EL CINE EN CIEN “PINÍCULAS” (Uno)
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Parece una princesa
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Es verdad, está guapísima
(dos invitadas refiriéndose
a la protagonista)
LA COMUNIÓN DE MI SOBRINA (Málaga) Andalucía, Hará tres o dieciocho años, por lo menos. Dir.
Notorius. Int: La sobrina de Notorius, los padres de la niña, algún invitado más.
15 min (pero se hacen interminables)
Hoy debería ser Albanta la que combatiese nuestras chichurrias con un
magnífico post que nos hablase de cosas buenas y bonitas, sin embargo sus
inabarcables tareas han convertido esta tarea semanal en inabarcable y me ha
pedido que hagamos un intercambio. Me he negado en redondo porque pensaba que
era un intercambio de parejas y, aunque ella y mi chica disfrutasen del evento,
yo me iba a quedar a dos velas, que la amiga no tiene actualmente ni maromo ni
maroma que prestarse pudiera a los jueguecitos. Finalmente la cosa quedó
aclarada, que ella se ofrecía a preparar el gus de estrenos del viernes (18
pelis, ahí es nada) y yo haría el de hoy. Me he hecho de rogar, pero se ha
puesto melosa (“por favooor”) y yo baboso (“vaaale”). Así es como hay que
tratar a las mujeres difíciles.
No obstante, gracias a ello puedo iniciar esta interesante serie que nos
llevará a descubrir aquellos films fundamentales en la historia del Séptimo
Arte a los que, sin embargo, la
industria, el público, la crítica, las sobremesas de Antena 3 e incluso las
empresas de autobuses interurbanos han decidido directamente ignorar. Es fácil
realizar una serie en la que se incluya “El padrino”, “ET”, o “El abuelo tiene
un plan”, pero para encontrar las 100 “piniculas” fundamentales de las que
nadie oyó nunca hablar, hay que estar muy mal de la cabeza.
Comenzamos nuestra serie con una cita con uno de los grandes creadores de
la Historia de la papiroflexia con servilletas de bar. Sé que a estas alturas
este epíteto puede resultar hasta gratuito y de hecho no he pagado nada por
escribirlo. Hablamos de la máxima autoridad del llamado espetismo malagueño, la
primera corriente verdaderamente importante que surgió en los chiringuitos de
playa sin esperar al turismo. Si bien Notorius no puede ser considerado en
propiedad como el padre del movimiento, sí fue el primero que, tras comerse los
espetos, utilizaba las servilletas de limpiarse para crear audaces formas a
menudo nada geométricas. En cualquier caso, todo esto no tiene nada que
ver con su filmografía, gracias a Dios.
Los primeros espetistas habían empezado a experimentar con otro tipo de
raciones, incluido el boquerón, pero las primeras obras maestras del movimiento
datan de la época en que un servidor comenzó a veranear por aquellas costas y
mi contoneo despertaba tantas pasiones como depresiones. Tras un primer periodo
creativo en su Malaga natal, Notorius no
es contratado por nadie y en 2004 decide marcharse al Rincón de la Victoria
donde conoce a una joven y bella veinteañera que se había instalado allí huyendo
de la persecución nazi.
Bueno, pero empecemos por el principio. Notorius nace el 29 de Febrero de 1971
en su ciudad de nacimiento. Su verdadero nombre era Encadenados, pero prefirió
cambiárselo porque quedaba más chulo. Estudió poco y mal en diversos colegios e
institutos de la ciudad donde coincidiría con otras personas que tampoco
llegaron nunca a nada.
Con apenas 16 años aprobó un examen de religión de 3º de primaria, por lo
que sus padres decidieron premiarle regalándole por Reyes un Cine-Exin. Aquel
regalo fue fundamental en su futuro pues, aunque las imágenes proyectadas no le
interesaron lo más mínimo, despertó en él un importante interés por girar la
manivela, adquiriendo pronto una gran destreza que posteriormente le sirvió de
mucho para hacer funcionar la ruleta de un bingo familiar y para subir y bajar
los toldos de las terrazas de los chiringuitos, actividad en la que pronto se
convertiría en un aclamado maestro.
En este punto surgen autores muy importantes de todas las artes y las
ciencias sin que se pueda etiquetar a Notorius como mínimamente cercano a cualquiera de ellos. Sin embargo, en los años
siguientes escribirá alguna de las páginas más brillantes de la Historia del Chat
de Cinéfilos de Terra. Notorius se revela como un maestro en la creación de frases
inolvidables sin ningún significado aparentemente coherente. Su curiosidad y
talento natural le llevan a estar innovando y experimentando de forma
constante. Así, empieza a crear alter-egos como Pompita, cuya única capacidad
es la de hacer una “o” sin necesidad de canuto. O Troy McClure que decía las
mismas incongruencias que su verdadero yo, pero convencido de que era otra
persona.
