EL CINE EN 100 PELÍCULAS (I)

(Este artículo estaba pensado y escrito mucho antes de que el amigo Indi nos sorprendiese con su magnífico gus del jueves felicitando al gran Seamus por su cumple. Es que algunos podréis pensar, ¿otra vez John Ford? Pues sí otra, y todas las veces que haga falta.)

“Esto es el Oeste, señor. Cuando la leyenda se convierte en un hecho, se escribe la leyenda.”

EL HOMBRE QUE MATÓ A LIBERTY VALANCE (The man who short Liberty Valance)  USA, 1962,  Western. Dir John Ford; John Wayne, James Stewart, Vera Miles, Lee Marvin, Edmon O´Brien 119 min

Se suele decir que el western es el género más cinematográfico de todos. Al igual que el musical, el western ha sabido crearse su propia leyenda y su propia tradición al margen de la literatura y del resto de las artes. Así que hablar de western equivale directamente a hablar de cine. Y si hay un director que contribuyó como nadie a hacer grande esa leyenda ese no es otro que John Ford (“Me llamo John Ford y hago westerns” es una de sus citas míticas). Curiosamente, Ford ganó en cuatro ocasiones el Oscar al Mejor Director – récord hasta ahora nunca igualado- y ninguna de las películas por las que consiguió el premio eran westerns. Repasemos, El delator en 1935, Las uvas de la ira en 1941, Qué verde era mi valle en 1942 y finalmente El hombre tranquilo en 1952.

Pero claro, el lugar común apunta a situar al tuerto irlandés en la órbita del western Él es quien prácticamente le da carta de naturaleza el género con el primer gran western clásico de la historia, ese pedazo de obra maestra titulada La diligencia (1939) a la que seguirán otras Pasión de los fuertes (1946), Fort Apache (1948), Río Grande (1950), o Centauros del desierto (1956) por citar sólo algunas de ellas.

La década de los 60 será la del declive definitivo del western clásico. Después el género evolucionará por otras vías hasta derivar en el western crepuscular (con Peckinpah llevando el estandarte) o el sphagetti (Sergio Leone haciendo lo propio). Curioso también el avance a finales del decenio y comienzos del siguiente de la vertiente paródica del género, con títulos por lo general de dudoso gusto e interés, aunque, por supuesto, siempre hay excepciones y entre ellas citaremos El dia de los tramposos(1970) de Josehph Leo Mankiewiczk o Muerde la bala (1975) de Richard Brooks.

También los 60 suponen la última etapa de la carrera de John Ford, quien pese a morir en 1973 se retirará del cine en 1966 con Siete mujeres, su grandioso y en parte infravalorado testamento. Tres años antes, había rodado su último gran western, El gran combate, en el que realiza también su última gran reivindicación del pueblo indio (para que luego fuesen diciendo por ahí que era un facha y tal). Algo de crepuscular y de fin de época tiene también la obra maestra que comentamos hoy, para muchos, yo me incluyo, el western más redondo en la filmografía del maestro.

El hombre que mató a Liberty Valance se inicia con la llegada de un tren a una estación, la de Shibone, un inicio que remite a los orígenes del propio cine y a la llegada del tren a la Gare de Ciotat que filmaron los Lummiere a finales del XIX. La llegada del ferrocarril supone también el fin de los tiempos del Salvaje Oeste para dar paso a otros tiempos a priori más civilizados, en los que las leyes piden paso para imponerse al látigo. En Shibone se reúnen los viejos amigos de Tom Doniphon, el hombre que mató a Liberty Valance para asistir a su entierro. Será en realidad el entierro de toda una era y así arranca uno de los flasbacks más largos y apasionantes de la historia del cine. Sobre la imagen de la polvorienta diligencia que trajo al pueblo muchos años atrás al joven abogado y futuro senador Ramson Stoddard. Por aquel entonces, Stoddard no era más que un pusilánime y larguirucho aspirante a picapleitos que tenía que ganarse las habichuelas fregando platos en la cocina del bar del puebo. Por entonces, no imperaba más que la ley del látigo y la que imponían Liberty y sus secuaces, y el propio Stoddard la sufrió en sus propias carnes antes incluso de llegar a Shibone. Pero todo eso va cambiar… para siempre.

Porque al final, los libros acabarán imponiéndose al revolver, la razón a la violencia. Y Tom Doniphon comprenderá que quizá su tiempo ha pasado y renunciará a la mujer que ama.  Y en último acto de sacrificio y generosidad matará al sanguinario Valance, y con él morirá toda una era. Y John Ford hará que un negro recite casi de carrerilla la declaración de los derechos de Jefferson. Y abogará por la libertad de prensa  (más de una vez se me vino a la mente esta película viendo no hace mucho The post de Steven Spielberg). Y luego dirán que es un facha, pero qué más dará

John Wayne, James Stewart, Vera Miles, Lee Marvin, conjurados todos ellos para regalarnos una leyenda que perdura en el tiempo. Y por encima de todos ellos, Ford, abogando por la igualdad de las razas, por la libertad de prensa. Con un lirismo y un romanticismo que nadie ha podido igualar. Sólo un clásico podía ser tan moderno. En el viejo Oeste, si una leyenda se convertía en hecho, publicaban la leyenda, en el siglo XX, sólo el gran Seamus podía hacer de esta historia una verdadera e inmortal leyenda.

ONCE UPON A TIME IN THE WEST

Dire Straits

Some people get a cheap laugh breaking up the speed limit
Scaring up pedestrians for a minute
Crossing up the progress driving on the grass
Leaving just enough for room to pass
Sunday driver never took a test
Oh yeah, once upon a time in the west
Yes, and it's no use saying that you don't know nothing
Still gonna get you if don't do something
Sitting on the fence that's a dangerous course
You can even catch a bullet from the peace keeping force
Even a hero gets a bullet in the chest
Oh yeah, once upon a time in the west
I want to marry your children Mrs. Lauden
Some of your mothers ought to lock up your daughters
Who's protecting the innocent team
A heap of trouble in the land of plenty
Tell me how we're gonna do what's best
You guessed, once upon a time in the west
Oh yeah, once upon a time in the west...

ÉRASE UNA VEZ EN EL OESTE

Dire Straits

Algunas personas tienen una risa cuando rompen el límite de velocidad
Asustando a los peatones cada minuto
Cruzando el impulso del progreso en la hierba
Dejando suficiente espacio para pasar
Conductor dominguero nunca hiciste una prueba
Oh sí, érase una vez en el oeste
Sí, y no sirve de nada decir que no sabes nada
Todavía van a pillarte si no hacemos algo
Sentado en la valla que es un camino peligroso
Puedes incluso tomar una bala de la fuerza de mantenimiento de la paz
Incluso un héroe recibe una bala en el pecho
Oh sí, érase una vez en el oeste
Quiero casarme con sus hijos, señora Lauden
Algunos de sus madres deben encerrar a sus hijas
Quién está protegiendo el equipo de inocentes
Un montón de problemas en la tierra de la abundancia
Dime cómo vamos a hacer lo que es mejor
Lo has adivinado, érase una vez en el oeste
Oh sí, érase una vez en el oeste ...