GUS MORNINS 8/11/16
“Preferiría despertar en medio de ninguna parte que
en cualquier ciudad del planeta Tierra”
(Steve McQueen)
Sí, amigos, ése es un
pensamiento que hemos tenido todos. Y más teniendo en cuenta de que ayer, más allá del careo de las elecciones
presidenciales y de todo lo que queráis tener en cuenta de las futilidades
políticas del perfil bajísimo de las democracias occidentales, se cumplieron 36
años sin Steve McQueen, el rey del “cool”, ese actor que tenía esa mirada de
conquistador y esa sonrisa de canalla que tanto nos gusta a todos. Bien se sabe
que Steve era un viva la vida que se iba con la primera que pasaba por delante
y que su comportamiento era de un machismo que merecía la guillotina. Ali
McGraw aún recuerda cómo Steve introdujo en su casa a dos chicas para pasar la
noche y al día siguiente le pidió a su mujer que le preparara el desayuno. Eso
sí, la buena de Ali (que también tenía lo suyo) no podía ir ni con tacones ni
con las uñas largas porque eso irritaba al gran McQueen. Su hijo, Chad, le disculpa
por la infancia extraordinariamente difícil que pasó su padre, hijo de
prostituta y de padre desconocido, que pasó por reformatorios a los quince años,
acusado de robo y asalto. El caso es que el chaval tenía planta y eso le llevó
al estrellato. Famoso fue cuando entró en el rodaje de “Cuando hierve la
sangre” y su personaje no estaba previsto que muriera y Frank Sinatra,
protagonista de la misma, exigió que McQueen muriera en la película porque le
estaba quitando protagonismo. Algo parecido exigió Brynner, que además tomaba
parte en la producción, de “Los siete magníficos” cuando le dijo a Sturges que
le sacara más planos a él que a “ese chico porque me está robando la película”.
Sturges, que había dirigido las dos películas, no tuvo más dudas y ya le dio el
papel más agradecido de “La gran evasión” y ahí nació una estrella. Todo se
pega menos la hermosura y resulta que McQueen desarrolló manías parecidas
cuando era él el que llevaba las riendas. Famosas son sus exigencias en “El
coloso en llamas” al obligar a los guionistas a que su personaje tuviera doce
líneas de diálogo más que Newman y en recortar la visera de su casco de bombero
porque era demasiado ancha y no se veía bien el fulgurante color azul de sus
ojos y “la gente solo va a ver los ojos de Newman”. Lo peor de todos es que
eran buenos amigos. Con amigos así, quién quiere a Ramón Espinar.
Lo cierto es que a
McQueen le entró después la vena de “haz el amor y no la guerra” y cuando
estaba ya cobrando una auténtica millonada por su caché resulta que decidió
dejarse el pelo largo y la barba y retirarse del cine. El propio Newman se
enemistó con él porque le decía que estaba cometiendo un error y el cabezón de
Stevie se negaba a volver. Dicho y hecho, se cogió una caravana, a su mujer y a
sus dos hijos, y estuvo perdido por el desierto (el lugar que más le gustaba
del mundo) pensando en el amor y en la vida. Volvió cuatro años después de “El
coloso en llamas”, irreconocible, en el papel protagonista de la obra de Ibsen
“Un enemigo del pueblo”, un papel en las antípodas de lo que él había hecho
hasta entonces. Apenas dos años después, y a punto de rodar el western “Tom
Horn” le empezó a doler el pecho. Cáncer de pulmón. Las tres cajetillas de
tabaco diarias que se tomaba le pasaron factura.
De canción, no habrá
canción. Habrá un poema de Lord Byron, que hoy también cumplimos años de la
desaparición del poeta más romántico de la historia, interpretado en el cine
por un buen puñado de actores del que destacaremos a Hugh Grant en “Remando al
viento”, a Gavin Gordon en “La novia de Frankenstein”, a Richard Chamberlain en
“Lady Caroline Lamb”, a Gabriel Byrne en “Gothic” o a Jason Patric en “La
resurrección de Frankenstein” con producción Roger Corman.
HUBO
UN TIEMPO… ¿RECUERDAS? (Lord Byron)
Hubo
un tiempo... ¿recuerdas? su memoria
Vivirá en nuestro pecho eternamente...
Ambos sentimos un cariño ardiente;
El mismo que me arrastra a ti.
¡Ay! desde el día en que por vez primera
Eterno amor mi labio te ha jurado,
Y pesares mi vida han desgarrado,
Pesares que no puedes tú sufrir;
Desde entonces el triste pensamiento
De tu olvido falaz en mi agonía:
Olvido de un amor todo armonía,
Fugitivo en su yerto corazón.
Y sin embargo, celestial consuelo
Llega a inundar mi espíritu agobiado,
Hoy que tu dulce voz ha despertado
Recuerdos, ¡ay! de un tiempo que pasó.
Aunque jamás tu corazón de hielo
Palpite en mi presencia estremecido,
Me es grato recordar que no has podido
Nunca olvidar nuestro primer amor.
