GUS MORNINS 14/1/20


“Irene Walker: Charley, he estado haciendo tres o cuatro encargos al año durante los dos últimos y me han pagado muy bien.
Charley Partanna: ¿Tantos?
Irene Walker: Bueno, no son tantos si te fijas en la densidad de población.”
          Jack Nicholson y Kathleen Turner en “El honor de los Prizzi”, de John Huston
Sí, ya se. Ayer salieron las nominaciones, pero no las voy a comentar mucho porque, entre otras cosas, tengo que hacer un artículo sobre mis pronósticos (maldito, siempre maldito) y además no he visto aún todas como para juzgar. Así que os dejo que lo comentéis a lo largo y ancho de los comentarios o a los cortogrameros que siempre, avezados y prestos, estarán a la última de lo que se dice en las comidillas hollywoodenses y nos clarificarán las apuestas. Como ayer, el gran maño se dedicó a Huston, pues aprovechando que el Pisuerga pasa por Valladolid y sabiendo que le gusta, me he decidido a recordar esta película, El honor de los Prizzi, porque además hace treinta y cinco años de su estreno. (Madre mía, aún recuerdo cuando en el TP semanal ví una película que tenía 37 años de antigüedad y me parecía una antigualla. Parece que fue ayer cuando fui a verla con un amigo al cine Gran Vía).
El caso es que es una película con mucha miga detrás de las cámaras. Vamos a ello.
Lo primero que habría que decir es que Huston apostó personalmente por esta película. El estudio no creía que pudiera obtener ningún éxito. Es más. Los planes del estudio pasaban por un estreno rápido y una salida fulgurante al mercado del vídeo para rentabilizar los beneficios ante una película en la que no creían. Sin embargo, en los preestrenos, la crítica la puso por las nubes y el boca a boca corrió como la pólvora. John Huston lo había vuelto a hacer y había fabricado uno de los sleepers del año, una de esas películas que parecían destinadas hacia el fracaso antes de salir y que, sin embargo, gustan una barbaridad.
Con esta película, Huston cerró el círculo de premios. En 1948, habría proporcionado el Oscar al mejor actor secundario para su padre, Walter. En 1985, se lo regaló a la mejor actriz secundaria a su hija, Anjelica.
Jack Nicholson necesitó un coach para fingir el acento italiano.
En una escena (bastante chocante, por cierto), Nicholson lleva una americana de color amarillo. Era de su propiedad, regalo de Anjelica, su pareja por aquel entonces. Creyó que era necesario para destacar la falta de gusto de Charley Partanna, su personaje.
Antes de comenzar a rodar cada escena, John Huston decía a Nicholson las mismas palabras: “Recuerda, es un estúpido. Acción.”
Ya nadie se acuerda de esto, pero en esta película debutó un actor que hoy en día es muy conocido: Stanley Tucci.
Jack Nicholson engordó quince kilos para interpretar a Charley Partanna. La huella de ese esfuerzo se puede apreciar en su rostro, mucho más redondo en esta ocasión.
Kim Basinger disputó con Kathleen Turner el papel de Irene Walker. Jack Nicholson insistió a Huston para que la contratara (las malas lenguas dicen que estaba como loco para darse un revolcón con ella). Huston la rechazó a favor de Turner.
John Huston fue nominado al mejor director por esta película. Hasta la fecha es el director más viejo en ser nominado. Tenía setenta y nueve años y ya estaba muy enfermo. Ya necesitaba una bomba de oxígeno para los episodios más agudos del enfisema pulmonar que le llevó a la tumba.
La primera y única opción para interpretar a Charley Partanna fue Jack Nicholson. Cuando Huston le dio el guión, al actor no le gustó nada. Le dijo que no lo haría, que era una estupidez. Huston le contestó: “Eso es porque no lo has leído bien. Léelo como si fuera una comedia. Es lo que es”. Nicholson lo releyó como si fuera una comedia y le convenció. Lo haría.
Anjelica Huston, conocedora de cómo era su padre, fue a vestuario con especificaciones sobre cómo quería que fuera el guardarropa de su personaje. Cuando se puso un sensual vestido de encaje negro que, a la vez, era enormemente púdico, Huston entró en el departamento de vestuario y la vio. Huston sólo sonrió, dio media vuelta y se fue. Anjelica supo, en ese mismo instante, que la visión del personaje era la misma entre padre e hija.
Jack Nicholson aceptó hacer el papel, entre otras cosas, porque estaba deseando trabajar con John Huston.
Antes de ofrecerle el papel de Maerose a Anjelica, Huston tanteó la posibilidad de que fuera Liza Minnelli quien lo interpretara. Ella leyó el guión y lo rechazó. Huston decidió que su hija podría hacerlo muy bien. Así fue.
Jack Nicholson y Anjelica Huston llegaron a un curioso acuerdo a raíz del rodaje. Sospecharon que iba a ser difícil la convivencia entre ellos si trabajaban juntos todo el día y luego volvían a casa juntos, así que, mientras el rodaje se hacía en Nueva York, ambos se hospedaron en hoteles distintos. Sólo se veían en el trabajo.
Existe una teoría sostenida por algunos con respecto al final de la película. Como bien se sabe, Irene Walker (Kathleen Turner) recibe el encargo de matar a su propio marido, Charley Partanna (Jack Nicholson). Ella falla en su intento. Estos teóricos dicen que ese fallo es a propósito y que ella, en realidad, se suicida porque sabe que Charley no fallará. Mi opinión es que ella es una profesional de los pies a la cabeza y ese fallo, en todo caso, puede ser obra del subconsciente, pero no es a propósito. El debate está abierto.
Lo cierto es que El honor de los Prizzi es una película atípica, divertidamente irónica, demoledoramente nihilista y una última sonrisa del gran maestro del que nos habló Dex ayer.
Os dejo con el tráiler de esta estupenda película. Penúltima del gran director que tanto nos ha dado a los que realmente amamos al cine.

