GUS MORNINS 8/10/19
“Louis Mahé: Eres maravillosa. Tanto
que, al mirarte, duele.
Julie
Roussel: ¿En
serio? Ayer me dijiste que era una alegría.
Louis
Mahé: Es
una alegría y también duele”
La sirena del Mississipi, de
François Truffaut
Volvemos a estar
huérfanos de efemérides destacables así que tornamos a mirar cincuenta años
atrás y nos encontramos con que en 1969 también se estrenaba esta maravillosa
película del gran François Truffaut, protagonizada por Jean Paul Belmondo y
Catherine Deneuve. Está basada en una novela negra de Cornell Woolrich y
Truffaut, de forma magistral, la volvió una historia de pasión desmedida a
través de la historia de Louis Mahé, un tabaquero de Isla Reunión que se casa
por poderes con Julie Roussel a la que conoció mediante un anuncio por palabras
de un periódico e iniciaron una relación por correspondencia. La sorpresa de
Mahé es mayúscula cuando ve por primera vez a Julie y se da cuenta de que no se
parece en nada a la chica de la que él guarda fotografías enviadas por ella
misma. Ella le dice que le mandó la foto de una vecina para asegurarse de sus
intenciones. Él lo comprende y le dice que tampoco dijo toda la verdad: es un
hombre rico.
Mahé se enamora de
Julie. No le importa que no sea la chica de la foto, es aún más hermosa. Se
confía a ella y le da acceso a todas sus cuentas pasando por alto algunas
incongruencias con respecto a las cosas que ella le había dicho en las cartas.
Le da firma autorizada en los bancos y, cuando se quiere dar cuenta, Julie le
vacía todas las cuentas y se marcha con 28 millones de francos. Mahé investiga
y se entrevista con la hermana de Julie y llega a la conclusión de que Julie no
es Julie. Después de un ingreso en el hospital por agotamiento, Mahé localiza
por casualidad a Julie y se desplaza a Antibes para matarla. Cuando está
delante de ella, Julie le dice que se llama realmente Marion y que todo era un
plan establecido por un miembro de la mafia, Richard, que quería quedarse con
todo el dinero de Mahé. Ante tales aseveraciones, Mahé desiste de su plan y
vuelve a enamorarse perdidamente de Julie-Marion.
Ahí comienza el
descenso a los infiernos para Mahé. No quiere que nada ni nadie le arrebate a
Julie-Marion. Llega al asesinato. Mahé vuelve a conseguir algo de dinero y
Julie-Marion, tras una huida en la que se refugian en una cabaña al mismo borde
de la frontera franco-suiza, trata de envenenarle. Mahé lo sabe. Dice que la
ama perdidamente y que sabe que está tratando de matarle y que, aún así, acepta
su destino. Ella se arrepiente y le dice: “Estoy
aprendiendo a amar, Louis. Es muy doloroso”. Mahé vuelve a perdonarla y
ambos salen a la nieve dispuestos a cruzar la frontera.
Sin duda, es una
historia de amor fou llevada a sus
últimas consecuencias. François Truffaut estaba liado en la época con Catherine
Deneuve y se nota cómo la fotografía con auténtico amor en todos y cada uno de
los fotogramas y la película siempre deja un poso de incomodidad en un público
que no sabe amar como lo hace Louis Mahé y que, sin embargo, le admira por su
capacidad, por su ternura y su tremenda entrega.
Truffaut decidió rodar
toda la película en riguroso orden cronológico para que los protagonistas
pudieran profundizar en la evolución de esa pasión que sienten. Deneuve es puro
erotismo y Belmondo es puro deseo y él quería que llegaran a esos estados de
irremediable atracción.
La película, no por
casualidad, está dedicada al gran maestro del cine francés, Jean Renoir.
Truffaut dispensó un
trato de favor a Catherine Deneuve. Estuvo todo el tiempo pendiente de ella y
hubo un entendimiento total entre ambos. Esto despertó el recelo de Jean Paul
Belmondo, que mandó traer a Ursula Andress, su pareja en el momento, para comer
con ella y desahogarse.
Contrariamente a los
vaticinios del propio Truffaut, la película fue un enorme fracaso de crítica y
público. Apenas cien mil espectadores van a verla en mes y medio y Jean Louis
Bory, crítico de Le Nouvel observateur
dice: “El toque Truffaut da como
resultado una película resplandeciente de la que paso olímpicamente. ¿Por culpa
de tanto empalago? ¿Por qué la novia es demasiado guapa? Demasiada alta
costura. Es un Tirad sobre el pianista
metamorfoseado en artículo para boutiques de barrios de lujos. Colores ideales
y estrellas internacionales. Echo de menos lo antiguo, lo humilde en blanco y
negro. Esas estrellas sobran”.
Truffaut, un hombre muy
enamoradizo, no tuvo ningún reparo en confesar que el fracaso le daba igual,
que él estaba feliz al lado de Kathe de Neuve, como llamaba a Catherine Deneuve.
De hecho, llegó a escribir: “Catherine
Deneuve es tan hermosa que una película en la que ella es la heroína casi
podría ahorrarse el argumento. Estoy convencido de que el espectador se siente
feliz, simplemente, viendo a Catherine y de que dicha contemplación vale el
precio pagado por la entrada”.
A pesar de que su
productora, Les Films du Carrosse, queda malparada de la experiencia (y, peor
aún, su distribuidora para el mercado internacional, United Artists, ya no va a
aportar tanto dinero para sus siguientes películas), Truffaut sabía que su
siguiente película iba a ser un éxito y que las pérdidas serían sobradamente
compensadas. Era El pequeño salvaje.
La película en sí
misma, es una mezcla perfecta de negrura y romanticismo. El amor loco de Mahé por
Julie-Marion es también una visita al horror de nuestros propios sentimientos
por muy nobles que éstos sean y cómo cualquier hombre bueno puede convertirse
en malo con tal de conservar a su lado lo que más ama. La dualidad del hombre
queda aquí reflejada de forma cristalina por la mano maestra de François
Truffaut que, de paso, aprovecha para rendir un homenaje a la mujer como la
criatura más hermosa de la Tierra. Con los años, la película ha sido
revalorizada y hoy en día es todo un clásico que, incluso, ha tenido un remake con Angelina Jolie y Antonio
Banderas con el título de Pecado original,
bajo la dirección mediocre de Michael Cristofer. Está muy, muy lejos del
original del Truffaut.
Como vídeo, os dejo una
muestra del tráiler que se comercializó en Estados Unidos. La imagen no es muy
buena, pero es lo suficiente como para darse cuenta de que se está ante una
película diferente y genial.
Y como mosaico ahí
tenéis a los tres, a punto de darle punto final al rodaje con su última escena
en la nieve.
Comentarios
Truffaut simboliza como pocos lo que es el amor al cine.
Abrazos por poderes
Grandiosa clase de cine la de hoy también, felicidades Lobo.
Abrazos engañosos