EL GUS DE LOW - 9/3/2017
" Si es bueno vivir, todavía es mejor soñar, y lo mejor
de todo...despertar"
Antonio Machado
Lo primero que hice cuando el maño nos propuso a Alban y a
mí la bonita tarea de preparar un gus fue mirar las efemérides del jueves, con
tan mala suerte que el 9 de marzo no había natalicio ni defunción que me
sirviera para sacarme del apuro. Así que lo primero que vino a mi mente fue
hablaros del amor de mi vida, el cine y más concretamente de la importancia del
cine en mi vida.
Mi historia de amor comenzó a la temprana edad de 5 o 6
años. El cine entró en mi vida a través de los barrotes de una terraza, la
terraza que tenían mis abuelos y que daba a un enorme patio de luces en el que,
las noches de verano, se proyectaban películas. La pantalla era una gran sábana
blanca que distorsionaba las imágenes con cada golpe de viento pero que a mí me
parecía el invento más mágico del mundo. Mi siguiente recuerdo va unido a la
película Sonrisas y Lágrimas porque fue la primera peli que me llevó a ver mi
madre a una sala de cine. Aquello fue amor a primera vista y a partir de ahí
llegaron las risas con El Gordo y El Flaco, Los hermanos Marx, las películas de
tv con dos rombos que veía escondida cuando mis padres nos enviaban a mis hermanos
y a mí a la cama, las sesiones de tarde presentadas por mi querido Alfonso
Sanchez y así hasta llegar a la época en que nacieron mis hijas y yo me volví
también un poco niña viendo con ellas cada noche mientras cenaban pelis como
“El mago de Oz”, todas las pelis de Disney y por supuesto, “Sonrisas y
Lágrimas”, película que para ellas sé que también es muy especial hasta el
punto que una de ellas, las dos son ya treinteañeras, ha viajado hasta
Salzburgo y ha visitado muchos de los escenarios de la peli.
Y llegamos al presente y ese momento en que un "
mardito roedor" decidió instalarse en mi cuerpo por dos veces. Durante
estos casi tres años el cine ha sido mi tabla de salvación, mi madero al que
agarrarme en momentos en que el alma se retuerce con las interminables esperas.
Esperas de resultados de pruebas, esperas dentro de un tubo durante 45
interminables minutos que se repetían cada 3 meses, ahora ya 6, postoperatorios
jodidillos, etc etc etc...bueno, pues en todos esos momentos el cine me ha ayudado
no sabéis hasta qué punto. Cada vez que tengo que meterme en uno de esos putos
tubos lo primero que hago es cerrar los ojos, eso es de cajón, pero además
pienso en escenas bonitas de pelis que me gustan y mi mente siempre acaba en el
comienzo de “Sonrisas y Lágrimas” con Julie Andrews y ese maravilloso prado
verde rodeado de montañas nevadas y entonces comienzo a cantar para mí alguna
de sus canciones. Oye, os aseguro que es mano de santo. Si alguna vez, no hace
falta que sea por un tema como el mío, tenéis que someteros a pruebas de esas
claustrofóbicas, probadlo...funciona!. Hay otra peli a la que también le debo
mucho y es “8 Apellidos Vascos”. Conseguía sacarme la sonrisa, y a veces hasta
la carcajada, en los momentos más difíciles y que más jodida estaba. Había días
en que me ponía pelis como “Casablanca” para comprobar que todo seguía siendo
igual que antes de enfermar, no sé si entendéis a lo que me refiero, es
complicado de explicar. Y como creo que esto se está haciendo demasiado largo
vamos a poner el punto final a mi historia de amor con una peli que me ha
vuelto a enamorar, “La La Land”. Fui a verla con una de mis hijas después de
mucho tiempo sin pisar una sala de cine
pocos días antes de conocer el resultado de las pruebas de mi última
revisión, o sea que fui cagada de miedo. Estaba convencida que por momentos mi
mente se iría de la sala y no me permitiría disfrutarla...pero no fue así.
Desde el comienzo de la peli me quedé atrapada por esa maravilla de música,
color, interpretación...Había momentos en que mis manos se aferraban a los
brazos de la butaca para convencerme de que estaba viviendo un momento tan
bonito. Me sentía como si estuviera despertando de nuevo a la vida. Sé que esto
puede sonar algo exagerado pero es lo que sentí y también comprendo que no lo
entendáis. Durante el tiempo que duró la cinta, se me olvidaron todos los
momentos malos, os juro que no es una frase hecha, se me olvidaron! y bailé y
canté y soñé y volví a encontrarme con Gene Kelly y con Fred Astaire, con el
buen jazz, con pelis como “West Side Story”, “Grease”, y tanto sabor a cine
clásico.
Cómo no voy a amar el cine si me ha regalado algunos de los
momentos más especiales de mi vida...
Y esta es la historia de una mujer trabajadora, por poner
algo que tenga que ver con el tema de la semana, ama de casa vocacional que por
siempre estará agradecida al mundo del cine entre otras cosas, porque gracias a
ese mundo os conocí a vosotros.
Y ahora, mi querido maño, me gustaría que pusieras como
fondo de pantalla el cartel de “La La Land” y como música a ver si consigo
ponerte el enlace de un vídeo con el epílogo también de “La La Land”. No sabéis
la de veces que me pongo este vídeo en concreto...si queréis volar conmigo
hasta llegar a tocar la estrellas, escuchadlo.
