GUS MORNINS 5/12/17

“Quiero a Mickey Mouse más de lo que he querido nunca a ninguna mujer”
                                                                                                      Walt Disney
Ciento dieciséis años cumpliría hoy el gran Walt Disney. No, no os preocupéis, no voy a aburriros con detalles de su carrera. Sólo quiero ilustraros con algo que me ocurrió cuando yo tenía no más de cinco o seis años.
Estamos hablando de 1971 ó 1972, no más. Había una mujer que fue muy querida en mi casa, especialmente por mi madre. Era cordobesa y se llamaba Mari Tere. Durante mucho tiempo ejerció de costurera y mi madre, de vez en cuando, le daba algún vestido para que se lo arreglara. En cualquier caso, la relación que nació de forma puramente profesional derivó en amistad y mi madre y ella se hicieron muy amigas. Mari Tere pronto comenzó a ser una de las visitas habituales en mi casa. Tenía una gracia cordobesa muy suya y todos nos reíamos bastante con ella. Un buen día, ella insistió en que quería llevarme al cine (pobrecilla) y mi madre cedió porque estaría ocupada con cualquier otra cosa. Al fin y al cabo, una tarde sin el pequeño de la casa siempre era un respiro. En cualquier caso, se optó por lo fácil y Mari Tere quiso invitarme a ver una película de Walt Disney. Se trataba de Bambi y la proyectaban en el desaparecido Cine Imperial de la Gran Vía. Para los que no sois de aquí o no lo conocisteis era un cine muy cuco, el primero que se veía en la Gran Vía en sentido Alcalá-Plaza de España, especializado en ofrecer cine infantil y juvenil. Era pequeñito, pero cómodo y además era de sesión continua. Posiblemente, el único de la mítica calle. Allí vi desde Bambi a Un sabio en las nubes, con Fred McMurray; Un candidato muy mono, Blancanieves y los siete enanitos, Herbie, un volante loco y su continuación Ahí va ese bólido, La quimera del oro, de Chaplin e, incluso, una de las películas más espantosamente aburridas que he visto en mi vida como Piel de asno, de Jacques Demy. El Cine Imperial también era famoso porque en la misma puerta vendían lo que se llamaban “helados calientes” que no era otra cosa que un poco de crema del sabor elegido sobre un cucurucho de helado. Bueno, a lo que voy.
El caso es que Mari Tere intentó deshacerse conmigo. Quería que estuviera contento y, cuando ya estamos en la sala y la película ya había empezado, comenzó su rosario de ofrecimientos:
-. ¿Quieres unas palomitas?
-. No.
-. ¿Unas patatas fritas?
-. No.
-. ¿Quieres una Coca-Cola?
-. No.
-. ¿Y unas pipas?
Y con el rostro más serio que fui capaz de poner, le dije:
-. Lo que quiero es que me dejes ver la película en paz.
Eso con cinco añitos. Como véis, yo era repelente de nacimiento. El tiempo pasó, Mari Tere se casó con un señor viudo que tenía un hijo que le fue presentado por mi madre e, incluso, trabé cierta amistad con ese hijo. Hasta el punto de que, en cierta ocasión, con diecisiete añitos más o menos, nos montaron una especie de cita a ciegas con mi prima Inés (guapísima de narices, si no hubiese sido mi prima, me habría lanzado de cabeza) y otra chica que recuerdo que se llamaba Rosa. Creo que el chaval se quedó un poco decepcionado porque tanto mi prima como la tal Rosa se quedaron embelesadas con mi saber estar. Por entonces, recuerdo, era más delgado e, incluso, pillado a contraluz, era más guapo.
El caso es que Mari Tere ha seguido manteniendo el trato con mi madre y éste hecho siempre, siempre, siempre se lo comenta cuando se ven.
-. Me quedé helada…pero ¿cómo podía tener tanta personalidad un ñarro que tenía sólo cinco años?
En algún encuentro en el que estuve presente, ya de adulto, le dije que no era una cuestión de personalidad, sino de Walt Disney. No me estaba dejando ver la película y Disney…simplemente, me encantaba.
Creo que no hace falta añadir mucho más. Todos hemos sido otra cosa porque Disney estaba allí con sus historias, recordándonos que la fantasía podía ser, también, una forjadora de mentes.
Os pongo un clip de Bambi. Esta canción llegué a aprendérmela de memoria. Imaginaos a un niño de cinco años cantando… “Doquiera que voy…voy cantando al amor…”. Hoy resulta irremediablemente cursi pero, por aquel entonces, soñaba con ser un ciervo joven que tuviera a una encantadora cervatilla a su lado.



