GUS MORNINS 24/1/23

 "Dame un buen guión y yo, como director, lo convertiré en algo cien veces mejor"

                                                                                                          George Cukor


Hoy dedicamos algo de tiempo a este director, parte fundamental de la historia del cine, porque hace exactamente cuarenta años nos dejó por un fallo cardíaco. Considerado el mejor director de mujeres (una etiqueta que le parecía muy mal argumentando que había muchos más hombres que habían sido nominados al Oscar en películas que él había dirigido que mujeres), hay que reconocer que Cukor lo hacía fácil. Tenía un sentido de la narrativa y del ritmo que muy pocos directores han llegado a tener. A tal efecto os recomiendo la biografía que escribió de él Patrick McGilligan, muy descriptiva de su forma de trabajar y de su carácter, siempre afable y dispuesto.

George era hijo del asistente del fiscal del distrito, Viktor Cukor, y de un ama de casa, Helen Gross. Curiosamente, en su época infantil, George se vio irremediablemente atraído por la danza e insistió en recibir lecciones y pronto quedó embelesado con la magia del teatro. El caso es que George, el estudiante, no hacía más que saltarse las clases para irse a las sesiones de tarde de cuantos teatros pillara y terminó siendo empleado del Metropolitan Opera House como becario.

Cukor no era mal estudiante. Su padre quiso que siguiera estudios de Leyes para seguir sus pasos y George estuvo en ello en la Universidad durante un año, pero consiguió un empleo en una compañía estable como asistente de escenario y dejó los estudios, para gran disgusto de su progenitor. 

Tres años después acepta otro empleo como director de escena de los Knickerbocker Players, una compañía estable de teatro y, al año siguiente, fue el máximo responsable de los Lyceum Players, una compañía de repertorio de verano. Cinco años después y ya con la suficiente experiencia, George Cukor funda su propia compañía y comienza a dirigir en serio con todos los trucos de la escena ya aprendidos. Al año siguiente, estrena en Broadway su primera obra: Antonia, de Melchior Lengyel.

Por su compañía teatral pasaron nombres que, más tarde, se hicieron muy famosos. Algunos de ellos fueron Louis Calhern, Bette Davis o Reginald Owen. En 1926, el nombre de Cukor empieza a ser conocido en los mentideros teatrales por la impecable adaptación teatral de la obra de Francis Scott Fitzgerald El gran Gatsby. Los siguientes seis montajes que realizó, se contaron por éxitos y eso llamó la atención de los ejecutivos de la Paramount que contrataron a George Cukor como director de diálogos. Su primer encargo fue trabajar con los actores jóvenes de Sin novedad en el frente, de Lewis Milestone. 

De ahí pasó a la Universal y luego vuelve a la Paramount porque le ofrecen dirigir su primera película: Tarnished lady, traducida en España como Honor mancillado, con Tallullah Bankhead en el principal papel. Dirige al alimón con Ernst Lubitsch Una hora contigo, pero hay un problema con los créditos. Paramount no le quiere poner como co-director y aparece acreditado como ayudante del director. En protesta, Cukor rompe con Paramount y acepta un contrato peor pagado en RKO.

Ahí es donde entabla amistad con Katharine Hepburn, una persona fundamental en su vida, y la dirige en varias películas, no siempre con éxito. Mete la pata con ella en La gran aventura de Silvia, pero acierta plenamente con Vivir para gozar.

En principio, Cukor es el director asignado para hacerse cargo de Lo que el viento se llevó y durante dos años se dedicó exclusivamente a preparar la producción y hacer las correspondientes pruebas a las actrices aspirantes al papel. Cukor informó que las más indicadas eran Katharine Hepburn o Paulette Goddard. David O. Selznick rechazó los dos nombres. A Hepburn porque, en la época, era "veneno para la taquilla" y a Goddard porque se rumoreaba que estaba teniendo un escandaloso amorío con Charles Chaplin y eso iba a perjudicar a la película. Como resultado, Selznick baja del proyecto a Cukor y éste se limita, un poco bajo manga, a ser el entrenador de diálogos tanto de Olivia de Havilland como de Vivien Leigh. Cuando Cukor creía que iba a salir del pozo porque le iban a asignar el proyecto de El mago de Oz, también le sustituyeron a pesar de que había tomado varias decisiones ya en producción como el cambio de maquillaje de alguno de los protagonistas o la sustitución del Hombre de Hojalata.

