Gus mornins, 27/11/19
Be water, my friend (Bruce
Lee)
Guuuus mornins, cinéfilos.
Pues eso digo yo. La frase
no la he puesto para conmemorar que hoy el amigo Bruce hubiese cumplido 70
castañas, que también, es para insuflarme calma a mí mismo calma que está visto
que si no me la insuflo yo nadie más lo va a hacer. Hoy, nuestra amiga Alban no
puede regalarnos el gus de todos los miércoles porque al parecer tiene un lío
monumental. No sé si habrán tenido que volver los informáticos polacos o vete a
saber, pero la próxima vez que tengas un lío así, avísame con tiempo, maja. Yo
también te quiero.
Hoy 27 de noviembre nos
podía haber dado por cantarle el hapiberdei a Kate Bigelow de la que os hablaba
el pasado lunes pasado a propósito de las mujeres en el cine. O celebrar ya que
estamos que muy pronto vamos a tener otra vez aquí la sección de los martes,
perdón de los viernes, que ya echamos en falta. Han sido muchos meses de sequía
en la que nos hemos perdido apuestas de la semana tan jugosas como “Día de lluvia
en Nueva York”, “Joker” o el documental de Sergio Ramos entre otras.
Y hablando de estrenos, hoy
llega la esperada “El irlandés” a las pantallas… de Netflix. La película de Scorsese
llega a la tele después de su estreno exclusivo en salas. Lamentablemente la peli no llegó a los cines
de la Heroíca e Inmortal y en cambió si lo hizo a los de Majadahonda que ya ves tú (con todos
mis respetos para los de Majadahonda dicho sea de paso).
Y es que si en tiempos el
video mató a la estrella de la radio, hoy las plataformas de streaming parece
que llegan dispuestas a cargarse al cine. Eso dice Robert McKee, el famoso
guionista que está estos días por Madrid impartiendo un seminario y al que
entrevista hoy el diario en el que trabaja el amigo CB (el ·otro”). Perdonad,
que me ponga tan catastrofista, pero Alban me obligó a ponerme así.
El caso es que quienes tan
tenido la suerte de ver la peli en pantalón, entre ellos CB (el “nuestro”)
hablan maravillas de ella. Marty reescribe la tortuosa relación entre la mafia
y los sindicatos a través de la historia de Frank Sheeran, de profesión “pintor
de casas”. La última obra maestra del Cejas tiene casi vocación testamentaria.
Y más allá de las virguerías que haya hecho el ordenador rejuveneciendo
personajes (por lo que he intuido en algún trailer lo que han hecho con De Niro
parece un poco de juzgado de guardia) cuando la cosa depende del pulso
narrativo de Marty es como para quitarse el sombrero.
Y ojo que “El irlandés” es
la rival a batir en los Oscars. Lo de Time eligiendo “Dolor y gloria” como lo mejor
del año parece de risa al lado de esto que parece muy gordo para una película
que aúna la excelencia en lo técnico como lo sublime en lo artístico. Y en cuanto
a los actores, De Niro, Pesci, Pacino. ¿Habrá corral para tanto gallo?
Yo hablo de oídas, pero las
ganas que tengo por ver esto son temendas. No seré yo sospechoso de querer a
hacerle publicidad a los de la “N” roja, pero cuando toca, toca. Y esta es una
oferta que no podemos rechazar. A fin de cuentas, Marty siempre es y será uno
de los nuestros.
EL MOSAICO DE HOY (Vaya tres)
Comentarios
Lo del rejuvenecimiento informático. A ver,de juzgado de guardia no es (tal vez en formato televisivo se vea algo más escandaloso, no lo sé), pero sí que es verdad que acartona la expresión. El otro día, un experto de la Industrial Light and Magic decía que una cosa es introducir un programa para borrar las arrugas y otra es hacer que actúe. Pues eso. De todas formas, no es algo que lastre demasiado la película porque no es tanto tiempo.
Por otro lado, las interpretaciones. Son estratosféricas. De Niro, sí, pero ojo a Pacino y Pesci que están que se salen, sobre todo este último que compone un mafioso tranquilo, nada airado, uno de esos que manejan todo y parece que no hacen nada. Tranquilos, no descubro nada.
Por allá. Quizá estemos ante una de las últimas películas de verdad de la historia del cine. Estoy bastante de acuerdo con McKee. Se va a acabar con las salas de cine y ya veremos películas sólo en casa, lo cual resulta irremediablemente triste y un asalto a la imaginación. Me hace mucha gracia la gente que defiende a capa y espada el cine en casa porque así "pueden levantarse, ir al baño, prepararse la cena o las palomitas, charlar con quien esté al lado..." Es decir, quieren convertir al cine en un acto social, una celebración de la desconcentración, una forma más de trocear cualquier experiencia hasta que quede reducida a la nada. Y así va a ser. Al tiempo.
En cualquier caso, espero que disfrutéis la película los que tengáis Netflix. Sé que esta película no se hubiera podido hacer sin la pasta que han puesto, pero no sé si el precio que se pagará en un futuro habrá merecido la pena.
Abrazos para explicar cómo está el tema.
Me gusta ver las películas en las salas de cine, a quién no, Sobre todo las buenas películas. No tiene nada que ver con verlas en casa. Pero no siempre se puede, que el bolsillo no está para muchas alegrías. En mi opinión son actos completamente diferentes, cada uno con sus aspectos positivos y negativos.
Es como ver un partido de fútbol en la grada del campo o en la televisión, no hay comparación. Pero no son incompatibles. Con el tiempo se llegará a un equilibrio entre las salas de cine los estrenos en las plataformas televisivas. O por lo menos así lo espero.
Pero sí, es una pena no poder verla en la gran pantalla.
Abrazos de resignación
Mckee dice que no se acabará el cine como arte sino como espectáculo, en el sentido de que no será necesario desplazarse a una sala para disfrutarlo. Yo soy un firme defensor de las salas, pero no me rasgo las vestiduras ante disfrutar las películas en pequeña pantalla.
He de decir que probablemente más de 80% de películas que he visto habrá sido en una televisión, mi pasión por el cine nació en mi infancia viendo a los Marx, a John Wayne, a Cary Grant o a Audrey Hepburn en aparatos de una calidad de imagen ínfima. La magia no estaba en el sitio, ni en la situación, ni en la sala oscura (por mucho que ahora me encante). La magia estaba en las historias, en los planos, en el ritmo, en los actores, en la música...
Yo me sigo viendo mirando fascinado en una tele de las de entonces, que envidiaría la definición del peor de los móviles de ahora, a James Stewart cabalgando con Richard Widmark, a la Hepburn cantrando una canción para llamar a un leopardo, o a Spencer Tracy llamando "pescadito" aun niño que tendría mi edad, mas o menos.
Será una pena si desaparecen las salas de cine (ojalá no ocurra), pero lo importante es que siga existiendo el CINE.
Abrazos míticos
Ayer no pude dejar comentario. Me encanta la peli de Nicholson, creo que es de las pocas pelis de cine fantástico que me gusta.
Besos
low