GOOD MORNING 24-4-2017
“Allons enfants de la Patrie,
Le jour de gloire est arrivé !”
Le jour de gloire est arrivé !”
(“Marchemos, hijos de la patria,
Que ha llegado el día de la gloria”).
Que ha llegado el día de la gloria”).
La Marsellesa
Gus mornins cinéfilos no de God.
Pues sí, el himno probablemente más bonito del mundo es hoy
actualidad, no sólo por las elecciones francesas que, aunque todo indica que el
guapo de Macron vencerá finalmente a la fea (no sólo estéticamente) de Le Pen,
ya me parece suficientemente grave que ese tipo de ideología pueda estar a
poyada por un 20% de la población de un país teóricamente tan avanzado como el
francés. Y eso es para reflexionar, porque uno a veces no puede entender por qué
causa algunas personas piensan que sus problemas son a causa de otros que
tienen tan poco o menos que uno mismo. Pero no se reflexiona, no se dice que la
culpa sea de la oligarquía, de las malas políticas económicas, de erróneas inversiones
en desarrollo, de corruptelas que beneficiaron mucho a pocos y nada a muchos.
No. Es fácil decir que los culpables están fuera, que son los inmigrantes, la
Unión Europea o la globalización, que la única solución para todos esos
problemas está en la Patria, con mayúsculas.
Y ese es el otro punto de actualidad que tiene el himno
francés, porque es el que hace mención a la Patria en su primer verso. Y “Patria”
ha sido la novela que ha obtenido el Premio de la Crítica de este año y por
supuesto el libro más vendido ayer en San Jordi, que también parece que era el día
de las Comunidades de Castilla León y de Aragón. A algunos les parece incluso
mal que “su día” haya quedado oculto tras el ruido mediático de la fiesta del
libro y la rosa catalana, pero eso es porque les duele la “patria”. Porque no
recuerdo nunca que se haya hecho mucho comentario del día de la Comunidad de
Extremadura, o de Castilla la Mancha o de Murcia (sean cuando sean) y estos ni
siquiera han tenido un evento popular en otros lugares por el que quedarse
olvidados de cobertura.
El caso es que hoy he venido a hablaros también del libro,
no del mío, si no del de Fernando Aramburu. Hace tiempo que Dex nos conminaba
una vez al mes a que recomendáramos un libro y una película, cuestión peliaguda
porque mi ritmo lector, salvo en verano, no siempre me permite hacer una recomendación
mensual y, por supuesto, pocas veces lograr hincarle el diente a algunas de
vuestras propuestas (tengo varios de los que habéis dicho alguna vez en la
recámara y les haré hueco algún día). Sin embargo, “Patria” de Fernando
Aramburu no es un libro recomendable. Es un libro imprescindible. No sé si Indi
ya lo habrá leído, la temática le toca muy de cerca, un poco más cerca que a
todos nosotros pero aun somos capaces de reconocer, recomponer e intentar
comprender lo que pasó hasta hace casi dos días.
Cuando era joven, tras cada atentado de ETA, yo intentaba
comprender como pensaba aquel joven que había apretado el gatillo, había
activado la bomba o a aquellos que jaleaban con gritos a los que parecían
simplemente asesinos. Yo, creyente absoluto en la humanidad, en la bondad intrínseca
de las gentes (aun hoy sigo con mucha fe aunque esa fe encuentre algunas
lagunas a veces), necesitaba una explicación racional a la irracionalidad. No
digo que Aramburu la dé, pero al menos nos la acerca. Sólo llevo un tercio de
la novela, pero os puedo asegurar que es tremendamente conmovedora y está
escrita con un gusto y una naturalidad excepcional. Como ya sabréis cuenta la
historia de dos familias, íntimas amigas hasta que uno de los hijos de una de
ellas se radicaliza y el padre de la otra familia es extorsionado, señalado y
finalmente asesinado. La maravilla que ha escrito Aramburu radica en que se nos
cuenta como ha vivido cada momento, cada situación, cada acontecimiento cada
uno de los miembros de cada familia. Nos sitúa ante sentimientos individuales
de una sinrazón colectiva. Los coloca en varios momentos del tiempo, el antes,
el después, el durante y el ahora (tras el anuncio de la disolución de la
banda). Saltos en el tiempo, recuerdos, vivencias, temores, dolor,…una tragedia
para un país que se vive entre las personas, no hay dos que lo vivieran igual.
Es mucho más que una novela sobre el País Vasco, mucho más que una novela sobre
ETA, es una novela sobre sentimientos y es tan brutal como maravillosa.
Y así son las cosas, la Patria, de la que hablaba antes es
una cosa tan poco concreta como sobrevalorada. Cuando hice la mili (permitidme
que la mencione de pasada) yo le daba muchas vueltas a la cabeza (por ello no
fue una experiencia nada gratificante). Se suponía que yo estaba allí para aprender
a defender a mi país (nada más lejos de la realidad en realidad) y pensaba que
si se diera el caso debía luchar por el capitán Cabello, un cazurro enaltecido
por su miserable porción de poder. Él era el responsable de la biblioteca y el
jardín del club de tropa de uno de los muchos cuarteles de Madrid y hacía y
deshacía a su despótico antojo con una
absurda energía como si aquello fuera lo más imprescindible para la seguridad
nacional. Y tal vez debiera luchar por él contra un chaval en mis mismas
circunstancias, o incluso peores, cuyo único estigma era haber nacido en otro
lugar. Era algo que me resultaba, aun me resulta, incomprensible. Supongo que
ante una movilización ya no me considerarían apto para el servicio activo y por
tanto me habré evitado tener que hacer frente a mi propia contradicción.
