GUS MORNINS, 11-6-19
"Para comunicar hay que entretener, si se aburren, no
comunicas"
(Chico Ibáñez Serrador)
Guuus mornins, cinéfilos.
Obligado hoy es nuestro homenaje al inimitable Ibáñez
Serrador que se nos fue el viernes pasado a la edad de 83 años. No vamos a
decir que era un maestro de la comunicación y del entretenimiento porque al
primero que no le gustaba que le llamasen así era a él, pero hay que reconocer
que de ambas cosas sabía un rato. Y los que somos unos viciados tanto a una
cosa como a otra le debemos mucho, así que, aunque tardío, ahí va nuestro
recuerdo.
Nacido en Montevideo en 1935, hijo del director teatral
español Narciso Ibáñez Menta y de la actriz argentina Pepita Serrador, el
pequeño Narciso “Chicho” se pasó media infancia viajando de aquí para allá
acompañando a sus padres en sus distintas giras. Allí nació su pasión por las
tablas y también por el cine. En 1943, con tan solo 8 años es elegido para
doblar para la versión hispanoamericana al conejito Tambor de la película Bambi.
Fruto de esta pasión cinéfila nacen sus dos películas para
la gran pantalla, La residencia (1969) y ¿Quién puede matar
a un niño? (1976). En plena dictadura, Chicho se descuelga con un género
casi inédito en nuestra cinematografía de la época como es el terror.
Directores como Alejandro Amenábar y J. Bayona reconocen su influencia y su
legado. De manos de este último, Chicho recibía el pasado febrero el último
Goya de honor.
A consecuencia de su admiración por el terror, nace
también Historias para no dormir, uno de sus clásicos televisivos,
porque, claro, hablar de Chicho es hablar de la tele donde era un verdadero
mago. Chicho fue nuestro tito Hitch particular, presentando él mismo cada capítulo
de una manera especial tal y como hacía el mago del suspense en su serie “Alfred
Hitchcock presenta”. Se trataba de versiones de clásicos como Poe, Lovecraft o
adaptaciones de guiones propios. Hasta hoy ha habido varios intentos de
resucitar la serie, el más conocido quizá el que puso en marcha Tele 5 bajo el
título de Películas para no dormir. La serie fue dirigida por gente como Mateo
Gil, Alex de la Iglesia, J. Bayona e incluso el propio Chico se puso al frente
de un capítulo.
Éxitos y más éxitos, premios y más premios en una carrera
dedicada a la tele. Primero con Historias de la frivolidad que ganó la Ninfa de
Oro en el Festival de Montecarlo, a pesar de que RTVE se negó a emitirlo en
otra hora que no fuera de madrugada (si el programa no era emitido en una tele
nacional no podía competir en el extranjero). Luego llegarían Waku, Waku,
Hablemos de sexo o El semáforo. Ah, y el Un, dos, tres.
Porque a ver, por veinticinco pesetas, programas de la
televisión española que han traspasado fronteras y han sido adaptados por otras
televisiones del mundo mundial. Pues yo diría, que el Un dos tres y pare usted
de contar. Hoy en día el concurso forma parte de nuestro cortex cerebral que
dirían los de “Cachitos” y desde luego de nuestra memoria sentimental. Eran
tiempos en los que había solo dos cadenas, pero Chicho logró el milagro de
sentar frente a la tele a medio país la noche del viernes. La idea del concurso
partió de la propia cadena ante la falta de contenidos culturales pero Chicho
revolucionó todo añadiendo a la parte del concurso el formato de un programa de
variedades. Y así, el concurso se dividió en tres fases; la primera, la
propiamente competitiva y cultural con preguntas y respuestas “por veinticinco
pesetas cada una” con tres parejas en liza. La pareja ganadora en esta parte
repetía a la semana siguiente y las otras dos tenían que verse las caras en una
eliminatoria para pasar a la subasta final de premios. Y allí había de todo,
desde un coche o un apartamento en Torrevieja, Alicante hasta un cargamento
entero de bombillas o crecepelos, pasando por una calabaza, la mascota del programa.
En los créditos Chicho nunca apareció como el director del
programa, sino como el responsable de si algo fallaba.
