GOOD MORNING 13-11-2019 POR ALBANTA
«Frankly, my dear, I don't give a damn» (Rett Butler)
GUSMORNI CINÉFILOS
80 años, toda una vida, se cumplen este año del estreno de “Lo que el viento se llevó” (1939, Victor Flemming). Según he estado leyendo por ahí resulta que en Hollywood no se sienten demasiado orgullos de la cinta de la que alguien comentó “Existe Lo que el viento se llevó y luego están las otras películas”, pues se ha dado en comentar que no se muestra la crueldad de la exclavitud, plantea un lado amable y poco realista de la misma.
Por otro lado, están las asociaciones feministas que están encantadas con la película pues dicen que muestra a Escalarlata como una mujer adelantada a su tiempo, fuerte e independiente.
Lo que no cabe duda es que a nadie deja indiferente y que lleva como nadie el paso de los años, hemos de admitir que quizás no sea de las apuestas que elegimos a priori, nada desdeñable su duración, tienes que invertir en verla toda una tarde de domingo lluvioso de manta y sofá, pero si la programan y te encuentras con ella no puedes dejar de prestarle atención.
La filmación duró 125 días aproximadamente. Ahora bien, David O. Selznick había iniciado la búsqueda de su protagonista femenina, Escarlata, dos años antes a través de una campaña publicitaría sin parangón para la época que costó 92.000 dólares.
La incertidumbre se mantendría hasta el primer día de rodaje, el 10 de diciembre de 1938. Sería durante esa jornada cuando el hermano del director, Myron, llegaría al plató acompañado de Laurence Olivier y Vivien Leigh y, en evidente estado de ebriedad, le diría a David: ‘Te presento a Escarlata’. La actriz, tras ser sometida a varias pruebas, sería finalmente seleccionada.
Tan famosa como discutida es la presunta mala relación que mantuvo la pareja protagonista durante el rodaje. Mientras unos defienden que Gable y Leigh se respetaban tal y como correspondía a dos actores de su talla, otros defienden que no se soportaban y que mientras uno ingería cebollas con fruición para ‘aromatizar’ los apasionados besos que recoge la cinta, la otra optaba por fumar cajetilla tras cajetilla de cigarrillos en pos del mismo fin, asqueada ante el hecho de que el actor utilizase dentadura postiza.
La despedida de Rhett Butler a una atribulada y desesperada Escarlata: ‘Frankly, my dear, I don’t give a damn’, su última frase en el film, casi no pasa la censura. O’Selznick se vio obligado a ‘untar’ debidamente a los censores a fin de que respetasen la última expresión, una palabrota malsonante de imposible traducción en castellano, que aquí nuestra censura se apresuró a transformar en un más respetuoso ‘Francamente querida, me importa un bledo’.
Y es esa misma escena la que nos va a servir para amenizar este Gus.
No nos cansaremos nunca de ver esta escena como muchas otras de la película, sirva el fotograma de Escarlata poniendo a Dios por testigo como MOSAICO DE HOY.
GUSMORNI CINÉFILOS
80 años, toda una vida, se cumplen este año del estreno de “Lo que el viento se llevó” (1939, Victor Flemming). Según he estado leyendo por ahí resulta que en Hollywood no se sienten demasiado orgullos de la cinta de la que alguien comentó “Existe Lo que el viento se llevó y luego están las otras películas”, pues se ha dado en comentar que no se muestra la crueldad de la exclavitud, plantea un lado amable y poco realista de la misma.
Por otro lado, están las asociaciones feministas que están encantadas con la película pues dicen que muestra a Escalarlata como una mujer adelantada a su tiempo, fuerte e independiente.
Lo que no cabe duda es que a nadie deja indiferente y que lleva como nadie el paso de los años, hemos de admitir que quizás no sea de las apuestas que elegimos a priori, nada desdeñable su duración, tienes que invertir en verla toda una tarde de domingo lluvioso de manta y sofá, pero si la programan y te encuentras con ella no puedes dejar de prestarle atención.
La filmación duró 125 días aproximadamente. Ahora bien, David O. Selznick había iniciado la búsqueda de su protagonista femenina, Escarlata, dos años antes a través de una campaña publicitaría sin parangón para la época que costó 92.000 dólares.
La incertidumbre se mantendría hasta el primer día de rodaje, el 10 de diciembre de 1938. Sería durante esa jornada cuando el hermano del director, Myron, llegaría al plató acompañado de Laurence Olivier y Vivien Leigh y, en evidente estado de ebriedad, le diría a David: ‘Te presento a Escarlata’. La actriz, tras ser sometida a varias pruebas, sería finalmente seleccionada.
Tan famosa como discutida es la presunta mala relación que mantuvo la pareja protagonista durante el rodaje. Mientras unos defienden que Gable y Leigh se respetaban tal y como correspondía a dos actores de su talla, otros defienden que no se soportaban y que mientras uno ingería cebollas con fruición para ‘aromatizar’ los apasionados besos que recoge la cinta, la otra optaba por fumar cajetilla tras cajetilla de cigarrillos en pos del mismo fin, asqueada ante el hecho de que el actor utilizase dentadura postiza.
La despedida de Rhett Butler a una atribulada y desesperada Escarlata: ‘Frankly, my dear, I don’t give a damn’, su última frase en el film, casi no pasa la censura. O’Selznick se vio obligado a ‘untar’ debidamente a los censores a fin de que respetasen la última expresión, una palabrota malsonante de imposible traducción en castellano, que aquí nuestra censura se apresuró a transformar en un más respetuoso ‘Francamente querida, me importa un bledo’.
Y es esa misma escena la que nos va a servir para amenizar este Gus.
No nos cansaremos nunca de ver esta escena como muchas otras de la película, sirva el fotograma de Escarlata poniendo a Dios por testigo como MOSAICO DE HOY.
Comentarios
Está bien que nuestra amiga haga un merecido homenaje a una película que se estrenó cuando ella ya estaba a punto de que se le pasara el arroz y quedarse para vestir santos.
Tardó en reestrenarse en España y emitirla por televisión tampoco se podía, no había edición en video. Cuando finalmente se emitió (he comprobado que fue en el 86) la película era un mito del que habíamos oido hablar, habiamos leido y visto algún pequeño fragmento o escuchado su tema principal, pero no habíamos podido verla. Así que nos juntamos un grupo de amigos para disfrutara todos juntos aquellas legendarias 4 horas. He de decir que no me pareció ni larga siquiera. Impresionado estuve, maravillado, extasiado...
Hay gente a la que no le gusta, pero francamente me importa un bledo.
Abrazos sin corsé.
Y Escarlata, con su genio, su temperamento... qué mujer. Aprieta, aprieta el corsé.
Abrazos jurando no volver a pasar hambre
Se han escrito muchas cosas sobre esta película, muchas pertenecen al terreno de la leyenda y como tales pues son mentira. Parece poco probable la anécdota mil veces contada de que O ´Selznick conoció a su Scarlett durante la toma del incendio de Atlanta. Con lo que era el chico seguro que ya la tenía atada y bien atada. Es para que me entendáis como lo del pacto de Pedro y Pablo.
A mí también me importa un bledo que los revisionistas canten misa.
Abrazos con el nabo en la mano (¿eing?)
A Dios pongo por testigo que jamás me cansaré de verla.
Viva el cine clásico!
low