EL CINE EN CIEN PELÍCULAS (V)
Ella: Cómete los
huevos.
El: ¿Eso qué significa?
Ella: Significa que los huevos están calientes y se van a enfriar.
El: Eres una cocinera horrible.
Ella: Gracias. Me gusta cocinar. Mi madre siempre me decía: Si quieres comer, cocina. Si no te quedarás esquelética y las personas así no son como las gordas. La gente gorda es alegre, ¿cierto?
El: Mentira, la gente delgada es feliz porque no está gorda.
Ella: Vale, haré dieta.
El: Tú no eres gorda, eres voluptuosa.
El: ¿Eso qué significa?
Ella: Significa que los huevos están calientes y se van a enfriar.
El: Eres una cocinera horrible.
Ella: Gracias. Me gusta cocinar. Mi madre siempre me decía: Si quieres comer, cocina. Si no te quedarás esquelética y las personas así no son como las gordas. La gente gorda es alegre, ¿cierto?
El: Mentira, la gente delgada es feliz porque no está gorda.
Ella: Vale, haré dieta.
El: Tú no eres gorda, eres voluptuosa.
ROSTROS (Faces)
USA (1968) Drama. Dir John Cassavetes. Int: Gena Rowlands, John Marley,
Seymour Cassel, Lynn Carlin, Fred Draper (130 min).
De no haber existido en la Historia del Cine una figura como
la de John Cassavetes, posiblemente hubiésemos tenido que inventárnosla. A
Cassavetes se le considera casi por unanimidad el padre del cine independiente
norteamericano, que a saber lo que es eso ya a estas alturas. O sea, que de no
haber existido una figura como la de John Cassavetes es muy posible que tampoco
hubiésemos conocido a los Jarmusch, Jonze, Payne y compañía, quienes hubiesen tenido que terminar dedicándose a
otra cosa; es más, sin la huella de alguien como John Cassavetes es también muy
probable que las carreras de Woody Allen o Martin Scorsese hubiesen sido muy
diferentes a las que realmente han sido.
Nacido en Nueva York en 1929 en una familia de inmigrantes
griegos, el joven John orienta sus
primeros pasos hacia el mundo de la interpretación. De hecho para el gran
público Cassavetes es más conocido como actor –grandísimo, por cierto- que como
director, gracias sobre todo a su presencia en películas como Código del hampa (Don Siegel, 1964), Doce del patíbulo (Robert Aldrich,
1967) o La semilla del diablo (Roman
Polanski, 1968) Cassavetes se forma en la legendaria escuela neoyorkina del
método, y es precisamente en uno de sus talleres de improvisación donde le
surgirá la idea que germinará en su debut como realizador. Shadows (1959) es una película rodada en blanco y negro, con
actores no profesionales, un presupuesto irrisorio y sin un guión
preestablecido que cuenta las andanzas de tres hermanos negros en la
cosmopolita Nueva York de la época. “Improvisación”, quedaos con esa palabra,
porque a partir de este primer momento va a ser clave en el diccionario
cassavetiano.
A pesar de que Shadows
no tiene ni una gran distribución ni un gran eco, Hollywood va a poner sus
ojos en el novel cineasta a quien ofrece dirigir un par de películas para los
estudios. Surge así primero Too late
blues (1961), film ambientado en el mundo del jazz con Bobby Darin y Harry
Belafonte que casi nadie ve, y un año más tarde Ángeles sin paraíso, un drama que transcurre en un sanatorio para
niños deficientes, y que tampoco es un éxito pese a que en la cabecera del
reparto figuran dos estrellas de la talla de Burt Lancaster y Judy Garland.
