GUS MORNINS 22/11/22

 "Viendo Roma, ciudad abierta me dí cuenta de lo que era el neorrealismo. Me agarró en el momento más adecuado. No puedo acordarme exactamente, pero vi unas cuantas películas en aquella época, películas neorrealistas, películas que se estaban haciendo en Europa, pero no en los Estados Unidos. Las sentía tan reales...y eso era muy bueno para mí. No, no salté de la butaca y grité ´Quiero hacer películas como esas´, pero supongo que sentí que quería hacer algo parecido. Lo único es que me levanté de la butaca y pensé para mí mismo que quería ser director de cine".                                   Arthur Hiller

Vamos a homenajear a este estupendo director, menos conocido de lo que debería, que hoy hubiera cumplido los 99 años. Por edad y por formación, estaría encuadrado en lo que se conoció como "La Segunda generación de la televisión" al lado de nombres tan ilustres como Sidney Pollack, Robert Altman o Stuart Rosenberg, sólo que Hiller, por vocación, quizá se decantó por un cine más ligero, menos trascendente, pero igualmente bueno.

Se graduó en la Universidad de Toronto en Bellas Artes y, más tarde, realizó un master en Psicología. Cuatro años después de la finalización de sus estudios, comenzó a trabajar como realizador televisivo, medio en el que se fogueó con considerable éxito durante casi diez años, hasta que dirigió una película sin apenas pretensiones, una de las últimas de Robert Taylor, con Lilli Palmer. Se trató de Operación Cowboy, una película sin demasiada gracia sobre un militar destacado en Europa después de la Segunda Guerra Mundial que se quiere llevar a sus caballos a los Estados Unidos porque ha estado al mando de una unidad de caballería.

En la línea de no ser demasiado trascendente, dirige Camas separadas, con James Garner y Lee Remick, agradable pero inocua, un poco en la línea de las comedias de teléfonos blancos que tan de moda habían puesto en la época Rock Hudson y Doris Day. Agradable. Olvidable. 

Diferente es su siguiente intento, aunque igualmente poco conocido. La americanización de Emily otra vez con Garner y con Julie Andrews es una espléndida película, sobre el amor en tiempos de guerra y sobre el choque de costumbres amorosas entre los americanos y los ingleses. Realizada con elegancia y pausa, con sentido y con sus ratos muy divertidos, permanece como una de las mejores de su filmografía.

Estupenda también fue su siguiente película, con Warren Beatty y Leslie Caron, titulada Prométele cualquier cosa, sobre una chica que se queda viuda y con un niño pequeño y decide conquistar a su psicólogo para darle un padre a ese niño. Divertida, con ritmo, casi una comedia de enredo en donde Beatty se muestra divertido y en una película en la que los dos protagonistas vivieron una historia de amor.

Después del error que supone Penélope con Natalie Wood, la historia de una mujer que decide robar en el banco de su marido, se adentra en los terrenos del cine bélico con evidentes limitaciones presupuestarias en Tobruk, una de las batallas que decidieron el curso de la guerra en el desierto contra Rommel, con un espléndido Rock Hudson. A pesar de esas limitaciones,la película es notable. Tanto es así que muchas de sus escenas son aprovechadas por Henry Hathaway un par de años después para rodar la trepidante Comando en el desierto con Richard Burton en la que narra, prácticamente, los mismos hechos.

En 1969 realiza una comedia sobre la clase obrera inmigrante que hoy está muy olvidada con el título de Papi, con un siempre estupendo Alan Arkin. La película no obtuvo ningún éxito. Después da en el blanco con un guión de Neil Simon para Los encantos de la gran ciudad, con Jack Lemmon en la cresta de la ola, divertidísima, ingeniosa, una crítica feroz contra la vida en la urbe que parece El Dorado para la gente del interior de los Estados Unidos y no es más que un nido de envidias, de corrupción, de robos, de violencia y de moral desenfrenada.

Al año siguiente rueda su gran éxito, el mayor de su carrera. Love Story, que supuso el descubrimiento de Ryan O´Neal y de Ali McGraw. "Amar significa no tener que decir nunca lo siento", algo que es rematadamente mentira. Por este trabajo, Arthur Hiller recibió su única nominación al Oscar. La película, en mi opinión, se quedó antigua al día siguiente de su estreno, pero no cabe duda de que fue la historia más romántica que dio el cine para toda una generación.

