GUUUD MORNINS 26-04-2018


Cada vez que un lector se recreaba en la lectura de uno de los libros de sus fondos, la Biblioteca ampliaba su memoria con una nueva cosecha de recuerdos.


                                                                     ("Lector en la memoria", de Salvador Robles)


Guuud mornins cinéfilos. Jueves 26 de abril, último del mes saliente, ya se asoma el puente de mayo, por allí resopla, que diría aquel vigía del barco que buscaba a la ballena blanca. Aprovechémoslo como se merece, paseando por los rincones de éste país donde falsificar la graduación de un Master universitario no es causa de dimisión, pero cuidado, que si te pillan robando cremas antiarrugas en el Eroski despídete de tu puesto. Hasta ahí vamos a llegar, habrase visto. Y hasta aquí la cotidianidad, como diría Carpet.

  Admiro vuestros conocimientos referente a libros. Cuántas sugerencias interesantes habéis plasmado éstos días dedicados a la lectura. Lectura. Qué palabra más bonita. Leer es un placer, no hay duda. Como ya comenté, mi fuente de libros es la biblioteca de mi barrio, que es txikitita, pero lo bastante surtida de libros y cuyos responsables realizan una labor encomiable trayendo novedades, actualizando contenidos y organizando actividades relacionadas con el tema, como cuentacuentos para los mas peques, coloquios sobre libros, charlas de autores, etc.

  Además de la biblioteca, por supuesto que en casa tenemos libros, muchos libros. Entre los que te regalan los que saben que te gusta la lectura, los que compras de vez en cuando, los que te trajiste cuando te mudaste y los que has ido colocando estratégicamente en las estanterías para que tus hijos tengan la posibilidad de, en un arrebato de lucidez, echar mano de ellos, al final la cantidad de libros es bastante considerable.

  Sí, cierto, he colocado a lo largo del tiempo libros que me parecen interesantes en las baldas, bien a la vista, para que a mis hijos les pique la curiosidad y los lean. Alguna vez los han leído, otras veces no. Pero a ambos les encanta leer. Desde críos tratamos de inculcarles la afición por la lectura, leyendo con ellos cuentos cuando eran pequeños, regalando libros en concordancia a sus edades en cada cumpleaños, animándoles a descubrir los fantásticos mundos que se esconden en las páginas de cada libro. Hoy en día los dos tienen siempre algún libro en la mesilla, la mayor está con la saga de Harry Potter, el pequeño con unos libros llamados "Futbolísimos" o algo así, que vale, no serán grandes obras de literatura, pero lo importante es que disfruten leyendo lo que les gusta. 

  Recuerdo que en octavo de EGB nos propusieron crear en clase nuestra propia biblioteca llevando cada alumno un libro que sería leído por otros alumnos de la clase. Tomé prestado de la habitación de mi hermana mayor uno llamado "El señor de las moscas",  que entonces no lo conocía para nada. Sobra decir que a todos los que lo leyeron les encantó y puntos de popularidad tan importantes con ésas edades. El relato de Golding sobre la pérdida de la inocencia de ésos chicos náufragos en una isla da mucho que meditar sobre el comportamiento humano.

  Mis gustos literarios en general son muy cambiantes, como veréis cuando cite a escritores tan dispares. Evidentemente el autor cuyos libros más me han gustado es Gabriel García Márquez. "Cien años de soledad" me fascinó de tal manera que nada más terminarlo, volví a leer la historia de los Buendía. Y después me leí las obras de García Márquez casi en su totalidad, tanto las novelas como los relatos cortos. Sufrí  con los amores imposibles de Florentino Ariza en "El amor en los tiempos del cólera", citada ayer por Albanta. Como bien decía Low, mejor no ver la película. Caminé con el coronel a la oficina de correos para recibir una carta que nunca llegó en "El coronel no tiene quien le escriba". Me enamoré de una adolescente en "Memoria de mis putas tristes".  Sufrí con los avatares que llevaron a encerrar en un convento a Sierva María de Todos los Ángeles en "Del amor y otros demonios", cuyo pelo seguro que sigue creciendo. Pero sobre todo descubrí al viejo libertador Simón Bolivar en sus últimos años de vida en "El general y su laberinto", una de mis preferidas.