En su tercer largometraje, Faces, John Cassavetes vuelve a sus orígenes independientes y a los
supuestos de Shadows. Las malas
lenguas sostienen que el deseo del neoyorkino hubiese sido seguir rodando
películas bajo el amparo del “establishment” hollywoodiense, y fue al no
adaptarse y ser rechazado por éste cuando no le quedó otro remedio que
reinventarse volviendo a sus raíces. En cualquier caso, Faces supone la consolidación del sello cassavetiano y de un estilo
que poco a poco se irá haciendo más y más reconocible. Hasta su prematura
muerte en 1989, el director entregará una decena de títulos más entre los que sobresalen
Una mujer bajo la influencia (1974) por
la que obtiene una nominación al Oscar a la Mejor Dirección o Love Streams (1984) que se hace con el
Oso de Oro en el Festival de Berlín de aquel año. A destacar por supuesto
también Openning night (1977) que
vendría a ser al mundo del teatro más o menos lo que La noche americana de Truffaut viene a ser al del cine y cuya huella
está muy presente en esa “rara avis” del cine español que es Función de noche (Josefina Molina,
1982). Y Gloria (1980), conocida por
el fallido “remake” que hizo de ella Sidney Lumet con Sharon Stone como
protagonista absoluta.
Cassavetes nunca concibe sus films como entretenimiento ni
como simples historias sino como experiencias. Pretende hacer un cine puro y
verdadero, alejado de productos superficiales y de cualquier tipo de
comercialidad. De ahí que ver una película suya no resulte fácil para el primerizo
que decide probar suerte con su cine. Son films que buscan agotar literalmente
al espectador e incluso irritarle ya sea en un blanco y negro raído y sofocante
o en un granuloso color. No obstante, hablamos de experiencias que merecen la
pena. Encuadres imposibles, primerísimos planos de los personajes (en el caso
de Faces de sobra justificados desde
el propio título), diálogos “de besugos” que se extienden hasta el infinito y
más allá y la mitificación de la figura del esquizofrénico (hoy diríamos
bipolar) para subrayar lo alienante de la sociedad contemporánea, son algunas
de las incontestables marcas de la casa del cine del realizador.
Resulta también muy difícil explicar de manera racional de
qué va Faces. Básicamente, la
película nos cuenta el proceso de desintegración de una pareja, un tema
recurrente en la obra posterior de su autor; él es un hombre de negocios de
mediana edad que tras conocer a una mujer más joven, le pide el divorcio a su
esposa; ella, abrumada, decide acudir a una fiesta en la que conoce a su vez a
otro hombre con el que pasará la noche. Todo comienza en una noche de
borrachera y culmina en una mañana de desoladora resaca. Entre medias,
asistimos al divagar desordenado de unos personajes enfrentándose a sus
contradicciones y al patetismo de sus vidas. Sí, por mucho que el cine parezca
decirnos siempre lo contrario, la vida es contradictoria y patética; quizá lo
más cercano a ella que hemos visto en una pantalla de cine hayan sido las
películas de Cassavetes.
Cinco años, entre el rodaje la pre y post producción, tardó
en salir adelante el proyecto. Al más puro estilo Juan Palomo, Cassavetes
utilizó como set de filmación su propia casa, la cual, por cierto, llegó a
hipotecar para financiar la película (sólo accedió a aparecer en Doce del patíbulo o La semilla del diablo para poder seguir
obteniendo fondos). Se rodeó de amigos, la mayoría gente ajena al mundo del
cine que debía trabajar de noche para poder seguir ejerciendo por el día sus
otras profesiones. El montaje inicial
duraba ocho horas que finalmente se quedaron en las dos y media que hemos
conocido siempre. Fue además la primera vez en la que Cassavetes dirigió a su
esposa, la maravillosa Gena Rowlands con la que se había casado en 1950 y que a
partir de ese momento se convertiría en su musa (intervino en seis de su doce
films, siendo nominada al Oscar por su trabajo en dos de ellos). Asimismo, y
junto a un nutrido grupo de actores amateurs, en la película aparece Seymour
Cassel que consiguió por su papel una nominación al Oscar como actor
secundario, y que posteriormente también se convertirá en otro de los
habituales del cineasta (Peter Falk o Ben Gazzara se sumarán más adelante a la
troupe). Faces obtuvo tres
nominaciones al Oscar de 1968, una en el apartado de Mejor Guión Original, la
ya mencionada de Cassel y una tercera que fue a parar a Lynn Carlin en la
categoría de actriz secundaria (como dato curioso hay que señalar que se
trataba de la secretaria de Robert Altman).
