GUS MORNINS 6/4/21

 

“Los músicos de jazz, posiblemente mucho más que sus compañeros de música clásica, son más fieles en cuanto a la amistad. No son amigos que sólo piensan en avanzar en la escala social, o en sacar algo de provecho. Ellos sólo se gobiernan con una regla muy simple: si les gusta cómo tocas y creen que eres un buen tío, ya está. Si no encuentran estos elementos en ti, olvídalo.”                          André Previn

Antes de pasar de homenajear a este gran compositor de música de películas, aprovecho la ocasión para haceros un anuncio. Este viernes 9 de abril, a las 23, 30, en el Canal 24, programa Secuencias 24, aparecerá un servidor para darle un repaso a la filmografía de Buster Keaton al lado del director del programa, Moisés Rodríguez, del editor Guillermo Balmori y del crítico de cine David Felipe Arranz. Sólo será la primera parte, porque, había tanto que hablar, que se hizo en dos partes que, me imagino, se echará al siguiente viernes, día 16. Quien quiera, allí estaré.

Por otro lado, hoy es día para recordar la figura de André Previn porque hubiera cumplido los noventa y dos años de edad. Hay que recordar que este señor también era un conquistador impenitente y que, además de casarse con Mia Farrow y adoptar a la que hoy es la mujer de Woody Allen, también fue quien acabó conquistando a la que es, posiblemente, la mejor y más bella violinista de todos los tiempos Anne-Sophie Mutter (aquella por la que perdió la cabeza Herbert Von Karajan y no consiguió ligársela mientras André andaba por ahí haciendo de las suyas).

André era berlinés y, peor aún, judío, así que a la tierna edad de nueve años, el joven André, que ya hacía pinitos con el piano, cogió los bártulos con su familia y emigró a los Estados Unidos. Allí, ya estaba establecido su tío Charles, que trabajaba en el departamento musical de la MGM y él fue quien animó a André a acabar sus estudios de música para poder ponerle notas al cine. Una vez acabados estos estudios, André estuvo en labores secundarias de la MGM orquestando y haciendo arreglos dentro de la “Unidad Freed” de los estudios, aquella que fue responsable de cosas tan maravillosas como Cantando bajo la lluvia o Siete novias para siete hermanos.

A finales de la década de los cincuenta, André se destapó como un maravilloso pianista de jazz (había grabado ya un disco con dieciséis años, mientras terminaba sus estudios de piano y composición) y comenzó a grabar álbumes con ese tipo de música. Su mayor éxito fue un disco versionando en jazz los temas de, la entonces, obra de teatro My Fair Lady.

Diez años antes ya comenzó a componer las bandas sonoras de algunas películas minoritarias, muy de serie B o destinadas al público infantil, pero en 1955, André Previn ya empieza a sonar con fuerza porque le da un vigor inusual a la imagen a través de esa maravilla que es Conspiración de silencio, de John Sturges, haciendo que la música subraye que, efectivamente, aquello va a ser un mal día en Black Rock. También demuestra suavidad y elegancia en la banda sonora de la que, posiblemente, sea una de las mejores comedias de Vincente Minnelli como es Mi desconfiada esposa y se sale realizando la música, llena de brío, para El fuego y la palabra, de Richard Brooks.

También realiza las bandas sonoras de películas en las que, de alguna manera, se nota el “sonido Previn” como en Cualquier día, en cualquier esquina, de Robert Wise; o la lúgubre melodía de Larga jornada hacia la noche, de Sidney Lumet. Billy Wilder, después de la adaptación que le hace para Uno, dos, tres le quiere para componer la música tanto de Irma, la dulce como de Bésame, tonto y de En bandeja de plata. Lo cierto es que André Previn recibe honores dentro del campo de la música clásica y abandona su carrera de compositor para el cine para dirigir a la Sinfónica de Houston y la Sinfónica de Londres como director titular. Ya en 2002, se hizo cargo de la Sinfónica de Oslo.

También realizó numerosas obras de música clásica, como es la ópera basada en Un tranvía llamado Deseo y aún otra más basada en Breve encuentro. Además de eso, realizó un concierto para violoncello para el solista Yo-Yo-Ma, un concierto de piano para el solista Vladimir Ashkenazy, un concierto para guitarra y un buen puñado de canciones para solistas vocales femeninas.

Mientras tanto, Previn había conseguido once nominaciones al Oscar, consiguiéndolo en cuatro ocasiones. En concreto por la adaptación de las bandas sonoras de Gigi, de Vincente Minnelli; de Porgy and Bess, de Otto Preminger; de My Fair Lady, de George Cukor y por la composición de Irma, la dulce, de Billy Wilder.

No puedo resistir dejaros dos vídeos. Uno referido a su trabajo en la pantalla con una de sus mejores composiciones, en concreto la de El fuego y la palabra. La otra de un álbum que tengo la fortuna de poseer con el tema de A different kind of blues en el que colabora con el gran monstruo del violín clásico Itzhak Perlman.



 y ahí va la de jazz. Su sólo de piano es espectacular.


Y como mosaico ahí os lo dejo con la gran Anne-Sophie Mutter.



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