GUS MORNINS 10/12/19
“Dorothy Parker: No entiendo lo que dice
Dios porque siempre suele llevar una máscara. Él no es así ¿verdad?” Jennifer Jason Leigh en “La señora Parker y
el círculo vicioso”
Nuevamente, estamos
huérfanos de efemérides destacables así que vamos a recordar esta película, que
seguro que os suena a poco, pero que resultó excelente para retratar no sólo a
esa rompedora de estilos y de convenciones como fue Dorothy Parker, sino
también a esa generación de escritores increíblemente brillantes que se reunían
en una mesa redonda del restaurante del Hotel Algonquin de Nueva York para
celebrar sus tertulias (al modo y estilo de las que se celebraban por aquí en
el Café Gijón, por ejemplo) y que llevó por nombre “El círculo vicioso”.
La película estuvo
dirigida por Alan Rudolph, que, por aquel entonces, estaba muy de moda (¿quién
se acuerda todavía de aquella rareza, maravillosa por otra parte, que se llamó Elígeme (Choose me), con Keith Carradine
y Lesley Anne Warren) y que juntó un reparto absolutamente impensable para la
época. Todos para dar carne y hueso a esos escritores que entraban para comer
en el Algonquin y salían con tres o cuatro copas de más. En el reparto,
atención, estaban Campbell Scott para interpretar a Robert Benchley, muy
afamado periodista y escritor al que se debe, por ejemplo, el argumento de Una cara con ángel; Matthew Broderick en
el papel de Charles MacArthur, amante de Dorothy Parker y, además, uno de los
genios que creó esa maravilla de obra de teatro que es Primera plana; Peter Gallagher en la piel de Alan Campbell, marido
de Dorothy y creador del argumento de, sin ir más lejos, Ha nacido una estrella; Jennifer Beals como Gertrude Benchley, que
no era escritora, pero que era famosa por ser una deslenguada impenitente
además de ser la mujer de Robert Benchley (ambos son los abuelos de Peter
Benchley, autor de Tiburón); Andrew
McCarthy como Eddie Parker, hermano de Dorothy, reputado especialista en el
cine de los años veinte y treinta y también hizo sus pinitos como actor;
Wallace Shawn como Horatio Byrd, gerente del Algonquin; Martha Plimpton como
Jane Grant, fundadora del New Yorker;
Sam Robards como Harold Ross, esposo de Jane Grant y co-fundador del mítico
periódico; Lili Taylor como Edna Ferber, una de las más grandes escritoras de
los años veinte, ganadora del Pulitzer y autora de los libros en los que se
basaron Magnolia y Cimarrón; Gwyneth Paltrow como Paula
Hunt, actriz de los años veinte; Nick Cassavettes (años más tarde, director de El diario de Noa) como Robert Sherwood,
uno de los mejores dramaturgos del teatro norteamericano y autor de, por
ejemplo, El puente de Waterloo y unos
cuantos más. No sigo para no cansaros.
La película, en todo
caso, gira alrededor de Dorothy Parker, mujer liberada, siempre en busca del
amor y algo coqueta con el alcohol. En sus créditos, además de múltiples
novelas, también se hallan los guiones de Ha
nacido una estrella (adaptando la historia original de su marido Alan
Campbell), La loba (adaptando algunos
de los diálogos de, también su íntima amiga, Lillian Hellman –si os acordáis,
en la película Julia, el personaje de
Jane Fonda, Lily, viaja a Europa acompañada de un matrimonio. Son Dorothy
Parker y Alan Campbell) o la autora del guión completo de Sabotaje, de Alfred Hitchcock. En la película está espléndidamente
interpretada por Jennifer Jason Leigh.
Como anécdotas que
expliquen un poco toda la película podemos contar que, por ejemplo, Peter
Benchley, autor de Tiburón, aparece
en un cameo como el editor de la
propia Dorothy Parker. Lo hizo en homenaje a sus abuelos.
Keith Carradine también
aparece episódicamente en el papel de Will Rogers, el vaquero que era famoso en
los años veinte por las lentejuelas de sus camisas del Oeste.
Cindy Lauper también
aparece brevemente, sentándose y charlando amigablemente al lado de Martha
Plimpton en un banquete.
Los encuentros del “círculo
vicioso” se celebraron en el Hotel Algonquin entre 1919 y 1929.
Muchas de las reuniones
y de las cosas que se decían en ellas fueron caricaturizadas por Robert
Benchley y publicadas en el New Yorker.
La frase de cabecera de
Dorothy Parker era: “Vayamos a por lo
salvaje esta noche. Ya habrá tiempo de no hacer nada cuando estés muerto”.
En muchas ocasiones,
después de las tertulias del “círculo vicioso”, algunos de sus miembros se
alquilaban una habitación del hotel y celebraban allí una larga partida de
póquer.
El personaje de Harpo
Marx también aparece en la película. Él también fue, durante un tiempo, miembro
del “círculo vicioso” hasta que decidió emigrar a Hollywood con sus hermanos.
Parece ser que las
conversaciones del “círculo vicioso” eran muy entretenidas, pero no eran en
absoluto filosóficas y, de hecho, algunos de ellos llegaron a decir que, si se
hubieran prolongado más en el tiempo, no habrían tenido mucho más que decirse.
Famosa es la anécdota
de Edna Ferber, que llegó de trabajar de Hollywood y estaba deseando unirse
otra vez a las tertulias del “círculo vicioso”. Llegó al Algonquin, se sentó en
la mesa y se puso a hablar como una cotorra. Unos minutos después se dio cuenta
de que allí no había nadie de sus amigos. Era una familia de Kansas.
La película concluye con
una triste inscripción que dice así: “Dorothy
Parker murió en 1967 de un fulminante ataque al corazón. Después de varias
tentativas de suicidio, ella no volvió a tener relación con ninguno de los
miembros de la mesa redonda del Algonquin. En su testamento, dispuso que su
pequeña propiedad fuese heredada por Martin Luther King. Al contrario de lo que
deseaba, que era morir en un día de lluvia, falleció en un día muy soleado”.
Y como mosaico os dejo una de las fotos del Círculo Vicioso. No son todos los que están, pero sí se puede ver a Dorothy Parker.
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Besos
low