GUS MORNINS 18/2/20


“Conozco el sonido de los aplausos, pero sólo un poquito. Creo que el secreto del éxito de una película está en pasárselo bien mientras se rueda. Todos tenemos que divertirnos. Yo, los actores, el operador de cámara…Todos tendríamos que sentir como si estuviésemos haciendo una película familiar, porque es el único modo de abrir la historia a la luz. Si todo el mundo que interviene en una película está serio, el pesado sello del dinero comienza a estamparse en todos los fotogramas. Y, entonces, es cuando decidimos hacer una película sólo para anestesiar a la gente”.      Milos Forman
Este grandísimo director hubiera cumplido hoy los ochenta y ocho años de edad y merece que lo recordemos con todos los honores. Milos Forman era hijo de la propietaria de un hotel, Anna, y de un profesor, Rudolf. Desgraciadamente, Milos se quedó huérfano muy pronto porque ambos pertenecían a la resistencia checoslovaca contra la invasión nazi. Fueron arrestados y deportados. Anna murió en Auschwitz. Rudolf en Buchenwald. Años después, Milos, con gran sorpresa por su parte, descubrió que su padre biológico no era Rudolf, sino un arquitecto de Praga con el que Anna había tenido una aventura esporádica. El caso es que Milos se crió con sus tíos a partir de los catorce años. Debido a la situación por la que había atravesado el país, casi no había ido a la escuela aunque era muy listo y su padre le había dado clases en casa. En 1945 entró en la escuela secundaria pública de Pobrebrady donde, casualmente, tuvo de compañero de clase a otro joven brillante que escribía como los ángeles: Vaclav Havel. En 1958, con veintiséis años, se graduó en la Escuela de Cine de Praga donde destacó por el dominio de la técnica. Uno de sus profesores, Otakar Vavra, el considerado padre de la cinematografía checa, llegó a decir que Forman fue el mejor alumno que tuvo nunca.
Después de rodar dos documentales cortos y uno largo para aprender las artes del montaje, Forman se lanza a dirigir en la Checoslovaquia comunista. Su primer trabajo es Pedro, el Negro, realizada con un innovador formato (por aquel entonces) de reality movie en la que se sigue los avatares de un joven en su primer día de trabajo como guardia de seguridad de unos grandes almacenes resultando que no vale mucho para ese oficio. Con ecos de la nouvelle vague, obtiene un razonable éxito dentro de sus fronteras y nunca es exportada al extranjero.
Otra cosa fue su siguiente película. Los amores de una rubia fue el éxito más clamoroso del cine checoslovaco en toda su historia, llegando a ganar el Oscar a la mejor película extranjera del año 1965, rompiendo el poderío que Ingmar Bergman estaba exhibiendo en esa década. La historia de una chica que trabaja en una fábrica de zapatos en un pueblo del interior en el que apenas hay hombres y que, de repente, encuentra a un pianista que la deslumbra con la posibilidad de ir a Praga, se convierte en una película llena de tristeza, simpatía, ternura, realismo, amor, promesas rotas, corazones divididos y esperanza. El impacto es enorme dentro del propio país y llama tanto la atención que Forman comienza a ser investigado por las autoridades comunistas.
Su siguiente película también resulta ser un exitazo dentro y fuera de Checoslovaquia. El baile de los bomberos es una comedia brillante en la que la sección de bomberos de una pequeña ciudad decide dar una fiesta para su jefe al cumplir 86 años de edad. Sin embargo, nada sale como estaba planeado en la fiesta y alguien roba las papeletas para la rifa y, aún peor. Está prevista la elección de la Miss de la villa…pero imaginaos el problema. Ninguna de las mujeres que viven en el pueblo es especialmente guapa…es más…son todas tirando a feas. Y, claro, no puede ser.
Con esta película, Forman consigue llamar la atención de la crítica mundial y recibe una nueva nominación al Oscar a la mejor película extranjera. Universal se interesa por hacer un contrato a ese fenómeno checoslovaco que ha hecho dos películas tan llamativas en apenas tres años y, cuando lo están negociando, los tanques rusos invaden Praga. Forman se encuentra en ese momento en París, tratando de dar forma a las cláusulas. El estudio para el que ha rodado El baile de los bomberos, sabedor de que Forman está en una lista de sospechosos anticomunistas, lo despide y alega a las autoridades que ha salido del país de forma ilegal, lo cual es rotundamente falso porque Forman tenía permiso del gobierno checo que fue destituido por los rusos (en Estados Unidos llegó a enseñar su pasaporte totalmente en regla). Los rusos ponen el nombre de Forman en la lista de enemigos del pueblo y éste no duda en firmar el contrato con Universal y trasladarse