Y como mosaico, Walt, subido al tren de nuestros sueños.






Comentarios

Anónimo ha dicho que…
Un Gus que derrocha emoción, va a ser cierto aquello de que nuestro Lobo alberga un inmenso corazón tras esa apuesta gallarda y distante a que nos tiene acostumbrados, un poco como el papá de Bambi nos divisa en su cumbre observador, en la soledad de aquel que sabe más, pero con inmensa ternura y amor...aissss si es que Disney nos pone melosos.

Todos tenemos alguna anécdota con Disney. Un día llevé a mi hermano pequeño al cine, que es 8 años menor que yo, era el Ciudad Lineal en el cruce de Arturo Soria con López de Hoyos, en el programa venía Bambi pero al llegar lo habían cambiado y ponían "Piraña", nosotros entramos al cine igualmente...él nunca me lo ha perdonado, ir a ver Bambi y tragarse Piraña, lo que le costaría noches de insomnio terrorífico, debía de tener unos 6 años o así, aun me lo recuerda alguna que otra vez.

También es importante el día que decides ir con tu hijo por primera vez al cine, yo elegí "101 Dálmatas" en una sesión matinal que ponian en el cine del barrio, cuando la llevaba a la guardería solíamos coincidir con un Dálmata y mi hija salía corriendo diciendo Pongoooo, Pongoooo..

Los años pasaron, permanecen las sensaciones mágicas que nos producen las películas de este gran genio, a ver cuando lo descrionizan que lo echamos de menos.

Gracias por el Gus, Lobo.

Besos animados.

Albanta
dexterzgz ha dicho que…
Vaya, con lo embelesado que me tenías, yo esperando que me pusieses como mosaico una foto tuya a los 16 años con ese cuerpazo, y lo que me encuentro es un tío montado en un tren chu-chu. Qué decepción más grande.

En cualquier caso, excelente gus que nos habla de la relación que todos hemos tenido con el tío Walt. Ya he comentado muchas veces aquí que mi cinefilia es tardía, pero alguna de este hombre cayó durante mi infancia. Al llegar a adultos, muchos descubren una relación de amor / odio con Disney. No se le puede negar desde luego el carácter manipulador y tremendamente conservador de alguna de sus películas dulcificando algunos de los cuentos tradicionales, en especial el de Blancanieves, cuya historia original es terrible.

Yo lo he pasado muy bien viendo con mis sobrinos "Dumbo" o "Pinocho", aunque mis favoritas de la primera época siempre fueron "Peter Pan" y "El libro de la selva". Y esa joya escondida que es "101 dálmatas". De la segunda etapa me costaría más quedarme con un título porque curiosamente, y ya sé que casi nadie pensaréis lo mismo, me parecen películas mucho más conservadoras - incluyo "El rey león". Y en ese sentido me parece "peligrosa" la "disneyficación" que en los últimos tiempos están experimentando los herederos naturales de Pixar.

Abrazos animados
INDI ha dicho que…
precioso Gus y preciosa anécdota, imagino a la señora en el cine pensando, !qué niño más descarado! Walt Disney es ilusión, magia, emoción. Y que siga siéndolo. Yo más que en el cine, he disfrutado de Disney con mis hijos a través del DVD. Creo que vimos Peter Pan unas 150 veces.