Y si pretendes con tenaz empeño
Seguir indiferente tu camino...
Obedece la voz de tu destino
Que odiarme puedes; olvidarme, no.
Vivirá en nuestro pecho eternamente...
Ambos sentimos un cariño ardiente;
El mismo que me arrastra a ti.
¡Ay! desde el día en que por vez primera
Eterno amor mi labio te ha jurado,
Y pesares mi vida han desgarrado,
Pesares que no puedes tú sufrir;
Desde entonces el triste pensamiento
De tu olvido falaz en mi agonía:
Olvido de un amor todo armonía,
Fugitivo en su yerto corazón.
Y sin embargo, celestial consuelo
Llega a inundar mi espíritu agobiado,
Hoy que tu dulce voz ha despertado
Recuerdos, ¡ay! de un tiempo que pasó.
Aunque jamás tu corazón de hielo
Palpite en mi presencia estremecido,
Me es grato recordar que no has podido
Nunca olvidar nuestro primer amor.
Y si pretendes con tenaz empeño
Seguir indiferente tu camino...
Obedece la voz de tu destino
Que odiarme puedes; olvidarme, no.
Y otro que cumplía años ayer (y me vais a permitir esta pequeña libertad) era mi queridísimo amigo Miguel Rellán que estos días está triunfando en Madrid al lado de Julia Gutiérrez Caba en la obra "Cartas de amor". En cuanto salgan por esas tierras de Dios, os recomiendo que vayáis a verla. Solo son ellos leyendo cartas durante una hora y media, nada más. Y cuando salgáis del teatro diréis "nada menos". En todo caso, él un día me confesó que el rodaje en el que mejor se lo había pasado era éste, en el que interpretaba al alma en pena de don Fiz de Cotovelo. Muchas felicidades, Miguel y que sigas sembrando sensaciones en todos los que se acercan a verte.
Comentarios
Dicen que el Steve McQueen de hoy en día es Daniel Craig, pero no creo que llegue a su nivel de atracción.
Y Lord Byron, casi nada. Precioso poema.
Gran manera de comenzar un martes, sin duda. Precioso Gus.
Abrazos cautivadores
También me he permitido cambiar el mosaico. La foto que has puesto es demasiado pequeñita y como mosaico no queda muy estético. Ya que estamos os recomiendo elegir para los mosaicos una foto que sea lo más parecida a un tamaño 600 x 600.
Y por supuesto felicidades al maestro Rellán si nos lee... y si no, pues también. Me iba a sacar la chorra en plan homenaje pero corro el riesgo de que se me quede congelada con este frío.
Abrazos amanecistas
Abrazos verdaderos.
Abrazos congelados.
Albanta.
Besos muy especiales para mí caracolillo.
low
Sí, Low, de hecho "El Yang-Tsé en llamas" fue la única nominación al Oscar de Steve McQueen. Y, a pesar de que tiene una filmografía muy corta, nos ha dejado un buen montón de personajes inolvidables con un estilo que, visto ahora, se antoja irrepetible. Ahí está "Bullitt", por ejemplo, con la mejor persecución en coche de la historia del cine, o "Amores con un extraño", esa incursión en el cine melodramático al lado de Natalie Wood. Gracias por decir que siempre aprendes algo. Es el mejor elogio.
Abrazos canallas.
Ayer falleció mi cuñado, el marido de mi hermana, de forma inesperada. 61 años y con, como todos, muchas cosas aun por hacer. Es un momento triste, sobre todo para ella y para sus hijos (tres aunque ya creciditos y más o menos enderezados). Se reproduce lo que ya viví hace 26 años cuando falleció mi padre con 59, sólo espero que mi hermana tenga más capacidad para salir del pozo que la que tuvo mi madre...Aunque encima hoy es su cumpleaños (de mi hermana) y no habrá año en adelante que tenga un regalo que le haga olvidar la pérdida.
Por lo demás, la vida sigue y las alegrías también, habrá fiesta mañana en Madrid y por tanto no podré cumplir con mi parte del pacto gusero, Dex me ha dicho que se hace cargo así que en eso salís ganando. veré si puedo sustituirle la para el viernes, pero lo cierto es que veo la semana muy complicada.
Grande Steve aunque esté en "la neverra" lanzando la pelota de beisbol contra la pared. Eso es actitud. Te pueden ganar pero no vencer...mmm, ¿tiene sentido esa frase?...Bueno si, porque yo cuando era chico como era muy mequetrefe perdía todas las peleas que no podía evitar, los chicos eran (eramos) así y no se dejaba zanjado un conflicto sin utilizar un poco de fuerza para demostrar argumentos, pero nunca me sentí derrotado.
así que aquí seguiremos disfrutando las cosas buenas que tiene la vida que decía la canción, de Steve, De la poesía de Lord Byron, de la música de U2, de las historias que ocurrían en Filadelfia y en cualquier lugar del planeta...y de los guses y delos amigos que nos juntamos en este bar...son demasiadas cosas buenas y todas juntas.
Muchos besos y abrazos de todo tipo y condición.