GUS MORNINS 28/6/22

 "Soy el único judío que se ha burlado abiertamente de Hitler"

                                                                                                    Mel Brooks

Pues sí, además de eso, hoy es el cumpleaños de este comediante nato, al que le gusta la vida, le gustaba muchísimo su mujer, Anne Bancroft, y que se reía de todos y de todo. Mel Brooks cumple hoy la nada despreciable edad de noventa y cuatro años. Y ahí sigue, vivito,coleando y lúcido. Si no fuera porque su gran amigo Carl Reiner ha fallecido recientemente aún seguiría haciendo bromas allá por donde estuviera. En cualquier caso, tenemos que agradecer a Mel muchas carcajadas aunque, quizá, en algunas películas se pasara en su humor más gamberro. Vamos solamente a hacer un pequeño repaso de sus películas como director.

Nacido Melvin Kaminsky en Brooklyn, es hijo de una familia de judíos ucranianos, siendo el último de cuatro hermanos. Desgraciadamente, el padre de Mel falleció cuando él sólo tenía dos añitos, víctima de la tuberculosis. En parte, él justifica su humor más agresivo a este hecho.

No era muy alto de estatura y sufrió cierto acoso en el colegio. A los nueve años, su tío, taxista, le llevó a ver una obra de teatro en Broadway. El niño salió tan impresionado que le dijo a su tío (que había conseguido las entradas por un cliente agradecido que se las regaló) que no iba a dedicarse al sector de la confección, que era donde desarrollaba su actividad profesional casi toda la familia. Él iba a ser actor.

Trabajó con catorce años como animador en una piscina y, claro, tuvo un gran éxito. La gente iba a la piscina no para bañarse, sino para ver a aquel chico bajito que hacía reír a todo el mundo. Paralelamente, aprendió a tocar la batería porque conoció al gran percusionista de jazz Buddy Rich. Dos años después el chico ya sabía tocar y comenzó a hacer shows en formato stand-up. En esa época cambió su nombre artístico de Mel Kaminsky a Mel Brooks (el apellidos de su madre era Brooksmann).

Como además, el pequeño Mel era muy inteligente, siguió con sus estudios y se graduó en la Universidad de New York City con la licenciatura en psicología.

Fue reclutado para participar en la Segunda Guerra Mundial. En un test psicológico, Mel sacó una puntuación extraordinaria, así que los mandos pensaron que ese chico podía servir para hacer algún trabajo especializado (ingeniería, medicina o similar). Mel les dijo que no, que él prefería hacer reír a las tropas. Durante un tiempo fue destinado a la radio militar donde hizo reír a todos los que quisieron escucharle (sí, sé que estáis pensando en Robin Williams). Conforme avanzó la guerra, Brooks dejó la radio y se fue al frente. En concreto al Batallón de Combate de Ingenieros de la 78 División de Infantería. Se hizo un experto desactivando minas.

Brooks,una vez licenciado del ejército siguió con sus actuaciones en directo en clubs y hoteles y, en uno de ellos, el cómico Sid Caesar vio su valía y le contrató como guionista para su programa de televisión. De estos años nace una película que seguro que algunos no conoceréis pero que es muy, muy divertida y no es otra que Mi año favorito, con Peter O´Toole. Ahí, Brooks relató sus experiencias en la televisión, siempre divertidas. No dirigió la película, pero sí que la produjo.

En su última época en televisión, Mel Brooks coincidió con otro joven guionista recién contratado. Se llamaba Woody Allen.

Cuando se retiró el programa de Sid Caesar, Mel Brooks se juntó con su mejor amigo de toda la vida, Carl Reiner y realizaron un show de televisión titulado El hombre de los dos mil años. Consistía en que Reiner hacía de entrevistador de un hombre que, en cada programa, variaba de época y de personalidad. Podía ser un monje, un soldado, un actor, una actriz o un obrero. Todos ellos eran Mel Brooks. El éxito fue extraordinario. Tanto es así que, cuando Brooks llegó a tener dificultades financieras, salió a flote por los derechos generados por el programa. 

Fue autor de un musical de Broadway protagonizado por Ray Bolger titulado All American, dirigido por Joshua Logan. El musical tuvo un razonable éxito de crítica,pero no de público ya que sólo se mantuvo durante ochenta representaciones. Aún así, la obra de Brooks ganó dos premios Tony.