Finalmente, además del legado de su obra, Cassavetes nos ha
dejado todavía algo más en herencia. Los tres hijos nacidos de su unión con
Gena Rowlands siguen dedicándose a esto de dirigir películas. Vinculado a un
cine de carácter más comercial, Nick es sin duda el más conocido de los tres, y
a él le debemos historias como las de El
diario de Noah (2004). Las otros dos, Zoe y Alexandra – que firma como Xan-
enarbolan la bandera del cine más “indie” y continúan la tradición de su padre,
un cineasta genial, único e imprescindible.
CRAZY
Patsy Kline
Crazy, I'm
crazy for feeling so lonely
I'm crazy, crazy for feeling so blue
I knew you'd love me as long as you wanted
And then someday you'd leave me for somebody new
Worry, why do I let myself worry?
Wond'ring what in the world did I do?
Crazy for thinking that my love could hold you
I'm crazy for trying and crazy for crying
And I'm crazy for loving you
Crazy for thinking that my love could hold you
I'm crazy for trying and crazy for crying
And I'm crazy for loving you.
I'm crazy, crazy for feeling so blue
I knew you'd love me as long as you wanted
And then someday you'd leave me for somebody new
Worry, why do I let myself worry?
Wond'ring what in the world did I do?
Crazy for thinking that my love could hold you
I'm crazy for trying and crazy for crying
And I'm crazy for loving you
Crazy for thinking that my love could hold you
I'm crazy for trying and crazy for crying
And I'm crazy for loving you.
LOCA
Patsy Kline
Loca, me he vuelto loca al sentirme tan sola.
Estoy loca, loca al sentirme tan triste.
Sabía que me amarías el tiempo que quisieras.
Y que algún día me dejarías por alguien nuevo
Preocupada, ¿por qué habría de preocuparme?
Preguntándome qué fue lo que hice yo
Loca por creer que mi amor podría apresarte.
Estoy loca por intentarlo y loca por llorar.
Y estoy loca por amarte.
Loca por creer que mi amor podría retenerte.
Estoy loca por intentarlo y loca por llorar.
Y estoy loca por amarte.
Estoy loca, loca al sentirme tan triste.
Sabía que me amarías el tiempo que quisieras.
Y que algún día me dejarías por alguien nuevo
Preocupada, ¿por qué habría de preocuparme?
Preguntándome qué fue lo que hice yo
Loca por creer que mi amor podría apresarte.
Estoy loca por intentarlo y loca por llorar.
Y estoy loca por amarte.
Loca por creer que mi amor podría retenerte.
Estoy loca por intentarlo y loca por llorar.
Y estoy loca por amarte.
Comentarios
Dices bien que su cine no es fácil, no ya para el primerizo, sino incluso para el espectador avezado. Al menos para mi no lo es, pues como dices esas largas conversaciones (a menudo sobre la nada) me distraen y exasperan, se supone que reflejan la vida cotidiana llena de momentos en los que no pasa nada, pero incluir un tono triste, depresivo, terminal en el conjunto hace que resulte (a mi me lo resulta) algo irreal, como impostado y que se aleja de la verdad, si entendemos esta como el verdadero dia a dia de cualquiera de unos personajes en su mayoría "normales".
Hablas de Scorsese, de Allen, Jarmusch, de Jonze,...Yo incluiría a Allan Rudolph (prodigio de la modernidad en su momento y de carrera efímera y sobrevalorada), y habría que señalar también que el primer Soderbergh, aquel que sorprendió a finales de los 80 con "Sexo, mentiras y cintas de vídeo" estaba bastante en linea con las propuestas cassavetianas.
Gran post, amigo. No hay quinta mala.
Abrazos cara a cara.
Abrazos al pescaito, aunque esté en el cielo