Dirigió una película fundamental para la historia del cine como es Mujeres una historia coral interpretada sola y exclusivamente por mujeres, bastante divertida y bastante descriptiva, toda una radiografía del género femenino con sus virtudes y defectos. Dirige a Garbo en la que fue su despedida del cine en La mujer de las dos caras y, nada más acabar el rodaje, se alista en el Ejército para ser asignado al servicio de la Oficina Cinematográfica, donde produjo y dirigió varias películas de instrucción y entrenamiento. Curiosamente, nunca pasó del rango de soldado. Cukor siempre pensó que se negaron a ascenderle debido a su reconocida homosexualidad. 

En los cuarenta Cukor se hace muy fuerte con películas de enorme tirón. Una es Historias de Filadelfia otra es La costilla de Adán y aún otra más es Luz que agoniza, que proporciona el primer Oscar a Ingrid Bergman. 

En 1954 dirige su primera película en color y es fantástica: Ha nacido una estrella, con el que, posiblemente, sea el mejor papel dramático de Judy Garland. Fue todo un éxito, recibiendo seis nominaciones al Oscar.

Dirige Las girls que pasa por ser el último musical "oficial" de Gene Kelly en Estados Unidos, y también obtiene un resonante éxito con Viento salvaje, con Anthony Quinn y Anna Magnani. Sin embargo,llegan los sesenta y la estrella de Cukor parece declinar. Dirige un western que fue un completo fracaso con Anthony Quinn y Sophia Loren con el título de El pistolero de Cheyenne y se estrella con una de las adaptaciones más polémicas de la época en Confidencias de mujer, basada en el libro El informe Chapman, de Irving Wallace en el que se describen las costumbres sexuales de la mujer media americana a principios de los sesenta. Cukor dirige con mimo y elegancia la película, pero la censura entra a saco con la tijera y se queda en un melodrama de frustraciones bastante corto. Se empieza a retirar la confianza a Cukor. No obstante, él quería dirigir un musical, y vaya si lo hizo.

My fair lady fue el Oscar al mejor director para George Cukor con esa decisión suya de rodarlo todo sólo y exclusivamente en plató de interiores a pesar de que hay escenas de exteriores. Eso hizo que la película mantuviera un formato de lujo total y consiguió una espléndida interpretación de Rex Harrison en el papel protagonista de Henry Higgins, un profesor de lengua hablada inglesa. 

A pesar de que obtiene un reconocimiento mundial, la carrera de Cukor vuelve a languidecer y no consigue agarrarse a proyectos sólidos. Justine con su adorada Anouk Aimée, resulta un completo desastre. Ya en los setenta trata de remontar el vuelo con El pájaro azul, pero es imposible. Sin embargo, Cukor resulta una rara avis dentro de los directores clásicos porque, con alguna que otra excepción, casi todos se despidieron con un fracaso y él lo hizo con un gran éxito. Se trata de Ricas y famosas, con Candice Bergen y Jacqueline Bisset, una maravillosa historia de amistad entre dos mujeres que también desarrollan una curiosa competencia. 

Durante años, fue famoso por las fiestas que ofrecía en su casa. Siempre, una por semana, era de naturaleza estrictamente privada. Al resto, invitaba a todo el mundo y por allí pasaron todos, los que se os ocurran.

Una de las características de su carácter era su extrema elegancia que, de repente, se evaporaba porque soltaba unos exabruptos del quince.

Veinte actores y actrices han sido nominados al Oscar bajo su batuta. 

Es el padrino de Mia Farrow. 

Tres actores consiguieron con él el Oscar a la mejor interpretación del año. Sólo dos mujeres lo consiguieron a la mejor actriz.

Tuvo cinco nominaciones a la mejor dirección. Sólo ganó uno.

Como vídeo os dejo su triunfo en la noche de los Oscars de 1964. 


Y como mosaico, ahí lo tenéis, al lado de su actriz favorita.



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