a un festival que forma
parte de nosotros, los cinéfilos, una fiesta a la que este año no nos han
dejado entrar. Y lo iremos acompañando con música de palmas como esta.
Ehhh,
no, me refería a música de películas con Palmas de Oro. Esta sí, esta sí.
Comentarios
En cualquier cosa, Cannes es el festival de festivales. Recordemos que sólo hay cuatro festivales de Categoría A: Cannes, Venecia, Berlín y San Sebastían (durante algunos años estuvimos en categoría B, lo que igualaba a San Sebastián con Karlovy-Vary, Lucerna o Valladolid). Y Cannes, posiblemente, sea el más importante de todos ellos porque es el que más ha valorado (merced posiblemente a la labor de los chicos de Cahiers du Cinema, entre ellos, Truffaut) al autor como máximo responsable del resultado final de una película. A veces han metido la pata hasta el fondo (aún recuerdo los abucheos cuando se dio la Palma de Oro a algo tan absolutamente mediocre como "Bajo el sol de Satán",de Maurice Pialat) y otras han acertado de pleno. Recordemos que "Pulp fiction", por ejemplo, se llevó también la Palma de Oro.
Un merecido homenaje a un festival que, sin duda, marca tendencia (sigo pensando que "Parásitos", ni de lejos, es la mejor película del año) y siempre ha aumentado la cantidad de gente que sigue amando el cine.
Abrazos festivaleros.