Gus mornins de verano (25-2-14)

Guuud mornins, cinéfilos.



Martes 25 de febrero: Seguimos avanzando en el repaso a las posibles ganadoras del Oscar a Mejor Película de este año.  La cinta de la que vamos a hablar hoy es “El lobo de Wall Street” de Martin Scorsese.  A estas alturas creo que no hará falta presentar a este gran director, autor de obras menestras como “Jo, qué coche”, “El olor del minero” o “Hamsters de Nueva York”. Su nueva película es un biopis sobre Jordan Belfor un famoso estafador que se hizo de oro allá por los años 90 vendiendo microondas defectuosos y hemoales pasados de fecha a diestro y siniestro. Gracias a ello, consiguió una vida de lujo, sexo, drogas, viajes,confeti para las fiestas de cumpleaños de sus hijos…. 



Bueno no os voy a aburrir contándoos todas esas cosas que ya os sabéis de memoria, que además si de aburrirse se trata no hay más que acercarse al cine a ver la película. La verdad es que la peli es un pestiño del quince, pero claro como es de Scorsese, hay que jodese, no queda bien ponerse a hablar mal de ella. Es lo que tiene ser un cineasta de prestigio que todos quieren trabajar contigo. Aunque la verdad que este Marty ya tiene fieles colaboradores como Thelma Schoomaker, con la que tuvo en el pasado un rollete sentimental y que dirige el montaje de todas sus películas desde hace la tira (es de las pocas parejas que conozco que sigue montando juntos después de tantos años de haberse separado). También sale uno de sus actores ya fetiches, Leonardo del Carpio que enseña el culete en la que es sin duda la mejor escena de la película. Además para este biopis Martin ha contado con la colaboración en el guión de Terrence Winter  que fue el que escribió aquella serie magistral que se llamaba “Las Soprano” que interpretaban Ainoha Arteta y Monsterrat Caballé haciendo de las cabecillas de una misteriosa organización del crimen organizado que luchaba contra las autoridades gubernamentales pugnando por la bajada del Iva cultural al 10 por ciento.

 No, hoy voy de otro palo. Porque ya estoy harto de que se me tome por el pito del sereno y se me trate como a un crítico de segunda. Y hoy voy a demostraros que no merezco esto, y además que mejor hacerlo que con una peli de Scorsese. Que no le tengo nada que envidiar ni a Boyeros ni a nadie. Que no es oro todo lo que reluce, vaya, y que a veces,  la cosa solo consiste en llamar al pan pan y al vino morapio, sin más rodeos ni más cáscaras. Tomemos como ejemplo verbigracia lo que en su día dijo al propósito del estreno de “El lobo de Wall Street” mi querido y admirado colega Jordi Costa de la revista “Fotogramas”.



La última película de Martin Scorsese puede entenderse como su particular rebelión contra el corte a negro que cerraba Los Soprano: su acto de resistencia frente al hecho de que el discurso que abrió con 'Malas calles' (1973), que hiperbolizó en 'Uno de los nuestros' (1990), y que tuvo su aparente coda crepuscular en 'Casino' (1995), llegara a esa anti-épica estación término. 'El Lobo de Wall Street' también podría ser la pareja de baile de 'Gangs of New York' (2002). Si en aquella se exploraba el origen de América como tierra del crimen organizado, aquí se explora la transubstanciación de esa energía oscura y depredadora: su mudanza de las cloacas a las altas fnanzas.

Adaptación de las memorias cínicas y jactanciosas del tiburón fnanciero Jordan Belfort, 'El Lobo de Wall Street' es un desaforada comedia negra alrededor del Síndrome de Hubris: un ejercicio de lo que el cineasta mejor sabe hacer, un relato cocainómano de ascensión y caída, donde la autoexaltación patológica evoluciona a pesadilla paranoica, un Ciudadano Kane (Orson Welles, 1941) para un hombre sin alma que construye un laberinto sin enigma en su centro.Leonardo DiCaprio se suma al juego transformándose en un instrumento de portentosa sobreactuación, tan pirotécnico como el histérico montaje de una Thelma Schoonmaker hipervitaminizada.





Para, para, para el carro, chaval, que veo que te me estás viniendo arriba. Bueno, Jordi, de profesional mediático a profesional mediático y con el cariño que te tengo, no cabe duda de que lo tuyo tiene cierto ritmo, pero también he de confesarte que me pase medio fin de semana buscando algunas palabras en la Wilkipedia y ya no te digo lo que me costó encontrar lo que era el síndrome de Hubris.  Y que me he tenido que leer algunos párrafos hasta cinco veces para entenderlos, y aún así.

Bueno, esto es para mí un ejemplo de crítica intrascendente. A ver , me parece poco relevante por ejemplo conocer el régimen de alimentación de  Thelma Schoomaker y saber que  toma mucha fruta y mucha verdura, aunque yo aparte de la vitamina C y D, le recomendaría las lentejas y los garbanzos que tienen mucho hierro. También aparte de irrelevante, me parece algo ofensivo llamarla histérica, joder, Jordi, que todos tenemos nuestros prontos, pobre mujer. Costa comete también alguna incongruencia incluso gramatical cuando dice que el lobo de Wall Street podría ser la pareja de baile de los gangs de Nueva York, quizá Jordi habría querido decir que bailaría con uno de los gans, con uno solo, Jordi  En lo que sí estoy de acuerdo con él, mira tú, es en resaltar el instrumento de Leo, aunque discrepo de nuevo en lo de la sobreactuación. Yo con un instrumento así, sería incapaz de fingir un orgasmo.

Bueno, os haría ahora mi crítica, pero casi que lo voy a dejar para otro día que esto me ha quedado muy largo. Sí que despediré mi crítica al estilo Fotogramas, eso sí.

EL LOBO DE WALL STREET

PARA LOS QUE QUIERAN SABER QUÉ ES EL SÍNDROME DE HUBRIS.

Lo mejor: Que vino mi primo Carlitos el de Cuenca a vernos unos días y a estar con la familia, y me invitó al cine, y no pagué la entrada ni el refresco ni las palomitas.

Lo peor: Que al día siguiente le tuve que invitar a cenar, y el cabrón se empeñó en marisco y al final me salió por un pico la broma.





EL MOSAICO DE HOY

Mi primo Carlitos el de Cuenca el día de la mariscada


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