GUS MORNINS 30/4/19
“JULIAN
WINSTON: Debo decir que resulta algo ridículo. Una mujer como usted,
arrojándose en los brazos de un jovenzuelo…
STEPHANIE:
Mira quién fue a hablar, el tipo que juega a padre e hija, si no crees que eso
es ridículo.
JULIAN
WINSTON: Bueno, para un hombre es diferente. Un hombre con una jovencita es
algo muy apropiado, pero al contrario, es algo…
STEPHANIE:
Mira, tú ve a tu iglesia, que yo iré a la mía”
Walter Matthau e Ingrid Bergman
en “Flor de cactus”, de Gene Saks
Dejando aparte el acontecimiento interplanetario que supone el hecho de que Gerardo Sánchez, director de Días de cine, hablará sobre mi libro El sueño americano (El cine en la era Kennedy) como lectura recomendada en el programa del próximo viernes a las 20,30 por la 2, no hay demasiadas
efemérides destacables en el día de hoy, salvo el fallecimiento de Sergio Leone
y ya se habló por estos lares del gran director, así que volvemos a conmemorar
los cincuenta años del estreno de algún título destacable, en este caso de esta
deliciosa película, Flor de cactus,
dirigida por Gene Saks, basada en la obra de teatro de Barrilet y Gredy que en
los escenarios españoles interpretaron con muchísimo éxito Alberto Closas y
Julia Gutiérrez Caba.
Habría que decir que la
obra se estrena en Broadway con notable éxito (1234 representaciones) cuatro
años antes, con Barry Nelson, Lauren Bacall y Brenda Vaccaro en los papeles
principales.
La tercera en cuestión
fue Goldie Hawn, que ganó un Oscar a la mejor actriz secundaria en aquel año
por su papel, algo ñoño, como la chica que se lía con ese dentista que
interpreta Matthau de forma maravillosa y que quiere conocer a la supuesta
esposa de él (no está casado). Para salir del paso, el dentista convence a su
propia enfermera-secretaria para que se haga pasar por su mujer con la que,
también supuestamente, está en trámites de divorcio para que él pueda disfrutar
de su vida con la chica. Hasta el momento, él mantiene el engaño porque así se
protege de las veleidades de estabilidad que ella tiene, pero un frustrado
intento de suicidio le hace cambiar de opinión. A partir de ahí, la trama se
enreda con mucha clase (por momentos, parece que estamos ante una comedia de
Neil Simon) y la chica comienza a tener problemas de conciencia por separar a
un matrimonio feliz y la supuesta esposa aparece con un, también supuesto,
amante interpretado de forma muy graciosa por un inspirado Jack Weston.
La película, además de
la muy aplicada dirección de Saks, también destaca por la fantástica adaptación
que hace el guionista habitual de Billy Wilder, I.A.L. Diamond.
Los niños que, en un
momento dado, son confundidos con los hijos del supuesto matrimonio entre
Matthau y Bergman eran, en realidad, hijos del propio Matthau.
Estaba previsto que
Lauren Bacall, que sí tenía tirón en taquilla, interpretara a Stephanie tal y
como hizo en la versión teatral. Sin embargo, en producción prefirieron a
Ingrid Bergman y Lauren Bacall se agarró un cabreo legendario.
Fue la película que
popularizó el tema de los Monkees I´m a
believer, que se ha oído en muchas otras y que se convirtió en un éxito
inmediato.
Barry Nelson, aunque
era un rostro conocido en el cine (para que os hagáis una idea, es el director
del hotel en El resplandor) fue
descartado para el papel por voluntad propia. Se sabía tan bien el momento en
el que tenía que hacer las pausas para que la gente se riera en el teatro, que
era incapaz de seguir el ritmo que el mismo cine impone, sin tanta pausa y
mayor naturalidad. La siguiente opción fue Walter Matthau.
Cuando se estrenó, en
1969, la película fue un éxito masivo, convirtiéndose en una de las más
taquilleras del año. La crítica se deshizo en elogios y causó una sorpresa muy
agradable comprobar el dominio cómico de Ingrid Bergman en escenas como la que
se pone a bailar y se inventa el paso “del dentista”. Roger Ebert llegó a decir
que “la química entre Bergman y Matthau
funciona sorpresivamente y resulta una de las comedias mejor adaptadas
procedentes del teatro”.
Existe una versión de
2011, interpretada por Adam Sandler y Jennifer Aniston que se estrenó con el
título de Sígueme el rollo, dirigida
por Dennis Dugan.
No he podido encontrar
un vídeo en condiciones, os dejo con este agradable montaje con la canción Perhaps, perhaps, perhaps o Quizás, quizás, quizás.
Y como mosaico, esta
pareja de grandísimos actores que nos hicieron disfrutar juntos con esta
película y por separado en muchas otras. Dos auténticos señores de la escena en
un descanso del rodaje… ¿No os gustaría saber qué es lo que Ingrid le cuenta a
Walter a propósito de esa revista en la que salen en portada ella y Humphrey?
Comentarios
Estaremos muy atentos al acontecimiento interplanetario mundial del viernes con esa presentación merecidísima, De verdad que me alegro mucho.
Abrazos con la boca abierta (este mes tengo cita con el sacamuelas, ayss)
Si conozco aunque no he visto, ni ganas, la versión con Sandler y Anniston, cualquier película con Sandler ya me parece rechazable, creo que sólo he visto un par de ellas.
Pero muchas ganas tengo, intentaré buscar esta "Flor de cactus" y disfrutar de todo lo que comentas, en especial ese paso "del dentista" que da la impresión de que puede "petarlo" en las fiestas familiares.
Grandísimo gus y gracias por el descubrimiento.
Abrazos sin quizás
Y a ampliar la edición, la tele da un gran tirón.
Me alegro mucho.
Enhorabuena por ese reconocimiento, pedantón. Sabes que siempre he pensado que mereces un sitio entre los mejores críticos de cine de este país.
Un beso lleno de orgullo.
low
Besos
low
Y felicidades, estaremos al tanto el viernes de la 2. Qué grande. O mejor, nos reunimos en el exterior de los estudios de La 2 con pancartas gritando..."con Rivera no! Con Rivera no!" A no, perdón que éso era otro tema.
Abrazos despistados