Allí concibe una de sus primeras obras maestras. El guion de “A veces me
apetece abrazar a los electrodomésticos” nunca pasó de esa primera frase, pero
cualquier profundización en esa idea hubiese terminado estropeando tan
sorprendente y espectacular inicio. Es en esta etapa cuando comienza a
participar en el juego de las películas del chat incluyendo como primera pista:
“1. MOMENTO CLÁSICO”. En realidad esta innovación no tuvo ninguna
trascendencia, pero a estas alturas ya nada nos sorprende. Más de una vez llegó
a decir que había más cine en el beso de “Encadenados” que en toda la trilogía
de “Matrix”, pero poco le entendieron.
Finalmente acabó siendo acusado de tener alopecia y desapareció de la misma
forma que su cabello. Estaba y dejó de estar. Los más allegados le iban a
organizar un homenaje, pero se abrazó al frigorífico y no fueron capaces de
sacar los canapés para la fiesta.
Además de no ser considerada nada importante en la Historia del Cine, en “La
comunión de mi sobrina” el director muestra una impericia técnica como pocas
veces se ha podido observar en ninguna otra grabación. La “pinícula” nace por
la obsesión de la hermana del director de dejar para la posteridad las imágenes
de su hija tomando la Primera comunión. Conociendo la pasión de su hermano por
el cine y por las palomitas creyeron que era el indicado para la realización de
tan importante tarea. Con una cámara que el padre de ambos, el director y su
hermana, y abuelo de la niña protagonista del evento, había adquirido a bajo
precio en un viaje a Canarias para pensionistas, y con cuatro instrucciones imprecisas,
Notorius se dispuso a inmortalizar el acto.
La película está dividida en tres actos claramente diferenciados: Espera en
la puerta de la iglesia; Ceremonia; Banquete y desparrame.
En el primero de ellos podemos apreciar, tras un arranque dubitativo, un
festival de luz y de color y de movimientos de cámara difícilmente clasificables.
Tiene algunos gags improvisados, como el posado de una de las invitadas con un
ampulosos vestido azul eléctrico apoyada sobre un seto cuya poca consistencia no
pudo soportar el peso, quizá algo elevado a la vista de las imágenes, de la
buena mujer. O el de otro tío de la pequeña que presume de lucir muy elegante con
su traje recién estrenado cuando su mujer descubre que aun lleva las etiquetas de
la tintorería grapadas en la parte posterior de la chaqueta. Todo el primer
acto es por tanto una muestra de costumbrismo y de la incomodidad que las
convenciones sociales provocan en quienes no están acostumbrados a estos
saraos.
El segundo acto es mucho más formal en lo estrictamente ceremonioso. Aquí
podemos comprobar avanzada la filmación que el director descubrió el botón de
la cámara que permitía grabar sonidos y la filmación deja de ser muda a partir
de ese momento. También podemos comprobar como juguetea con el zoom intentando
enfocar a su sobrina entre el grupo de veinticinco niños y niñas que celebran
el sacramento al alimón. Algunos espectadores creen ver un homenaje a “¿Dónde está
Wally?” en las imágenes lejanas, pues descubrir a la sobrina, protagonista de
la película, es sumamente complicado. En un prodigio de audacia observamos como
el director se acerca al altar intentando grabar más de cerca los momentos culminantes
de la ceremonia, pudiendo disfrutar de unas imágenes de su pantalón y parte de
sus pies entre vaivenes, pues olvidó parar la grabación mientras se colgaba la
cámara en bandolera y se acercaba al altar.
Finalmente el último acto es un impresionante despliegue del delirio. Tras
unas, en apariencia anodinas, imágenes de la espera a la salida de la iglesia y
nuevos posados de los invitados, en los que se empieza a percibir el abandono
del formalismo que intentaban aparentar en el primer acto e incluso, en algún
caso, que han estado casi todo el tiempo en el bar de enfrente de la iglesia,
la acción se traslada al lugar del banquete, un mesón tipo toledano
especialista en eventos de esta calaña. En este nuevo universo podemos
comprobar que no sólo una gran parte de los invitados han disfrutado del vino
con deleite, sino que el mismo director ha hecho lo propio ya que mientras
graba desde posiciones fijas vemos tambalearse el foco con bastante más
frecuencia de la habitual. Aquí disfrutamos del discurso del emocionado padre,
una defensa de la tradición cristiana regada de comentarios procaces que los
invitados ríen y jalean. También observamos un sinfín de brindis que comienzan centrándose
en la niña protagonista y terminan alabando al líquido causante de su exagerada
alegría. Años después, siendo presidente del gobierno, Mariano Rajoy realizó un
guiño a la película con su célebre frase “¡Viva el vino!”
La filmación finaliza de manera abrupta con lo que parece un tropezón cuando
el realizador intentaba tomar un plano cenital subido a una mesa.
El film no cosechó en su estreno demasiado éxito a pesar del escaso público
que pudo disfrutarlo, sin embargo su difusión fue bastante grande pues no había
invitado al que no pusieran la película de la comunión de la niña hasta
bastantes meses después.