Abrazos apresurados

PD: jueves puente, no estaré disponible para el Gus, me voy unos días al pueblo de mis padres a pasar las fiestas patronales. Cedo el turno a quien desee deleitarnos con los estrenos.
Anónimo ha dicho que…
Mi infancia está unida a Disney, como la de casi todos los niños de entonces. Yo empecé a amar el cine gracias a Disney. Podría contaros mil anécdotas pero no quiero aburriros. Luego llegaron mis hijas y volví a soñar y a vivir la magia Disney. Tengo la suerte que a las dos les gusta el cine con lo que cada noche cenaban mientras veíamos juntas cualquiera de sus pelis. Todavía las conservo todas. Y sueño con que llegue el momento de tener algún nieto para poder revivir ese mundo tan especial en el que nada malo té puede ocurrir, solo existe Disney y su mundo de fantasía. Y ya me encargaré yo de que les guste ese tipo de pelis y no las infantiles de hoy en día. Me río de los que ven tanta crueldad en Bambi o tanto almíbar en Cenicienta.
Me ha encantado tu gus, César. Lo cuentas todo de una manera que consigues que visualice a Mari Tere, a tu madre y a ese niño de ojos avispados y escrutadores que absorbe la vida con su mirada.

Besos infantiles

low
CARPET_WALLY ha dicho que…
Joder, yo también me he quedado un poco en ascuas, llamadme "mente calenturienta" pero todo apuntaba a una historia de iniciación al mundo de los sentidos (lo de los 5 años lo ha aclarado después, que yo pensaba que podía ser más mozalbete).

Pues yo debía ser, y seguro que lo era, un niño raro, mi iniciación al cine no fue nunca Disney, ni mi iniciación a Disney fue por el cine. Yo conocí a Disney por unos cuentos (tebeos) del tamaño de un periódico tipo El País que me regalaron por Reyes: "El libro de la Selva" y la maravillosa "101 dálmatas". ¿Cuantas veces pude leerlos? ¿1.000?. Encantado con aquello, pedí para el año siguiente más libros de ese tipo, pero aquello debió ser una edición especial y no se encontraban por ningún lado según contaban mis padres años después, el caso es que casualmente en un estanco (entonces los estancos vendían casi de todo) vieron uno : "Peter Pan" y lograron darme donde más me gustaba.
Creo que no vi en cine ninguna peli de Disney hasta...¿"Buscando a Nemo"?, mucha tele,si, mucho video VHS también (les hice una colección de clásicos de Disney a mis hijos que aun recuerdan con deleite). Pero poco cine hasta bastante más adelante.

Mi iniciación al cine, creo que ya lo he dicho alguna vez, vino de la mano de "El halcón y la flecha", de "7 novias para 7 hermanos", de "Sonrisas y lágrimas", de "Amor en el aire" con Rocio Durcal y Palito Ortega y, claro está, de la mano de Bruce Lee.

Y creo que se es injusto con Disney cuando se critica su conservadurismo, su dulcificación, su blandengueria, su sentimentalismo...Las cosas deben valorarse en su época y no se puede intentar contraponer mentalidades de los 40 con las de la segunda década del siglo posterior. Tendríamos que aceptar a los políticamente correctos de hoy cuando ponen a parir según que cosas.

El otro día, al respecto, escuché, y tenía que darle la razón, a una profesora especializada en educar sobre violencia de género, hablaba de el cuento de "La bella y la bestia" y decía que aunque parece una historia sin mal fondo en el fondo hay que tener mucho cuidado con lo que cuenta porque sin adornos es la historia de un tipo que secuestra a una joven y se porta como un animal, eso si, cuando la chica lo acepta y le trata con suavidad se dulcifica y termina convirtiéndose en un encanto...Decia ella: ¿No suena un poco a soy muy burro pero si me tratas bien prometo cambiar y si no lo hago es culpa tuya?

En fin, ahí lo dejo.

Ok, intentaré suplir el jueves a Junior, total sólo me leeré yo y ya estoy acostumbrado.

Abrazos dibujados

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