GUS MORNINS 27/6/17
“Es
la hora de la magia” Jack Lemmon
Si el otro día
recordábais a Billy Wilder, hoy toca dedicar unos minutos a Jack Lemmon pues
hoy se cumplen dieciséis años sin él. Ya se sabe. Wilder utilizaba a William
Holden para mostrar cómo le gustaría ser, a Walter Matthau para mostrar cómo le
veía la gente y a Jack Lemmon para mostrar cómo era realmente. Quizá todos
estemos de acuerdo en que Jack Lemmon ha sido uno de los mejores actores que
han pasado nunca por el cine. Capaz de hacer comedia y tragedia con la misma
solvencia y ese fondo de humanidad que destilaban todos sus papeles, con
intensidad, con un cierto sentido del humor, patético, simpático, único,
brillante, genial. Un actorazo.
“Es
la hora de la magia” es la frase que decía antes de entrar a
un escenario o antes de rodar una escena, una especie de fetiche que le daba
suerte. Kevin Spacey (dedicó su Oscar por American
Beauty a Jack Lemmon porque se había basado en él para dar forma a su
Lester Birnham) decía que era un auténtico coñazo trabajar con él porque estaba
continuamente con la frasecita de los huevos. En cualquier caso, profesaba una
gran admiración por él, al igual que los mejores directores (Billy Wilder decía
que “el cielo es trabajar con Jack
Lemmon”) o los mejores compañeros.
Jack Lemmon era un hijo
de papá. Su padre llegó a ser Presidente de la compañía de los Donuts y eso le
permitió tener una educación muy esmerada. Comenzó a estudiar en Harvard pero
interrumpió sus estudios en plena guerra para servir como oficial al mando de
un transporte aéreo con capacidad para aterrizar en el agua. Cuando fue
licenciado con la graduación de capitán, volvió a sus estudios y los terminó
con “cum laude” en Literatura.
Una de sus pasiones fue
tocar el piano. Lo tocaba extraordinariamente bien y fue un consumado
intérprete. De hecho, consiguió sobrevivir en la Universidad sin pedir dinero a
casa porque tocaba por las noches en un club de jazz como pianista acompañante.
También fue en Harvard donde descubrió que le apasionaba actuar. Entró en el
grupo de teatro universitario y allí comenzó con sus primeros pinitos.
Como sabía tocar el
piano como un auténtico experto, se decidió a vivir en Nueva York buscando
trabajo como actor mientras se ganaba la vida en varios clubs nocturnos. Poco a
poco, fue consiguiendo pequeños trabajos en la radio, en el teatro y en la
televisión. George Cukor se fija en él y le hace debutar en el cine en 1954 con
la comedia La rubia fenómeno, al lado
de Judy Holliday, una comedia muy divertida sobre una chica que decide tener
sus quince minutos de fama anunciándose en un cartel en plena calle y causando
sensación. El Alférez Pulver de Escala en
Hawaii es su personaje clave porque consigue el Oscar al mejor actor
secundario y comienza a cimentarse una fama de enorme prestigio como un actor
seguro, que aún tiene que dar el paso hacia el drama. Después de Mi hermana Elena, una comedia elegante
de Richard Quine en donde tiene que demostrar sus habilidades cantando y
bailando, y de Me enamoré de una bruja,
al lado de James Stewart y Kim Novak, Billy Wilder le llama para su inolvidable
personaje de Daphne en Con faldas y a lo
loco, una de las mejores comedias que se hayan hecho nunca, en la que el
propio Jack bromeó a gusto cada vez que tenía que vestirse de mujer para
delatar que, al fin y al cabo, sí hay actores casi perfectos.
