Gus mornins, 16/07/2020


Las series son el cine del siglo XXI

(Cualquier millenial)

Guuuus mornins, cinéfilos.


Ah, la televisión, las series. Es una pena que aquí el amigo abriese el melón ayer justo ahora que se termina la temporada (nunca mejor dicho). Hubiese sido un debate bonito, entretenido y hasta encarnizado, pero…

Que sepáis que en el gus hasta ahora no hemos hablado de series porque hasta ahora nadie lo había hecho. Y esto puede parecer una perogrullada, pero a ver si ahora “el amigo”, que dice que a partir de septiembre tendrá un poco más de tiempo, nos habla un poquito de series, que parece ser que ahora todo habla de eso todo el mundo. En cualquier caso, en el gus en algo nos teníamos que diferenciar del resto.

Así que la frase de arriba que yo he atribuido a cualquier millenial pero seguro que es atribuible a mucha más gente, yo creo que es falsa de toda falsedad. En primer lugar porque la televisión nunca puede ser cine, y esto también puede parecer una perogrullada, pero, claro, si hablamos de lenguaje cinematográfico solo podemos referirnos a una cosa, a un montaje, a un tempo y a una planificación muy determinadas. Y ello por mucho trasvase de guionistas que haya de la gran pantalla a la pequeña, o por mucho que los actores encuentren un refugio o una tabla de salvación en las series durante las épocas de vacas flacas.

Sí, he pensado que ya es hora de salir del armario… en cuanto a series, claro, qué os pensabais. El caso es que las series me dan pereza, no le pillo el sentido al concepto “engancharse”, y más si la cosa en cuestión se prolonga a base de temporada tras temporada, estirando el chiclé y abriendo en canal la gallina de los huevos de oro. Naturalmente, hay excepciones a esta norma y notabilisímas además. Estas excepciones son Mad Men y Breaking Bad. Pero para que veáis mi poco entusiasmo hacia la causa no ha sido hasta este confinamiento cuando no me he “enganchado” al serial protagonizado por Bryan Cranston.

Lo que hace atractivas las dos series mencionadas es precisamente el carácter fascinante de sus dos protagonistas, dos embaucadores, dos impostores que han de camuflar su verdadera identidad para seguir sobreviviendo. Un embaucador profesional en el caso de Don Draper que ha de reinventarse vendiendo humo a sus clientes, uno vocacional en el caso de Walter Whyle, alguien a quien se le va de las manos lo de dejar el sustento asegurado a los suyos tras serle diagnosticada una enfermedad letal. En este caso, lo que “engancha” es ver cómo un hombre fundamentalmente bueno y recto se tuerce para acabar convirtiéndose en un monstruo sin escrúpulos. Don Draper es eso desde el principio, pero motiva ir viendo cómo la realidad poco a poco le va cercando y cómo se las ingenia para ir sorteando los cercos (de paso asistimos a un repaso exhaustivo de la evolución de la sociedad americana de los 60 con una puesta en escena deslumbrante y una selección musical impagable).

Me gustan también las series cortas, o como yo las llamo las películas largas, ese “cine en pequeñito” que no se eterniza a base de temporadas, y que, en el caso de cineastas metidos a realizadores televisivos, lleva el sello inconfundible de su autor. Disfruté con Crisis in 6 scenes de Woody Allen (sus seos capítulos apenas sobrepasa las tres horas de duración), El joven papa de Paolo Sorrentino o con la excelente A very English scandal de Stephen Frears. Hay que ser un poco fan de Allen, Sorrentino o Frears, y es el tributo que estos tres cineastas han pagado por “salir en la tele”









Comentarios

César Bardés ha dicho que…
Las series...no soy un gran experto en ellas. Sí, como todos, durante el confinamiento me he visto unas cuantas (sobre todo,porque mi querido retoño ha insistido en ver alguna como "The Punisher", sus dos temporadas), pero el concepto de enganche, como bien dice Dex, me lleva a cansar. Por ejemplo, yo ya había visto "Hierro" (la saco porque ayer Carpet la trajo a colación) y, sí, la historia está muy bien, Candela Peña lo hace estupendamente y la historia, en sí, es bastante interesante. Pero había algunos capítulos en que la cosa se dilataba, se dilataba y se dilataba y le costaba mucho avanzar. Hay que rellenar mucho espacio vacío para que dé lugar a seis, ocho o doce capítulos y, a veces, por lo menos a mí, se me hace realmente pesado.
Una de las sorpresas de este confinamiento ha sido "La unidad", una buena serie, no demasiado dilatada, de cierta enjundia y muy bien interpretada por algunos actores. Siempre he dicho que he sido un fan irredento de "House", pero, claro, eso responde más a una serie como las de antes. Episodios independientes, quizá con un leve hilo argumental de unión, y a disfrutar de los que, quizá, son los mejores diálogos de la historia de la televisión.
Me encantaron las dos primeras temporadas de "Fargo", me parecieron soberbias. Me decepcionó bastante "Hunters". Me supo a gloria volver al espíritu del auténtico universo de Star Wars con "The mandalorian". Me pareció interesante "Míster Mercedes", con un Brendan Gleeson superior. Me he perdido muchas míticas, pero es que no me veo tragándome las siete temporadas de "Juego de tronos", a lo Pablo Iglesias.
Abrazos en serie.
Anónimo ha dicho que…
La Unidad también la vi y me gustó. Hierro empecé a verla y no me enganchó. Y también me gustó mucho, esta la vi antes del confinamiento, Big litlle lies. A mí sí me parece bien que exista este fenómeno de las series, más que nada porque la programación de tv deja bastante que desear y siempre puedes echar mano de na de ellas. Hay muchas, si, pero esto es como todo, al que le guste seguir una serie, a por ella, y al que no pues a otra cosa. El cine siempre existirá y no veo incompatible una cosa con la otra. Por cierto, la primera temporada de El Embarcadero me gustó, no tanto la segunda. Está rodada en mi tierra, El Palmar en concreto y La Albufera. Y tengo pendiente la últimamente temporada de Las chicas del cable.

Besos en serie

low

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