  Además de García Márquez, destacaría las novelas del Capitán Alatriste, de Arturo Pérez Reverte. Fantásticas. Como "El club Dumas" o "La reina del Sur", del mismo autor. No me cae demasiado bien Reverte, pero qué bien escribe el rejodío.

  Me sorprendió para bien la saga de "Canción de Hielo y Fuego", y me leí los libros cuando la serie tan famosa hoy ni siquiera existía.  Os puedo asegurar que la serie no está a la altura de los libros. Los entresijos de los Stark y los Lannister son mucho más complejos que lo que se muestra en la serie. Los tres primeros libros son tremendos, "Juego de tronos", "Choque de Reyes" y "Tormenta de espadas". Luego la saga baja un pelín pero para entonces estás tan enganchado que no puedes parar de leer. Y os aseguro que éstas novelas son largas, muy largas. 

  Otro al que le he hincado el diente, lo he masticado y lo he saboreado una y otra vez es el maestro de las novelas de terror, Stephen King. Vale, no serán obras que ganen premisos literarios, pero confieso que me gustan, Desde "Misery", pasando por "El resplandor", "Carrie", "La mitad oscura", "Un saco de huesos", "Corazones en la Atlántida" o los relatos de "El umbral de la noche", irte a dormir habiendo leído una novela de miedo siempre causa una sensación inquietante que me encanta. 

  El que me tiene ahora enganchado es Kurt Wallander, veterano policía sueco, sagaz, inseguro, capaz de desenmascarar al peor asesino e incapaz de decir a su hija que la quiere, depresivo, algo rudo pero sensible, vamos, el antihéroe perfecto. De las 5 novelas que llevo leídas de ésta saga de Henning Mankell, "La falsa pista" y "Los perros de Riga" son por ahora las que más e han gustado. Kenneth Branagh y Krister Henriksson han protagonizado a Wallander en series de TV dedicadas al personaje, pero no es fácil retratar en una pantalla a un personaje con tantos matices como éste.

  No puede faltar en ésta lista mi querido Salvador Robles, de cuyos relatos cortos más de una vez os he hablado. Entre sus novelas os recomendaría "Aurora en la oscuridad", donde el relato de una investigación sobre el asesinato de una joven conlleva una reflexión sobre el embelesamiento producido por las apariencias. Una denuncia contra la violencia de género vista desde la óptica de una inspectora de policía, Cecilia Fresnedo, protagonista de éste libro y personaje extraído de novelas anteriores del mismo autor protagonizadas por el inspector Telmo Corrales, del que Cecilia está completamente enamorada en un amor no correspondido.

 Dejamos lo mejor para el final, como en las mejores películas. Una novela que recuerdo con mucho cariño es "El invierno en Lisboa" de Antonio Muñoz Molina, que si no la habéis leído (seguro que sí), os recomiendo. Ambientada entre Madrid, Donosti y Lisboa, la historia entremezcla el jazz, el contrabando de cuadros, el amor y la venganza. Novela negra de las buenas. Se filmó una película sobre ésta novela, pero no debe de estar demasiado lograda. El protagonista, Santiago Biralbo, pianista de Jazz que toca en un local de Donosti llamado Lady Bird, se enamora de Lucrecia, novia de un contrabandista de obras de arte. Se entremezcla también el robo de un cuadro valioso, del que culpan a Biralbo. La persecución a éste les lleva por Madrid y Lisboa, con homenajes a películas como Casablanca y a grandes del jazz. Una joya.


  MOSAICO DEL DIA 



CANCIÓN DEL DÍA

  Como esta semana las letras son las protagonistas, en lugar de una canción os propongo un fragmento de "El invierno en Lisboa",