Y aquí es donde Brooks comienza con su fama mundial. Al lado del guionista Buck Henry se le ocurrió crear las increíbles aventuras del agente secreto Maxwell Smart,el famosísimo Superagente 86, inspirado, naturalmente, en la locura que desataban las películas de James Bond. Se mantuvo en antena durante cinco temporadas y acaparó siete premios Emmy.

El éxito de la serie inspiró a Brooks para que llevara adelante su primer proyecto como director. Se trataba de Los productores, una idea llena de burla y diversión sobre unos productores de Broadway que se dan cuenta de que es más rentable que su obra fracase y deciden hacer la peor posible.Eligen Primavera para Hitler y ponen a un actor llamado Lorenzo Saint Dubois (LSD) al frente del reparto. El chaval es gay y os podéis imaginar el Hitler que hace. La trama es brillante, con algunos momentos de humor grueso y con unas interpretaciones extraordinarias de Zero Mostel y de Gene Wilder en la piel de esos productores avispados. El guión original de Mel Brooks recibió el Oscar.

Fue todo un éxito, a pesar de que a Brooks le costó mucho encontrar financiación. Eso le permitió hacer una película atípica en su filmografía como es El misterio de las doce sillas, con Ron Moody y Frank Langella. En la Rusia de la Revolución, unas sillas desaparecen. En una de ellas hay unas joyas escondidas en las patas. Dos pícaros van detrás de todas ellas para quedarse con las joyas. Es una película con menos humor del esperado, con secuencias muy bien resueltas que demuestras que Brooks era un director que tenía algo que decir. No fue un gran éxito.

Dispuesto a recuperar el terreno perdido, se decidió a hacer un western con un negro como pistolero (eso que ahora mismo nos parece tan normal) y realizó Sillas de montar calientes (el título Blazing saddles que significa literalmente lo mismo fue idea de la propia Anne Bancroft) y tiene otro gran éxito. La película es muy divertida en sus dos primeros tercios y en el útlimo como que se le escapa un poco de las manos y comienza a pasarse de rosca. En cualquier caso, se pasa un buen rato.

La consagración vino después con el multitudinario éxito de El jovencito Frankenstein, todo un homenaje-parodia a las películas de terror de la Universal, con chistes y situaciones míticas (todavía me río con el ataúd, el policía y Wilder mirándose las uñas) que ha pasado ya a la historia del cine como una de las comedias más graciosas. Fue nominada a mejor película del año. Más tarde, el propio Brooks la convirtió en un musical.

En plena efervescencia creativa, realiza esa maravillosa excentricidad que es La última locura una película muda sobre un director que tiene la gran idea de hacer una película muda y que quiere que figuren las mejores estrellas del momento. La película, prácticamente, es cómo convence a cada uno de ellos de participar.Entre esas estrellas están Anne Bancroft, Liza Minnelli, James Caan, Burt Reynolds, Paul Newman y Marcel Marceau.

Con su siguiente película, ya se vuelve a pasar de rosca. Quiere homenajear y parodiar a todo el universo de Hitchcock con Máxima ansiedad  y lo que le sale es una gamberrada burda, con poca gracia aunque ocurrente en algunos pasajes. Aún así obtiene una buena recaudación y Brooks se convierte en productor, lo que le lleva a producir películas como El hombre elefante.

A partir de aquí,las películas de Brooks como director se adentran en el humor más burdo. A excepción de una que ha pasado muy desapercibida y está muy bien que es ¡Qué asco de vida! sobre un empresario que se ve arruinado de la noche a la mañana y hace lo que sea para volver a recuperar su estatus. La crítica la masacró y Brooks se dedicó a hacer esas parodias de Star Wars con Spaceballs, o de Robin Hood en Las locas aventuras de Robin Hood o incluso ese burdo repaso por la historia antigua que fue La loca historia del mundo, con los monos de 2001 descubriendo su capacidad para meneársela.

Aún así, Mel Brooks, a pesar de los años y de la edad, no ha dejado nunca de hacer gala de su excelente humor, de su innegable ingenio. Hoy es un hombre inmensamente rico porque, siguiendo también los consejos de su mujer, Anne Bancroft, decidió convertir Los productores en un musical. Consiguió doce Tonys, algo que ninguna obra de teatro ha conseguido jamás.

Como vídeo, aquí os dejo una muestra de la química que había entre él y Anne Bancroft. Es muy divertido.


Y como mosaico, os dejo con un fotograma de una de sus obras maestras con sus locos maravillosos.



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