con lo puesto a los Estados Unidos. Allí, debido a la amistad que tenía con otro director de cine exiliado, Frantisek Daniel, Forman comienza a dar clases de cine en la Universidad de Columbia, en Nueva York y prepara una película de bajo perfil, fácil de producir para Universal y así probar cómo es el método de trabajo americano. El título es Juventud sin esperanza, la historia de un matrimonio que trata de buscar a su hija, que se ha fugado de casa, encontrándose con otros padres en parecidas circunstancias y que, sin embargo, encuentran algo que creían perdido. No son sus hijos, no. Es la alegría de vivir. La película tiene mucho talento entre sus fotogramas, pero carece un poco de energía. Arrastrada por el enorme éxito que, un año antes, había obtenido Easy rider, se inscribe en ese cine underground de bajo presupuesto y altos beneficios que no interferían económicamente en la realización de proyectos mayores en manos de los grandes estudios. Por supuesto, no alcanzó el éxito de aquella y Forman, en cuatro años, apenas dirigió un cortometraje y un documental mientras seguía con sus clases en Columbia.
Un joven Michael Douglas, acompañado de un judío deseoso de invertir en el cine, Saul Zaentz, hablaron con ese director checo que parecía no encontrar demasiados proyectos adecuados para él. Tenían los derechos de la obra de Ken Kesey Alguien voló sobre el nido del cuco y quería que Forman dirigiera la película. Forman se entusiasmó con el proyecto. Lo controló de principio a fin. El resto es historia. Es una de las tres películas en la historia del cine que ha ganado los cuatro Oscars más importantes (película, actor, actriz, director) y es una obra maestra que ha perdurado a través del tiempo dejándonos interpretaciones inolvidables y una sensación muy parecida a la locura en el mismo salón de nuestras casas. Por cierto… ¿sabéis por qué se llama así? El cuco es un pájaro sin nido porque siempre deja sus crías en los nidos de otras aves para que lo críen ellas. ¿Por qué? Porque, según cuenta la leyenda, cualquier pájaro que sobrevolara el nido del cuco se volvía loco con los piares de sus crías.
El caso es que, después de un éxito de tal magnitud, Milos Forman se tuvo que pensar mucho cuál sería su siguiente proyecto. Volvió cuatro años después para rodar la adaptación del musical Hair, con Treat Williams, John Savage y Beverly D´Angelo. Nuevamente, dio en la diana. Lo hizo menos underground que su original teatral y siguió conservando toda la poesía de un hombre que se intercambia con otro para ir a la guerra simplemente por amistad. La banda sonora ha acompañado a una generación entera porque, en el fondo, Hair contenía mucha protesta en su interior y cantar esas melodías era un signo de rebeldía. Aún se recuerda aquel Let the sunshine in con el que Treat Williams embarcaba en un avión rumbo al frente, o la canción de confianza en el amigo que es Manchester, o ese himno (terriblemente versionado por Raphael) que es Aquarius.
En 1981, Forman rueda la que, posiblemente, sea su película más cuidada en cuanto a puesta en escena. Ragtime es todo un retrato de la América de principios de siglo sobre un negro que se rebela contra todo y contra todos en Nueva York, creando un grupo terrorista debido a las tensiones raciales disfrazadas de hipócrita liberalidad. La película estuvo nominado a ocho Oscars (curiosamente, Forman no fue nominado) con un reparto que incluía a Howard Rollins, Brad Dourif, Elizabeth McGovern y la última aparición en pantalla de James Cagney. Alrededor de la historia también estaban Mary Steenburgen, James Olson, Pat O´Brien, Donald O´Connor, Mandy Patinkin, Moses Gunn, el escritor Norman Mailer, Jeff Daniels y, si afinamos la vista, podremos ver a Samuel L. Jackson y Daniel Day Lewis en sendos papeles no acreditados. Aún así, la película no ganó ni un solo premio a pesar de estar basada en una popular novela de E.L. Doctorow que, incluso, forma parte del plan de estudios secundarios en la escuela americana.
Tres años después, toca el cielo de nuevo con Amadeus, basándose en la obra teatral de Peter Shaffer. Nuevamente con una cuidada puesta en escena, Forman da en el blanco con secuencias inolvidables. Desde el dictado del Confutatis de Mozart a Salieri hasta la bendición de éste a todos los mediocres del mundo, la película es una obra maestra de principio a fin, con escenas impresionantes, diálogos pulidos, interpretaciones finísimas y una historia que nunca fue verdad, pero que tampoco es mentira del todo.
