GOOD MORNING 12-2-2020 - CORTOGRAMAS EN LOS OSCAR (O CASI) II

Gus mornins cinéfilos nos de God.

Madre mía cuanto trabajo y que pocas ganas de hacerlo, pero uno es un profesional como es debido y cumple como un campeón, unas horas de curro intenso, vuelta al atasco, una siestecita, zapear entre varios canales porn…culturales, prepararme una buena ducha después de…culturizarme, no sé si ponerme una copita ahora que tengo un poco de tiempo que en seguida se echa encima la hora la cena y mañana otra vez a empezar y tengo muchas cosas que resolver urgentes…¿Urgentes? ¡¡¡Ostras, Pedrin!!! (Mon Dieu, Marcel que dirían los franceses)…¡¡¡Me olvidé de Dex!!!

Releí su historia en el gus. Cuanta angustia emanaba de sus palabras. Que bien transmitía el maño las emociones. Que miedica llorón se estaba volviendo. ¿Dónde estaba aquel arrojado reportero capaz de enfrentarse a cualquier peligro? ¿Dónde quedó aquel valor que le hacía no temer a ninguna adversidad? ¿Acaso su sensatez sustituyó a su antigua valentía? No pude contestar a esa pregunta, yo siempre he carecido de ambas cosas.

Pero no podía perder más tiempo (como si lo tuviera). Tenía que ayudarle. En su historia, Dex mencionaba a Albanta Wilson, incluso suponía su culpabilidad. Yo no podía creer tal cosa de mi vieja amiga. Y  con lo de vieja, me refiero a que hace muchos años que la conozco. Muchos para mí, pero escasísimos en la vida de ella, conviene puntualizar.

Tenía que hablar con Albanta y que me explicara al menos su versión y quizá lograra una pista para sacar al maño de su cautiverio. Me dirigí hacia su casa, una enorme y moderna mansión en un famoso barrio residencial de Madrid. La casa le debió costar una fortuna, pero Albanta había tenido mucho tiempo para amasarla, con haber ahorrado un par de euros al año ya tendría ahora más que Amancio Ortega.  

Al llegar, llamé a la puerta porque soy muy educado.
-“¡¡¡Puertaaaa!!!, ¡¡¡ Pueertttaaaa!!!”, dije. No obtuve respuesta. Pulse el timbre, pero obtuve idéntico resultado. Una de dos, o no había nadie o Albanta estaba ocultando el ron conociendo mi sed legendaria.

Estaba haciendo tiempo cuando algo llamó mi atención. La fuente del jardín, situada en el centro de un pequeño estanque en la que sobresalía una preciosa escultura de mármol con forma de ornitorrinco por cuya parte trasera brotaba el agua que alimentaba el estanque, no funcionaba correctamente. En vez de lanzar un chorro continuo lo hacía de forma entrecortada, algún chorro un poco más largo y después chorrillos muy cortos. Pensé que tenía que avisar a Albanta de aquel funcionamiento anómalo y así aprovecharía su agradecimiento para catar su ron. No obstante, mi intuición, mis dotes detectivescas y un niño que pasaba por ahí y que me dijo “parece código morse”, me alertaron.

-“¿Y qué cojones dice, listillo?”, le pregunté intentando parecer encantador.

-“No sé, hay que ir apuntando letra a letra”, contestó indiferente.

- “Pues a ello, yo te voy diciendo como son los chorros y tú vas apuntando con bolígrafo y papel…”

-“¿Bolígrafo y papel? ¿Y eso para qué?”. Me  interrumpió. Con la rabia que me da que me interrumpan. “Tengo una aplicación en el móvil y así es más fácil” continuó como si no se hubiese dado cuenta de mi rabia.

-“Pues venga, que ya estás tardando”.

Comencé a referirle el tamaño de los chorrillos y chorros mientras él pequeñajo iba introduciendo mis indicaciones en el móvil. Al rato, me dijo. “ya está, están repitiendo las letras otra vez”.

-“Muy bien, pues vamos a ver cuál es el mensaje”.

-“Lo que traduce son las letras y …”. Explicaba cuando le arranqué el smartphone con mi habitual delicadeza.

“KERSA VEMEMO THERFUC” Se podía leer en la pantalla.

-“¿Y esta que mierda es?”. Le dije educadamente.

-“Es que no se sabe cuál es inicio del mensaje, tú me has ido diciendo los puntos y las rayas, pero si el que manda el mensaje no hace una pausa no sabemos donde comienza. Es decir, la primera letra que me has indicado podría ser la quinta o la décimo tercera”. Contestó la mierda de niño sabelotodo.

-“Joder, ¿tú de dónde has salido? Que repelente”. Le dije alabando su nivel cultural.

-“Del centro de integración para niños con dificultades que está un poco más arriba”. Replicó.

-“¿Y cuál es tu problema, chavalín?”. Pregunté, pero no por cotillear sino por interesarme un poco más y lograr la empatía.

-“Yo no tengo ninguno. Y no soy un chavalín, soy profesor en el centro”. Me contesto airado pese a que no corría ni una brizna de brisa.

¡Joder, no era un niño, era un enano! (o persona con acondroplasia, para no ofender).

-“Perdona, no me di cuenta de que eras acondroplásico”. Me disculpé.

Puso una cara muchísimo peor que la mía cuando me interrumpen. Me quitó su móvil de la mano y se fue diciendo barbaridades que no sé a quién iban dirigidas: “Vete a tomar por culo, hijoputa” (“Go to take for the ass, motherfucker”, dicho finamente).

Tendría prisa o algo, pensé…y aprovechando que estaba pensando se me ocurrió una cosa. ¿Mothefucker? Eso me sonaba bastante, miré el mensaje que yo si había apuntado con boligrafo y papel. “KERSA VEMEMO THERFUC” Reordené aquellas letras indescifrables.
¡¡¡MOTHERFUCKER SAVE ME!!! (Hijoputa sálvame, para los más educados). Reconocí de inmediato el tono de Scorsese. Debían estar encerrados en la mansión de mi amiga y de alguna forma lograban comunicarse con el chorro de aquella majestuosa fuente.

Seguía sin poder creer en la culpabilidad de Albanta, pero no cabía duda de que estaban allí y que tenía que hacer algo para ayudarles. No sabía cómo, pero no había tiempo que perder. Me iría a casa, dormiría un poco, luego al atasco, a currar, después otra vez al atasco y con un poco de suerte se me ocurriría algo. Que ingenioso había sido Marty para lanzar su mensaje de socorro. Pensé que el genial director (no como otros coreanos) era bajito, pero de ninguna manera acondroplásico.

Pobre Dex ¿Qué iría a hacer entretanto?





No tengo la foto de la fuente de Albanta, pero para que os hagáis a la idea, no se parece a esta en nada.







Comentarios

Entradas populares de este blog

Guuud mornins, 14/05/13

EL CINE EN CIEN PELÍCULAS (XLVIII)

EL CINE EN CIEN PELÍCULAS (LXV)