GUS MORNINS 15/3/22

 "Yo no soy un actor. Sólo soy un hombre al que le gusta actuar. Yo soy lo que soy. Y no soy nadie. No existo. Pero el trabajo sí existe. El trabajo es mucho más que un actor"      William Hurt

Aparte del innegable y celebérrimo hecho de que hoy son los idus de marzo y, por tanto, es mi santo (no me felicitéis, vivo en un estado tan ideal que nadie lo hace, ni siquiera mi madre), tenemos que rendir un pequeño homenaje a este gran actor que dominó las pantallas durante una década con películas tremendas como Fuego en el cuerpo, El beso de la mujer araña (quizás la mejor interpretación de su carrera), Reencuentro, Gorky Park, El turista accidental, Smoke o Al filo de la noticia. No me voy a pisar el artículo que he hecho de él y que todavía no se ha puesto en circulación, así que me váis a permitir unas pocas anécdotas y un batiburrillo de cosas sobre él.

Actualmente, en el momento de su fallecimiento, el domingo por la tarde, vivía sin pareja. Sólo con sus dos hijos en Oregón, William y Sam. 

Después de desechar la candidatura de Harrison Ford para el papel principal del arqueólogo Alan Grant en Parque Jurásico, Steven Spielberg se lo ofreció a él. Lo rechazó.

Fue hijo de Clare y de Alfred, curiosamente ambos altos funcionarios de la Secretaría de Estado del Gobierno de los Estados Unidos.

A finales de los ochenta fue galardonado con el Premio Spencer Tracy, uno de los máximos galardones de la interpretación estadounidense, por la increíble década que dejaba atrás.

Era un piloto de avión experimentado.

También Rob Reiner le ofreció el papel del escritor Paul Sheldon en Misery. También lo rechazó.

Hablaba francés casi sin acento alguno.

Su único romance mediático fue con la actriz francesa Sandrine Bonnaire,  con quien tuvo una hija en 1994, Jeanne.

Otro romance que fue bastante sonado en su época fue el que mantuvo con Marlee Matlin, su compañera de reparto sordomuda en Hijos de un dios menor. Ahora Marlee vuelve a estar ligeramente de moda con su aparición en la estupenda y tierna Coda.

Fue un competente actor de teatro, pero, en contra de lo normal, prefería el cine. Debutó sobre las tablas interpretando el papel principal del Enrique V, de Shakespeare en el Festival Internacional de Teatro de Oregón.

Renunció a su salario en El beso de la mujer araña para que la película pudiera hacerse con el presupuesto exiguo que tenía asignado.

Aceptó el papel por el que, lamentablemente, más se le está recordando en todos los medios, el del Coronel y, después, Secretario de Estado Thadeus Ross de la saga Marvel porque era un admirador confeso del cómic de Hulk (en nuestros tiempos "La Masa").

Su personalidad no era nada fácil. Huía de la fama fácil y prefería hacer papeles secundarios que le convenciesen antes que mantenerse en lo más alto de los repartos. Eso provocó que interviniera en muchas películas en las que interpretaba a un personaje poco menos que episódico, añadiendo prestigio a la película, pero no añadiendo nada a su carrera personal. Su trato tampoco era fácil, pero hay unanimidad en considerar que era un excelente profesional, que se entregaba a su trabajo con gran consideración por todos los miembros del equipo que trabajaban con él.

En El beso de la mujer araña, en contra de los deseos del director Héctor Babenco, insistió en ensayar toda la película intercambiándose el papel con Raul Juliá para comprender mejor, desde fuera, la impresión que daba su personaje. Dice que aquello le ayudó muchísimo y que Juliá hubiera hecho el papel muchísimo mejor que él mismo.

También en El beso de la mujer araña se ganó al equipo de tal manera que, cuando acabó su participación en la película, absolutamente todo el equipo (unas cincuenta personas) fueron a despedirle al aeropuerto. El único que no estuvo fue el director Héctor Babenco, con el que mantuvo unas relaciones ciertamente difíciles.

Decía que uno de los directores con los que mejor había trabajado era David Cronenberg en Una historia de violencia. Nada más llegar al plató, Cronenberg le dijo: "Recuerda, Bill. No hay personajes secundarios. Sólo hay actores secundarios"

Dice que en el momento de recoger el Oscar por El beso de la mujer araña (recordemos que fue aquella ceremonia en la que Jack Nicholson se quedó boquiabierto cuando oyó el nombre de Hurt), Sally Field, que le entregó el Oscar, le dijo: "Ya sé que no sabes qué hacer con esto. Simplemente, vívelo". Estuvo muy agradecido por esas palabras.

La película que más le había gustado hacer fue Fuego en el cuerpo porque estaba estructurada de forma magistral, le parecía una obra de arte.

Fue un actor de grandes recursos. Me hace gracia porque ayer mismo una persona de cierta fama me envió un mensaje diciendo que no soportaba a William Hurt porque movía la cabeza como un pájaro. Yo creo que se instaló en un recurso deliberadamente austero para trasladar la tormenta interior de sus personajes. Eso lo hizo como nadie. Creo que fue muy grande, muy generoso, con mucho talento y excepcionalmente versátil (recordemos su tronchante aparición de colgado asesino por encargo en Te amaré hasta que te mate, de Lawrence Kasdan).

Como vídeo os dejo con el panegírico que le dedicaron en el Telediario de ayer en la 1.


Y como mosaico, os dejo con su caracterización en El beso de la mujer araña.




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