Y nada más, mi gus de hoy tenía algo de reflexivo, pero
quedaros con lo importante. Tenéis que leer “Patria” si o sí. No sólo
disfrutaréis de un gran libro sino que, no me cabe duda, seréis, aún más,
mejores personas cuando lo terminéis.
Ale, vamos a la canción, os iba a poner una que desde hace
unos días me persigue ( la he escuchado casualmente no menos de 4 veces en un
par de semanas, pero lo pospondré. Hoy tocaba hablar de patrias y de sin
sentidos.
LA ORILLA BLANCA; LA ORILLA NEGRA ( Iva Zanicchi)
Debe hacer un alto mi capitán.
Sí que estoy cansado, no puedo más.
Alerta, cúbrase, al terraplén.
Alerta estoy más cúbrete tú también.
Di soldado de dónde eres tú.
Del país vecino que hay más al sur.
Y por el río pasa la frontera
la orilla blanca, la orilla negra
y sobre el puente veo una bandera
mas no es la misma que está en mi corazón.
De los míos creo no debes ser.
Por mi uniforme lo puede ver.
No sé mis ojos ya están sin luz
me han herido y tal vez fuiste tú.
Triste es el destino mi capitán
mientras hayan guerras no cambiará.
En la colina silba la metralla
la hierba verde está quemada
y por el río continúa la batalla
nosotros dos ya llegamos al final.
Tengo que marcharme mi capitán.
Voy contigo no me querrás dejar.
No te abandonaré, lo sabes ya
que vamos juntos para la eternidad.
Todo ha pasado, hay paz en la frontera
en la orilla blanca, en la orilla negra
pero alguien llora y se desespera
gritando un nombre que no responderá.
Debe hacer un alto mi capitán.
Sí que estoy cansado, no puedo más.
MOSAICO:
El gran superpoder de un buen escritor es la capacidad de
ponerse en la piel de cada uno de sus personajes, darles forma, hacerlos
humanos y con reacciones y sentimientos creíbles. Es adaptarse a cada una de
esas terceras personas que entran y salen del relato. Aramburu lo ha conseguido
con creces. Liam Neeson estaba en ello, en esa muy buena película que se llama “En
tercera persona”
Comentarios
Aquellos años de los atentados fueron horribles, a mí me tocaron muy de cerca dos de ellos y me hicieron comprender lo que significa la palabra miedo.
El tema siempre ha sido difícil y controvertido y, desde luego, muy doloroso.
Un gran alivio que se haya dejado de matar.
Gracias por la recomendación.
Besos luneros (de lunes, vamos)
Albanta
Incluso escribí un relato sobre aquello, con lágrimas en los ojos (joder, aún se me saltan) que titulé "Pavana para Vallecas". Mereció una llamada del redactor jefe del ABC diciendo que, aunque no se publicaría, había conseguido que todos en la redacción se estremecieran. El puto premio de consolación para el tontito.
Lo dejo ya, que me estoy poniendo muy amargo.
Abrazos.
P.S. Por cierto, Albanta, ni se te ocurra ir a ver la francesa. Posiblemente es la peor película que he visto en la temporada. Una sarta de gilipolleces sin orden ni concierto que merecen que te ahorres la entrada.
Eso en cuanto al libro en si. En cuanto a mi opinión personal es otra cosa. Si creo en el descarriamiento, tanto en ellos, como en el de los que forman parte de las bandas latinas, los skin, los fanáticos islamistas y un montón de grupos tan brutalmente reprobables. Si creo que ha habido un problema, social, educacional, familiar, personal...un problema, en definitiva, que convierte a un niño o niña normal en un peligro público. No todo el mundo nace psicópata y para que enganche una ideología que admita el odio hacia otro (sea cual sea el motivo) debe haber un problema que sirva de abono, nunca es una justificación, es una explicación. O al menos, yo lo creo así.
No voy a perdonar a un asesino por que entienda como llegó a donde llegó, pero necesito comprender qué le pasó para creer que eso era admisible o justificable.
A veces, demasiadas veces, se piensa que es más fácil despojar de lo humano al que realiza algo tan terrible. se cree que admitirle en la nómina de las especie humana es una cesión, una especie de perdón. Y no es eso. Los asesinos del 11-M o del 11-S, los etarras todos, Pinochet o Stalin eran humanos, eran personas. Y probablemente, la mayoría de ellos cuando eran críos no eran peores ni mejores que yo. Algo pasó que les convirtió en otra cosa, en gente sin compasión. ellos minimizaron la calidad humana de los que consideraron sus enemigos (algo parecido hizo el nazismo con los judíos) y así les resultaba más fácil matar sin remordimiento. Yo no puedo, ni quiero, hacer lo mismo. Me resulta quizá más dificil pero más util intentar comprender las causas de esa conversión.
Abrazos fuertes
Abrazos sin bandera.
Abrazos de la ostia, pues.