Y como mosaico ahí os dejo con los cuatro que la hicieron posible. Yo creo que se lo pasaron muy bien aunque la propia Kathleen Turner ha declarado que había una apuesta entre Michael Douglas, Warren Beatty y Jack Nicholson sobre quién se la llevaba primero a la cama. No ganó ninguno aunque mantuvo una buena amistad con Douglas.





Comentarios

dexterzgz ha dicho que…
Pues yo vi esta película por primera vez en el cineclub del colegio mayor de los curas y me quedé alucinando. Luego he vuelto a verla un montón de veces más y en todas he disfrutado muchísimo. Creo que es una película para disfrutar, una fiesta irreverente y una coña marinera en toda regla.

Si "Dublineses" fue la despedida solemne del maestro, esta fue su despedida más lúdica.

Las interpretaciones son todas de diez. Con respecto a la hipótesis del posible suicidio de Irene, pues ahí me has pillado, porque al principio está claro que a esa mujer no se le pone nada por delante, pero es posible que al final descubra que se ha "enamorado" de Charlie, que es su alma gemela.

e

Ese año había un quinteto de estupendas finalistas al Oscar (a la peli de Huston le acompañaron "Memorias de África", "El color púrpura", "El beso de la mujer araña" y "Único testigo"). Bueno, este año tampoco nos vamos a quejar que la cosecha no ha ido mal del todo.

Gracias por el gus. Grande y mítico, tan mítico como la chaqueta amarilla de Jack (a ver si un año de estos me la traen los Reyes o Santa que ya me canso de pedirla siempre)

Abrazos arqueando las cejas desde un banco en misa
carpet_wally@gmail.com ha dicho que…
Vaya semanita de alegría llevo, dos Huston en dos días, que maravilla.

Muchas cosas de las que comentas no las conocía (como que la Turner no se acostó con ninguno, por ejemplo, jejeje) y alguna otra que si. Entre otras esa apuesta por el fracaso que hicieron los productores y la sorpresa por encontrarse con una obra tan sobresaliente. Lo cierto es que las obras anteriores no habían tenido gran éxito taquillero, "Annie" porque es una película bastante regulera (aunque adaptaciones posteriores la hagan parecer como magnífica) y "Bajo el volcán" salvo la candidatura de Finney a los Oscar y un buen regusto entre los cinéfilos no había tenido demasiado tirón entre el público.

Y es que una película sobre mafiosos no parecía muy buena idea en los 80. Después de los Padrinos de Coppola en los 70, aunque parezca mentira no hubo tirón de esta temática y apenas podemos destacar a Brian de palma y su descontrolada "El precio del poder" o al propio Coppola con "Cotton Club", así que dejar en manos de un director tan "clásico" como Huston una historia de comedia negra sobre el tema parecía bastante arriesgado. Pero el director volvió a acertar, magníficas interpretaciones, buenísima química entre los protagonistas (incluyendo a Anjelica, claro), un acabado formal maravilloso y un sentido del ritmo impresionante. Todo perfecto para una película tremenda engrandecida por el tono irónico-sarcástico que pocas veces se había empleado en un tema tan serio. No me llegué nunca a enganchar a "los Soprano", pero, con la distancia debida, no sé si su tratamiento no es en parte deudor de este film.

Lo cierto es que con esta y con "Dublineses" es de los pocos directores (se podrán contar con una mano) que no sólo mantuvieron el pulso hasta el final, sino que nos entregaron obras magistrales en sus últimos años.

A ver si Albanta sigue con la racha mañana.

Tremendo gus. Gracias Lobo.

Abrazos lanzando un cuchillo

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