Gus mornins, 01/07/2020
Los personajes famosos sienten que deben estar
perpetuamente en la cresta de la ola, sin darse cuenta de que está en contra de
todas las reglas de la vida. No se puede estar en la cima todo el tiempo, no es
natural.
(Olivia de Havilland)
Guuud mornins, cinéfilos:
Si de normal en el gus nos encanta cantarle el cumpleaños
feliz a nuestras estrellas favoritas, hoy no podíamos dejar pasar por alto el
absoluto CUMPLEAÑOS DE LOS CUMPLEAÑOS. Oliva de Havilland llega hoy uno de
julio a los 104 años de edad, convertida ya en la estrella más longeva del gran
Hollywood. El aniversario cobra una especial y rara de relevancia en este
puñetero 2020 en el que acabamos de perder a Kirk Douglas, el otro gran
superviviente hasta ahora de la época dorada del cine norteamericano.
Olivia les ha sobrevivido a todos, actores más jóvenes que
ella vio enterrar, entre ellos Walter Matthau, o Marlon Brando que nos dijeron adiós tal día como hoy, ambos curiosamente a la edad de ochenta
años. Karl Malden, cuatro años mayor que la actriz, también murió un uno de
julio, a lo que se ve un día aciago para la profesión.
El cumple de Olivia coincide también con la polémica
suscitada en estas últimas semanas en torno a Lo
que el viento se llevó. Sin duda, el de Melanie Hamilton en la gran
epopeya sureña de Victor Fleming fue el papel más reconocido a nivel popular de
la actriz, que también se hizo famosa por formar pareja con Errol FlynN en
películas como Murieron con
las botas puestas o Robin
Hood.
Oliva May de Havilland nació en Tokio, de manera
circunstancial pues su padre, británico de origen, ejercía por entonces como
abogado especialista en patentes internacionales en la capital nipona. Su madre
era actriz como también lo serían las dos hijas del matrimonio, la propia
Olivia y su “queridísima” hermana Joan Fontaine, nacida también en Tokio al año
siguiente que la primogénita. (luego hablamos un poco de la especial relación
entre las dos).
Así que Olivia se sintió muy de joven llamada por el mundo
del espectáculo, y aunque en principio iba para bailarina no tardó en pasarse
al teatro. Lo hizo en una compañía de Saratoga, ciudad a la que se trasladó con
su madre y su hermana cuando aquella se divorció del padre de las criaturas.
Max Reinhardt y William Dieterle se fijan en ella y la fichan
para intervenir en la versión cinematográfica de El sueño de una noche de
verano, interpretando el mismo papel que les había dejado boquiabiertos en el
teatro. Luego ya viene la época de Michael Curtiz y Errol Flynn con quien
coprotagonizó hasta siete películas. El actor australiano-estadounidense, que
sí, que sería todo lo que queráis, llegaría a confesar que anduvo años enamorado de su
pareja artística. Y por fin Lo que el viento se llevó.
La dulce Melania Hamilton era el único de los cuatro
protagonistas que moría en el film, y curiosamente, la actriz encargada de
darle vida es la única que sobrevivió a los otros tres actores, muertos todos
en trágicas y tristes circunstancias. Por su papel, Olivia consiguió su primera
nominación al Oscar como mejor actriz secundaria, aunque el premio sería para
su compañera de reparto Hattie McDaniel.
Dos años después, optó por primera vez a la estatuilla como
actriz principal por Si no amaneciera de Mitchel Leisen, y tampoco hubo suerte,
porque la ganadora fue su hermana, Joan Fontaine por Sospecha de
Alfred Hitchcock. Por aquel entonces, las dos ya debían estar a la greña, pues
la ganadora afeó las felicitaciones de su rival en la ceremonia.
Más tarde, Olivia se desquitaría y negaría el
saludo a Joan cuando ganó su Oscar y esta se acercó para felicitarla en la
gala. Al parecer, la rivalidad entre hermanas venía de antaño y estaba alimentada
por la propia madre de ambas que, como actriz frustrada, quería que sus dos
hijas triunfasen en un campo en el que ella no había podido hacerlo. Como
Olivia fue la primera en sobresalir se convirtió en la favorita de mamá a costa
de Joan que previamente había tenido incluso que renunciar a su verdadero apellido.
Hay un punto álgido en la enemistad de Olivia y
Joan, y ese no es otro que la película Rebeca de Alfred Hitchcock. Las dos
aspiraban a dar vida a la protagonista, aunque Olivia tenía cierta “chance” al
haber brillado para O´Selznick en Lo que el viento se llevó. El papel
fue para Fontaine que, por si fuera poco, se convirtió al año siguiente en la primera
de las dos en ganar el Oscar. Después Joan no se conformó con robarle a su
hermana un papel, sino que se atrevió además a quitarle el novio, nada menos
que el multimillonario Howard Hughes.
En 1975, las dos hermanas firmaron momentáneamente
la pipa de la paz y se reunieron para cuidar a su madre, enferma de cáncer. Sin
embargo, Joan tuvo que salir de gira teatral por el país, y en ese ínterin, la
madre murió. Olivia no comunicó a su hermana la noticia del fallecimiento hasta
después del funeral a través de un escueto telegrama. Y otra vez volvieron los morros. Joan
Fontaine murió en 2013 con 96 años; en Hollywood, el comentario más malévolo
apuntaba a que las dos hermanas estaban esperando que falleciese la otra para
morirse, y que por ello las dos han sido tan longevas.
Los cuarenta fueron la mejor década en la carrera de la
actriz. Y eso que estuvo un tiempo en el dique seco por problemas legales con
la Warner (Olivia siempre se quejaba de que los mejores papeles siempre se los
llevaba Bette Davis, la estrella de la compañía). Aún así en este decenio,
Olivia conquista los dos Oscars que adornan su currículo. El primero en 1946
por La vida íntima de Julia
Norris, uno de las traducciones de títulos de películas más
horripilantes que se recuerdan (la protagonista no se llama Julia, sino Jody).
La película, un melodrama sobre la adopción en los tiempos de la guerra, está
bastante bien, pero incomprensiblemente es poco conocida. Mucho más lo es La heredera, la más célebre
adaptación de la obra de Henry James a cargo de de William Wyler por la que
Oliva recoge su segundo Oscar.
Poco a poco, Olivia va dejando su carrera en el cine para
centrarse más en el teatro. Aun así la podemos ver en títulos tan notables de
las décadas siguientes como Canción
de cuna para un cadáver, producción de Robert Aldrich que trata de repetir
el éxito de ¿Qué fue de
Baby Jane?
Tras verla en un papel del éxito televisivo, Norte y sur, Olivia de
Havilland se retira definitivamente de la profesión a finales de los ochenta y
fija su residencia en París donde vive aún en la actualidad. Desde la ciudad de
la luz, Olivia soplará hoy sus ciento cuatro velitas. Brindamos por
ella, brindamos por el Hollywood que casi se nos ha ido del todo. Madame, bon anniversaire.
Comentarios
Un gran gus para la primera dama del cine. Larga vida a Olivia. A sus pies, señora.
Abrazos admirados.