Gus mornins,10/07/20


Verás, los premios no son más que un momento, y en medio, está la vida

Ennio Morricone (a su esposa Rosa tras ganar el Oscar en 2016)

Guuuus mornins, cinéfilos.

Dejábamos ayer a Ennio Morricone con un Oscar en la mano, y hoy nos lo volvemos a encontrar con otro. La foto del mosaico de hoy fue tomada diez años después de la de ayer. El de Morricone es uno de esos casos en los que la Academia decide recompensar con su premio toda una trayectoria artística pensando que ya esta amortizada cuando en realidad no es así. Se me ocurre así de pronto el ejemplo de Paul Newman que ganó la estatuilla en 1986 por El color del dinero, tan solo un año más tarde de haber recibido el premio de honor.

Cuando por fin Morricone recibió el Oscar por su trabajo en 2016 llevaba ya, además de ese reconocimiento honorífico, cinco intentonas previas (y otras tantas que no lo fueron pero podían perfectamente haber sido). Desde luego, una minucia en comparación con los 6 BAFTAS o 10 Davides de Donatello que para entonces ya había conquistado.

Desde luego, Hollywood pasó olímpicamente de sus bandas sonoras para el “spaghetti”, género por el que los académicos nunca sintieron especial predilección. Después llegaron los setenta. Morricone pudo trabajar en la versión de El padrino de Leone, fue incluso uno de los nombres que barajó Stanley Kubrick para poner música a La naranja mecánica, pero la obra que refrendó su prestigio internacional definitivamente fue Noveccento.

Y en estas llegó la primera nominación hollywoodiense por Días del cielo, segunda película dirigida por Terence Malick con mucho talento europeo dentro (ahí estaba también nuestro Nestor Almendro). Uno de los rivales de Morricone en aquella edición fue quien habría de compartir este año con él el Princesa de Asturias de las Artes, John Williams, que competía con la inolvidable partitura de Superman.  Al final, la gloria se la llevó Giorgo Moroder por su labor en El expreso de medianoche, y ese juego de sintetizadores que quizá hoy nos parece algo lejano.



Ennio tuvo que esperar unos añitos para volver a optar al Oscar. Y tras ignorar esa obra maestra que el compositor realizó para Érase una vez en América, la Academia tuvo que rendirse a la evidencia y nominar su trabajo en La misión. El italiano partía como super favorito, especialmente después de haber conseguido el Globo de Oro por una partitura magnífica que te elevaba directamente al cielo. Pero no, la Academia se descolgó con la sorprendente decisión de premiar la banda sonora de Round midnight, una producción francesa de Bertrand Tavernier sobre la vida de un músico de jazz norteamericano en París. Lo cortés no quita lo valiente; tanto la película de Tavernier como la música que compuso Herbie Hancock para el film son excepcionales.




Tampoco a la tercera fue la vencida, y Morricone que competía al año siguiente por la banda sonora de Los intocables de Elliot Ness de Brian de Palma vio cómo el premio de nuevo se lo daban a otros. En esta ocasión esos otros fueron Ruichy Sakamoto y David Byrne por su trabajo conjunto en El último emperador. 



La banda sonora de Cinema Paradiso, hoy todo un clásico, fue una de las grandes olvidadas de las nominaciones de 1989 (por entonces ya había comenzado la segunda etapa dorada de la Disney y la ganadora fue La Sirenita). Un par de ediciones más tarde Morricone alcanzaba su cuarta candidatura al Oscar por el soundtrack de Bugsy de Barry Levinson, y de nuevo fue la factoría de Mickey quien se cruzó en el camino. El Oscar fue para La Bella y la Bestia.



Hubo que esperar una década para ver de nuevo a Morricone en los Oscars. Fue en 2000, año en el que el compositor ganó su segundo Globo de Oro gracias a la música de La leyenda del pianista en el océano. Sin embargo, la Academia reconoció su trabajo en Malena, una banda sonora rica en sonidos mediterráneos, que sin embargo, no ganó.  La gloria fue para otra película extranjera, la taiwanesa Tigre y dragón de Ang Lee.