Repite con Wilder con
su maravilloso e irrepetible Calvin C. Baxter de El apartamento, una de las mejores interpretaciones de su carrera y
da el salto al drama sorprendiendo a propios y extraños con la extraordinaria Días de vino y rosas. Su secuencia en
pleno delirium tremens ha quedado
para la historia como una de las más impresionantes interpretaciones que haya
hecho jamás actor alguno. Vuelve con Wilder para rodar Irma la Dulce, con Blake Edwards para parodiar a los Autos Locos en la lujosa La carrera del siglo, vuelve con Wilder
para la frecuentemente menospreciada (erróneamente) En bandeja de plata emparejándose con su gran amigo Walter Matthau,
que en esta película consigue también un Oscar al secundario. La fórmula tiene
tanto éxito que deciden hacer juntos La
extraña pareja basada en la maravillosa obra de teatro de Neil Simon. De
este autor también es el guión de Los
encantos de la gran ciudad, divertida y desencantada comedia sobre
forasteros en Nueva York. Prueba en la dirección con una película encantadora
titulada Kotch, también con su amigo
Walter Matthau, sobre un anciano que toma la decisión de ser útil a la
sociedad. La película no tuvo ningún éxito, pero delata el amor que tiene
Lemmon por su profesión y su compromiso social. Después de volver con Wilder
con Avanti, consigue ganar su Oscar
al mejor actor por Salvad al tigre,
la interpretación de la que siempre se sintió más orgulloso, incorporando a ese
tipo de clase media, luchador incansable que se debate en una existencia gris y
bajo continua presión y que, realmente, es una transposición del que
verdaderamente sostiene a la sociedad. Una interpretación conmovedora en una
película dirigida por el recientemente fallecido John Avildsen. Inolvidable
también resulta su Hildy Johnson de Primera
plana, de Wilder, una película que fracasó estrepitosamente porque se
dedicaron a criticar ferozmente al periodismo en una época en la que el
periodista era el héroe de la opinión pública debido al protagonismo que habían
alcanzado Carl Bernstein y Bob Woodward con el caso Watergate. Estupendo es su emparejamiento con Anne Bancroft en la
muy divertida El prisionero de la Segunda
Avenida. Sacude la conciencia de medio mundo con la polémica El síndrome de China, al lado de Michael
Douglas y Jane Fonda. Impresionante está en Tributo
y trabaja por última vez con Wilder en la despedida de éste, Aquí un amigo, versión de la película
francesa de Edouard Molinaro El embrollón,
que tuvo a Lino Ventura y a Jacques Brel como principales intérpretes y que
aquí fueron sustituidos por Matthau y Lemmon. Otra película impresionante con
un trabajo de quitarse el sombrero es Desaparecido,
de Costa-Gavras y una película muy desconocida suya que es una auténtica joya
es Así es la vida, de Blake Edwards,
donde forma matrimonio con Julie Andrews en un auténtico canto de esperanza y
de optimismo, una película que os recomiendo. Aún consigue una interpretación
fantástica en Glengarry Glen Ross y
una aparición tremenda como un padre que, en realidad, ha sido todo un fracaso
en la notable Vidas cruzadas, de
Robert Altman. Se volvió a emparejar con Walter Matthau y con nada menos que
Sophia Loren en Dos viejos gruñones y
parece que en los últimos tiempos fue su tabla de salvación porque aún tenía
algo de magia esa pareja de tipos que eran como la noche y el día, que
discutían con gracia y que, sin embargo, guardaban un profundo afecto el uno
por el otro. De hecho, la última aparición de Lemmon en el cine fue en La extraña pareja…otra vez, un intento
de revivir los conflictos de aquellos Félix y Oscar pero en plena jubilación.
Estando a años luz de la original, aún había mucho carácter en estos dos
maravillosos actores.
Ocho nominaciónes, dos
Oscars, varios Globos de Oro, un matrimonio feliz con la guapísima Felicia Farr
y la confesión de que fue alcohólico en los setenta es parte de la historia de
este grandísimo actor que siempre ha desempeñado su trabajo con total
honestidad, dando lo mejor de sí en cada papel. No todos pueden decir lo mismo.
Es obligatorio buscar
alguna grabación especial con el gran Jack tocando el piano. Aquí lo tenéis en
una actuación improvisada en el Café Carlyle de Nueva York. El trío de Bobby
Short le invita a subir y notad lo bien que improvisa con el tema It ain´t necessarily so, de George
Gershwin y del sentido del humor que siempre tenía a punto. Yo a este hombre le
daba un abrazo sin conocerle de nada.
Y como mosaico…ya que
estamos…
Comentarios
Ese vídeo tocando el piano es una joya.
Gracias,,una vez más, maestro.
Besos de admiración hacia Lemon y hacia ti
low
Era un "mensch", en sus últimos años no solo dio lustre como secundario en las películas como "JFK" o la espléndida versión de "Hamlet" del amigo Kenny
Gran gus, Bardés, aunque hayas salido del armario ayer, he de ser sincero contigo, tú y yo no podemos casarnos, no soy rubio natural fumo, fumo muchisimo y tengo un horrible pasado, llevo tres años viviendo con un saxofonista.
Abrazos imperfectos
La verdad es que Jack es de los tipos con quien te irias a tomar comas y, aún más, de vacaciones.
Ahora le conocemos un poco mejor gracias a ti, Lobo.
Nadie es perfecto, pero Jack se acerca mucho a la perfección.
Abrazos rosados regados de vino.
Albanta
Abrazos veraniegos
Yo sigo hasta las cejas de trabajo y llego tarde a todo, pero no quería dejar de felicitar un resumen tan impresionante sobre un actor genial (como dice Low, hay cantidad de cosas que desconocía). Y el vídeo es mágico.
Yo no me iría a tomar "comas", como dice Albanta, con él. pero fijo que algún doble de cerveza si que caía.
¿Bardés salió del armario ayer?....Yo es que no pillo una.
Abrazos al galope