"No recordaba cuánto tiempo, cuántas horas o días anduvo como sonámbulo por las calles y escalinatas de Lisboa, por los callejones sucios y los altos miradores y las plazas con columnas y estatuas de reyes a caballo, entre los grandes almacenes sombríos y los vertederos del puerto, más allá, al otro lado de un puente ilimitado y rojo que cruzaba un río semejante al mar, en arrabales de bloques de edificios que se levantaban como faros o islas en medio de los descampados, en fantasmales estaciones próximas a la ciudad cuyos nombres leía sin lograr acordarse de aquella en la que había visto a Lucrecia. Quería rendir al azar para que se repitiera lo imposible: miraba uno por uno los rostros de todas las mujeres, las que se le cruzaban por la calle, las que pasaban inmóviles tras las ventanillas de los tranvías o de los autobuses, las que iban al fondo de los taxis o se asomaban a una ventana en una calle desierta. Rostros viejos, impasibles, banales, procaces, infinitos gestos y miradas y chaquetones azules que nunca pertenecían a Lucrecia, tan iguales entre sí como las encrucijadas, los zaguanes oscuros, los tejados rojizos y el dédalo de las peores calles de Lisboa. Una fatigada tenacidad a la que en otro tiempo habría llamado desesperación lo impulsaba como el mar a quien ya no tiene fuerzas para seguir nadando, y aun cuando se concedía una tregua y entraba en un café elegía una mesa desde la que pudiera ver la calle, y desde el taxi que a medianoche lo devolvía a su hotel miraba las aceras desiertas de las avenidas y las esquinas alumbradas por rótulos de neón donde se apostaban mujeres solas con los brazos cruzados. Cuando apagaba la luz y se tendía fumando en la cama seguía viendo en la penumbra rostros y calles y multitudes que pasaban ante sus ojos entornados con una silenciosa velocidad como de proyecciones de linterna mágica, y el cansancio no lo dejaba dormir, como si su mirada ávida de seguir buscando, abandonara el cuerpo inmóvil y vencido sobre la cama y saliera a la ciudad para volver a perderse en ella hasta el final de la noche.

   Pero ya no estaba seguro de haber visto a Lucrecia ni de que fuera el amor quien lo obligaba a buscarla. Sumido en ese estado hipnótico de quien camina solo por una ciudad desconocida ni siquiera sabía si la estaba buscando: sólo que noche y día era inmune al sosiego, que en cada uno de los callejones que trepaban por las colinas de Lisboa o se hundían tan abruptamente como desfiladeros había una llamada inflexible y secreta que él no podía desobedecer, que tal vez debió y pudo marcharse cuando Billy Swann se lo ordenó, pero ya era demasiado tarde, como si hubiera perdido el último tren para salir de una ciudad sitiada."

Comentarios

dexterzgz ha dicho que…
He leído muchos de los libros de los que hablas y comparto tu admiración por García Márquez y por Múñoz Molina. No obstante, no soy muy aficionado a la novela negra nórdica ni a las fábulas tipo "Juego de tronos". En cuanto a Pérez Reverte, yo antes pensaba como tú, pero cada vez le voy descubriendo como un lenguaraz necesario, y entiendo que su presunta provocación no se queda en una mera pose como otros. Además de los libros que has citado, a mí me gusta mucho "El pintor de batalla".

En cuanto a "El invierno en Lisboa" yo también le tengo mucho cariño como en general a muchas obras de Múñoz Molina ("Beatus ille" me pareció por ejemplo muy pedante). Hace poco vi casualmente la adaptación cinematográfica de la novela y ojalá no lo hubiese hecho nunca. Porque el "Beltenebros" de la Miró no estaba nada mal, en cambio esta, uff. Ni Donosti, ni el jazz, ni Gillespie ni el cine negro se merecían esto. Y ¿Eusebio Poncela, ha estado mal en alguna película? Pues sí, en esta.