Se esperaba que Forman insistiera en la época neoclasicista después de tal éxito. Puede que, junto a Stanley Kubrick y Ridley Scott, fuera el director que mejor la reflejara. Tuvo que retrasar un año su estreno porque otro cineasta, Stephen Frears, estaba haciendo una versión de la misma historia de Choderlos de Laclos y, además, Las amistades peligrosas poseía un reparto que asustó al propio Forman. No cabe duda de que para el público en general era mucho más atractivo ver a John Malkovich, Glenn Close y Michelle Pfeiffer que a Colin Firth, Annette Bening y Meg Tilly en los mismos papeles. Valmont, la versión de Forman, en absoluto en mala. Es, simplemente, inferior y, eso sí, notablemente más tenebrosa. Sin embargo, no dejó de ser una decepción que un cineasta experimentado y en la cumbre como Milos Forman realizara una versión peor que la que hizo otro también experimentado, pero no tanto en la cumbre como Stephen Frears.
Acabada la asociación con Saul Zaentz, Forman tardó unos cuantos años en volver a conseguir financiación para rodar una nueva película. Y lo hizo con una fuerza impresionante porque El escándalo Larry Flynt es una excelente historia, hecha con una energía fantástica, con una interpretación mayúscula de Woody Harrelson en el papel principal y de Courtney Love y Edward Norton en los secundarios. Vital para la lucha de la libertad de expresión, la historia de Larry Flynt, editor y propietario de la revista Penthouse vuelve a ahondar en el tema de la hipocresía, uno de los favoritos de Forman, y lo hace con ímpetu y ganas, reflejando la degeneración moral de una sociedad que hace todo lo que haga falta con tal de que no sea el pueblo el que decida qué revista quiere comprar. Nuevamente, fue nominado al Oscar a la mejor dirección.
Vuelve con esa galería de locos reprochables de su filmografía (ahí están Randall Murphy de Alguien voló sobre el nido del cuco, el hippie de Hair, Mozart y el propio Larry Flynt) con la historia del cómico más heterodoxo que se pueda imaginar. Andy Kaufman era un tipo capaz de hacer un show en el Carnegie Hall e invitar luego a los tres mil y pico espectadores a una leche con galletas en un comedor social. La interpretación de Jim Carrey es espectacular (no es Carrey, es Kaufman) y la película empieza con los títulos de crédito finales. No descubro nada.
Después de siete años sin rodar nada, vuelve para hacer su última película Los fantasmas de Goya, mejor película de lo que se ha dado en reconocer porque, realmente, Forman tiene un corazón estético muy cercano al del genio de Fuendetodos. Sin embargo, la película se resiente del mal ambiente que reina en el rodaje (Javier Bardem, ya se sabe, es mucho más listo y sabe más de todo que ese inútil que era Milos Forman) y, en algunos momentos, cae en la flojera narrativa. Forman dijo que fue su rodaje más desafortunado y aún así…aún así… aún me queda en la memoria ese plano final del gran pintor, interpretado por Stellan Skarsgard, subiendo el callejón mientras los niños juegan y bailan alrededor de un carro lleno de muertos. Más España en menos planos es casi imposible.
Forman se nacionalizó estadounidense en 1975.
Aunque tuvo dificultades para encontrar financiación para sus películas después del fallecimiento de Saul Zaentz, Forman se ha tomado mucho tiempo entre película y película porque disfrutaba de su trabajo como Profesor Universitario en Columbia.
Fue la primera opción para dirigir Acoso, que finalmente hizo Barry Levinson. Estaba muy interesado en hacerla, pero se llevó a matar con Michael Crichton.
En 1991 estuvo en marcha la preproducción de una película que iba a dirigir y que se llamaba El campo del infierno en la que narraba la historia del único luchador de sumo estadounidense. Cuando la preproducción estaba muy avanzada, las autoridades japonesas le denegaron el permiso para rodar allí porque la Federación de Sumo no estaba de acuerdo con la imagen que daba de ese deporte. Forman, decepcionado, canceló el proyecto y puso de su bolsillo todos los gastos que se habían realizado hasta ese momento.
Fue el primer nombre que se barajó cuando se comenzó a hablar de la adaptación al cine del libro de Tolkien El señor de los anillos.
Era la opción prevista para dirigir Instinto básico. Estaba todo apalabrado y dispuesto cuando la propia producción le rechazó por su salario tan alto. En su lugar, contrataron al mucho más barato Paul Verhoeven.
Tanto Alguien voló sobre el nido del cuco como Amadeus están guardadas en la Biblioteca del Congreso de los Estados Unidos para preservarlas para las generaciones futuras.
Como clip, no he podido resistirlo, os dejo con el final de Hair  y ese Let the sunshine in que te pone la piel carne de gallina. Es el momento, también, en el que George Berger, el hippie que interpreta Treat Williams, suplanta a Claude Bukowski, el buen chico de campo al que da vida John Savage.