Sigue con Neil Simon en la respuesta neoyorquina a California Suite con Eso del matrimonio divertidísima también y con un verdadero tour de force de Walter Matthau al frente de las tres historias que se desarrollan en la suite del Hotel Plaza de Nueva York. Vuelve a dar en la diana con Anatomía de un hospital, con George C. Scott de protagonista y como médico de un hospital en el que se da cuenta de la tremenda corrupción que anida en su interior. 

En 1972 la crítica le destroza por la adaptación que hace del musical El hombre de La Mancha con Peter O´Toole y Sophia Loren. Sin embargo, vista con sosiego, es una adaptación serena, con mucho sentido, bien dirigida y bien interpretada por unos actores que no eran cantantes. 

En 1975 dirige la muy interesante El hombre de la cabina de cristal, con Maximillian Schell en la piel de una especie de Adolf Eichmann con más reveses de lo que parece adaptando una obra de teatro que había sido un éxito en Broadway y que escribió el actor Robert Shaw. Al año siguiente, otra película llena de encanto que fue todo un éxito, El expreso de Chicago con Gene Wilder y Jill Clayburgh revisitando el universo Hitchcock. 

En 1982, tras tres tropiezos seguidos, dirige una película muy especial, una comedia ligera y que pasa por ser, prácticamente, la única que ha interpretado Al Pacino en toda su carrera: Autor, autor, sobre los avatares de un autor teatral de éxito cuando su esposa le abandona con cinco hijos (no todos suyos) y él debe compaginar un trabajo que requiere de cierto aislamiento con sus responsabilidades como padre y padrastro.

Al año siguiente, adapta la obra teatral La chica del asiento de atrás, que en España protagonizaron en teatro Arturo Fernández y Victoria Vera, en En intima colaboración con Dudley Moore y Mary Steenburgen. La crítica, de nuevo, le destroza, pero es una película estupenda, que no esconde su origen teatral y que resulta, de nuevo, muy agradable. 

Interesante resulta Profesores de hoy con Nick Nolte y Jobeth Williams, sobre los nuevos métodos de enseñanza en un colegio,  y estupenda resulta una película que no vio casi nadie y que se llamó Increíble suerte con Shelley Long, más divertida y sexy que nunca (¿se puede decir esto?) metida en un buen montón de líos llenos de suspense y de acción bastante trepidante.

A partir de aquí, la carrera de Arthur Hiller decayó en calidad y en éxito y apenas hay nada que destacar. También cayó en desgracia en Hollywood cuando decidió no firmar una película que prometía mucho y que se iba a llamar Arde Hollywood y que se estrenó con el seudónimo de Alan Smithee, que es el que escogen algunos directores para dejar bien claro que no están de acuerdo con el resultado final y que se niegan a firmar con su nombre la película. Arde Hollywood contaba con el cameo de un puñado de estrellas y estaba protagonizada por Ryan O´Neal y el Monty Python Eric Idle y cuenta con la intervención como actor del malhadado Harvey Weinstein. Ni que decir tiene que, al ser una crítica ácida contra Hollywood que los productores intentaron convertir en comedia loca, el fracaso fue monumental.

Como vídeo os dejo con el sueño imposible de El hombre de La Mancha


Y como mosaico os dejo con la foto que se hizo con sus estrellas de Love Story que le hicieron entrega de un Oscar especial en 2016. 



Comentarios

Anónimo ha dicho que…
Qué abandonado tenemos este rinconcito de encuentro, no? Lo que no sé es cómo al pedantón le quedan ganas de seguir escribiendo sus maravillosos gus. A lo que vamos, rompo mi silencio para agradecerte César que sigas por aquí y por haberme alegrado hoy el día con ese maravilloso Sueño imposible, una de mis canciones de siempre en cualquiera de sus versiones, aunque he de reconocer que está interpretada por Peter O’ Toole me gusta especialmente. Solo por escucharla y por ver a los grandes Sofía Loren y O’Toole ya merece la pena ver la peli.
Por cierto, nunca me gustó Love Story.

Espero que estéis todos bien.

Besitos

low

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