GUS MORNINS 9/2/21

 

“Me gusta interpretar a malvados. El Diablo es mucho más interesante que Dios”.

                                                                                     Christopher Plummer

Otro que se nos ha ido y al que debemos rendir homenaje, aunque sea modestamente, en nuestro gus martesero. No cabe duda de que, sin llegar a ser nunca un primerísimo actor, Plummer dio unas cuantas lecciones de sobriedad en el cine (su gran pasión era el teatro) y, por si fuera poco, también fue tan elegante que nos deja a todos los demás a la altura de un murciélago sin alas. Lo cierto es que siempre imprimió un sello de calidad en todo lo que hizo, fuera grande o pequeño, y, al final de su carrera, se convirtió en toda una institución dentro de la comunidad del cine.

Como ya sabéis todo de él, vamos a intentar descubrir algunas curiosidades en torno a su vida, elecciones y carrera.

Por supuesto, creo que sabéis que es el padre de Amanda Plummer, inolvidable atracadora Honeybunny de Pulp Fiction, de Quentin Tarantino.

Era de familia muy rica. De ahí, su natural porte. Su bisabuelo poseía un palacio a las afueras de Quebec en donde Christopher Plummer pasó gran parte de su infancia.

Su primer trabajo interpretativo por el cual cobró, fue en la versión teatral de una obra de Cocteau, La máquina infernal, al lado de otro principiante que también triunfó a su manera, el renombrado Capitán Kirk de Star Trek, William Shatner.

Fue compañero de clase en la escuela del impresionante y uno de los mejores pianistas de jazz de la historia Oscar Peterson.

Su dedicación al teatro fue premiada con dos Tony´s al mejor actor dramático y otras cuatro nominaciones.

Su amistad con Oscar Peterson perduró a través de los años. Incluso recibió alguna que otra lección de piano del gran maestro y tocaba decentemente.

Después de la renuncia de Sean Connery al papel de Gandalf en la trilogía de los anillos, le fue ofrecido el papel, que también lo rechazó. Más tarde, lamentó su decisión.

De niño, se encontró realmente con la mítica María Von Trapp en Vermont.

Interpretó a Hamlet en una adaptación teatral. Al lado, tenía a un juvenil Michael Caine dando vida a Horacio. Caine reconoció que nunca había entendido demasiado bien a Hamlet hasta que vio lo que hacía Plummer en el escenario.

Con ochenta y ocho años, es la persona de mayor edad nominada a los Oscars por un premio de interpretación.

Es uno de los nueve actores que, en toda la historia, han conseguido el Oscar, el Tony y el Emmy.

La madre de Plummer, Isabella consiguió un empleo como secretaria del catedrático de Ciencias de la Universidad de McGill después de su divorcio con su padre, John, vendedor en Toronto. Christopher Plummer dijo que eso fue toda una desgracia para una mujer que venía de una familia muy adinerada porque, de alguna manera, todo el clan la marginó. No aceptaban que se hubiera divorciado y, mucho menos, que se hubiera puesto a trabajar.

Su película favorita de todos los tiempos era La gran ilusión, de Jean Renoir. Decía que siempre le hacía llorar.

Hablaba inglés y francés con soltura.

En cierta ocasión, admitió que había intervenido en una película infecta como Star Crash sólo porque nunca había estado en Roma y se iba a rodar allí. Así podría visitar la ciudad gratis.

Era la primera elección para interpretar al mítico agente secreto Harry Palmer en Ipcress. Rechazó el papel para intervenir en Sonrisas y lágrimas. El papel fue a parar a Michael Caine, que llegó a repetir hasta en cinco ocasiones.

Era un buen bebedor. Decía que su mejor compañero de copas era Jason Robards.

Sobre Julie Andrews decía: “Trabajar con ella es como llevar durante todo el día encima de la cabeza una tarjeta del día de San Valentín”.

Aborrecía que se le recordara siempre como el Capitán Von Trapp de Sonrisas y lágrimas. Se enfadó muchísimo con la Academia porque, cuando fue premiado al mejor actor secundario por su papel de viejo homosexual en Principiantes, la sintonía que tocó la orquesta cuando subió al escenario fue de esa película. En cierta ocasión le preguntaron si había hecho las paces con Sonrisas y lágrimas. Su contestación fue: “Dios…no”. Su aversión al papel nacía del hecho de que todo el mundo le recordara por ese papel cuando él mismo consideraba que había realizado trabajos mucho mejores.

Sobre Sonrisas y lágrimas decía: “Me vuelve loco. No puedo hacer nada con esa película. Es una continua persecución la que padezco con ella y vuelve una y otra vez. Y yo huyo una y otra vez. Lo más lejos que puedo, para ver si la gente lo olvida, pero la vuelven a recordar. ¡Por Dios Todopoderoso! ¿Qué le pasa a la gente?”

En 2011 suavizó un poco la opinión sobre ella: “La gente es estúpidamente sentimental con respecto a esta película. He pasado días muy duros porque sólo se me recordaba por ese papel. Hace unos pocos años, fui a una fiesta de Pascua y tuve que asistir a una representación de esa maldita cosa con los niños de los anfitriones. Me sentía un prisionero. Bien es cierto que pensé que es una película que lo tiene todo: las encantadoras canciones, los Nazis, las monjas y los niños. Debería sentirme agradecido por ello”.

Cuando ganó el Oscar declaró: “Compartiría este premio con Ewan McGregor si tuviera un mínimo de decencia…pero es que no lo tengo”.