Abrazos desde una terracita frente a la Concha con un libro entre las manos
César Bardés ha dicho que…
Gran homenaje a Antonio Muñoz Molina y a la que es, para mí, una de sus mejores novelas como es "El invierno en Lisboa" (efectivamente, la película de José Antonio Zorrilla no daba ni para una semana en mi cuarto, por mucho Dizzy Gillespie que saliera). Me gusta mucho Muñoz Molina, he de reconocerlo. Y de hecho, hablé con él dos veces. Una para que me dedicara su libro "La noche de los tiempos". Le dije que era un escritor fundamental para mí y que en mis tiempos de universidad, en muchas ocasiones, iba con un libro suyo bajo el brazo para leer en el Metro. Ahí estaba "El invierno en Lisboa" o la estupenda "Beatus Ille", "Beltenebros" o, incluso, su Premio Planeta (que ya no me gusta tanto) "El jinete polaco". La otra ocasión es que conseguí su dirección de mail y le propuse prologar uno de mis libros. Me contestó con exquisita educación para decirme que gracias pero no, pero que le encantaría leerlo. Cuando el libro salió, fui a llevárselo a la Feria del Libro. Se acordaba, me lo agradeció mucho y me deseó suerte en la venta.
César Bardés ha dicho que…
En cuanto a cómo nació en mí la pasión de leer...creo que fue porque me llamó la atención un título, en principio, bastante inocuo. Estaba danzando el libro por casa porque mi hermano lo estaba leyendo y le pregunté de qué iba. Él, como siempre, salió por peteneras y sólo me dijo: "Es un libro de aventuras". Cuando lo terminó, entonces cogí yo el relevo. Se trataba de "Aventuras de tres rusos y tres ingleses en el África austral", de Julio Verne, la odisea de seis científicos cartógrafos que se proponían hacer un mapa exacto del África del Sur rodeados de peligros. Me volvió loco (tanto es así que hoy está aquí, en mi casa, ya muy gastado, pero con un cierto orgullo). Y a partir de ahí comenzaron a caer uno tras otro. Comencé por los típicos libros de aventuras a mansalva (yo tendría unos once años) y ahí estuve viéndomelas con "Los tres mosqueteros", "La isla del tesoro", "Dueño del mundo", también de Julio Verne (a mí es que me gustaban las menos conocidas de Verne, me parecían maravillosas), "El buque fantasma", "La flecha negra"...luego me llevaron al cine a ver "Asesinato en el Orient Express" y entonces ya me puse en serio con Ágatha Christie de la que tuve un buen montón de volúmenes. Luego vino una especie de parón adolescente hasta que vi otro libro por casa que estaba leyendo mi madre: "Victoria en Entebbe", el relato del famoso secuestro de cincuenta israelíes por unos terroristas alemanes de la Baader-Meinhof que desviaron el avión a Uganda con la colaboración del caníbal Idi Amin Dada (estrenan versión esta misma semana, a ver si es mejor que las otras dos que hicieron, "Rescate en Entebbe" y "Brigada antisecuestro"). Y ahí me hice lector de best-sellers. De la época cayeron "La séptima potencia", "Los niños del Brasil", "Destino fatal"...y ahí descubrí a Frederick Forsyth con "Odessa", seguidas en este orden por "Chacal" y "Los perros de la guerra" y completada con "La alternativa del diablo". De ahí, noté que en la biblioteca de casa había varios libros de un tal Irving Wallace y comencé a devorarlos empezando por "La palabra" (la historia del descubrimiento de un quinto evangelio con revelaciones sorprendentes), "El hombre" (política-ficción que fantaseaba con la posibilidad de un presidente negro de los Estados Unidos), "Los siete minutos" (el proceso a un libro pornográfico)...y a partir de ahí ya me volví más sesudo y más gafapasta. Ahí vinieron Cervantes, Dostoievski, Faulkner, Sterne, Quevedo, Verga (el italiano, no la otra), Proust, Steinbeck, Borges (el que más me gusta de los americanos), García Márquez, Cortázar (el más genial), etc, etc.
Otro buen gus para bucear en los recuerdos.
Ahora estoy con Don Winslow. Me faltaba ponerme un poco al día con los grandes de la novela negra actuales como Ellroy (me leí en su día "L.A. Confidencial" pero lo retomé con "Sangre prohibida") y Winslow, un díptico compuesto por "El poder del perro" y "El cártel", un fresco sobre la terrible lucha por el poder de la droga en la frontera de los Estados Unidos y México.
Abrazos cegatos.
Anónimo ha dicho que…
Los guses de esta semana me van a venir genial para apuntar títulos que me atraen y leerlos. Hay muchísimos que no he leído! Y es que, durante una época, fui mucho de leer libros del mismo autor. Me ocurrió con Frank G. Slaughter, Robin Cook, Harold Ronbins, Irving Wallace, Mary Higgins Clark y otros que no recuerdo. Confieso que no he leído nada de Muñoz Molina así que me apunto tu recomendación, Indi.

