GUS MORNINS 29/11/22

 "Todo el mundo quiere ser Cary Grant. Incluso yo quiero ser Cary Grant"

                                                                                                               Cary Grant


Nunca fue más cierta una frase porque yo, hoy, necesito ser Cary Grant. Más que nada porque mañana, a las 19,30 de la tarde estaré en la Biblioteca Regional de Murcia, en Murcia capital, para rendir homenaje a unas cuantas películas que cumplen aniversario señalado durante 2022 y estaría muy bien que supiera conquistar a toda la audiencia. Como sé que no soy Cary Grant y mi memoria se va quedando en el olvido a medida que pasa el tiempo, estoy que no me llega la camisa al cuerpo porque me piden anécdotas, opiniones, datos y misceláneas que no estoy nada seguro de recordar cuando llegue el momento. En cualquier caso, lo haré lo mejor que pueda hacerlo y estoy seguro de que arrancaré unas cuantas exclamaciones admirativas (es broma, no estoy nada seguro).

Sin embargo, estamos aquí y arrancamos con una frase de Cary Grant, más que nada porque, a pesar de que me viene al pelo la frase, es que hoy hace unos cuantos años que perdimos a la elegancia en el cine. Nunca ha habido nadie como él (no, ni siquiera George Clooney) porque, seamos sinceros, Grant, además de ese estilazo y ese saber estar que parecía que tenía siempre el gesto oportuno en el momento adecuado, era un grandísimo actor que se sabía mover con igual soltura por la comedia o por el drama (aunque, quizá, sus momentos más recordados sean siempre dentro de la sonrisa en el cine). Tampoco quiero hacer un repaso por su larga filmografía, que ya os sabéis de memoria sus títulos más señeros y sus peliculones más destacables, así que vamos al terreno que todo el mundo me pide cual si fuera Pajares en plena actuación en Cleofás, fas, fas.

Habrá que recordar en primer lugar que a los 62 años hizo realidad uno de sus deseos más queridos y fue el de ser padre. Ocurrió el 26 de febrero de 1966 cuando su entonces esposa, Dyan Cannon, dio a luz a su hija Jennifer.

Ian Fleming modeló el personaje de James Bond utilizándolo a él. La verdad, creo que hubiera sido un buen Bond.

Durante mucho tiempo se rumoreó que él y Randolph Scott fueron pareja. Parece ser que esos rumores fueron bastante falsos (de hecho, él se casó con su novia, la millonaria Barbara Hutton para que se dejase de hablar del tema). Lo único es que ambos, es verdad, compartieron casa durante unos cuantos años mientras se dedicaban a sus respectivas carreras y fueron grandes amigos.

Todo el suelo ganado por su interpretación en Historias de Filadelfia lo donó al esfuerzo británico de guerra.

Hizo exactamente lo mismo con su sueldo cobrado por su interpretación en Arsénico por compasión pero esta vez al esfuerzo americano en guerra.

Profesó una enorme admiración por Elvis Presley.

Su ídolo de juventud fue Douglas Fairbanks, padre.

Cuando inició su retiro en 1966 después de su interpretación en Apartamento para tres y lo anunció públicamente, recibió tres cartas de tres grandes directores rogándole que no abandonara. Eran Howard Hawks, Billy Wilder y Stanley Kubrick. No le convencieron.

Christopher Reeve confesó que su caracterización de Clark Kent para Superman estaba basada en Cary Grant.

Era miope de solemnidad. Su presunción le llevó a no querer enseñar sus gafas en público hasta que se retiró de la escena.

El gran amor de su vida fue Sophia Loren. Ni uno ni otro lo reconoció nunca, pero sus allegados, sí.

Se llevó una gran decepción con Sophia Loren cuando rodaron juntos Cintia porque él estaba en el juego del cortejo y Sophia tuvo que confesarle que se iba a casar con Carlo Ponti.

Cuando Sophia Loren le visitó por sorpresa en Nueva York durante el rodaje de Tú y yo, él la inundó de flores en el hotel y de recados dejados por vía telefónica porque no hacía más que llamarla cada vez que paraba el rodaje.

Participó en psicoterapia experimental a través de la administración de LSD para superar los traumas que le atenazaban por culpa de sus fracasos matrimoniales. Aunque en un primer momento llegó a declarar que el LSD era bueno, ya en su madurez rectificó y dijo que nunca se hubiera sometido a esa terapia de haber sabido los efectos secundarios de la droga.

Cuando nació su hija Jennifer, él regaló a Dyan Cannon, madre de la niña y esposa de Grant, un diamante y un brazalete de zafiros.

Le encantaba el béisbol y era un fiel seguidor de los Giants de Nueva York.

En 1960 fue nombrado el hombre más elegante de América.

Sólo tenía un incisivo en la parte delantera de la dentadura. Se lo extrajeron de niño y casi nadie se daba cuenta porque llevaba una pieza postiza de quita y pon. Un director de fotografía se lo hizo notar durante un rodaje.

Odió su trabajo en Arsénico por compasión. Le parecía su peor interpretación.

Se quedó muy decepcionado en la dos ocasiones en las que perdió en las nominaciones a los Oscar, especialmente por su interpretación en Un corazón en peligro que él creyó su mejor interpretación.

Su película preferida de todas las que él mismo interpretó fue Indiscreta

Consideró su retiro ya en 1953 porque le pareció que un joven llamado Marlon Brando había dejado anticuados todos los métodos de interpretación anteriores. Casualmente, el exitoso estreno de Atrapa a un ladrón le hizo desistir de esa idea.

Fumaba 60 cigarrillos diarios hasta que, a instancia de su esposa Betsy Drake, se sometió a una terapia de hipnosis para dejar de fumar. Desde entonces no volvió a coger un cigarrillo.

Rechazó el papel del Comandante Shears en El puente sobre el río Kwai porque se consideraba demasiado mayor. William Holden lo hizo de maravilla.

Rechazó dos papeles para Howard Hawks. Uno, el del malo de Río Rojo (lo hizo John Ireland), el otro el protagonista de Su juego favorito, que recogió Rock Hudson.

Siempre dijo que sus dos parejas favoritas delante de la pantalla fueron Ingrid Bergman y Grace Kelly.

Dejó una herencia de sesenta millones de dólares.

Rechazó el papel de Norman Maine en Ha nacido una estrella porque en esa época deseaba retirarse del cine. También rechazó el de Lolita porque consideró que era una pelicula depravada. Ambos papeles fueron para James Mason.

Fue la primera opción de la Warner para interpretar el papel protagonista de El capitán Blood. El director Michael Curtiz lo descartó porque le pareció demasiado afectado.

Rechazó el papel del profesor Henry Higgins en My fair lady porque, sencillamente, consideraba que nadie podía superar a Rex Harrison en ese rol.

Siempre dijo que su personaje más cercano al auténtico Cary Grant fue el que interpretó en Operación Whisky.

No era demasiado diestro imitando acentos. En Inglaterra se ha ridiculizado bastante su intento de acento cockney para Gunga Din.

Un gran actor con una algo errática personalidad. Os dejo  con este video en el que se le ve ligeramente falsamente emocionado recibiendo su Oscar especial



Como mosaico, como conjunción de sueños, os dejo con una foto de Grant y Loren en medio de su romance. 


Y, por supuesto, como se nos viene macropuente para la semana que viene, me vais a permitir un descanso esa semana. Nos vemos de nuevo el martes 13 de diciembre.



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