Durante una representación teatral, un móvil sonó entre el público. Él paró todo y le dijo al dueño del móvil: “Vale, atiéndalo”. A la gente le encantó porque también le molestó la interrupción.

Con respecto a su rechazo al papel de Gandalf en El señor de los anillos dijo: “Lo rechacé por una única razón. No me apetecía pasar cuatro años en Nueva Zelanda. Quiero visitar antes otros países. Claro, lo cogió Ian McKellen y lo que hizo con el papel fue maravilloso. Odio a ese hijo de puta por hacerlo tan bien”.

Así es como explicó su destreza al aprenderse el papel de Todo el dinero del mundo en sólo cuatro días: “Soy actor teatral. ¿Cómo cree que me gano la vida? Tengo que estudiar la mayor parte del tiempo”.

Fue el previsto para interpretar al Rey Enrique II en la adaptación que se hizo al cine de Becket, de Peter Glenville. Sin embargo, la producción decidió que Peter O´Toole se hiciera cargo del papel porque era un actor mucho más de moda en la época. Plummer dijo: “Me hubiese gustado hacerlo. Tengo que reconocer que Peter lo hizo mucho mejor de lo que yo lo hubiera hecho nunca. Le odio profundamente por lo bien que lo hizo. Aún le odio más por aceptar el papel. Y eso que siempre he querido mucho a ese bastardo”.

Lo cierto es que el cine se ha quedado bastante menos elegante con su marcha. Tanto es así que os voy a poner una pausa del rodaje de Elsa y Fred, la película que hizo con Shirley McLaine en 2014. En ella, el actor, el hombre, simplemente se sienta al piano y toca lo que le apetece.



Y como mosaico ahí os lo dejo, al lado de uno de sus referentes como fue James Mason. Casi, casi, casi, los verdaderos Holmes y Watson.



 

 

Comentarios

carpet_wally@gmail.com ha dicho que…
Pues es una pena que se haya ido otro grande o mejor dicho otro eterno. No alcanzó los niveles de popularidad de otros, pero su presencia como dices imponía una elegancia fuera de toda duda.

Entiendo que rechazara ser solo conocido como el Capitan Von Trapp pero también es cierto que, sin ser su mejor papel, es el personaje que le hizo mundialmente famoso e históricamente le coloca en un pedestal de recuerdos cinéfilos (para bien o para menos bien).

Con todo, a mi, donde realmente me gusta es en ese personaje que colocas en el mosaico, ese Holmes de "Asesinato por decreto", una película deliciosa.

Abrazos elegantes
Anónimo ha dicho que…
Bueno, yo diría que tocaba algo más que decentemente el piano. Durante los descansos del rodaje de Sonrisas y Lágrimas también solía hacerlo y he visto algún vídeo que otro y lo hacía muy bien. Sé que al principio renegó un poco de esta peli, pero creo que el tiempo y las leyendas urbanas se encargaron de inflar un poco esa animadversión por una peli que para mí es una obra maestra. También ocurre que a poca gente le gusta admitir que es una gran peli porque mola más decir que es ñoña. El caso es que he sentido su pérdida como si fuera alguien muy cercano a mí y que incluso eché alguna lagrimilla cuando me enteré de la noticia. Creo que fue una grandísimo actor, me encantó su interpretación en La última estación. Tenía una clase enorme.
Mi hija y yo volvimos a ver Sonrisas y Lágrimas el sábado. Fue nuestro pequeño homenaje.

Mi beso al cielo para uno de mis amores platónicos Cinéfilos. Gracias a él y a Sonrisas y Lágrimas una niña de 7 años supo que el cine sería su pasión.

low
dexterzgz ha dicho que…
Me pasa una cosa curiosa con Plummer y es que tiendo a confundirle con Rex Harrison (me pasa lo mismo con Burt Reynolds y Tom Selleck por aquello del bigotón). En cualquier caso un tipo elegante y un secundario imprescindible del cine de Hollywood.

Normal que el hombre estuviese hasta el gorro de la película y del personaje que le dio la fama. La anécdota que cuentas de que sonara la música de "Sonrisas y lágrimas" cuando subió a recoger su Oscar por "Principiantes" es bastante elocuente.

Otra anécdota sonora que protagonizó fue su aparición en "Todo el dinero del mundo" tras el caso Spacey. También tuvo que aprenderse el papel a toda prisa parece.

Y hoy nos deja también Jean Claude Carriere, guionista de la última época de Buñuel, y de películas de Malle o Schlöndorf. Al menos ellos no verán en qué queda como esto.

Abrazos con trato de varón

Anónimo ha dicho que…
Se fue uno de los grandes. Capaz de interpretar cualquier papel que se le pusiera por delante; tan pronto era un despistado Rudyard Kipling que se deja robar el reloj por Michael Caine en el Hombre que pudo reinar, como el Duque de Wellington en la decisiva batalla de Waterloo contra Rod Steiger/Napoleón, e incluso haciendo de general klingon enfrentado al capitán Kirk en Star trek VI, aquel pais desconocido.
Su presencia en cualquier escena era garantía de calidad.
Personalmente, siempre le recordaré por una escena que siempre me emociona especialmente, la de Sonrisas y lágrimas, cantando Edelweiss.
Buen viaje, Mr Plummer.
Si hay suerte espero encontrarle en un universo paralelo, en El Mundo del Río.

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