GUS MORNINS 9/7/19
“Son
casas simples, con sillas en la calzada,
Y
en la fachada han escrito que es un hogar.
En
las terrazas, flores tristes y baldías,
Como
alegría que no tiene dónde descansar.
Es
la gente humilde…qué ganas de llorar”
Vinicius de Moraes
Bueno, antes de nada agradecer al maño las
suplencias variadas y de nivel que ha realizado mientras ha durado mi pequeña
desgracia familiar. Para los que no lo sepáis, mi madre se cayó en el cuarto de
baño y se rompió la pelvis. No podía valerse por sí misma y he tenido que vivir
con ella un mes y aún otro más yendo todos los días para hacerle un masaje en
la espalda, realizar las gestiones pendientes y hacerle la compra. La
consecuencia más directa es que tuve que reducir mi actividad al mínimo
imprescindible porque no había tiempo para más y, desafortunadamente, tuve que
prescindir del gus aunque habéis estado sobradamente atendidos con un suplente
de auténtico lujo. Salvando las distancias, es como si Maradona se hubiera
lesionado y Messi hubiera ocupado su lugar. En cualquier caso, el martes pasado
el médico ya le dio el alta y todo ha evolucionado dentro de lo normal dentro
de una fractura de una persona con 83 años.
Así que volvemos a la
palestra y lo hacemos, esta vez, con el homenaje a un hombre, músico y poeta
que nos dejó hace exactamente 39 años y que se llamaba Vinicius de Moraes.
Algunos sabéis que yo tuve la fortuna o desgracia, según se mire, de vivir en
Brasil durante dos años y medio por cuestiones de trabajo de mi padre y me
enamoraron dos cosas de aquel país: la carne y la música. Y Vinicius de Moraes,
especialmente cuando se juntaba con Antonio Carlos Jobim, me encantaba por la
musicalidad de sus palabras, porque siempre era la palabra justa en esa música
cimbreante de pura raza brasileña que se llamó bossa nova (mucho más interesante y genial que el samba, que es más barriobajero, sin
demasiada clase y con características mucho más superficiales).
El caso es que Vinicius
de Moraes no fue nada ajeno al cine porque, entre otras cosas, compuso
canciones para películas. Entre ellas, dos famosísimas como lo fueron Orfeo negro, de Marcel Camus, donde se
pudo escuchar por primera vez Tristeza
y, también, Mañana de carnaval; o la
película francesa Un hombre y una mujer,
donde se escucharon los temas Para una
niña, una flor y Samba de la
bendición.
Hombre bienhumorado, de
talante afable y muy simpático, Vinicius de Moraes alternó su actividad musical
y poética con su carrera diplomática, para la que estudió en la Universidad de
Oxford, desempeñando cargos en Estados Unidos, Francia y Uruguay. Además de
todo ello, se considera que fue el fundador, junto con Antonio Carlos Jobim, de
la bossa nova, con la canción Basta de nostalgia (Chega de saudade) y,
por supuesto, es el autor de la letra de una de las tres canciones más
versionadas de la historia como es La
chica de Ipanema (las otras dos son el Yesterday
y Bésame mucho).
Lo cierto es que la
poesía literaria y musical de Vinicius de Moraes es pura armonía y se ha
llegado a decir de ella que es un verdadero atajo para la felicidad. Y estoy
bastante de acuerdo. Sus letras son filosófico-románticas, con un punto de
altitud difícilmente superable porque están rimadas con clase, con un gran
sentido rítmico y con la cadencia poética justa, necesaria para lo que fue una
nueva era de la música y de la literatura.
Míticas también son sus
colaboraciones con otros músicos como Toquinho, María Creuza o Elizeth Cardoso
y suyas son las letras de canciones impresionantes como Agua de beber, Tarde en
Itapuá, Si todos fuesen iguales a ti o Canción
de demasiado amor. Bebedor empedernido y fumador compulsivo, con su voz
llena de alcohol y humo, Vinicius de Moraes nos dejó a los 66 años víctima de
un fulminante ataque al corazón.
Os dejo un corte con sus canciones Agua de beber, La chica de Ipanema y Sei lá (que significa literalmente Yo qué sé) que se grabó
dentro de la gira que realizaron juntos Vinicius de Moraes, Tom Jobim, Toquinho
y Miucha y que culminó con la realización de un concierto en Río de Janeiro que
dio lugar a un disco en directo que ocupa un lugar de honor dentro de mi
discoteca. Espero que lo disfrutéis.
Y como mosaico ahí os
lo dejo junto con Orson Welles, en pleno rodaje de La dama de Shanghai y con el vicecónsul de Brasil en Los Ángeles,
lugar donde estaba destinado Vinicius como primer secretario de la embajada. El
compositor es el de la derecha.
Comentarios
Otra cosa, con su afición a las mujeres y a la juerga ¿el de los estrenos de los viernes es el Neymar del gus?
Y ya tras estas dos dudas existenciales, dar la bienvenida a nuestro pedante favorito. Ha sido un placer sustituirle durante estos martes y recobrar viejas sensaciones que uno ya no recordaba cómo se hacía esto.
Grande Vinicius, grande Jobim, grande la bossa, y muy justo recordarla ahora cuando todavía lloramos la muerte de Joao Gilberto
Abrazos desafinados
Bienvenido de nuevo Lobo, un gusto volverte a leer por aquí y una alegría porque lo de tu madre, aunque haya sido duro, se ha resuelto razonablemente bien al final. Las edades no perdonan y hay que estar alerta y prestando ojos y manos donde a ellos/as les fallan.
Y no es malo el ritmo que nos traes, no hubo film el viernes pasado al que poder colocarle esa cadencia, pero es evidente la elegancia de la Bossa Nova. Es obvio que no tiene nada que ver con la Samba, tampoco tiene el mismo objetivo, es como contraponer el fado con la chirigota.
A mi también me gusta mucho Vinicius (el que corre por la banda en el Bernabeu bastante menos) y sus canciones arrullan y mecen como las olas de un mar en calma cuando las escuchas de fondo. Eso si, si te apetece mover el esqueleto hasta quedarte sin clavículas métete un "Mais que nada" o un "Vossé abusó".
Por cierto, imprescindible el disco de Ennio Morricone titulado precisamente "Bossa Nova - Music in movies".
AbraÇos e sempre Bem vindo, meu amigo.
Deliciosa música, delicioso Gus.
Besos Samberos.
Albanta
Pues eso, que feliz regreso al gus Lobo