Por el programa han pasado personajes que hoy ya forman
parte de nuestro Adn televisivo: los Cicuta, Kiko, las Tacañonas, Mayra, con
las eficientes y gafotas secretarias que después se harían famosas como
Victoria Abril o Silvia Marsó. Y por encima de todos ellos, nuestra querida
Rupertaaaa. En el programa primaba el humor, un humor que hoy, quizá ya
entonces, nos puede parecer algo casposillo, entrañable en cualquier caso. Y
entre los humoristas, los monologuistas de la época, gente que se te plantaba
en la famosa subasta y te largaba su rollo durante cuatro o cinco minutos:
Bigote Arrocet, Arévalo, los Sacapuntas, la Bombi, la Pelos (estas dos últimas
no aguantaban ni dos segundos en la puritana tele de hoy). Y junto a estos
personajes, frases que se hicieron popularísimas en su tiempo y aún las
repetimos hoy casi sin querer: “son amigos y residentes en Madrid”, “si vaca,
vaca, si coche,coche”, “veintidó, veintidó, veintidó”….
Sr Serrador, aunque no le guste se lo voy a decir. Hasta
siempre y gracias por todo, MAESTRO. Y hasta aquí puedo leer.
Comentarios
Merecidisimo homenaje a un mago, mas que un maestro. Magia había que hacer en España por aquellos entonces para lograr lo que logró. Tanto por colarle a los censores de la época verdaderos goles como por imaginar cosas impensables.
"Historias de la frivolidad" yo la vi casi en los 80 y me pareció una verdadera maravilla. Se había hecho en 1966 y tenía cosas brutales. Por ejemplo el striptease de la guapa Irán Eroy, que aparecía con una armadura de caballero y poco a poco iba desprendiéndose de corazas y guanteletes ante un publico medieval enardecido, todo ello bajo la severa mirada de Irene Gutierrez Caba que abominaba de aquel espectáculo. La bella seguía desprendiéndose de sus capas y con sólo enseñar sensualmente la espalda y dejar caer su cota de malla y quedar supuesta mente desnuda, todos estallaban en una gran ovación, incluida la vieja censora que no podía disimular su regocijo. El motivo de su contento no era otro que la pecadora había sido atada a un poste y se había puesto una pira bajo sus pies que rápidamente comenzó a arder con todo el público aplaudiendo enardecido.
Lo que podía no ser más que un gag gracioso a la manera de un José Mota de la época llevaba mucha más carga de profundidad, primero porque plantear una escena tan "picante" en esos momentos rozaba casi el porno y segundo porque le daba la vuelta al momento indicando que la gente prefiere como espectáculo una buena ejecución frente a la belleza. No se puede ser más ácido.
El día que estrenaron el "Un, dos, tres", en mi casa se vio el UHF.
Podría ser un buen inicio de una novela o incluso de una película de Woody Allen, pero es completamente cierto. Cuando yo llegué al colegio al día siguiente (se estrenó en lunes) todo el mundo hablaba sin parar de aquel concurso. Preguntas, pruebas y elecciones emocionantes regadas con humor y simpatía. No tengo ni idea de que vimos en mi casa mientras el resto de españoles descubría aquel nuevo mundo, nos cogió despistados, pero el caso es que nunca me he sentido más sólo que aquella mañana, no había otro tema de conversación y yo miraba sonriente sintiéndome como un esquimal en Benidorm.
Sus dos películas también me parecieron prodigiosas, "La residencia" es brutal para ser 1969 y "¿Quien puede matar a un niño? es un absoluto referente en la forma de hacer terror tanto para España como para una gran parte del mundo, aunque parezca que bebe tanto de "El pueblo de los malditos" como de "La semilla del diablo", Chicho logró crear un ambiente malsano que te tiene agobiado toda la película.
Un absoluto genio.
Abrazos sin calabazas
Abrazos y campana y se acabooooó
Gracias maño por este homenaje.
Gracias Chicho por haber formado parte de mi vida.
low
De todo lo que más me sorprende es que a Car le llamase la atención un strepteasse femenino, aunque fuese con desprendiéndose de las partes de una herradura.
Y si bueno fué chicho, para ejemplo de bonhomía nuestro Atticus, que ayer me dió tiempo a leer pero no a responder.
Besos...por veinticinco pesetas.
Albanta
Muchas gracias maño por traernos a tan ilustres personajes.
Además no es lo mismo desprenderse de una herradura, que eso sería un striptis muy de jaca y sin embargo Irán Eroy era bastante más elegante, que de una "armadura" (así todo junto, que separado es pene en erección, como bien sabéis).
Abrazos aclaratorios.