Besos

low
CARPET_WALLY ha dicho que…
Joder, parece que la propuesta del maño lleva camino de convertirse en mítica. ¡qué semana mas genial!...(se estropeará mañana, como si lo viera).

Muñoz Molina, a mi también me gusta mucho, pero si hay que elegir yo escogería una novela suya que me parece fundamental en la literatura española de fin de siglo y que pocas veces se menciona : "Sefarad", es una novela global, casi un conjunto de relatos más que una novela al uso, no en vano su subtítulo es "una novela de novelas" y así es, con el hilo común de los exiliados, de los perseguidos y de las crueldades de la historia del siglo XX se entrelazan un montón de historias de personajes, anónimos o muy conocidos, marcados por las injusticias del nazismo, de la Guerra Civil, del Sida...Es una brutalidad.

Tengo también como referentes algunos autores que descubrí gracias a alguno de vosotros. Por ejemplo a Lorenzo Silva me lo recomendó Albanta hace muchos, muchos años, yo nuca había sabido nada de Vila y Chamorro si no hubiese suido por ella y ahora cae cada novedad que saca a la venta (incluidos sus artículos).

El maño me recomendó también hace tiempo (en 2008 según acabo de comprobar) la nueva (nueva entonces) novela de Dennis Lehane al que le avalaba el hechop de ser el autor de los originales en los que se basaban dos grandes películas "Mistyc River" y "Shutter Island", así que con esta presentación me compre "Cualquier otro día" sin saber que se iba a convertir en una trilogía (por ahora) de una serie (la serie Coughlin) de novelas imprescindibles. Muy , muy recomendable...sobre todo esa primera que según he comentado "Cualquier otro día", que quizá alguna vez se lleve también al cine. Lo merece.


Mis inicios lectores son mucho más mundanos que los del Lobo, yo realmente loq ue leia una y otra vez eran tebeos y luego comics de la Marvel, libros pocos...hasta que fue necesario (por unos deberes de clase, 5º de EGB, 10 años) leer un libro de la biblioteca del colegio...escogí: "Los tres investigadores y la casa del terror"...y ahí empezó todo, me leí toda la colección de aquellos tres amigos (y se la contagié a todos mis amigos de paso, nos volvimos unos frikis totales), luego llegaron los libros de "Los Cinco" que también cayeron todos, después Agatha Crhistie...Y en eso estaba, porque los obligatorios del instituto no me hacían mucha gracia salvo los de poesía hasta que apareció por ahí un tal Gabo con una novelita "Crónica de una muerte anunciada" que leí de un tirón en una tarde. ya no había mucho que hacer, tras ese maravilloso gustazo tuve euna revelación...a partir de ese momento me iba a leer todo lo que pudiera...incluso los prospectos de los medicamentos...y en eso sigo.


Abrazos con todas las letras


Anónimo ha dicho que…
Qué guses tan bonitos esta semana y qué comentarios tan enriquecerdores, estamos que lo tiramos.

Yo fui también una lectora precoz, recuerdo los cuentos de pequeña que leia y releia, luego aquellos libros creo que de ediotrial planeta que venían ilustrados, "Mujercitas", "Hombrecitos", "Una muchacha anticuada", luego vineron también "Los tres investigadores", como Car, y ya pasé con unos 14 años a literatura más sería recuerdo entrañablemente "Cuerpos y Almas", "La Ciudad y los Perros", "Dejemos hablar al viento", "La tía julia y el escribidor", Lei por primera vez "Cien años de soledad" con unos 16 años "La insoportable levedad del ser" "La conjura de los necios"..no sé si antes la literatura era mejor o nosotros mismos somos menos impresionables pero creo que antes había libros que me impactaban más...será la edad.

Como aportación os hablaría de "Santiago Roncagliolo" he leido dos novelas suyas "Abril Rojo" y "La pena máxima" tiene una pluma que recuerda bastante al mejor Vargas LLosa tuve la oportunidad de decírselo en la fería del libro, se mostró cercano y comunicativo..ahí lo dejo.

Besos limeños.

Albanta

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