GUS MORNINS 29/1/19

“VITTORIO MANALESE: Personalmente, me fío bastante de los ingenieros. Y esto suena bien. Este es un trabajo para profesionales. De lo único de lo que no me fío es de ti.
ROGET: ¿De mí?
VITTORIO MANALESE: Sí, de ti. Tu cerebro está por debajo de tu cinturón. Casi haces que nos cojan a todos mientras tú pasas el tiempo divirtiéndote en una casa de putas.”
Jean Gabin y Alain Delon en “El clan de los sicilianos”
Después de la demostración de sapiencia por parte del maño en su mirada al universo Truffaut (te leí hacia las once de la noche y ya no tuve fuerzas para contestar), yo miro y remiro y tampoco hay ninguna efeméride digna de mención para hoy, así que me voy a detener en el cincuenta aniversario del estreno de esta película, El clan de los sicilianos, que tuvo un enorme impacto en su día porque se atrevía, en una pirueta impresionante para el cine galo, de juntar a tres generaciones de actores en el mismo cartel. Ellos eran muy duros además. Jean Gabin, Lino Ventura y Alain Delon. En esta película se hablaba de la mafia siciliana, encabezada por Gabin, que debe abrirse a los nuevos métodos violentos y expeditivos y, también más descuidados y menos honorables, de hombres de gatillo fácil, como es el caso de Alain Delon. Todo ello bajo la mirada atenta y competente de un policía que trata de dejar de fumar mientras persigue a todo el clan y que encarna Lino Ventura.
Todo se basaba en el libro del mismo título que Auguste Le Breton había publicado unos pocos años antes. Quizá este nombre no os diga nada, pero este caballero es el hombre que había publicado las novelas que dieron origen a un buen puñado de películas inolvidables. Ahí están, por ejemplo, la extraordinaria Rififí, de Jules Dassin, o también Bob, el jugador, de Jean Pierre Melville que, años después, fue objeto de un remake por parte de Neil Jordan con Nick Nolte en el papel principal bajo el título de El buen ladrón.
La adaptación corrió a cargo de Henri Verneuil, un director muy competente que, quizá, en los últimos tiempos se entregó al cine más comercial. Pero es el autor de películas tan recordables como El presidente, con un maravilloso Jean Gabin en la piel del presidente de la República Francesa, sitiado por la presión y, sin embargo, saliendo airoso acudiendo a su experiencia de viejo león de la política; o aquella otra de La hora 25, recordadísima película con Anthony Quinn en la piel de un judío rumano al que le ponen como ejemplo de raza aria mientras él sólo trata de sobrevivir y de reencontrarse con su familia en plena Segunda Guerra Mundial; o la entretenidísima y nada desdeñable Los cañones de San Sebastián con Anthony Quinn enfrentándose a Charles Bronson y en busca de redención; o uno de los títulos más recordados de Jean Paul Belmondo, El furor de la codicia, una trepidante película de acción que tenía como oponente a Omar Sharif. También con Belmondo fue aquella de Pánico en la ciudad en la que mucha gente salió impresionada en el cine porque había una espectacular persecución en el metro de París que se desarrollaba en los techos de un convoy en marcha. También fue el director de una auténtica joya desconocida, desaparecida de todos los mercados videográficos y que se titulaba I como Ícaro, una apasionante investigación criminal que dirigía Yves Montand y que terminaba (lo recuerdo como si fuese hoy) de una forma abrupta a través del disparo de un francotirador.
El caso es que la película que nos ocupa hoy fue todo un éxito. Además de esa confrontación de generaciones, la película también giraba en torno al atraco de unas joyas en pleno vuelo París-Nueva York y todo iba acompañado de la genial partitura, como casi siempre, de Ennio Morricone.
Os dejo con una muestra de la banda sonora de Morricone. Deja muy evidente el paso del tiempo con un tono melancólico, con una instrumentación muy propia de finales de los sesenta, pero, en cualquier caso, interesante y muy evocadora.

Y como mosaico, ahí tenéis a los tres protagonistas. Tres generaciones del cine francés en una sola foto.





Comentarios

INDI ha dicho que…
deberíamos de publicar un libro con todos los guses del maño y del lobo. Sería una enciclopedia muy completa de la historia del cine.

Luego si eso, al final del libro, y como un anexo diminuto y de relleno, irían los de los demás.

Abrazos de reconocimiento
CARPET_WALLY ha dicho que…
Totalmente de acuerdo con Indi, aunque estando el Lobo de por medio fijo que habría problemas editoriales (jejeje).

Una gran peli "El clan de los Sicilianos", casi no importa que no haya coincidencia con otros homenajes para recordar pelis como esta o como El secreto de Sta. Vittoria" de la semana pasada.

Delón, que tipo más guapo, pero ¿demasiado duro, no?

Abrazos libreros

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