GUS MORNINS 7/2/23

 "No creo que los efectos especiales puedan salvar una historia mala. He visto un montón de películas malas llenas de efectos especiales que seguían siendo malas"          Douglas Trumbull


Bueno, pues hoy vamos a ocuparnos de este señor. Puede que sea un desconocido para la gran mayoría, pero Douglas Trumbull era un genio de la fotografía y de los efectos especiales y el año pasado, justo en este fecha, decidió decirnos adiós para probar el mejor de los efectos especiales. 

Douglas era hijo de un ingeniero aeroespacial que, brevemente, había trabajado en Hollywood como parte del equipo creador de los efectos especiales para El mago de Oz. Su madre, lamentablemente, falleció cuando Douglas tenía siete años. Quizá eso espoleó sus ganas de hacer algo diferente y resulta que el niño era un genio construyendo dispositivos mecánicos y eléctricos, le encantaba evadirse viendo películas de extraterrestres de serie Z y tomó clases de ilustración y dibujo técnico. Su primer trabajo fue para Graphic Films que no era más que una productora que había creado la NASA para realizar sus documentales divulgativos.

Precisamente Stanley Kubrick vio uno de esos documentales, y quedó impresionado con el trabajo de Douglas Trumbull. Le contrató para un trabajo muy especial para 2001: Una odisea en el espacio. En concreto, Trumbull fue el que diseñó toda la secuencia de la puerta estelar que utilizaba un revolucionario diseño de cámara.

Sin embargo, la relación no acabó bien. El único Oscar de Stanley Kubrick fue por el diseño de los efectos especiales de la película y Trumbull fue diciendo por ahí que fue él quien los hizo. Cada vez que lo decía en algún programa o entrevista, eso provocaba una llamada de indignación por parte del director proclamando que los había hecho él y que la contribución de Trumbull fue meramente técnica para alcanzar la mejor calidad de rodaje posible. Por una vez, me creo la explicación de Kubrick.

Dispuesto a hacerle la competencia, Trumbull se pasó a la dirección y realizó una película también de ciencia-ficción filosófica titulada Naves misteriosas, con Bruce Dern de protagonista. La película costó una décima parte de lo que había costado la de Kubrick y utilizó algunas de las técnicas de efectos especiales que habían aparecido en 2001. La película obtuvo unas estupendas críticas, pero fue un fracaso total en taquilla.

Para seguir con lo suyo, Trumbull se dedicó a fabricar los efectos especiales de una película que recomiendo a todos como es La amenaza de Andrómeda, de Robert Wise, primera adaptación de una novela de Michael Crichton para el cine, absorbente y apasionante.

Rechaza la oferta de George Lucas para hacerse cargo de los efectos especiales de Star Wars, pero es el máximo responsable del diseño de los mismos para Encuentros en la tercera fase y de Star Trek. Con esta última tuvo grandes problemas porque la empresa que había contratado para que realizaran físicamente los efectos especiales no consiguió realizar nada filmable. Trumbull se lió la manta a la cabeza y rescindió el contrato con ellos y decidió hacerlos él mismo con un equipo muy reducido. En sólo cinco meses consiguieron lo que querían puesto que el estreno ya estaba programado. Una pasada.

En 1981, Trumbull dirigió los efectos especiales para Blade Runner y, luego, se embarcó en la dirección de su segunda película. Era una historia muy atractiva titulada Proyecto Brainstorm, con Christopher Walken, Natalie Wood y Louise Fletcher. Se trataba de unos científicos que inventan una especia de casco (que consiguen reducir cada vez más hasta que es prácticamente unos auriculares con micrófono) en el que se puede grabar imágenes con sus correspondientes sensaciones y vender las cintas grabadas para que el usuario pueda experimentar las mismas imágenes y las mismas sensaciones. Al principio, todo va bien, porque se graban deportes de aventura, relajaciones en el mar y cosas así, pero, después, ya empieza a retorcerse el invento y,por ejemplo, hay un tío que graba sus sensaciones al hacer el amor. El salido de turno se lo pone en bucle y lo rescatan en estado de coma después de múltiples orgasmos. Una de las que científicas que han intervenido siente que se muere y se graba la experiencia....¿hay vida después de la muerte? Interesante ¿verdad?

Bueno, el caso es que todo iba bien hasta que Natalie Wood muere en extrañas circunstancias y la película no está acabada y Trumbull se las ve y se las desea para acabar la película (siempre confesó que pensó muy seriamente en no seguir, se cancelaba todo y listo). Acude a material de deshecho del montaje, a rodar escenas con dobles de espaldas y a todo tipo de trucos para modificar lo menos posible tan atractivo guión. La película se estrena en el ya desaparecido Festival de Cine Imaginario y de Ciencia Ficción de Madrid (lo más cerca que hemos estado nunca de tener un festival de cine en la capital) y es recibida con bastante calidez aunque se nota que, al final, la película se desinfla porque Natalie Wood desaparece de repente. Sin embargo, los productores también se metieron por ahí en medio y exigieron un crédito por la autoría y demás. Todo acabó en los tribunales y aunque Trumbull ganó, decidió retirarse del cine.

Desde entonces, se dedicó a desarrollar tecnologías para el cine y también al diseño de algún que otro parque temático.  Sólo ha vuelto a colaborar en una película y fue para el director Terrence Malick, en concreto en las secuencia de ensoñación (que hay unas cuantas) de El árbol de la vida.

Douglas Trumbull es uno de los pioneros en el arte de los efectos especiales. Fue nominado en cinco ocasiones a los Oscars ganándolo en 1977 por los efectos especiales de aquella famosa King Kong que descubrió a Jessica Lange para el cine. Recibió también un Oscar especial por su contribución al desarrollo de los efectos digitales y ópticos. Y las dos películas dirigidas por él son consideradas verdaderos clásicos de la ciencia-ficción con argumentos interesantísimos.

Como vídeo os dejo con un trailer de 2001 en el que salen las imágenes que él creo para la Puerta de las Estrellas. Algunos, en la fecha de estreno, las compararon con una experiencia de tomarse algo de ácido o de consumir LSD.


y como mosaico ahí os lo dejo trabajando al lado de Steven Spielberg.




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