Sin embargo, tuvo un segundo momento de esplendor cuando se encontró
casualmente la grabación en una mudanza y en la reposición por curiosidad se
oyeron comentarios del tipo: “Ay mi madre, que gorda me veo”, “Pero ¿cómo se os
ocurrió vestirme así?”, “Mira la Mari, la pobre, que fea iba”, "Hay que ver, que bien que nos lo pasemos"…
La “pinícula” no obtuvo muchos premios, principalmente porque no se
presentó a ninguno, pero hoy en día está considerada película de culto entre
los que la vieron y aun salen a relucir, en alguna comida familiar, algunas de
las hilarantes escenas rodadas.
Con premios o sin ellos, la película constituye una pieza clave en la
evolución del melodrama y en el devenir posterior del propio arte
cinematográfico. Porque eso, ni más ni menos es lo que hizo Notorius elevar la
filmación casera a la categoría de….., de…., de truño.
No tenemos hoy testimonio sonoro, pero si hay unas imágenes de la película en las que podemos ver al realizador durante el festejo, serán las que adornen nuestro MOSAICO DE HOY
Comentarios
Claro que puestos a elegir una pini de Notorius yo me hubiese quedado con "El bautizo de Manolín" o con "Verano en Peñíscola, 1986", y si me permites una pequeña fe de ratas te diré que el director no aprobó religión con 16 años en 3º de Secundaria, motivo por el cual le regalaron el Cine exin con el que empezó a rodar sus primeras pinis. Fue con 18, pero bueno pecata minuta dentro de un gus como siempre maravilloso.
Y ahora me tengo que despedir que llevo un poquito de prisa.
Abrazos huyendo de los nazis
Sin duda, la investigación que Carpet hace alrededor de Notorius es, no sólo impresionante, sino también necesaria para reivindicar que en España se ha hecho cine, buen cine y mucho cine.
Una de las joyas de este mismo realizador es una pieza que no consigo encontrar por mucho que busco en cinematecas y páginas varias. Es esa muestra erótico-festiva que se tituló "El último tango en Toledo", pero no sé qué es lo que pasa que, como no se pasa por ninguna cadena televisiva, no se ha recuperado. Una injusticia.
Abrazos sin corbata cortada.
“Celebración” de Vinterberg no es más que una adaptación a la sueca de la pinícula “La comunión de mi prima”
Y algunos escépticos dirán que si le he dado al rioja a la hora de aseverar esto que estoy diciendo, pero si analizamos punto por punto la pinícula de Noto, no tienen más opción que darme la razón..analicemos pues
1. Los rodajes tienen que llevarse a cabo en locaciones reales. No se puede decorar ni crear un "set". Si un artículo u objeto es necesario para el desarrollo de la historia, se debe buscar una locación donde estén los objetos necesarios.
Vemos, en la pinícula, los jardines de la iglesia y el posterior rodaje en el restaurante de marras, es decir, una localización buscada al efecto para tal rodaje.
2. El sonido no puede mezclarse separadamente de las imágenes o viceversa (no debe usarse música, a menos que se grabe en el mismo lugar donde la escena se está rodando).
Podemos ver al cuñado de noto y el resto de la familia pedir acaloradamente a la orquesta (que no olvidemos, tocaba en directo), Paquito, Paquito, refiriéndose al chocolatero, obviamente….blanco y dentro de una botella.
3. Se rodará cámara en mano. Se permite cualquier movimiento o inmovilidad debido a la mano. (La película no debe estar donde esté la cámara; al contrario, el rodaje debe ocurrir donde se dé la película).
Esos movimientos erráticos que algunos interpretan debido a la falta de equilibrio por la ingesta de diferentes caldos no es otra cosa que la visión de una mente clara y moderna que dota a la cámara de vida propia, más allá de la propia voluntad es la cámara y no el director quien crea.
4. La película tiene que ser a color. No se permite ninguna luz especial ni artificial (si la luz no alcanza para rodar una determinada escena, la escena debe eliminarse o, en rigor, se le puede enchufar un foco simple a la cámara).
Pa colores, los atuendos de los asistentes a la comunión, y al rodaje.
5. Se prohíben cualquier efecto óptico y los filtros.
Que filtros ni que filtros.
6. La película no puede tener una acción o desarrollo superficial (no pueden mostrarse armas ni pueden ocurrir crímenes en la historia).
Es verdad que puedo considerarse un crimen el vestido de la madre de la niña, pero la profundidad de la acción y el desarrollo de la historia bien podría hacernos pasar por alto este detalle.
7. Se prohíbe la alienación temporal o espacial. (Esto es para corroborar que la película tiene lugar aquí y ahora.)
Algunos podrán decir que no eran horas a las que llegaron los invitados a su casa, pero no podemos negar que llegaron y eso constituyó el fin de la grabación.
8. No se aceptan películas de género.
Obvio
9. El formato de la película debe ser el Académico de 35mm (1:1.85).
Niquelao
10. El nombre del director no debe aparecer en los títulos de crédito
No puedo añadir más, este sesudo y concienzudo estudio demuestra que aquello que era un rumor a gritos es, hoy día, una verdad incontestable que demuestra que Noto fue un visionario en su tiempo y que la historia no le ha puesto en el lugar que le correspondía.
Agradecemos a Car la intención de hacer justicia, de una vez por todas.
Besos reivindicativos.
Albanta