Y como mosaico aquí le tenemos dirigiendo a Tom Hulce en Amadeus.





Comentarios

carpet_wally@gmail.com ha dicho que…
En las antípodas de Allen, Milos hizó sólo 8 películas en 31 años, los que van desde el 75 con "Alguien voló sobre el nido del cuco" hasta "Los fantasmas de Goya" en 2006 (no voy a entrar en como sabes que los problemas que tuvo Forman con esta ultima fue cosa de Bardem y su soberbia, a lo mejor lo dijo Milos en algún sitio que yo no he leído)

Pero a lo que vamos, muy escasa producción, pero toda a un nivel superlativo. Y digo más porque aunque considero al cuco como una obra maestra no es un film que me apasione, es cosa mía, pero no logro entrar en una película que objetivamente me parece magnífica. Sin embargo "Hair" me alucina, desde que la vi en el cine casi cuando se estrenó es un film que recuerdo nítido y arraigado. Ya comenté que cantaba el "Manchester, England, England" por la calle a la menor ocasión.

Y "Amadeus". Y "Ragtime". Y "Valmont" que a mi me parece un peliculón, por mucho que la de Frears sea incluso mejor. Y "El escandalo Larry Flint" que es una película enorme quizá lastrada por un mensaje bastante incómodo para la sociedad y el establishment y por las caracteristicas histrionicas del personaje real magníficamnente interpretadas por Harrelson, que aquí hizo, sin duda, el mejor papel de su carrera. No me gusta tanto "Man of the moon" aunque junto a "El show de Truman" es el mejor film de Jim Carrey, un tipo al que me resulta complicado soportar. Y la de Goya, es una pena que Bardem la boicotease (jejeje).

Milos es un grande, no cabe duda y eso que este no escapó de la persecución nazi sino de la soviética.

De lo que no escapamos des de tener un gran gus los martes, ni falta que hace.

Abrazos cantando frente a la Casa Blanca

Entradas populares de este blog

Guuud mornins, 14/05/13

EL CINE EN CIEN PELÍCULAS (XLVIII)

EL CINE EN CIEN PELÍCULAS (LXV)