Gus mornins, 24/03/14
Guuud mornins, cinéfilos
Lunes 24 de marzo. Después de un finde frío y desapacible en
el que hemos oído mucho la palabra dignidad. El sábado con las múltiples
marchas que confluyeron en la capital, por lo que se ve muchos estaban
interesados en que nos enterásemos hasta que ya fue inevitable, algunos incluso
esperan a que los cuatro de siempre armen la bronca para sacarlos en la tele
mientras la mayoría de los manifestantes pacíficos seguramente ya está en casa
cenando. El termino dignidad se repitió también todo el fin de semana y
especialmente ayer para recordar la figura del primer presidente de nuestra
democracia. La verdad que hay un dicho que afirma que de muertos somos todos
muy buenos, pero en el caso de este hombre creo que era verdad. Ayer nos
imbuimos todos del espíritu de la transición y recordamos que entonces éramos
todos más jóvenes por supuesto, pero también más puros y más inocentes, los
políticos también. Y dado que fue una época difícil que aunque se solucionó con
alguna costura de esas maneras y con algún zurcido no muy allá, tiró p´adelante
es justo pensar que esa gente sí tenían algo de dignidad, más que ahora por
supuesto. Éramos todos más jóvenes, más
puros y más inocentes y no veíamos la que se nos vendría encima. Eran buenos tiempos
para la lírica contrariamente a lo que decían algunos, los tiempos de la
movida. No sé en qué quedaría todo aquello, pero hoy lo cierto es que nada es
igual.
SOBRE UN VIDRIO MOJADO
Los Secretos
Sobre un vidrio mojado
escribí su nombre sin darme cuenta
y mis ojos quedaron igual que ese vidrio pensando en ella.
Los cuadros no tienen colores,
las rosas no parecen flores,
no hay pájaros en la mañana;
nada es igual, nada es igual, nada es igual, nada.
Sobre un vidrio mojado escribí su nombre sin darme cuenta
y mis ojos quedaron igual que ese vidrio pensando en ella.
Hoy cuando desperté buscaba
el sol que entraba en mi ventana,
tras una nube se ocultaba;
nada es igual, nada es igual, nada es igual, nada.
Los cuadros no tienen colores,
las rosas no parecen flores,
no hay pájaros en la mañana;
nada es igual, nada es igual, nada es igual, nada.
Sobre un vidrio mojado escribí su nombre sin darme cuenta
y mis ojos quedaron igual que ese vidrio pensando en ella.
Sobre un vidrio mojado escribí su nombre ...
y mis ojos quedaron igual que ese vidrio ...
sin darme cuenta ...
pensando en ella ...
escribí su nombre sin darme cuenta
y mis ojos quedaron igual que ese vidrio pensando en ella.
Los cuadros no tienen colores,
las rosas no parecen flores,
no hay pájaros en la mañana;
nada es igual, nada es igual, nada es igual, nada.
Sobre un vidrio mojado escribí su nombre sin darme cuenta
y mis ojos quedaron igual que ese vidrio pensando en ella.
Hoy cuando desperté buscaba
el sol que entraba en mi ventana,
tras una nube se ocultaba;
nada es igual, nada es igual, nada es igual, nada.
Los cuadros no tienen colores,
las rosas no parecen flores,
no hay pájaros en la mañana;
nada es igual, nada es igual, nada es igual, nada.
Sobre un vidrio mojado escribí su nombre sin darme cuenta
y mis ojos quedaron igual que ese vidrio pensando en ella.
Sobre un vidrio mojado escribí su nombre ...
y mis ojos quedaron igual que ese vidrio ...
sin darme cuenta ...
pensando en ella ...
EL MOSAICO DE HOY
Lo que sí que va a seguir siendo igual al menos esta semana
con respecto a la anterior son los mosaicos de padres e hijos. Que le cogí yo
gusto a la cosa y como hay tantos papis e hijos en esto del cine, pues nada.
Hoy con una de las obras maestras del neorrealismo, aunque para mí en el fondo
es una historia de amor entre un padre y un hijo, una lección de cine y de
muchas cosas más. Y un ladrón que siempre consigue robarte unas lagrimillas y
alguna que otra reflexión.
Comentarios
Aun así yo le reconozco algo por encima de todo, su capacidad para negociar, para incluir, para pensar en todos y no sólo en unos pocos...eso si parece que es un tiempo perdido.