Así que, cuando todo parecía que Morricone sería otra de esas leyendas que no se llevan a la tumba sino el premio de consolación que supone el Oscar honorífico llegó 2015 y llegaron Los odiosos ocho. Como fan irredento de los westerns de Leone, Quentin Tarantino no podía resistirse a trabajar con Ennio. El director de Knoxville ya había usado algunas pistas de las bandas sonoras de Morricone en Kill Bill, así como una cancón compuesta por el compositor y la cantante Elisa para la banda sonora de Django desencadenado. Con Los odiosos ocho, Tarantino rendía tributo definitivo al spaghetti. Luego llegaron los líos. Morricone calificó al realizador de “cretino” y tachó sus películas de “basura”, aunque parece ser que posteriormente se retractó. Tras su fallecimiento, Quentin se ha deshecho en elogios hacia el músico. “El rey ha muerto ¡larga vida al rey ¡escribió en un Twiter.



Después de una semana intensa y emotiva recordándole suscribimos esto último plenamente. ¡Larga vida al rey ¡. Descanse en paz, maestro, nos veremos en el Paraíso.





Comentarios

carpet_wally@gmail.com ha dicho que…
Es que esa es otra. Muchas veces hemos comentado la ceguera de la Academia respecto a películas o interpretaciones, no tanto por el premio concedido sino por el olvido a quien no lo recibió y el tiempo ha demostrado que lo merecía tanto o mucho más.

Sin entrar en el film en cuestión, a mi me gusta mucho más la banda sonora de "Origen" que la de "La red social" que resultó ganadora o la de "Sherlock Holmes" que la que sonaba en la maravillosa "Up". Tanto la banda sonora de "American Beauty", como la de "Las normas de la casa de la sidra" me parecen más reconocibles que la de la ganadora "El violín rojo" aunque en este caso la repercusión comercial del film tenga mucho que ver en la valoración. Pero no pasa eso tanto con "Aladdin" que efectivamente tiene una banda sonora magnifica y ganó en su año a la de "Instinto Básico" que tiene una función fundamental en la tensión de la trama (otra cosa es que la película tenga menos mérito). Podríamos decir que el Williams de "Star wars" es mejor que le de "Encuentros en la tercera fase", aquí no cabe duda de que sería una i decisión incluso a 43 años vista. ¿La de "Mary Poppins" es mejor que la de "La pantera rosa"?, yo en este caso me inclinaría por Mancini, que perdió. Y gustándome muchísimo la banda sonora de "Éxodo" que creo que es una maravilla, la de "Los 7 magníficos" será para siempre una banda sonora inolvidable. Y remontándonos mucho en el tiempo, es cierto que la banda sonora de "El mago de Oz" es magnífica y ganó, pero uno no puede ver "Lo que el viento se llevó " sin escuchar sus acordes aunque tenga el columen apagado, si escuchar su música sin ver a Scarlett y Reth peleando yamando en un totus revolutum y perdió.

Así que es posible que Ennio ganase con justicia su Oscar por "Los odiosos 8", pero yo hubiese preferido que lo ganase otro año, porque me dolió en el alma que ese año no se lo llevase la maravilla que compuso Thomas Newman para "El puente de los espías".

Olvidos, reconocimientos tardios o a destiempo...al final los premios no son más que un momento, y en medio, de esta vida.

Ese momento, deberías disfrutarlo vosotros, Bardés y Dexter, muchos premios merecen los guses de esta semana....una más de guses gloriosos.

Abrazos inolvidables

César Bardés ha dicho que…
Con respecto a la posibilidad de que Morricone fue barajado por Kubrick para componer la banda sonora de "La naranja mecánica" hay que decir que el culpable de que no lo hiciera fue Sergio Leone. A Kubrick le gustaba muchísimo la música que hacía Morricone y quería que fuera él quien la compusiera. Cuando Leone se enteró, se puso en contacto con Kubrick y le dijo que no se esforzara con Morricone, que estaba muy ocupado trabajando para él. Algo que era mentira porque, en ese momento, Leone no barajaba ningún proyecto. Morricone, por esa jugarreta, estuvo varias semanas sin hablar con Leone. De hecho, cuando el compositor se enteró de que Kubrick preparaba "Barry Lyndon", se puso en contacto con él y le dijo que le encantaría componerle la banda sonora. Kubrick, menudo era él,le contestó diciendo que muchas gracias, pero no, que sólo iba incluir música clásica y tradicionales irlandesas.
Una anécdota alrededor del maestro.
Gran gus para retratar sus derrotas y sus triunfos. Y,por cierto, estoy al 99 % de acuerdo con todo lo que dice Carpet (la maravilla de Thomas Newman por "El puente de los espías" no ha sido suficientemente elogiada todavía).
Érase una vez unos abrazos.

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