MOSAICO
Nota: Me he permitido cambiar el mosaico que Low me pedía por no repetir la imagen que también se muestra en el vídeo. he creído que ya que ella hablaba del cine y de las sensaciones vitales que le había hecho sentir, esta otra imagen de la película podía ser también de su agrado.
Comentarios
Qué bonita tu relación con el cine. Y qué dura tu pelea con el "maldito roedor". Pero las más duras peleas son las que más se disfrutan cuando se gana, y tú estás ganando la pelea como la campeona que eres.
Me alegra que "Ocho apellidos vascos" te saque la sonrisa cuando la necesitas. Y qué decir sobre La la Land. A mí también es una película que me fascinó, tanto que me he comprado el cd de la banda sonora y lo escucho todos los días en el coche en mis trayectos al trabajo.
Abrazos admirados y besazos en los mofletes
Es cierto que el cine es el acompañante que nunca te falla, incluso a los que dicen que no van nunca. Yo creo que es el gran enlace oculto de nuestro tiempo, el que nos compacta y nos identifica. Incluso los más reacios han visto cientos de películas, no tienen porqué ser las mejores, ni grandes clásicos, pero aunque sea en televisión todo el mundo conoce un montón de títulos, de actores o actrices, incluso frases o escenas completas. Todo el mundo tiene una o varias películas que les gustan, les ponen de buen rollo o les hacen sentirse un poco mejor (las que nos hacen sentir peor las descartamos enseguida, es autodefensa). De hecho, hay muchas situaciones o frases en nuestra vida cotidiana que nos enlazan con el cine.
"Voy a hacerte una oferta que no prodrás rechazar", "La lluvia en Sevilla es una maravilla", "Bueno, nadie es perfecto", "Francamente querida, me importa un...", "Elegí un mal día para...". Esas frases y otras muchas, se han instalado en nuestras conversaciones y todo el mundo (cinéfilo o no) las asocia a las películas, ponen en situación y son ampliamente comprendidas en el tono y en el sentido.
La literatura no lo ha conseguido, sólo los emperrados en leer pueden compartir algunos códigos con otros lectores y no siempre porque la oferta lectora es mucha y muy dispersa en cantidad y tiempo, pero el cine si...aunque se estrenan muchas películas al año, una buena parte acaba teniendo una difusión masiva gracias a la televisión que además repite en varias ocasiones y distintas cadenas los títulos llegando a todos o casi todos (siempre habrá el que se niegue a ver "Titanic", por ejemplo, por que lo considera una cuestión de principios).
Por eso digo, que el cine de forma sibilina nos une a todos y a todos nos influye.
Y claro, estamos los que como tu, lo recibimos con los brazos abiertos, esperando que se nos quede para siempre (aunque pocas veces sea así), que nos llene la vida en un momento dado y le ponga luz, color, emoción, risas, llantos y magia.
Y cuando alguien nos cuenta, como los hecho tu, su vida a través de las películas, nos reconocemos y compartimos emociones y momentos y somos más felices.
Gracias por este gus que me ha hecho un poco más feliz, Low.
Abrazos tan grandes como esas pantallas que tanto amamos.
Entre medias de tus palabras, también me veía a mí mismo despertando hacia este arte que ha poblado tantas y tantas horas de mi vida que, a veces, creo que vivo en una película y que estoy en pleno rodaje de mi propia existencia. No cabe duda de que el cine, como apoyo, a todos los que lo amamos, nos ha servido como confidente, como amigo, como viejo sabio de la aldea, como un compendio de cosas que no acabábamos de comprender y que el cine nos explicaba de forma que pudiéramos entenderlo. No quiero contar cómo fue mi periplo de amor al cine, hoy es el día de Low, que nos ha dejado un pedazo de su corazón que también tiene su trocito de celuloide, quizá otro día. Eso también lo tiene el cine: es capaz de ponernos en la piel de los demás y hacernos ver cuánta pasión hay en su interior.
Abrazos desde la butaca.
La he visto dos veces y volveré a hacerlo sin duda. La escena del beso final dí un bote en la butaca..qué pelicula tan bonita-
Es verdad que el cine nos ayuda en esos momentos oscuros que la vida nos tiene preparados, nos aporta armas para luchar contra el mardito roedor, contra la soledad, contra todos los miedos que sentimos y es el hilo que nos une y nos devuelve a la realidad o que nos protege de ella segun lo que podamos necesitar.
Además, y nunca me cansaré de repetirlo, es nuestro nexo de unión y creo que es una inmensa suerte haberos conocido.
Decía Napoleón, creo, que reservaba a us mejores generales las peores batallas y tu, Low no sólo eres una gran luchadora, sino que eres vencedora, no podría ser de otra manera no hay nada como una guerrera con las bragas en la cabeza, semejante atuendo te hace y te hará infalible.
Millones de besos, amiga.
A vostros también, no se me pongan celosones.
Besos por doquier.
Albanta
Alban, bragas en la cabeza, nardal y cocotal...no te olvides del cocotal! Buenas armas para guerrear.
Un beso muy especial a nuestro maño que está malito.
Besitos!
low